Después del caos, tiempos de refrigerio
Tal vez usted esté necesitando un poco de renovación espiritual. Sin excepción, todos vivimos en un mundo agobiante y sediento emocional, física y espiritualmente.
¡Pero no se desespere! Dios tiene un plan para saciar su sed espiritual. El apóstol Pedro resume este plan de Dios de esta manera: “Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio y él envíe a Jesucristo . . . a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas . . .” (Hechos 3:19-21).
Pedro dijo que estos “tiempos de refrigerio y restauración” son descripciones del momento en que Dios envía a Jesucristo de nuevo a la Tierra. La mayoría de los cristianos espera el momento del regreso de Cristo, pero ¿se ha preguntado alguna vez qué pasará después que él descienda sobre el monte de los Olivos a encargarse de los asuntos de la humanidad? ¿Cómo cambiará el mundo?
Será más fácil comprender esto si visualizamos cómo será el mundo al regreso de Cristo. Probablemente haya leído o escuchado descripciones de profecías del libro de Apocalipsis alusivas a la gran destrucción causada por la guerra, las enfermedades y los desastres naturales que precederán el retorno de Cristo. Intentemos identificarnos personalmente con estas imágenes a través de un viaje imaginario en el tiempo, junto a una familia que experimenta lo que diversas profecías bíblicas advierten acerca del futuro; hagamos un viaje desde el sufrimiento sin par al final de esta era, a los tiempos de paz y renovación que le seguirán.
La oscuridad que precede al amanecer
Esta es la historia imaginaria de una familia de cuatro integrantes: papá, mamá y dos hijas, que residían en un país próspero. Vamos a llamar a los padres “Tomás” y “Julia”. Vivían en una casa agradable y trabajaban sin descanso; su vida era agitada, pero ese es el precio que se paga por el éxito, ¿no?
Pero de pronto las cosas se pusieron difíciles, y esta familia no estaba preparada para ello. Empezaron a notar el alza en los precios de la carne, el pan y las verduras, pero aun así podían pagar sus teléfonos inteligentes y las cuotas del automóvil. Cuando Tomás perdió su trabajo, se sintió desfallecer y empezó a caer en depresión, por lo que Julia tuvo que trabajar doble jornada para cubrir los gastos. Pero a pesar de las dificultades, sus hijas todavía iban a su práctica de fútbol, y Tomás y Julia aún confiaban en que el gobierno encontraría la forma de detener el deterioro económico.
Hicieron caso omiso de la decadente moral de la sociedad que los rodeaba, como también de los remotos conflictos que estaban ocurriendo en el resto del mundo. Mientras tuvieran calefacción y aire acondicionado, un supermercado donde comprar víveres y pudieran ver los programas televisivos más populares, las cosas no parecían realmente tan malas.
Y entonces se desató lo impensable. La nación llegó a un punto crítico y aumentaron los temores frente a los crecientes desastres naturales y la progresiva inestabilidad nacional e internacional. Resurgieron enfermedades que se creían superadas mucho tiempo atrás, y una epidemia causada por una mutación viral cobró la vida de su primogénita. El valor de su casa, así como la pensión de su jubilación, se esfumaron a causa del colapso económico, y surgieron disturbios por la escasez de alimentos.
Un nuevo intento del gobierno mundial por contener temporalmente la marea fracasó rotundamente. En las naciones estallaron revueltas de todo tipo, y una nueva guerra mundial trajo consigo la destrucción nuclear de las principales ciudades del orbe y la anarquía social en las zonas periféricas. No había atención médica básica, ni electricidad, y aun el agua potable era difícil de conseguir. Tomás fue asesinado por matones que le robaron su último litro de gasolina.
La siguiente etapa de la pesadilla fue la llegada de tropas extranjeras; patrullando de una ciudad a otra, encerraban a la gente para llevarla a las zonas “seguras”. Julia se aferró a la hijita que le quedaba mientras eran transportadas junto a otras personas a las áreas de reclusión, que en realidad eran campos de concentración y esclavitud.
Pero la pesadilla no había terminado. Explosiones aterradoras y eventos catastróficos literalmente sacudieron la Tierra cuando grandes meteoritos golpearon el planeta. El orden establecido se acabó cuando todos los que pudieron se dispersaron por el campo, refugiándose entre las ruinas. En medio del caos, la hija de Julia murió por desnutrición y deshidratación cuando el calor del sol se hizo tan intenso, que quemó la vegetación. Julia miró hacia fuera de su refugio en espera de la muerte, preguntándose “¿existe Dios?”
