¿Por qué fueron suprimidos algunos libros del canon Bíblico?

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Actualmente la Biblia cuenta con 66 libros inspirados por Dios, y ningún hombre tiene autoridad para decidir qué otros libros forman parte del canon bíblico inspirado.


Los evangelios no pueden ser más que cuatro. De hecho otros “evangelios” que aparecieron tardíamente, no son de inspiración divina, como el caso del “evangelio de Judas”, sin ir más lejos.

Tal vez usted no sepa que en cada uno de los cuatro evangelios se muestra a Jesucristo con cada una de sus cuatro características y esto queda corroborado por el profeta Ezequiel. Además, cada uno de los evangelios cuenta con narraciones donde Jesucristo es la figura principal. Él vino a cumplir un propósito que ya había sido determinado desde antes de la creación de la tierra.

El Antiguo Testamento profetizó que los discípulos serían quienes concluirían el canon, es decir, quienes completarían el número de libros de la Biblia. Por eso Isaias 8:16, dice: “Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos”.

Atar viene de la palabra hebrea que significa añadir, ligar, en sentido de completar. Y  precisamente los apóstoles fueron el instrumento que Dios utilizó para completar el Testimonio de Jesucristo (Apocalipsis 12:17).

La mayoría de las personas no se dan cuenta que el Antiguo y el Nuevo Testamento, juntos, comprenden siete divisiones que conforman el canon bíblico completo. He aquí las siete divisiones: La ley, los profetas, los salmos, los evangelios, los hechos, las epístolas y el Apocalipsis .

Asimismo, sabemos que fueron siete libros añadidos tardíamente, los cuales se encuentran en algunas versiones de la Biblia, pero ni Jesús ni los apóstoles los reconocieron, ni citaron. Estos libros son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 de Macabeos. Además de estos libros, algunas versiones cuentan con 107 versículos al final del libro de Ester. En la mitad del tercer capítulo del libro de Daniel, fue insertado el cántico de los tres jóvenes y al final de ese libro se agregaron el capítulo 13, llamado “Susana” y el 14, llamado “Bel y el dragón”. Pero eso no es todo, porque en algunas ediciones más antiguas, fueron incluidos aún más libros. 

Por supuesto que la Biblia está completa sin estos escritos, porque los libros tardíos solo son parte de ediciones humanas agregadas y sin la inspiración de Dios. Estos libros son llamados “apócrifos” por el mundo protestante y “deuterocanónicos” por los católicos.

Estos libros tienen origen secreto, porque nunca fueron dados abiertamente a la comunidad creyente. Son libros que algunos llaman “misteriosos”. El término “deuterocanónico” se deriva del griego que significa “segundo canon” y fueron adoptados por algunos para resaltar la diferencia entre los libros que fueron posteriormente agregados al canon bíblico original y el resto de los escritos seudo bíblicos que circularon tardíamente en el mundo antiguo.

Debe saber que entre los años 200 AC., y el año 100 DC., aparecieron muchas versiones apócrifas entre los esenios judíos, con títulos como: La asunción de Moisés, La asunción de Isaías, El libro tercero y cuarto de Esdras. Luego apareció El testamento de los doce patriarcas, El testamento de Abraham, El Libro de Enoc y mucho más tarde apareció otra obra fraudulenta llamada El libro de Jaser.

En realidad, ninguno de los libros originales de la Biblia fue suprimido, sino más bien, fue celosamente preservado hasta nuestros días. Pero la mayoría de los libros tardíos pretendieron ser introducidos y añadidos en forma secreta y astuta en la Iglesia de entonces.

Puede leer 2da Tesalonicenses 2:2-3 donde el apóstol Pablo deja en claro el creciente engaño de falsos maestros quienes escribían cartas falsificadas con el nombre de Pablo.

También leer Lucas 24:44-45. Las escrituras del Antiguo Testamento, según el testimonio de Jesús, estaban correctamente clasificadas por los judíos en tres divisiones: La ley, los profetas y los salmos.

Si se observa detenidamente, se podrá ver que estos libros preservados celosamente por los judíos son los mismos que figuran, en la mayoría de nuestras bíblicas. Sin embargo, el orden de los libros de las escrituras hebreas fue alterado, es decir, que el actual Antiguo Testamento ha sido el resultado de la influencia de la versión conocida como La Vulgata. Pero los libros deuterocanónicos nunca fueron parte del canon inspirado por Dios.

