El rompecabezas profético de la Biblia
¿Ha intentado alguna vez armar un rompecabezas que tiene cientos de piezas?
Cuando solo se cuenta con las piezas, todas de variados tamaños y colores, es casi imposible saber cómo encajan. Tal vez uno logre separar todos los bordes lisos y armar el contorno, pero es imposible completar el resto.
Pero si tenemos una imagen del rompecabezas completo, o incluso de una de sus secciones, podemos comenzar a organizar las piezas y entender cómo ensamblarlas.
Debido a que la profecía bíblica también es revelada en piezas de diferentes tamaños y colores, es fuente de todo tipo de especulaciones. Sin embargo, la Biblia contiene algunas imágenes panorámicas que muestran cómo se conectan sus piezas.
Una de las profecías bíblicas más enigmáticas
Una de estas imágenes proféticas apareció en la visión de un rey babilonio hace casi 2 500 años. Esta visión está registrada en el libro bíblico de Daniel.
Dicha profecía consta de eventos que ya han ocurrido, ¡pero también predice los titulares de nuestro mundo actual!
La historia de Daniel comienza cuando él era un joven adolescente que vivía en Judá. Su familia pertenecía al linaje real de los príncipes judíos.Cuando los babilonios, un poderoso pueblo que habitaba en lo que es el actual Irak, invadieron Judá en 605 a. C., se llevaron cautivos a Babilonia a los mejores y más inteligentes jóvenes judíos para adoctrinarlos según su estilo de vida. Daniel se encontraba entre este grupo de jóvenes que fueron deportados a esta tierra tan extraña y desconocida.
Nabucodonosor, el rey babilonio, tuvo una horrible pesadilla. Llamó a todos sus magos y astrólogos y les exigió que interpretaran el significado de su sueño, pero primero debían describírselo. Cuando no pudieron hacerlo, el rey amenazó con matarlos a todos.
Pero algunos de los consejeros de Nabucodonosor le hablaron de un joven judío llamado Daniel, quien era bendecido por su Dios. Llamaron a Daniel, quien oró a Dios para que le revelara tanto los detalles como el significado del sueño del monarca.
La visión de Nabucodonosor
La revelación de Daniel sobre el significado de esta visión es la base para comprender la historia posterior del Medio Oriente y las profecías de los últimos tiempos. Los capítulos siguientes del libro de Daniel y Apocalipsis simplemente añaden más detalles a esta visión. Daniel describió la dramática visión del rey babilonio:
“Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido.
“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:31-35).
El sueño de Nabucodonosor estaba lleno de vívidas imágenes de una estatua gigantesca. Examinemos los cinco elementos de la imagen del sueño de Nabucodonosor para comenzar a comprender lo que significa todo esto.
Dios permitió que Daniel viera en visión una estatua que tenía la forma de un hombre con cabeza, brazos, torso y piernas. Primero, Daniel describió la apariencia de la estatua: la cabeza de la imagen estaba hecha de oro; su pecho y sus brazos, de plata, un material menos valioso que el oro; su vientre y sus muslos, de bronce; y finalmente, sus piernas y pies, de una combinación de hierro y barro cocido.
Daniel luego le anunció al rey que Dios le había revelado el sueño y que este había sido divinamente inspirado. Él le explicó al atónito monarca que la imagen era una profecía acerca de cuatro imperios sucesivos.
El sueño explicado
“Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey. Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra” (Daniel 2:36-39).
Desde nuestro ventajoso punto de vista histórico moderno, sabemos que el Imperio babilónico fue seguido de otros tres imperios.
Es imprescindible que conozcamos el trasfondo histórico de esta sucesión de imperios para poder entender lo que el libro de Daniel nos dice acerca de la profecía bíblica.
Después de describirle la visión y el sueño a Nabucodonosor, Daniel le explicó individualmente los símbolos. Él dijo que la cabeza de oro de la estatua representaba a Nabucodonosor mismo y al Imperio babilónico. Este imperio existió desde 605 a 539 a. C.
En 539 fue subyugado repentinamente por el Imperio persa. Ello significa que el pecho y los brazos de plata en el sueño de Nabucodonosor representaban al Imperio persa.
El Imperio persa luego cayó bajo el Imperio griego, que está representado por el vientre y los muslos de bronce de la estatua. El Imperio griego fue una poderosísima fuerza en el mundo antiguo entre los años 332 a 63 a. C.
Estos tres reinos –Babilonia, Persia y Grecia– son mencionados por su nombre en el libro de Daniel. El cuarto no lo es. Pero siguiendo el patrón de la profecía, que afirma que cada reino es inmediatamente reemplazado por el siguiente, podemos descubrir fácilmente la identidad del cuarto imperio: Roma, que sustituyó al Imperio griego.
Una profecía para el futuro
Esta es la descripción profética del cuarto imperio entregada por Daniel:
“Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido.
“Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro” (Daniel 2:40-43).
Este cuarto imperio es el Imperio romano; pero es muy importante entender que esta parte de la profecía no se ha cumplido en su totalidad. Este cuarto imperio en Daniel 2 es una pieza clave del rompecabezas profético, ya que nos lleva al quinto elemento. ¡Nos habla de eventos futuros!
