#052 - Éxodo 21-22
Leyes de prevención de accidentes
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#052 - Éxodo 21-22: Leyes de prevención de accidentes
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Ya hemos visto que la ley del talión es un principio universal en la Biblia, y ahora podemos ver como afecta a las demás leyes, como la de prevención de accidentes. "Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto. Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño. Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto. Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él" (Éxodo 21:28-32).
A nosotros hoy día nos parece extraño que se hable tanto de un buey agresivo, pero eso es de nuestro punto de vista. En cambio, en los tiempos bíblicos el buey era el animal más valioso y necesario que existía en Israel. A la vez, también podía ser el más peligroso de los animales domésticos. Servía como un tractor, un camión y un capital importante para el israelita de ese entonces. Este animal, que en la mayoría de los casos era un toro castrado, se usaba para tirar carretas o arados, su estiércol servía como combustible, se usaba para sacrificios o alimentos y era una señal indispensable de una familia común bien constituida. Aún hoy día se usan frecuentemente en los países en vías de desarrollo.
Como casi todos los israelitas tenían por lo menos un buey, el tráfico de ellos era extenso. Por tanto, uno de los accidentes más frecuentes era con ese buey de cientos de kilos de peso y que tenía un mal genio. Los accidentes y ataques eran tan comunes y parecidos a nuestros accidentes de tránsito hoy.
Curiosamente, los caballos en ese entonces no se usaban normalmente para el trabajo o el transporte, pues eran muy raros y valiosos. Eran de la variedad árabe y se usaban principalmente para la guerra. Los otros animales que usaban los israelitas para el trabajo eran el asno y más tarde la mula.
Así vemos que Dios hace al dueño responsable por los daños causados por su propiedad y así enseña a cuidar la vida ajena. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" es una cita del Antiguo Testamento mencionada por Jesucristo (Levítico 19:18). Aquí tenemos un ejemplo de las leyes para prevenir accidentes.
Noten que si el dueño negligente dejaba suelto a un buey (aquí el término incluye al toro) y moría una persona inocente, le podía costar la vida. Sin embargo, sí había atenuantes, según la ley del talión, el dueño podía compensar a la familia de acuerdo con el monto fijado ante los jueces.
Otro accidente común era dejar destapado el pozo de uno. "Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno, el dueño de la cisterna pagará el daño" (Éxodo 21:33-34). Recuerden que no tenían cañerías y el pozo era la forma más común de tener agua potable. Pero habían riesgos al tener niños o animales cerca donde se podían caer y ahogar. Por eso Dios entrega esta ley para prevenir una tragedia. Aún hoy día esta ley se debería aplicar para evitar ahogos en las piscinas al tener salvavidas o en algunos casos taparlas cuando no se usa. Los canales deben tener cercos y las cisternas han de ser cubiertas. Los códigos penales del mundo tienen penas por lo que llaman estos cuasidelitos y uno puede terminar en la cárcel en algunos casos al transgredir este principio.
Otra ley más sobre la prevención de accidentes era el de construir un pretil o muro alrededor de la techumbre. "Cuando edificares casa nueva, harás pretil a tu terrado, porque no pongas sangre en tu casa si de él cayere alguno" (Deuteronomio 22:8). Hoy día las leyes sobre la construcción hablan de esta protección aunque en algunos casos no la aplican y han ocurrido muchos accidentes al caerse personas u objetos de los edificios. En esos tiempos, el techo tenía muchos usos adicionales que hoy día, y por tanto era más fácil tener accidentes.
"En el Medio Oriente, el techo es un lugar muy especial para dormir. Por una gran parte del año el techo o terrado es el lugar más agradable en la casa (por el calor), especialmente en las mañanas y tardes. Ahí muchos duermen durante el verano, tanto en la ciudad como en el campo, y en todas partes donde la malaria no es peligrosa. La costumbre es antiquísima. Un ejemplo de esta práctica en la Biblia, es el incidente de Samuel llamando a Saúl, quien se había dormido en el terrado (1 Samuel 9:26).
Los planos techos de las casas orientales expuestos al aire al sol se prestan muy bien para almacenar granos o frutas para que ahí se sequen. Rahab escondió los espías con tallos de lino que conservaban en el techo (Josué 2:6).