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Los evangelios no pueden ser más que cuatro. De hecho otros “evangelios” que aparecieron tardíamente, no son de inspiración divina, como el caso del “evangelio de Judas”, sin ir más lejos.

Tal vez usted no sepa que en cada uno de los cuatro evangelios se muestra a Jesucristo con cada una de sus cuatro características y esto queda corroborado por el profeta Ezequiel. Además, cada uno de los evangelios cuenta con narraciones donde Jesucristo es la figura principal. Él vino a cumplir un propósito que ya había sido determinado desde antes de la creación de la tierra.

El Antiguo Testamento profetizó que los discípulos serían quienes concluirían el canon, es decir, quienes completarían el número de libros de la Biblia. Por eso Isaias 8:16, dice: “Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos”.

Atar viene de la palabra hebrea que significa añadir, ligar, en sentido de completar. Y  precisamente los apóstoles fueron el instrumento que Dios utilizó para completar el Testimonio de Jesucristo (Apocalipsis 12:17).

La mayoría de las personas no se dan cuenta que el Antiguo y el Nuevo Testamento, juntos, comprenden siete divisiones que conforman el canon bíblico completo. He aquí las siete divisiones: La ley, los profetas, los salmos, los evangelios, los hechos, las epístolas y el Apocalipsis .

Asimismo, sabemos que fueron siete libros añadidos tardíamente, los cuales se encuentran en algunas versiones de la Biblia, pero ni Jesús ni los apóstoles los reconocieron, ni citaron. Estos libros son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1 y 2 de Macabeos. Además de estos libros, algunas versiones cuentan con 107 versículos al final del libro de Ester. En la mitad del tercer capítulo del libro de Daniel, fue insertado el cántico de los tres jóvenes y al final de ese libro se agregaron el capítulo 13, llamado “Susana” y el 14, llamado “Bel y el dragón”. Pero eso no es todo, porque en algunas ediciones más antiguas, fueron incluidos aún más libros. 

Por supuesto que la Biblia está completa sin estos escritos, porque los libros tardíos solo son parte de ediciones humanas agregadas y sin la inspiración de Dios. Estos libros son llamados “apócrifos” por el mundo protestante y “deuterocanónicos” por los católicos.

Estos libros tienen origen secreto, porque nunca fueron dados abiertamente a la comunidad creyente. Son libros que algunos llaman “misteriosos”. El término “deuterocanónico” se deriva del griego que significa “segundo canon” y fueron adoptados por algunos para resaltar la diferencia entre los libros que fueron posteriormente agregados al canon bíblico original y el resto de los escritos seudo bíblicos que circularon tardíamente en el mundo antiguo.

Debe saber que entre los años 200 AC., y el año 100 DC., aparecieron muchas versiones apócrifas entre los esenios judíos, con títulos como: La asunción de Moisés, La asunción de Isaías, El libro tercero y cuarto de Esdras. Luego apareció El testamento de los doce patriarcas, El testamento de Abraham, El Libro de Enoc y mucho más tarde apareció otra obra fraudulenta llamada El libro de Jaser.

En realidad, ninguno de los libros originales de la Biblia fue suprimido, sino más bien, fue celosamente preservado hasta nuestros días. Pero la mayoría de los libros tardíos pretendieron ser introducidos y añadidos en forma secreta y astuta en la Iglesia de entonces.

Puede leer 2da Tesalonicenses 2:2-3 donde el apóstol Pablo deja en claro el creciente engaño de falsos maestros quienes escribían cartas falsificadas con el nombre de Pablo.

También leer Lucas 24:44-45. Las escrituras del Antiguo Testamento, según el testimonio de Jesús, estaban correctamente clasificadas por los judíos en tres divisiones: La ley, los profetas y los salmos.

Si se observa detenidamente, se podrá ver que estos libros preservados celosamente por los judíos son los mismos que figuran, en la mayoría de nuestras bíblicas. Sin embargo, el orden de los libros de las escrituras hebreas fue alterado, es decir, que el actual Antiguo Testamento ha sido el resultado de la influencia de la versión conocida como La Vulgata. Pero los libros deuterocanónicos nunca fueron parte del canon inspirado por Dios.