#063 - Levítico 7:23-27
"Las leyes alimenticias sobre la grasa y la sangre"
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#063 - Levítico 7:23-27: "Las leyes alimenticias sobre la grasa y la sangre"
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Las dos primeras leyes sobre la alimentación que Dios entrega tienen que ver con la grasa y la sangre: "Ninguna grosura (palabra antigua para la grasa) de buey ni de cordero ni de cabra comeréis... se dispondrá para cualquier otro uso, mas no la comeréis... Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias" (Levítico 7:23-26).
En Egipto era frecuente comer la grasa, y varias momias examinadas tenían arteriosclerosis. Después de varios siglos, el pueblo de Israel comía a la manera de los egipcios y por eso, ahora Dios les iba a evitar el padecer de este flagelo antiguo y moderno al prohibirles comer el sebo animal. Hay muchas naciones que por lo económico comen mucha grasa y otras que por su riqueza comen excesivas cantidades de carnes con grasa.
Hace unos pocos años atrás (1985) fue otorgado el Premio Nobel de Medicina a dos médicos que mostraron por sus experimentos que el colesterol, un producto encontrado mayormente en las grasas animales, estaba íntimamente relacionado con la arteriosclerosis, o el bloqueo de las arterias por elementos grasosos. Lamentablemente, es demasiado tarde para millones de personas que murieron al ignorar esta ley bíblica y comieron las grasas animales, algo prohibido por Dios hace unos 3500 años atrás.
Aun en Chile es la causa principal de muerte: "Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Occidente, incluido Chile. Una cifra como muestra: en 1985 murieron 73,534 personas, de las cuales 20,422 corresponden a esa causa" (El Infarto, Visa, Sáez, Marzo, 1989, p. 10). En el Oriente no es el caso, pues la dieta se basa más en el arroz y el pescado.
La siguiente información proviene de un estudio por un afamado médico, el Dr. S.I. McMillen, en su libro, NINGUNA ENFERMEDAD:
"En la actualidad, los médicos hacen mucho énfasis en la importancia de reducir el colesterol y otras substancias grasas de la sangre de sus pacientes. ¿Por qué? Porque en las paredes de los vasos sanguíneos se forman placas de grasa rica en colesterol que obstruyen las aberturas de las arterias. Estas placas se conocen como ateromas; de ahí el término: aterosclerosis, el tipo más corriente de arteriosclerosis.
La imagen de arriba muestra cómo crecen los ateromas, pudiendo llegar a bloquear la arteria coronaria y provocar un ataque cardíaco.
La aterosclerosis arterial puede manifestarse cuando los depósitos de colesterol y de placa se acumulan y desgarran el revestimiento interno de la arteria. A medida que los depósitos se endurecen y ocluyen el lumen o luz arterial, disminuye la irrigación sanguínea a tejidos distantes y se puede alojar un coágulo, causando la obstrucción total de la arteria.
Los científicos han descubierto muchos factores que aumentan el riesgo de muerte a manos de este gran asesino. Entre los más importantes se encuentran:
- Las comidas saturadas de grasa y colesterol.
- La obesidad (también debida mayormente a las grasas).
- Poca actividad, la falta de ejercicio.
- El fumar y la hipertensión.
LA COMIDAS CON GRASAS
En las últimas décadas, la medicina moderna ha descubierto que las grasas de animales son una fuente importante de colesterol y exceso de grasa en la sangre. Hoy día, las revistas, la radio y la televisión anuncian las buenas noticias de que podemos reducir los estragos del mayor asesino del hombre occidental disminuyendo la cantidad de grasas animales que ingerimos.
Aquellos países, como los Estados Unidos, en los que la gente come mucha grasa animal, presentan unos índices elevados de muerte por enfermedades coronarias. Por el contrario, en las naciones donde se consume poca, la aterosclerosis es verdaderamente rara. Finlandia se aleja bastante de esa línea porque los finlandeses comen una cantidad excesiva de productos lácteos llenos de grasa.
Para obtener este conocimiento fueron necesarios miles de investigadores y millones de dólares; de modo que puede que se asombre usted al saber que nuestra investigación científica ultramoderna respalda lo que Dios dijo sobre las grasas en Levítico 7:22-25.
LA OBESIDAD
Otro factor importante en la formación de placas de colesterol dentro de las arterias es la obesidad... Ya que su sobrepeso está constituido por grasa, la persona obesa tiene ya mucha grasa animal bajo su propia piel. Cualquier persona que tenga más de un 20 por ciento de sobrepeso corre un riesgo mucho mayor de arteriosclerosis, y se clasifica por lo tanto como obesa. La obesidad se yergue, sin par, como el desorden alimenticio más corriente del mundo civilizado. Un tercio, aproximadamente, de los adultos y adolescentes norteamericanos son obesos. ¡Una verdadera epidemia!
Si cada persona tuviera su peso óptimo veríamos una asombrosa disminución de las enfermedades. Las afecciones coronarias se reducirían en un 25 por ciento; las apoplejías y los fallos cardiacos disminuirían verticalmente en más de un 30 por ciento. El doctor W. B. Kannel ha expresado: “La corrección del sobrepeso es probablemente la medida higiénica más importante (aparte de evitar los cigarrillos) que tenemos a mano para el control de las enfermedades cardiovasculares”.
La Biblia ofrece muchas advertencias contra los hábitos de comer sin moderación; y en numerosas ocasiones se menciona a los glotones y borrachos en el mismo versículo. Uno de dichos versículos expresa: "No estéis con los bebedores de vino, ni con los comedores (glotones) de carne" (Proverbios 23:20).
