La Navidad: ¿Da realmente “Gloria al recién nacido Rey”?
A medida que el año llega a su fin y en los jardines de las casas y ventanales de las tiendas aparecen adornos de la temporada navideña, muchos coros ya están ensayando para cantar villancicos. “Oid el canto de los ángeles mensajeros, ‘¡Gloria al recién nacido Rey!’”
Es cierto que los ángeles honraron a Jesucristo de tal manera cuando nació, pero ¿lo honra igualmente la Navidad?
Y junto con desatarse un frenesí de compras, muchos declararán desde sus púlpitos que “hay que volver a incluir a Cristo en la Navidad”, como se hacía antes. Pero, ¿acaso estuvo él alguna vez realmente en la Navidad? La revista estadounidense U.S. News & World Report explica que según el registro histórico, “los primeros cristianos simplemente no estaban interesados en celebrar la Natividad . . . Consideraban que las celebraciones de cumpleaños eran paganas”. El padre de la iglesia [católica] del siglo iii, Orígenes, declaró que era un pecado siquiera pensar en celebrar el cumpleaños de Cristo ‘como si fuera un rey faraón’” (23 de diciembre de 1995, p. 58).
En realidad, Jesucristo ni siquiera nació cerca del 25 de diciembre. El artículo en U.S. News & World Report continúa: “Cómo la iglesia [luego] llegó al 25 de diciembre . . . es un asunto de conjetura. El punto de vista más aceptado es que esta celebración fue una ‘cristianización’ intencional de las saturnales y otras festividades paganas . . . en los siglos iii y iv . . . para marcar el solsticio de invierno, cuando los días comenzaban a alargarse . . . el 25 de diciembre –el solsticio en el calendario juliano– [fue el] natalis solis invicti (nacimiento del sol invencible), un festival que honraba al dios sol Mitras” (p. 59, énfasis nuestro en todo este artículo).
Numerosas fuentes de buena reputación avalan los orígenes idólatras de la Navidad y sus costumbres. Por ejemplo: “Se cree que el árbol de Navidad tiene sus orígenes en el uso ceremonial del árbol de palma usado en la adoración de la diosa egipcia Isis . . . en el solsticio de invierno . . . en los climas norteños . . . la celebración en el 25 de diciembre fue modificada por la sustitución del abeto” (Clyde Parke, The Lincoln Library of Essential Information [Biblioteca Lincoln de información esencial], 1959, p. 2070).
A la mayoría de la gente esto no le molesta. Pero a la luz de estos hechos, debiéramos al menos preguntarnos: ¿Cómo le rinde gloria la Navidad al Rey recién nacido?
La “Navidad” antes de Cristo
Hoy en día, la Navidad suele ser una ocasión de alegría para la familia, pero hay que fijarse en su origen. En gran parte derivó de la Saturnalia romana, una fiesta hedonista de la cosecha dedicada al dios Saturno, en la cual se intercambiaban regalos. Saturno era adorado en todo el Mediterráneo bajo diferentes nombres, y ello a menudo incluía inmoralidad sexual y horribles atrocidades. Los fenicios sacrificaban a sus hijos a este dios identificado en la Biblia como Moloc y al dios del sol Baal, cuyo nacimiento se declaró posteriormente el 25 de diciembre.
Y si bien actualmente nadie celebra la Navidad de esta manera, estas son las raíces de la fiesta de Navidad. Trágicamente, incluso los antiguos israelitas se dejaron engañar y adoptaron estas prácticas abominables.
El período del solsticio de invierno era visto como el nacimiento del dios sol porque marcaba el momento en que los días comenzaban a alargarse. Esto era causa de gran celebración, ya que señalaba la esperanza de la vuelta a la vida en la primavera. Muchos ritos idólatras depravados se desarrollaron en torno a estas celebraciones.
Árboles de hoja perenne, que conservaban el color verde todo el año, con frecuencia eran decorados e incorporados a estas celebraciones. Los antiguos israelitas adoptaron tales prácticas a pesar de la severa advertencia de Dios contra la costumbre gentil de cortar árboles para apuntalar y decorar (Jeremías 10:2-4). Algunos piensan que esto se refiere a ídolos tallados de madera, pero debemos darnos cuenta de que los árboles decorados también eran en sí ídolos, los que Dios prohibió en su altar (Deuteronomio 16:21).
Lamentablemente, los israelitas cayeron en una idolatría terrible y las cosas empeoraron aún más. Además de tales decoraciones, Los israelitas se involucraron de manera espantosa en los ritos sexualmente licenciosos vinculados a las fiestas de Baal (también llamado Moloc), incluyendo el sacrificio de sus hijos (Jeremías 32:35).
Estos son los antiguos orígenes de lo que más adelante se conocería como Navidad: idolatría depravada, árboles decorados, intercambio de regalos en honor al nacimiento de dioses paganos, libertinaje sexual e incluso sacrificios humanos. ¡No es de extrañar que Dios odiara tales prácticas!