Ahora analicemos el quinto elemento de esta profecía, que es el más importante: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación” (Daniel 2:44-45, énfasis nuestro).
¿Quiénes son los “reyes” (gobernantes) mencionados en esta profecía?
Note que estos reyes estarán vivos en los últimos días del Imperio romano. ¡Dice que serán destruidos a la segunda venida de Jesucristo!
La resurrección final de Roma, cuando Cristo venga con poder y gloria
Veamos nuevamente lo que Daniel fue inspirado a decir acerca de los pies de la imagen. Los diez dedos de ambos pies representan a diez gobernantes. Daniel dijo que Cristo regresará a establecer el Reino de Dios en la Tierra durante el gobierno de estos diez líderes.
¡Esta es una profecía de vital importancia acerca del tiempo que precederá la segunda venida de Jesucristo!
La profecía bíblica revela que se llevará a cabo un intento concertado por restablecer el Imperio romano, que involucrará a diez gobernantes. Esta unión tendrá la fuerza y el poder del Imperio romano, pero además una gran debilidad: no será una verdadera unión, ya que habrá discordias en su medio a raíz de las identidades nacionales y culturas que la compondrán.
Esta pieza del rompecabezas profético nos advierte que debemos prestar atención a los eventos que están ocurriendo
en Europa.
Ahora veamos el libro de Apocalipsis, donde el apóstol Juan registra profecías sobre los acontecimientos que precederán el regreso de Jesucristo. Estas profecías nos entregan detalles del periodo predicho en la imagen del sueño de Nabucodonosor.
Así es como Juan describió a Cristo a su regreso:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos . . . Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores” (Apocalipsis 19:11-16).
Las piezas proféticas de la imagen en Daniel 2 nos hablan de una piedra que destruye al cuarto imperio. ¡Esta piedra es nada más y nada menos que Jesucristo!
Lo que esto significa para usted
Usted y yo vivimos en una sociedad malvada y corrupta donde todos los intentos humanos de gobernar con justicia y bondad fracasan. Vivimos en un mundo de violencia, guerras, pobreza, crímenes, familias disfuncionales y miles de millones de personas que viven una vida sin propósito ni significado.
Si usted desea que su vida esté llena del propósito de Dios, tendrá que hacer algo. Debe prepararse para el regreso de su Hijo, que vendrá a establecer su Reino aquí en la Tierra.
¿Qué es lo que debe hacer?
Primero que nada, arrepentirse de sus pecados. No es suficiente que acepte a Jesús como su Salvador. Es absolutamente cierto que no hay salvación sin el sacrificio de Jesucristo, el cual pagó la pena de muerte que todos nosotros merecemos ante el Dios de justicia, pero comprometerse a vivir según cada palabra que proviene de Dios y a obedecer sus mandamientos en cada aspecto de su vida es una clave vital, que a menudo se pasa por alto. Hemos leído en Apocalipsis que Jesucristo regresará ¡como Rey de reyes y Señor de señores! A su retorno, ¡él reunirá a todos los que ya se hayan sometido a él como Rey!
El cristianismo que acepta a Jesús como Salvador, pero al mismo tiempo continúa rechazándolo como Rey al desobedecer sus palabras, es inútil y vacío. De hecho, ¡este no es el cristianismo verdadero!
Por lo tanto, la segunda manera en que usted debe prepararse para el quinto elemento de Daniel 2 (el Reino de Dios) consiste en comprometerse a vivir cada día según los valores y leyes del Reino venidero de Dios. Comience cada día pidiéndole a Dios que guíe sus pasos. Escudriñe la Biblia para descubrir los planes que él tiene para su vida. Quizá le sorprenda enterarse de que muchas de sus conjeturas acerca de las enseñanzas de Jesucristo en realidad difieren de lo que él enseñó.
El cristianismo auténtico es una aventura llena de propósito que comprende compromiso diario, obediencia, y vivir en una relación cercana con nuestro Rey venidero. Incluye esperar con ansias su regreso y confiar en la bondad de Dios, incluso en tiempos difíciles.
Viva para su Rey hoy mismo
Los caminos del Rey venidero no se manifiestan practicando una religión tibia, inmoral y carente de entusiasmo. ¡Dios no se conforma con nada menos que un compromiso absoluto con él y su Reino!
Gran parte de la profecía en la imagen del sueño de Nabucodonosor ya se ha cumplido. Esto debería darle un sentido de confianza en la autenticidad de la profecía bíblica. ¡Incluso, debería inspirarlo a darse cuenta de que las profecías futuras del Reino de Dios también se llevarán a cabo!
Dios está llamando a los seres humanos para que se aparten de los caminos malos de este mundo. A usted se le ha dado la oportunidad de responder a este llamado y prepararse para el Rey de reyes y Señor de señores que pronto vendrá. No tome esta oportunidad a la ligera. ¡Pídale a Dios que abra su mente y su corazón a esta verdad!
¿Cómo responderá a este magnífico ofrecimiento?
Si logra armar este rompecabezas, ¿se sentirá motivado a cambiar su vida y someterse a Dios?
¿Está dispuesto a dedicar su tiempo, esfuerzo y recursos a prepararse para ese futuro que Dios ha revelado?
¿O está dispuesto a rechazar lo que Dios le está ofreciendo?
¡La decisión es suya!