De repente se oyó el estruendo más grande jamás oído y Julia vio una gran luz, más brillante que el sol, que se movía a través del cielo y caía a la Tierra en el lejano horizonte. Poco después, el suelo debajo de ella se sacudió como nunca antes. ¡Este terremoto era más intenso que cualquiera de los ocurridos anteriormente! ¿Acaso otro meteorito había caído sobre el planeta? ¿O tal vez se trataba de lo que algunas personas en los campamentos habían dicho que sucedería – el regreso de Jesucristo a la Tierra?
Varios días después, Julia se enteró de los acontecimientos sorprendentes que habían tenido lugar en Jerusalén. Justo cuando parecía que la humanidad iba a autodestruirse, un ser radiante como el sol, acompañado de un gran ejército que también resplandecía con fuerza, se posó en el monte de los Olivos dividiéndolo en dos. Esa había sido la causa del terremoto.
Algunos creyeron que el planeta estaba siendo invadido por extraterrestres; otros dijeron que era el anticristo. Después, fuerzas militares convergieron y se unieron para marchar hacia Jerusalén a combatir contra Cristo, pero fueron derrotadas por completo. Sin embargo, Julia recordó que Jesucristo había prometido volver, ¡y entonces comprendió que el día había llegado!
Ese es el mundo que Jesús vendrá a salvar y renovar.
Restauración y paz bajo el reinado de Cristo
¡Qué escenario tan caótico encontrará Jesús! Un entorno incapaz de sostener la vida, lleno de gente paralizada de miedo o enloquecida por los terribles y aterradores acontecimientos de la gran tribulación y el Día del Señor. Nuestra imaginaria Julia representa solo a uno de los incontables millones de sobrevivientes oprimidos, hambrientos y desesperados de aquel tiempo.
En medio de este panorama desolador y de las multitudes sin esperanza, Jesucristo comenzará, con la ayuda de sus santos, a hacer grandes cambios en el mundo; sus seguidores de esta era, que serán resucitados a su regreso, colaborarán en su gobierno sobre las naciones. ¿Cómo van Jesús y los santos a dar inicio a los “tiempos de refrigerio”?
El profeta Isaías escribió una de las descripciones más vívidas del reinado de Cristo en la Tierra en el capítulo 2 de su libro: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes . . . Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas . . .
“Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4).
Una de las primeras cosas que Cristo tendrá que hacer será regenerar el medio ambiente, que habrá sido devastado por los desastres naturales, la guerra nuclear y los impactos de meteoritos. Y, por supuesto, empezar a guiar a la gente por el camino de la paz.
La paz mundial no ocurrirá instantáneamente, pero sí llegará. Incluso la naturaleza de los animales será transformada y será una de las características de los cambios que experimentará el mundo, que volverá a ser un entorno seguro y pacífico. Isaías 11 es una de las grandes profecías acerca de los “tiempos de refrigerio”:
“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos; y un niño los pastoreará . . . Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (vv. 6-9).
Estas profecías nos entregan una visión extraordinaria de cómo serán esos “tiempos de refrigerio”.
Pero ¿qué sucederá con gente como Julia, que habrán perdido a sus seres queridos antes del regreso de Cristo? ¿Cómo recuperarán la esperanza? Ellos aprenderán la maravillosa verdad de que sus seres queridos volverán a vivir y de que podrán reencontrarse con ellos. Mientras tanto, Cristo y sus santos les darán consuelo, enseñándoles el plan y propósito de Dios, ayudándoles a llevar una vida recta para que disfruten la bendición de vivir alegremente.
La paz y el gozo bajo el gobierno de Cristo pueden ser su futuro, como también pueden ser parte de su vida cotidiana actual; pero para entender ese futuro tiempo de restauración, deberá tomar medidas ahora. Debe desechar las consabidas –pero vacías– creencias religiosas y convertirse en un verdadero discípulo de Jesucristo.
Noticias futuras y la Fiesta de los Tabernáculos
¿Puede imaginarse lo que sería prender su computador y encontrar titulares como estos?:
“Nuevo programa de gobierno: Todos los vehículos militares blindados serán convertidos en maquinaria agrícola y niveladoras de carreteras”.
“Dios sana la Tierra: Se acaba la escasez de alimentos en todos los continentes debido a que la producción supera la capacidad de cosecharlos”.
