#069 - Levítico 18-19: "Las leyes genéticas del parentesco; homosexualidad"

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#069 - Levítico 18-19

"Las leyes genéticas del parentesco; homosexualidad"

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Otro de los vicios de los cananeos tenía que ver con la práctica del incesto. INCESTO – "pecado carnal cometido por parientes dentro de los grados en que está prohibido en el matrimonio" (Diccionario Real Academia).

En Egipto, de donde salió el pueblo de Israel, el faraón normalmente se casaba con su hermana, aunque no se sabe cuánto era costumbre en el resto de la población. "Para mantener intacta la esencia divina (creían que la familia del faraón era divina), era deseable que el heredero y la heredera real se casaran entre sí una relación hermano – hermana que está muy bien documentada” (Los Egipcios, p. 151).

También en Canaán el incesto era una costumbre común, pero Dios ahora lo prohíbe terminantemente. Al respecto, la carta circular de la Iglesia contesta por qué se podían casar entre hermanos al principio de la humanidad: "En el comienzo se permitían los matrimonios entre parientes cercanos. Es claro que Dios aprobó que los hijos de Adán se casaran con sus hermanas. En esos tiempos, las personas tenían unos rasgos genéticos más fuertes, el casamiento entre parientes cercanos no afectaba adversamente a los hijos. Parece que hasta el tiempo de Moisés, era permitido el matrimonio con una hermanastra o una tía (Génesis 20:12; Éxodo 6:20)".

"Sin embargo, cuando Dios entregó las leyes civiles a Israel como nación en los tiempos de Moisés, se prohibió el matrimonio entre parientes cercanos (Levítico 18 y 20). Se entregaron estas leyes para evitar la degeneración. De hecho, en la mayoría de las naciones, hay leyes que prohíben tales uniones. Al casarse entre parientes muy cercanos se arriesga tener hijos con impedimentos físicos o mentales". Además, recuerden que una vez "poblada" la Tierra suficientemente, ya se podía escoger entre personas no cercanas de parentesco.

En términos científicos, los daños genéticos entre parientes cercanos ocurren por la siguiente razón: "¿Cuáles son las probabilidades de que dos personas con el mismo gen defectuoso se casen? Normalmente en una población general es de una persona en diez mil o 0.01%. Sin embargo, en matrimonios entre parientes cercanos como el de primo hermanos las probabilidades de tener el mismo gen defectuoso aumentan considerablemente. La razón es que este gen fallado puede ser transmitido a los padres de familiares cercanos por medio de un abuelo en común”. Veremos pronto el caso de la abuela más famosa al respecto, la Reina Victoria.

"Los peligros de casarse entre parientes muy cercanos fue conocido por muchas sociedades antiguas y se establecieron prohibiciones al respecto" (Biología Contemporánea, p. 424). Otras sociedades se dieron cuenta, pero en la Biblia, tenemos las primeras leyes al respecto, y otros tomaron el ejemplo bíblico además de ver los resultados negativos en su propia población.

Entre las enfermedades genéticas que se deben a este problema tenemos la enfermedad de la célula falciforme, la enfermedad Tay-Sachs y la hemofilia. La más común y mejor conocida es la HEMOFILIA, que dificulta la coagulación de la sangre y permite hemorragias gravísimas que pueden llegar a la muerte.

La familia más famosa con hemofílicos fue la de la Reina Victoria de Inglaterra del siglo pasado. Debido a que no existieron hemofílicos anteriores a la Reina Victoria es muy probable que ella o su madre transmitieran el gen defectuoso a sus hijos. Puesto que muchos de los nobles eran primos hermanos y se casaron con primas hermanas, este gen causó la hemofilia en diez de sus descendientes. Entre ellos estuvo Alexis, el hijo heredero del último zar de Rusia.

La hemofilia de Alexis tuvo mucho que ver con la destitución de su padre, Nicolás II, el zar. Su madre, en el afán de salvarlo de las frecuentes hemorragias recurrió al monje loco, Rasputín, quien llegó a dominar a la reina y trajo enorme desprestigio sobre el zar. Fue uno de los factores claves del éxito de Lenin y los comunistas para apoderarse del gobierno. Los setenta años de terrible opresión que siguieron se deben, entre otros factores, al violar el principio bíblico de no casarse entre parientes cercanos.