Y en el caso de los israelitas, en realidad pensaban que estaban honrando y complaciendo a Dios. Su culto era sincrético, es decir, decían adorar a Dios, pero mezclaban prácticas idólatras paganas con ese culto. Sin embargo, Dios enfatiza claramente que prohíbe absolutamente toda práctica originada en cultos paganos (vea Deuteronomio 12:28-32; Deuteronomio 28:9-14; Deuteronomio 20:16-18).
Si no puede contra ellos . . .
Entonces, ¿cuál fue la razón para asociar el nombre de Cristo al supuesto cumpleaños de dioses antiguos y continuar con las mismas costumbres paganas de antes?
Una publicación de Reader's Digest Association nos dice: “Los primeros misioneros se enfrentaron a una tarea ardua. Los paganos se rehusaban a abandonar sus dioses falsos y prácticas antiguas. Así que los misioneros, incapaces de convertirlos fácilmente a un código de adoración completamente nuevo, optaron por la segunda mejor opción. Tomaron las fiestas paganas tal como eran y gradualmente injertaron las observancias de la nueva fe en estas fiestas y en los ritos y costumbres que las rodeaban” (Strange Stories, Amazing Facts [Historias extrañas, hechos sorprendentes], 1976, p. 283).
Muchos en la actualidad suponen que esto es aceptable para Dios y creen que darles un nuevo nombre cristiano a prácticas idólatras es aceptable para Cristo. Algunos incluso razonan que como Dios puede convertir a una persona pagana al cristianismo, también puede transformar las celebraciones paganas en fiestas santas cristianas. Pero este es un razonamiento equivocado.
El hecho es que la Iglesia primitiva de Jesús y los apóstoles no observaban la Navidad. En cambio, los cristianos fieles continuaron celebrando las fiestas bíblicas de Dios (descritas en Levítico 23) no solo porque Dios les ordenó hacerlo, sino también porque se dieron cuenta de que representan el rol de Jesucristo en el plan de salvación de Dios para la humanidad como Rey y Salvador de toda la humanidad (para saber más, asegúrese de descargar o solicitar nuestra guía de estudio gratuita Las fiestas santas de Dios: Esperanza segura para toda la humanidad).
En contraste, la Navidad oscurece esta visión al representar constantemente a Jesús como un pequeño bebé indefenso “en un pajar”, en vez del ser divino todopoderoso y glorificado que es ahora, ¡y que resplandece en infinita majestad a la derecha del Padre!
¿Puede imaginarse a los antiguos apóstoles incorporando costumbres religiosas paganas a la adoración que habían aprendido de Jesucristo mismo?
¿Especialmente a la luz de lo que el apóstol Pablo le dijo a los corintios de no mezclar costumbres idólatras gentiles de demonios con la fe verdadera? (Vea 1 Corintios 10:14-16, 1 Corintios 10:19-22).
Recordemos que Orígenes, el primer padre de la Iglesia católica, declaró que era un pecado celebrar el cumpleaños de Cristo, y encontramos pronunciamientos similares de otros padres de la Iglesia católica. E incluso después de que el 25 de diciembre fuera declarado el cumpleaños de Cristo (¡en el siglo iv!), “el uso de hojas perennes estaba tan estrechamente asociado con las guirnaldas de los días paganos que en muchas de las primeras celebraciones de la iglesia [católica] estaban prohibidas . . . Por lo tanto, no fue hasta el siglo xvi que la decoración en las casas cristianas se hizo común” (Alfred Hottes, 1001 Christmas Facts and Fancies [1001 hechos y fantasías de la Navidad], 1944).
Incluso más adelante, “los puritanos de Inglaterra se rebelaron en lo absoluto en contra de mantener la celebración y tuvieron éxito por un tiempo haciendo que la prohibieran. Los puritanos . . . estaban en lo correcto cuando señalaron –y lo hicieron a menudo– que la Navidad no era más que una festividad pagana cubierta con un barniz cristiano” (U.S. News & World Report, p. 60).
¿Se honra a Dios en la actualidad?
Desde luego, a estas alturas algunos lectores estarán pensando: “Bueno, la Navidad proviene del paganismo. ¿Y qué? Yo no estoy honrando a un dios pagano con ninguna de estas prácticas. Estoy disfrutando este hermoso tiempo familiar y honrando a Jesucristo”. Analicemos esta actitud bajo la luz de algunas sencillas declaraciones bíblicas y el simple sentido común.
Jesucristo fue quien los israelitas conocían como el Dios del Antiguo Testamento (compare con Deuteronomio 32:4; 1 Corintios 10:4; Juan 1:1-3, 14; Colosenses 1:16; Hebreos 1:1-2, y lea nuestra guía de estudio gratuita ¿Quién es Dios?). Él estaba casado con el antiguo Israel bajo pacto (Jeremías 3:14; Jeremías 31:32). Sin embargo, como hemos visto, ¡Israel fue infiel a su esposo y “se prostituyó” (Ezequiel 23:7) teniendo innumerables amoríos con otros dioses. Y recuerde que los rebeldes israelitas incluso celebraban el solsticio de invierno como el cumpleaños del sol invicto, del cual surgió la Navidad.