“Las conversaciones de paz entre israelíes y árabes llegan a una solución pacifica bajo la dirección del Rey Jesús”.
Estos titulares imaginarios en realidad retratan eventos reales, vaticinados en las profecías bíblicas acerca de los tiempos de refrigerio.
Zacarías 14 es otra de las grandes profecías sobre la venida de Cristo. El profeta describe cómo, después de que Jesús descienda sobre el monte de los Olivos y se produzca un gran terremoto, un río de agua viva fluirá desde Jerusalén para comenzar a regenerar la Tierra.
Luego Zacarías añade esta curiosa declaración: “Y todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la fiesta de los tabernáculos” (v. 16).
Puede que esto lo sorprenda, pero uno de los primeros requisitos religiosos que Jesús impondrá a toda la humanidad bajo su reinado será la observancia de la Fiesta de los Tabernáculos. Tal vez esta festividad bíblica sea algo completamente nuevo para usted. La Fiesta de los Tabernáculos se centra en la temporada de fines del verano y comienzos del otoño en el Medio Oriente; también se denominaFiesta de la Cosecha, una celebración de las abundantes bendiciones de Dios.
Zacarías continúa: “Y acontecerá que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que el Eterno herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos” (vv. 17-19).
¿Comprende usted realmente lo que predice esta profecía?
Aquí no solo se ordena a Israel y a los judíos que celebren la Fiesta de los Tabernáculos sino también a todaslas naciones, entre ellas Egipto. Esto no es un relato histórico, pues nunca ha sucedido, ¡sino un evento futuro y profético sobre el establecimiento del Reino de Dios en todas las naciones!
Cristo no solo exigirá la observancia de la Fiesta de los Tabernáculos, sino que también castigará, por su propio bien, a las personas que se nieguen a obedecerle. Un aspecto de la renovación espiritual de Cristo para la humanidad será la celebración universal, año tras año, de los festivales bíblicos de Dios, que revelan su plan de salvación para todos los seres humanos. Aunque, como suele ocurrir, algunas personas tercamente se resistirán a la bondad de Dios.
La observancia de la Fiesta de los Tabernáculos, o de la Cosecha, es una de las claves para entender el reinado milenario de Jesucristo. Para los cristianos que esperan el regreso de Cristo es una celebración de la siguiente cosecha espiritual, cuando Jesucristo y el Padre reúnan a todas las naciones.
Viviendo el futuro hoy
Echemos un vistazo a otra de las profecías de Isaías acerca del Reino mesiánico: “He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones [es decir, a todo el mundo] . . . por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas [los confines del mundo] esperarán su ley” (Isaías 42:1-4).
Al igual que otros pasajes que hemos visto, esto describe el reinado venidero de Cristo. Sin embargo, para poder ser parte de él debemos someter desde hoy nuestras vidas a su autoridad.
¿Quiere usted tener un impacto positivo en el mundo? ¿Quiere cambiar las cosas y ayudar a las personas a que tengan una vida mejor?
Eso es exactamente lo que Jesucristo está haciendo ahora y lo que va a hacer cuando regrese. Transformará los desiertos; con su poder detendrá la guerra y la violencia; establecerá una religión genuina centrada en la adoración del único y verdadero Dios; pondrá en marcha un nuevo gobierno basado en leyes de equidad y justicia; desarrollará un sistema económico que erradique la pobreza; y establecerá programas educativos, promoviendo y facilitando el bienestar para todos.
Esto no es un cuento de hadas, ¡sino lo que va a suceder en los tiempos venideros de renovación que le están siendo revelados!
Desde luego, frente a los problemas actuales este maravilloso futuro puede parecer muy lejano. ¿Cómo puede usted comenzar a experimentar estos tiempos de renovación ahora? Dios quiere traer un cambio espiritual a su vida, pero para ello es necesario que usted haga su parte.
Volvamos a lo que Pedro dijo: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio . . . y él envíe a Jesucristo . . . a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas” (Hechos 3:19-21).
Usted debe tomar la decisión de clamarle a Dios para que lo convenza de cuánto necesita esta renovación. Muchísimas personas no tienen conciencia de su propia sed espiritual.
El futuro consiste en el reinado de Cristo sobre la Tierra. ¿Quiere ser parte de ese futuro? Si su respuesta es “sí”, ¡entonces Jesucristo debe comenzar a reinar en su vida hoy mismo!