Lo que sigue es un retrato de la familia real inglesa y la estirpe de la Reina Victoria. El último zar de Rusia figura en este plano, y a través de su prima y esposa, Alix, nieta de la Reina Victoria, traen las graves consecuencias al trono ruso. También figura otra nieta de la Reina Victoria, Victoria Eugenia, que se casó con el último rey de España, Alfonso XIV Y tuvieron dos herederos hemofílicos, Alfonso y su hermano menor, Gonzalo. También esta enfermedad fue la ruina de la familia real. Menos mal que el actual rey de España, Juan Carlos, vino de otro de los hermanos que no era hemofílico, pero es probable que un gen defectuoso aparezca en sus nietos si se siguen casando entre parientes.

Así vemos la importancia de leyes genéticas que están Biblia. No "caducaron" pues aún en el siglo 20 encontramos los resultados de los que se atreven a violar estos principios.

Ahora veamos otra ley que se está quebrantando en la actualidad con gravísimas consecuencias sobre la humanidad – la HOMOSEXUALIDAD. "No te echarás con varón como con mujer; es abominación" (Levítico 18:22).

El famoso médico, S.I. McMillen comenta: “La homosexualidad no es un fenómeno reciente. Se practicó en todo el mundo antiguo (menos Israel); por los emperadores romanos, los héroes mitológicos, los filósofos griegos y los egipcios. Los “sacerdotes” de Egipto – que en realidad no eran otra cosa que hombres prostituidos – tenían relaciones sexuales con los hombres que iban a “adorar”, como parte de su culto ritual, a la diosa Isis. Esta pervertida forma de “adoración” se daba por toda la región mediterránea donde dicha diosa era conocida con los diversos nombres de Ishtar, Afrodita y Venus” (que se remontan a Semiramis, la esposa–hermana de Nimrod, del falso sistema Babilónico).

"Entre aquel pueblo que “adoraba” con tales orgías a su diosa Isis, creció Moisés. Sin embargo, sabemos por la Biblia que él rechazó esas prácticas y siguió las palabras del Dios Todopoderoso: "No te echarás con varón como con mujer; es abominación". La ley de Dios prohibía tales prácticas homosexuales; así los israelitas pudieron permanecer libres de esas perversas costumbres religiosas, y también de las muchas enfermedades propagadas por las promiscuas relaciones homosexuales".

También por los registros históricos y arqueológicos se puede ver que en Canaán el homosexualismo era muy común. Ya una vez en esta misma zona Dios tuvo que exterminar una región entera por la práctica constante del homosexualismo – las ciudades de Sodoma y Gomorra (Génesis 18-19).

¡Cuánto dolor se ha producido por infringir esta ley! Ahora tenemos la horrible plaga del SIDA, que si no se detiene puede llegar en los próximos quince años segar tantas vidas como la peste negra del Siglo 14. En ese entonces murieron en el transcurso de cincuenta años unos 30 millones de personas, o la tercera parte de la población en Europa. Pues el SIDA ya ha infectado a 10 millones y puede llegar a los 30 millones en los futuros quince años.

¿Cómo llegó esta plaga a ocurrir y el homosexualismo a propagarse de tal manera? El Dr. McMillen contesta esta pregunta en forma muy eficaz: "A principios de 1982, sólo se habían comunicado 159 casos de SIDA; y únicamente uno de los pacientes era mujer. Más del 92% de los primeros ejemplos se deban en varones homosexuales. Sin embargo, hoy día, la enfermedad está atacando a otros sectores de la población”.

“Para el 8 de agosto de 1983, los doctores habían informado de 2008 casos de SIDA a los centros para el control de la enfermedad. De dichos casos, 1429 eran homosexuales (el 71%). Los primeros sodomitas aquejados de SIDA llevaban particularmente una vida promiscua, con un promedio de 1200 compañeros sexuales cada año”.

"Aunque el SIDA es una enfermedad muy seria, hay otras enfermedades venéreas mucho más corrientes en 108 homosexuales. En los EE. UU. los sodomitas componen aproximadamente el 40% de los 27,000 pacientes varones que contraen la sífilis anualmente. También la gonorrea y los herpes son corrientes entre los homosexuales”.