En Isaías 22:1 el profeta nos dice: “¿Qué tienes ahora, que todos los tuyos has subido sobre los tierra dos?” Así se describe a la ciudad típica del Medio Oriente, en medio de gran conmoción. Así como los del Occidente en tales casos se congregan en las calles, los del Medio Oriente suben a los techos desde donde pueden ver hacia las calles, y descubrir lo que acontece... Jesús debe con frecuencia haber oído la llamada del pregonero del pueblo. El dijo a sus discípulos: "Lo que hablasteis al oído en las cámaras, será pregonado desde los terrados" (Lucas 12:3).
Las Escrituras nos indican que los terrados de las casas fueron usados para una adoración verdadera a Dios. Lucas nos dice de Pedro en Jope subió a la azotea a orar cerca de la hora sexta (Hechos 10:9).
En ocasiones cuando una escapada de algún peligro era necesaria, los habitantes de los pueblos en tiempo de Cristo podían hacerlo pasando de techo en techo, debido a que las casas están muy cerca una de otra...una persona podía escapar, pasando de techo en techo, hasta que en la última casa descendía por la escalera que llevaba hacia abajo y a la calle, sin haber entrado en ninguna vivienda. A este "camino de los techos" el Señor se refirió sin duda en su aviso a sus compañeros (Mateo 24:17) 'y los que sobre el terrado, no descienda a tomar algo de su casa' (Usos Y Costumbres De Las Tierras Bíblicas, Wight, p. 3133).
De este modo vemos que era muy importante evitar el peligro más grande de la casa, una caída, con el pretil protector. Así de nuevo se pone en práctica el principio de amar al prójimo como a sí mismo. Cristo lo amplificó cuando dijo: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12).
Respecto al incendio accidental, la ley responsabiliza a la persona descuidada. "Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado" (Éxodo 22:6). Otra vez vemos la ley del talión en acción – una justa recompensa por el daño producido. ¡Cuántos accidentes se pudieran evitar si todos supieran que serían capturados y multados por el daño!
Además de todo esto, Dios también responsabiliza a uno de cuidar la propiedad y los bienes vecinales. En esa sociedad como también la de ahora, muchos de los daños y desapariciones 'de bienes ocurrían entre los vecinos donde existen muchas veces las envidias y los descuidos.
"Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie; juramento del Eterno habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará. Mas si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado. Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla. Si el dueño estaba presente, no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler" (Éxodo 21:10-15).
Otro ejemplo de la responsabilidad civil es el siguiente: Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo". Este parece un principio del Nuevo Testamento, sin embargo, aquí aparece en todo su esplendor.
Recuerda lo que dijo Pablo: "No paguéis a nadie mal por mal ...Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer, si tuviere sed, dale de beber, pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal" (Romanos 12:17-21).
Este es un breve resumen de las leyes de la prevención de accidentes y de la responsabilidad por los bienes ajenos. Los códigos modernos de tránsito, de la construcción y de la prevención incluyen estos principios después de miles de años de negligencia por parte de la sociedad.
Aún hoy día cuando uno escucha de derrumbes de edificios mal construidos, de inmensos incendios forestales, de terribles accidentes de tránsito, de centenares de muertes por inmersión en las playas o las piscinas, de accidentes por malos pavimentos o techumbres, es interesante saber que Dios se preocupó de estas cosas con leyes para buenas y seguras construcciones, de campos y bosques bien guardados y la educación para prevenir incendios, de tapar pozos, piscinas y vigilar las playas, y de preocuparse del otro al andar en el tránsito.
Si pudiéramos vivir en un mundo donde todos aman al prójimo como a sí mismo, ¡cuántos accidentes se pudieran evitar! De hecho, muchas de las formas de construir y de vivir no serán parte del Mundo de Mañana pues dice: "Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas" (Zacarías 8:5).
De modo que no habrá peligros en las calles como los hay en la actualidad. Todo se gobernará y se planificará en el Milenio según las leyes de la prevención de accidentes, tal como las hemos estudiado aquí.