Algunos dirán que el mandamiento en Deuteronomio 12:28-32 de no adorarlo con costumbres paganas se refería solamente a las prácticas horribles como el sacrificio de niños y no a tradiciones más sutiles como adornos y festivales paganos. Pero esto simplemente no es cierto. Por ejemplo, Dios no solo le dijo a su pueblo que no apuntalara árboles adornados, sino que además le dijo que se deshiciera de todos los lugares de adoración paganos, altares, pilares sagrados, imágenes, etc. (versículos 2-3). “No haréis así al Eterno vuestro Dios” (v. 4).
¿Por qué no quiso Dios ser adorado de esta manera? Él sabe lo que todas estas costumbres representan. ¡Lo vio de primera mano! Y odia que se lo recuerden, y mucho más que lo asocien con ellas.
Veamos esto de otra manera. Considere una vez más el matrimonio del antiguo pacto entre Cristo y la nación de Israel. Él “la había despedido” (Jeremías 3:8), o se había divorciado de ella, y luego murió crucificado. Ahora resucitado, Jesús está en el proceso de hacer un nuevo pacto con Israel (Jeremías 31:31), en el cual la Iglesia del Nuevo Testamento, la “Israel de Dios” (Gálatas 6:16), es primera. Esta Israel espiritual está siendo limpiada de la religión falsa y del pecado para volver a casarse con Jesucristo (vea Efesios 5:22-32; Apocalipsis 19:6-9). ¡Solo que esta vez ella nunca volverá a apartarse de su esposo!
Con todo esto en mente, piense en cómo sería para Dios si su Iglesia verdadera celebrara la Navidad. Imagine que usted es un hombre cariñoso y generoso y está casado con una mujer que tiene amoríos de vez en cuando con un hombre perverso que llamaremos Nick. Ella se ha involucrado en todo tipo de prácticas sexuales perversas con él para celebrar su cumpleaños. Después de muchos intentos para cambiar su conducta, usted finalmente se divorcia de ella.
Años después, las heridas han comenzado a sanar. Su esposa regresa y parece estar realmente arrepentida. Le ruega que la perdone y le pide que comiencen de nuevo. Su corazón cede y la vuelve a aceptar, pero apenas lo hace, su esposa le dice: “Querido, sé que no me has pedido que celebre tu cumpleaños, pero me gustaría mucho hacerlo. Y como no sé cuando es, escogeré yo la fecha. Ah, ya sé, ¡lo celebraré el día del cumpleaños de Nick! Iré a buscar todos los adornos que solía usar para él. Será maravilloso, ¡ya verás!”.
Sí, suena ridículo — y esa es la intención. Sin embargo, ¿no es esencialmente lo mismo? Desde luego, la mujer aquí sabía lo que los adornos y la fecha de cumpleaños representaban en el pasado, tal como los líderes religiosos que intencionalmente “cristianizaron” la celebración de las saturnales. Pero hoy en día, muchos de los que profesan ser cristianos desconocen el verdadero origen de la Navidad y sus costumbres, al menos sus aspectos más atroces. Pero esto no puede utilizarse para apoyar o excusar las celebraciones navideñas. Porque, como ya se ha dicho, Dios sí sabe de dónde proceden estas prácticas. ¡Él se acuerda de todo!
¿Pondrá la tradición por encima de la voluntad de Dios?
No obstante, la mayoría de la gente no logra entender lo que Dios dice claramente en su Palabra y da por sentado que él aprueba todo esto. Para muchos se trata de lo que ellos quieren en vez de lo que Dios dice explícitamente. Y lo que quieren es continuar con sus tradiciones.
Jesús describió de manera similar a los líderes religiosos de su tiempo: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres” (Marcos 7:7-8). La mayoría de la gente en la actualidad no ve la necesidad de observar las fiestas ordenadas por Dios que aparecen en la Biblia e insisten en celebrar tradiciones basadas en idolatría antigua. Si usted ha sido parte de esto, ¡no es demasiado tarde para cambiar!
Dios honra la actitud humilde y de adoración, pero debe ir acompañada de la disposición a estudiar su Palabra y obedecerla (Isaías 66:2).
No se deje engañar más. No se puede “poner a Cristo de vuelta” en la Navidad, ¡porque para empezar, él nunca fue parte de ella! Esta celebración no glorifica a Jesucristo. De hecho, él la aborrece porque está basada en la repulsiva adoración de dioses paganos. ¿Ignorará lo que ha leído de la historia y la Biblia e insistirá en celebrar el 25 de diciembre como siempre?
¿O más bien se humillará frente a su Creador y honrará verdaderamente sus deseos, limpiándose a sí mismo y su hogar de todo remanente de esta festividad pagana de una vez por todas? ¿Lo amará y adorará de la manera que él nos dice? ¡Dios está esperando ver lo que usted hará y si seguirá sus claras instrucciones de cómo dar verdaderamente gloria al Rey de reyes!
¡Esperamos y oramos que usted esté dispuesto a aceptar el desafío! BN