"Hay pruebas abundantes de que la orientación sexual es algo que se aprende, no se hereda y que no tiene nada que ver con el hecho de que alguien haya nacido varón o hembra… la evidencia revela que la familia ejerce una influencia tremenda en la preferencia sexual durante los primeros años de la vida. Muchos estudios han revelado de manera constante ciertas pautas familiares en los antecedentes de homosexuales varones. La mayoría tienen madres posesivas que dominan y desprecian a sus maridos. Dos tercios – contra un tercio de los heterosexuales – dicen haber tenido lazos "muy fuertes e íntimos" con sus madres. Ciertos puestos en el orden de nacimiento predisponen a un chico para ese tipo de relación con su madre y un estudio reveló que de 127 hombres homosexuales 102 eran los únicos hijos varones o los hijos menores de la familia. Muchos se quejaban de que sus madres los mimaban haciéndole desistir de realizar deportes con otros chicos, impidiendo que salieran con chicas, y obligándoles a llevar a cabo actividades caseras "femeninas".

"Aproximadamente el 60% de dichas madres prefieren abiertamente sus hijos varones a sus maridos; y tratan de hacer que los niños se pongan de su parte contra sus padres… Esto hace que los niños se sientan culpables por ser causa de desavenencia en el matrimonio. De tal modo que muchos llegan a tener miedo de dicha relación con la madre, y más tarde, se generaliza ese miedo a la relación con cualquier mujer" (así prefieren una con un hombre). "Cierto experimento interesante demostró cómo ese miedo a la intimidad con sus madres influye en la preferencia sexual de los homosexuales”.

"Pero no son sólo la mayoría de las madres de hombres homosexuales quienes comparten ciertos rasgos, sino que también la mayoría de sus padres tienen algunas características comunes. El 84% de los sodomitas – contra un 18% de los heterosexuales – mencionaban que sus padres se habían mostrado indiferentes o se habían relacionado poco con ellos durante su infancia. También otro estudio reveló que más del 80% de los padres de hombres homosexuales no estaban en casa nunca o pasaban muy pocos momentos con sus hijos. La mayoría de estos homosexuales odiaban y al mismo tiempo temían a sus padres. Los autores de dicho estudio terminaban diciendo que un padre cariñoso, que fuera de apoyo a su hijo, y masculino, hacía prácticamente imposible el desarrollo de la homosexualidad en un niño”.

Respecto al cambio del homosexual a una vida heterosexual, el Dr. McMillen señala: "Aunque las primeras experiencias de la vida son muy importantes, no graban en piedra la preferencia sexual de uno. De hecho, la literatura especializada ha publicado muchos casos de un cambio total en la orientación sexual."

"Muchas personas de nuestra sociedad han escogido desobedecer este mandamiento bíblico y rechazar la advertencia de Dios registrada por Pablo: "ni los fornicarios… ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredarán el reino de Dios" (1 Corintios 6:9-10). Y por su desobediencia han traído sobre sí mismos, sobre su colectividad, una plaga de enfermedades venéreas viejas y nuevas."

"Sin embargo, los hombres no tienen por qué permanecer esclavos de esos perversos deseos: ya que Pablo continúa: ‘y esto erais algunos (por ejemplo, homosexuales); mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios’ (1 Corintios 6:11). Dios no abandona al hombre a unos esfuerzos humanos inútiles por obedecer sus mandamientos; ya que da su espíritu santo, el cual vitaliza y capacita al creyente en Cristo Jesús para vencer el vicio de la homosexualidad. El seguir a Dios y su Palabra es la alternativa para los que se involucran en esas depravaciones que propagan las enfermedades venéreas que son sus ‘estilos de vida alternativos’ como lo llaman los homosexuales".

"De esta manera Dios libera a los creyentes de los vicios de Satanás, y les permite ser partícipes de su promesa: "Ninguna enfermedad de las que envié a los (homosexuales practicantes) egipcios – y que ha enviado sobre los homosexuales practicantes de nuestro tiempo moderno – te enviaré a ti”.