Dele un vistazo a su futuro eterno

Usted está aquí

Dele un vistazo a su futuro eterno

Bienvenido a la última lección de la serie “La profecía y usted”, en la cual daremos una mirada aún más profunda a la eternidad!

En lecciones anteriores cubrimos el Milenio, el cual comienza con la segunda venida de Cristo. Durante esos mil años de paz y prosperidad, la humanidad hará los preparativos para la segunda resurrección bajo el liderazgo de Jesucristo y la familia espiritual de Dios. Luego analizamos cómo miles de millones de personas que nunca recibieron el conocimiento de la salvación serán resucitadas en la segunda resurrección para vivir durante el periodo del juicio del gran trono blanco, cuando tendrán la oportunidad de arrepentirse, convertirse y aceptar el don de la vida eterna.

En esta lección comenzamos el relato a partir de este punto.

¿Qué ocurrirá después del juicio del gran trono blanco? Como Pedro dijo, “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13). ¿Cómo será esto? ¡La Biblia nos permite vislumbrar nuestro glorioso futuro eterno!

Comparemos nuestro viaje espiritual con el relato de Abraham. El patriarca Abraham y su esposa Sara son modelos de fe y visión a largo plazo: visión de la siguiente vida en una ciudad preparada para ellos por Dios (Hebreos 11:10).

Abram (cuyo nombre fue cambiado a Abraham) creció en una cultura pagana. Aparentemente era muy próspero y tenía una vida cómoda (Génesis 11:31), pero entendió que hay un solo Dios, el Creador, quien le hizo un llamamiento muy especial. Le dijo que dejara atrás la comodidad de su vida y se convirtiera en un nómada. Abraham respondió con una fe viva (el tipo de fe que es demostrada por la obediencia a Dios) y se convirtió así en “amigo de Dios” (Santiago 2:20-24).

“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:8-10).

Hebreos 11:13-14 dice lo siguiente en cuanto a los grandes ejemplos de fe: “Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria”.

El relato de Abraham tiene muchas lecciones importantes para todos nosotros. Por sobre todo, que nuestra vida humana temporal debe ser utilizada como tiempo de preparación para la siguiente vida. Los que procuran vivir una vida piadosa deben pensar en sí mismos como extranjeros en este mundo malo, quienes por medio de la fe están en “busca de una patria”: ¡la vida eterna en el Reino de Dios!

¡Algún día el sufrimiento de esta vida parecerá un sacrificio muy pequeño!

Algún día –después de haber vivido miles o millones de años– veremos en retrospectiva todo el sufrimiento como aquello que el apóstol Pablo llamó “leve tribulación momentánea que produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17, énfasis nuestro en todo este artículo).

Podemos imaginarnos esto como una noche oscura justo antes del amanecer de un nuevo día. De hecho, hablando del regreso de Jesucristo, el profeta Malaquías fue inspirado a escribir: “Mas a vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación” (Malaquías 4:2).

Y la Biblia compara varias veces el nacimiento o liberación de una nación que sufre con la alegría del nacimiento de un hijo después de los dolores de parto que lo preceden (Miqueas 4:9-10). Compare eso con las pruebas de nuestras vidas físicas, que conllevan a la mayor alegría de todas: ¡recibir finalmente una vida nueva, una gloriosa vida espiritual, en la familia y el Reino de Dios!

A la vez, medite en estas palabras que Jesús les habló a sus discípulos antes de su crucifixión, la cual sería seguida de su resurrección: “De cierto, de cierto os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:20-22).

En cuanto a la vida que vendrá, Pablo dijo además: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” (Romanos 8:18; vea también los versículos 19-23).

¿Serán recompensados en el reino venidero aquellos que confían fielmente en Dios y Jesucristo y les obedecen?

“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:12-14).

“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6).

“Vino el primero [uno de los siervos en una de las parábolas de Cristo], diciendo: Señor, tu mina [cierta cantidad de dinero] ha ganado diez minas. Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro, diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo: Tú también sé sobre cinco ciudades” (Lucas 19:16-19).

Como aprendimos en lecciones anteriores, cada persona cuyos pecados son perdonados y que luego vive en obediencia y servicio, permaneciendo “fiel hasta la muerte”, recibirá “la corona de vida” — la vida eterna (Apocalipsis 2:10).

El “árbol de la vida” también simboliza la vida eterna. Cada uno será recompensado con un nivel de responsabilidad de acuerdo al fruto espiritual de su vida. Jesús ilustró esto con su parábola en Lucas 19, en la cual cada siervo fiel es recompensado con autoridad sobre un número correspondiente de ciudades.

¿Cuál será el destino de aquellos que después de haber recibido su oportunidad para la salvación todavía se rehúsen a confiar en Dios y Jesucristo y a obedecerles?

“Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:14-15).

“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8).

“Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed” (Lucas 12:5).

Aquellos que conscientemente rechacen la oferta amorosa del perdón y la vida eterna que Dios les hará, experimentarán la “muerte segunda”, o sea, la muerte permanente, y se quemarán en el “lago de fuego”.

El Nuevo Testamento se refiere varias veces al lago de fuego, como en Lucas 12:5, con la palabra griega Gehenna, que proviene del hebreo Ge-Hinom, el valle de Hinom, en las afueras de Jerusalén, donde se arrojaba y quemaba la basura. Varias versiones de la Biblia traducen Gehenna como “infierno” pero esto solo confunde las cosas, especialmente porque algunas traducciones, como la versión Reina-Valera [con excepción de la versión actualizada], también utilizan la palabra “infierno” en referencia a la palabra griega hades (que la Reina-Valera traduce una vez correctamente como sepulcro en 1 Corintios 15:55). Para un entendimiento más profundo de este tema, solicite o descargue nuestra guía de estudio gratuita El cielo y el infierno ¿Qué es lo que enseña realmente la Biblia?, en iduai.org).

A la larga, la rebelión contra Dios el Padre y Jesucristo traerá una gran tristeza. La Biblia enseña que aquellos que se mantengan obstinadamente rebeldes experimentarán la segunda muerte: la muerte permanente, de la cual no hay resurrección, en vez de permitírseles vivir eternamente en sufrimiento.

¿Cuál es la meta fundamental de Dios?

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13).

“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos” (Hebreos 2:10).

“¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo . . . Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:16, 18).

¡El Reino de Dios es también la familia de Dios! Dios el Padre y Dios el Hijo han planificado por mucho tiempo expandir la familia de Dios con muchos “hijos”. En esencia, Dios está en el proceso de reproducirse a sí mismo espiritualmente llevando a “muchos hijos a la gloria”. Dios, con su amor y poder infinito, ¡desea salvar a todos y espera que se arrepientan para que puedan recibir la vida eterna en el Reino de Dios (2 Pedro 3:9)!

¿Cuántos “hijos e hijas”? Evidentemente, muchos miles de millones. Es difícil para nosotros imaginar una familia así de grande, ¡pero eventualmente llegaremos a conocer y amar a todos nuestros hermanos y hermanas!

¿Por qué ha planificado Dios “un cielo nuevo y una tierra nueva”?

“Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!

“Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:7-14).

Dios diseñó este planeta a fin de que fuese perfecto para la vida y el gozo humano. Pero después del período del juicio del gran trono blanco (explicado en la lección anterior, en la edición de mayo-junio 2019), la gran mayoría de aquellos que han vivido serán transformados a seres espirituales divinos en el Reino de Dios, mientras que el resto (ojalá solo unos pocos) no existirán porque serán incinerados.

Pedro utiliza esta profecía para recordarnos algunas lecciones espirituales preguntando: “¿Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir . . .?” En el resto del capítulo nos da varias respuestas, incluyendo que debemos procurar “con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (vv. 11, 14).

¿Cómo serán los “nuevos cielos y [la] nueva tierra?

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas” (Apocalipsis 21:1-5).

“Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento. Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor” (Isaías 65:17-19).

Apocalipsis 21 y 22 describe muchas cosas emocionantes que Juan vio en visiones acerca del nuevo cielo y la nueva Tierra. Escribió que “el primer cielo y la primera tierra pasaron” y también que “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:1, 4). ¡La Biblia nos proporciona abundante evidencia de que la vida eterna en el Reino de Dios será un paraíso!

¿Regresará Cristo al cielo llevando con éla su familia espiritual?

“Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal . . . Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

“Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:10-11, 22-27).

En lugar de que la familia de Dios al final ascienda al cielo, ¡Dios el Padre vendrá a la Tierra! Como citamos en respuesta a la última pregunta: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios . . . He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres [todos aquellos que hayan sido transformados a una gloria divina], y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios” (Apocalipsis 21:2-3). Luego Juan vio otra visión de “la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios” (v. 10). El resto del capítulo es una descripción de la Nueva Jerusalén.

El largo, ancho y alto de la Nueva Jerusalén será de “doce mil estadios” (versículo 16), lo cual equivale aproximadamente a 2414 km. (Para comparar, esa es aproximadamente la distancia desde La Paz, Bolivia, hasta Bogotá, Colombia). La ciudad podría ser un cubo gigante, quizá una pirámide gigante, o una montaña dentro de un área cuadrada; en cualquier caso, su altura y anchura son iguales.

