Preparación prudente ante un posible desastre
Los expertos advierten sobre la posibilidad de un ataque con pulso electromagnético, que podría dejar sin electricidad a extensas regiones. La red eléctrica también puede colapsar temporalmente debido a desastres naturales como inundaciones, incendios, fuertes tormentas o ciertas formas de ataque perpetrados por el hombre pero, sin importar cuáles sean los potenciales efectos de las catástrofes inesperadas, es prudente estar preparado ante posibles emergencias.
Como declara Proverbios 22:3 y 27:12: “El prudente se anticipa al peligro y toma precauciones. El simplón avanza a ciegas y sufre las consecuencias” (Nueva Traducción Viviente). Es nuestro deber hacer todo lo que esté en nuestras manos a fin de proveer para nuestras familias (1 Timoteo 5:8), y parte de ese deber es prepararse debidamente.
En un artículo titulado Survival in the Age of EMP(Supervivencia en la era del PEM [pulso electromagnético]), de la revista digital estadounidense American Thinker, el autor Norman Rogers escribe: “Las consecuencias de una falla en la red eléctrica y computacional serían horrorosas, especialmente porque nos encontramos absolutamente desprevenidos . . . Sin electricidad por meses o años, la civilización colapsa. La cadena alimenticia no puede operar, porque sin electricidad no funcionan las fábricas. Los medios de transporte (suponiendo que los automóviles y camiones todavía funcionen) no pueden andar sin combustible. Sin refinerías ni tuberías que funcionen, no habrá combustible. Si es invierno, la gente comenzará a quemar sus muebles para calentarse. La gente que depende de ciertas drogas para mantenerse viva morirá, ya que los laboratorios que las fabrican estarán inactivos”.
Este nuevo escenario de guerra le da otra razón a la gente para acumular alimentos . . . Entre los mormones se ha fomentado desde hace mucho la idea de almacenar provisiones para un año. El Departamento de Seguros contra Terremotos de California recomienda tener un suministro de alimentos para dos semanas. El estado de La Florida sugiere que tal suministro sea de tres días.
“Los supermercados y tiendas de víveres no almacenan grandes cantidades de alimento y, por lo general, estos se agotan en unas cuantas horas ante la inminencia de un huracán. La extensa cadena alimenticia debe encontrarse operativa para procesar y distribuir alimentos, y también depende de equipos, transporte, sistema financiero, electricidad, etc. Cuando hay un terremoto o un huracán, la ayuda masiva llega rápidamente de lugares externos, por lo cual las necesidades para almacenar alimentos son mínimas. [Esto podría no ser tan fácil si una zona afectada por el PEM es enorme, como probablemente sea el caso]. . .
“¿Cuántas personas u organizaciones se han preocupado de cómo podría uno comprar (o vender) cosas cuando las terminales de tarjetas de crédito, los computadores bancarios y máquinas de tarjetas de débito no funcionen?. . . Como los gobiernos no están haciendo nada para prevenir un [posible] PEM, es una buena idea que tanto los individuos como las organizaciones formulen sus propios planes para abastecerse de alimentos de emergencia”.
Por supuesto, todo esto debe equilibrarse con las prioridades de la vida diaria. La Biblia nos advierte que si solo tratamos de salvar nuestras vidas físicas, al final puede que fracasemos (Lucas 17:33). Debemos prepararnos tanto como podamos para las emergencias que se presenten, pero sin irse a los extremos. La Biblia nos anima a buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia, porque él se hará cargo de nuestras necesidades (Mateo 6:33), y una parte de la justicia es la preparación prudente.