LA FALTA DE EJERCICIO
“Una de las tragedias de la sociedad moderna es que muchas ocupaciones del campo laboral requieren poco esfuerzo físico. Sin embargo, las personas que tienen empleos que sí lo exigen – como las tareas agrícolas, el trabajo portuario o minero – presentan un índice de mortalidad por aterosclerosis mucho más bajo. El ejercicio físico diario protege contra esta enfermedad al menos en cuatro formas:
- Aumentando en la sangre un tipo beneficioso de colesterol que bloquea la deposición del colesterol dañino.
- Aumentando el suministro de sangre al corazón; de modo que este no se deteriora de una manera tan seria en caso de bloquearse una sola arteria.
- Quemando grasa y disminuyendo la obesidad.
- Produciendo una sensación de bienestar.
El ejercicio es asimismo parte esencial de cualquier programa para reducir peso. Aunque hay miles de dietas que pretenden "quemar" sencillamente las grasas del estómago, los glúteos o los muslos de uno, las investigaciones realizadas han demostrado que ningún régimen, por sí solo, conducirá a una pérdida constante de peso a lo largo de un período de varias semanas.
La razón por la cual dichas dietas fallan es porque el cuerpo siente que está pasando por un periodo de inanición, de modo que empieza a conservar energía reduciendo su velocidad metabólica. Puede que después de tres semanas a régimen todavía haya estado comiendo menos calorías; pero su cuerpo las ha compensado quemando también menos.
Sin embargo, no se desespere; hay una manera de obligar a su cuerpo a quemar energía suplementaria, aun cuando esté usted a dieta: si hace usted ejercicio, su cuerpo aumentará la velocidad metabólica. Por lo tanto, puede seguir perdiendo peso mientras se halla a régimen" (fin de la cita del Dr. McMullin).
Además de prohibir el consumo de las grasas en animales limpios, Dios prohibió el consumo de animales que tienen una gran cantidad de grasas en sus sistemas. Es una de las razones de la prohibición de comer la carne de cerdo.
A continuación, viene un extracto del artículo por el Profesor Hans Heinrich Reckeweg, doctor en Medicina, titulado "El Perjuicio a la Salud por Consumir Carne de Cerdo".
"El cerdo es un animal que tiene pequeños músculos y huesos pero una abundancia de grasa, sangre, tejidos conectivos y órganos. Casi cada centímetro del cerdo es usado por el carnicero. Por medio de métodos especiales, todos estos ingredientes se preparan como productos sabrosos. El cerdo en sí no contiene mucha grasa afuera de su carne. Mientras que la grasa de otros animales se encuentra afuera de las células y, por tanto, es fácil de remover; en el cerdo, mucha de su grasa está dentro de la célula misma. Esto se manifiesta al freír la carne de cerdo que no requiere ponerle aceite al sartén, sino que aun la carne del "nuevo cerdo" al calentarla, la grasa sale de la misma carne. Así, la carne de cerdo normalmente se fríe en su propia grasa.
Por eso el cerdo tiene una carne "esponjosa" y es imposible sacarle la grasa pues no está afuera de las células sino dentro de ellas. Esta forma de carne es necesaria para el cerdo que no tiene un sistema de filtración de las toxinas en sus órganos, como por ejemplo la vaca que tiene cuatro estómagos que filtran las toxinas.
El cerdo, en cambio, dispersa las toxinas por su carne esponjosa y así se diluyen los venenos. Un ejemplo es el hecho de que uno de los platos favoritos de los cerdos salvajes es la serpiente venenosa, pues la serpiente muerde al cerdo, pero el veneno se disipa por la carne del cerdo como en una esponja, y así el cerdo termina comiéndose la serpiente sin sufrir ningún efecto del veneno. Sería imposible para el cerdo comer todas las cosas descompuestas sin este sistema de diluir las toxinas. Sin embargo, el ser humano encuentra apetitosa esa carne esponjosa pero llena de la peligrosa grasa intracelular y otras toxinas".
Así vemos cómo Dios le entregó a su pueblo esta primera ley que evita tantos daños al sistema cardiovascular y digestivo. En su estudio ¿Es todo tipo de carne propio para alimento?, el Sr. Armstrong señala: "La mantequilla, el aceite de oliva y algunos otros aceites y grasas vegetales pueden usarse, mas el sebo de la carne debe evitarse. La carne molida más barata no es recomendable porque contiene mucho sebo. La manteca de cerdo tampoco debe usarse. Con el tiempo el sebo y la manteca arruinarán cualquier estómago... El tiempo vendrá cuando aprenderemos por fin que el consumo de la grasosa carne de cerdo y otras "comidas" impropias es una de las causas principales del cáncer y otras enfermedades graves".
La prohibición sobre la sangre también tiene razones médicas. La sangre se descompone rápidamente fuera del organismo, no así la carne que resiste más tiempo. Debido a esto, la Biblia manda desangrar al animal. “La verdad es que ninguna célula de sangre que uno tiene en su sistema circulatorio existían hace dos meses atrás. El promedio de vida que tiene un glóbulo rojo de sangre es de seis semanas. En forma continua, la sangre se está usando y reemplazando" (“Eres lo que comes”, Lindlahr, p.26).
Por eso, las famosas "prietas" chilenas, hechas de sangre, son peligrosas al comerlas. En la mayoría de los países no se venden productos de sangre por los peligros higiénicos. Además, la sangre es una de las formas más fáciles de transmitir las enfermedades. Ya esto se conoce por el SIDA, pero hay muchas otras enfermedades que se pueden transmitir de la sangre de un animal enfermizo al ser humano.