Colosenses 2: 16-17: ¿Son obsoletas las leyes de Dios?

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Colosenses 2

16-17: ¿Son obsoletas las leyes de Dios?

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Colosenses 2: 16-17: ¿Son obsoletas las leyes de Dios?

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Muchos suponen al leer Colosenses 2:16-17 que Pablo estaba afirmando que ya no era necesario obedecer las leyes de Dios acerca del sábado, los días de fiesta y las carnes limpias e inmundas. “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo . . .”. Examinemos este pasaje dentro de su contexto y de su marco histórico para ver si existe un respaldo real para esta idea.

¿Quería Pablo decir que las leyes de Dios habían sido abolidas? Si es así, tenemos varios problemas. Si esto es lo que quería decir, es difícil explicar por qué dejó el tema tan enredado, sin decir claramente que estas prácticas no eran necesarias. Al fin y al cabo, la congregación de Colosas era en su mayoría gentil (Colosenses 2:13), así que Pablo pudo haberse valido de esta epístola para aclarar de una vez por todas que estas prácticas ya no eran obligatorias para los cristianos.

Sin embargo, no dice tal cosa. En lugar de ello, al hablar de las costumbres de los días de fiesta, luna nueva y sábados, dijo solamente que “nadie os juzgue”, que es bastante diferente de decir que estas prácticas no eran necesarias o estaban obsoletas.

Una pregunta más elemental sería si las prácticas del Antiguo Testamento eran el meollo de lo que Pablo estaba tratando aquí. ¿Estaba realmente refiriéndose a si los cristianos debían guardar las leyes relativas a las carnes limpias e inmundas, los días de fiesta bíblicos, el sábado y otras leyes del Antiguo Testamento?

Cuando leemos el resto de este capítulo, resulta obvio que eran otros asuntos los que se estaban tratando. Entre ellos estaban “los principados” y “las potestades” (v. 15), “afectando humildad” y “culto a los ángeles” (v. 18), reglas ascéticas que prohibían manejar, gustar y aun tocar (v. 21) y “duro trato del cuerpo” (v. 23).

Aún más, Pablo mencionó que las falsas enseñanzas en Colosas estaban fundamentadas en “palabras persuasivas” (v. 4), “filosofías y huecas sutilezas” y “tradiciones de los hombres” (v. 8). También se refirió a someterse a ciertos “preceptos” (v. 20) y a “mandamientos y doctrinas de hombres” (v. 22).

¿Podría acaso Pablo, quien dijo que el mandamiento de Dios es “santo, justo y bueno” (Romanos 7:12), estarse refiriendo a esa misma ley en este pasaje, o a algo completamente diferente?

Cuando analizamos el contexto histórico, la respuesta es clara. A medida que la iglesia se expandió de la Tierra Santa a regiones paganas como Asia Menor, Italia y Grecia, tenía que enfrentarse a las filosofías paganas, algunas con creencias ascéticas. Estas influencias eran especialmente evidentes en los escritos de Pablo, Pedro y Juan.

Según algunas de estas filosofías, el espíritu es bueno y la materia es mala. El cuerpo, por ser físico, se consideraba malo. Y puesto que el cuerpo era malo, había que someterlo a duro trato.

Los cristianos de Colosas estaban siendo juzgados de acuerdo con una filosofía mundana por la forma en que guardaban los festivales, las lunas nuevas y los sábados; al parecer, los celebraban de una forma alegre y jubilosa. Los cristianos colosenses celebraban estos días de una forma completamente contraria al enfoque ascético de la privación. Entendían que los sábados y los días de fiesta anuales estaban claramente ordenados en el Antiguo Testamento. (Conviene recalcar aquí que las lunas nuevas eran marcadores bíblicos de tiempo, pero nunca se declararon como días santos ni aparecen en la lista de los festivales anuales sagrados.)

Al advertir a los miembros en Colosas que no debían permitir que otros los juzgaran por la forma en que celebraban esas ocasiones, Pablo no abordó el tema de si debían guardarlas o no. La implicación obvia de estos versículos es que estos cristianos gentiles estaban de hecho celebrando estos días y Pablo no les dijo de ninguna forma que dejaran de hacerlo.

En lugar de esto, el tema que estaba tratando era que los cristianos no debían permitir que otros los juzgaran según las normas desviadas del ascetismo por lo que comían o bebían o por la forma en que celebraban los sábados y los días de fiesta (v. 16).

Colosenses 2 es en realidad una condena de la filosofía humana del ascetismo, ¡no una exposición acerca de cuáles leyes están vigentes para los cristianos hoy!