El área que cubrirá es difícil de imaginar, ya que el cuadrado se extiende de este a oeste más o menos desde la ciudad de Kuwait, capital de Kuwait, a Atenas, Grecia, y de sur a norte más o menos desde La Meca, Arabia Saudita, a la costa norte de Turquía, en el mar Negro. Y su altura es incluso más difícil de imaginar, ya que medirá esa misma distancia pero hacia arriba. El edificio más alto del mundo [el rascacielos Burj Khalifa, en Dubái, Emiratos Árabes Unidos] mide 828 metros de altura. El monte Everest mide solo 8.8 km de altura (desde el nivel del mar). La atmósfera terrestre ahora llega hasta los 482 km. ¡Jerusalén será una ciudad inmensa!

¿Estará el dominio de la familia de Dios limitado a la Tierra?

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:7).

“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando; pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, o el hijo del hombre, para que le visites? Le hiciste un poco menor que los ángeles, le coronaste de gloria y de honra y le pusiste sobre las obras de tus manos; todo lo sujetaste bajo sus pies. Porque en cuanto le sujetó todas las cosas, nada dejó que no sea sujeto a él; pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas” (Hebreos 2:5-8).

A pesar de que la nueva Tierra con la Nueva Jerusalén será el hogar y sede permanente de Dios y su reino, ¡la familia de Dios gobernará y disfrutará todo el universo! “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:7).

Hablando de la humanidad, el libro de Hebreos dice: “Todo lo sujetaste bajo sus pies”. Y luego dice: “Pero todavía no vemos que todas las cosas le sean sujetas” (Hebreos 2:8).

Este pasaje está citando el salmo 8, donde el contexto menciona: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste” (Salmos 8:3). Se predicen “cielos nuevos”, ¡así que tal vez las estrellas y los planetas serán mucho más hermosos de lo que son ahora!

Dada la inmensidad del universo, parece lógico concluir que en el futuro la familia de Dios será la responsable del desarrollo continuo de la maravillosa creación que Dios ha dispuesto para nosotros. ¡Es realmente emocionante imaginarse las infinitas posibilidades!

¿Por qué no revela Dios aún más acerca de nuestro futuro a largo plazo?

“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:9-10).

“El [un ángel que le declara una profecía a Daniel] respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán” (Daniel 12:9-10).

“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).

“No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Hebreos 10:35-36).

Dios tiene reservado para nosotros mucho más de lo que alguna vez pudiésemos comprender en esta vida; sin embargo, nos deja entrever algo de ello por medio de su Palabra y Espíritu. ¡Es increíble (y una bendición incalculable) que Dios haya revelado lo que tiene planificado para el futuro! Además, él le dijo a Daniel que en “el tiempo del fin . . . los entendidos comprenderán [mucho más de lo que está por venir]” (Daniel 12:9-10). “Los entendidos” son los siervos de Dios que confían en él, le obedecen y sirven.

Cada vez que se cumple una profecía, tenemos otra prueba de la existencia de Dios. Él nos ha entregado montañas de evidencia de que “él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (Hebreos 11:6, Nueva Versión Internacional). No necesitamos saber cada detalle de nuestro futuro, ya que tenemos a Dios guiándonos a cada paso del camino. Él ha revelado todo lo que debemos saber respecto a cómo vivir nuestras vidas ahora. ¡La profecía bíblica debiera motivarnos en gran manera a evitar las consecuencias profetizadas de la desobediencia y a buscar las recompensas profetizadas de la obediencia!

Con toda esta información acerca del futuro,¿qué debemos hacer?

“Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” (Lucas 4:4).

“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo . . . Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19:16-17).

“Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

La respuesta tiene varias partes, muchas más de las que podemos citar aquí. Jesús dijo que debemos vivir según “toda palabra de Dios” (Lucas 4:4). También dijo “si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mateo 19:17). Pedro dijo “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).

Además, recomendamos leer 1 Tesalonicenses 5 y meditar en este pasaje como un valioso estudio bíblico personal y una excelente conclusión de esta serie, “La profecía bíblica y usted”.

Quienes integramos la Iglesia de Dios Unida, que produce la revista Las Buenas Noticias y el programa de televisión Beyond Today, le exhortamos a continuar su estudio de la Biblia. Manténgase al tanto de los eventos y tendencias mundiales y procure comprenderlos bajo la luz de la profecía bíblica. Leer la revista Las Buenas Noticias y nuestras guías de estudio le serán particularmente útiles en este aspecto.

Póngalo en práctica ahora mismo

Vea cuán interesante es comparar la descripción del huerto de Edén en Génesis 2:8-17 con la bella descripción de la Nueva Jerusalén en Apocalipsis 22:1-5.

Dedique un tiempo a meditar en esta inspiradora visión y anote las cosas que más ansía del eterno Reino de Dios.

Y para aprender más respecto al increíble futuro que Dios tiene planificado para usted y sus seres amados, asegúrese de descargar o solicitar nuestra reveladora guía de estudio gratuita ¿Por qué existimos? BN