Siete señales proféticas antes del regreso de Jesús
Generaciones anteriores a la nuestra pensaban que Jesucristo regresaría durante el curso de sus vidas, pero los hechos comprobaron que estaban equivocadas. Muchas personas que viven en la actualidad piensan que el regreso de Cristo es inminente, y ciertamente la Biblia contiene profecías que no podían ser cumplidas sino hasta esta generación actual.
Poco antes de su crucifixión y resurrección, Jesucristo entregó una profecía crucial acerca de los eventos de los últimos tiempos que quedó registrada en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. Sus discípulos le dijeron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).
Jesús respondió con una descripción de las condiciones y los eventos que precederían su segunda venida. Él dijo que cuando estas señales fuesen evidentes, su regreso ocurriría en el lapso de una generación (v. 34). ¿Será posible que esto se refiera a esta generación actual?
A lo largo de los casi 2 000 años desde que Cristo entregó su profecía, muchos han pensado que su regreso ocurriría durante sus vidas. Desde luego, todos resultaron estar equivocados; pero es muy interesante que en la Biblia hay un número de profecías que no podrían haber sido cumplidas hasta nuestra era, es decir, el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial.
La Biblia está llena de profecías, cada una de las cuales se ha cumplido o se cumplirá a su tiempo. El propósito de estas profecías es darles esperanza a los cristianos para el futuro y guiarlos para que vivan vidas transformadas, sometiéndose al gobierno justo de Dios durante sus vidas.
Las siete profecías que se cubren en esta guía de estudio son ejemplos importantes de eventos pasados y futuros, que preparan el escenario para la segunda venida de Jesús. El deseo sincero de Dios es que usted se llene de esperanza y del deseo de vivir una vida según su camino, transformado por la confiable Palabra de Dios.
1- La humanidad deberá tener la habilidad de exterminarse a sí misma.
En Mateo 24:22, al describir las condiciones que precederán su segunda venida, Jesús dice que “si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”.
El mensaje principal que trajo Jesucristo fue el del Reino venidero de Dios. Éste es descrito como “el evangelio” (Marcos 1:14). Evangelio significa “buenas noticias”, y aunque algunas de las profecías que se refieren a los eventos que precederán el establecimiento del Reino parezcan negativas, debemos tener siempre en mente que el foco central de la profecía bíblica son las buenas noticias (el evangelio) del Reino de Dios venidero.
Mateo 24:22 nos muestra que si Jesucristo no interviene en los asuntos mundiales, la raza humana se verá amenazada por la extinción. Es crucial notar que la humanidad solo ha tenido la capacidad de autodestruirse durante poco más de 50 años, cuando tanto Estados Unidos como la Unión Soviética desarrollaron y acumularon bombas de hidrógeno y el mundo tuvo que aprender a vivir “con la certeza de la destrucción mutua”.
En ese tiempo solo había tres poderes nucleares (el otro era Gran Bretaña), pero ya a mediados de la década de 1960 Francia y China se habían unido al club nuclear. Hoy en día hay al menos ocho naciones que tienen misiles nucleares y pareciera ser que el número aumentará debido a la carrera armamentista nuclear que se desarrolla en el Medio Oriente.
Por supuesto que mientras mayor cantidad de poderes nucleares tengamos en el mundo, mayor es la posibilidad de que alguien utilice esta fuerza letal para el mal.
Y debido a que la atención internacional ha estado enfocada en los programas nucleares de Corea del Norte e Irán durante los últimos años, se le ha prestado poca atención a la posibilidad de que parte o todo el arsenal nuclear de Paquistán caiga en manos de radicales islámicos.
Durante la continua crisis en Paquistán, el Talibán y al-Qaeda y sus partidarios consistentemente han ganado más poder, territorio e influencia, haciendo que el terrorismo nuclear sea algo más factible. ¡Solo piense en las consecuencias para el resto del mundo si este tipo de grupos llega a tener acceso a armas nucleares!
Mientras tanto, Rusia y China están determinadas a ejercitar sus músculos militares, aumentando el temor de una nueva era de tensión similar a la provocada por la Guerra Fría.
A pesar de todo esto, hay buenas noticias: los cristianos tienen la seguridad de que Jesucristo intervendrá para salvar a la humanidad de la aniquilación. Esta profecía no podía cumplirse sino hasta que el hombre tuviese el potencial de autoeliminarse por medio de armas de destrucción masiva, lo cual solo ha sido posible en los últimos 50 años, como ya dijimos.
2- Se establecerá una nación judía en Israel.
Geopolíticamente, el foco central de los eventos del tiempo del fin será Jerusalén y sus alrededores, lo que mucha gente conoce como la Tierra Santa.
El capítulo 21 de Lucas y el capítulo 24 de Mateo son paralelos. Note el relato de Lucas sobre la extensa profecía de Jesucristo que sirvió de respuesta a estas preguntas de los discípulos: “Maestro, ¿cuándo será esto? ¿y qué señal habrá cuando estas cosas estén para suceder?” (Lucas 21:7).
En respuesta, Jesús les mostró que Jerusalén sería el protagonista principal de la turbulencia política y militar que precederían su retorno: “Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado . . . Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (vv. 20-22).
Cualquiera que haya vivido hace un siglo atrás hubiera encontrado estas frases prácticamente imposibles de comprender. Jerusalén en los tiempos antiguos había sido objeto de muchas batallas, pero durante cuatro siglos después de 1517 la ciudad había estado en paz dentro de las fronteras del Imperio turco otomano. Los judíos vivían como minoría bajo el gobierno de los turcos, pero esto cambiaría dramáticamente durante el curso del siglo XX. Tenía que cambiar,para que la profecía bíblica se cumpliera.
Zacarías, el profeta del Antiguo Testamento, fue utilizado por Dios para que revelara muchas cosas sobre los eventos del tiempo del fin y la segunda venida del Mesías. Zacarías vivió y profetizó más de 500 años antes de que Cristo viniera por primera vez; sin embargo, su libro profético nos dice mucho sobre el mundo actual.
En Zacarías 12:2-3 Dios dice: “He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella”.
En el versículo 9 agrega: “Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén”.
Al leer estos versículos es posible pensar que se aplican a eventos antiguos, ya que Jerusalén ha estado en disputa y ha sido motivo de guerras innumerables veces a través de la historia. Sin embargo, el capítulo 14 deja en claro que se esto se refiere a sucesos futuros, no pasados. El momento descrito ocurre inmediatamente antes del retorno de Jesucristo.
“He aquí, el día del Eterno viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla.
“Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en- frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur” (Zacarías 14:1-4).
Claramente, las últimas líneas de esta profecía aún están por cumplirse.
En este mismo capítulo, más adelante leemos cómo esas naciones que se volverán en contra de Jerusalén tendrán que ir a esta ciudad a adorar al Rey, Jesucristo (v. 16).
Estos capítulos de Zacarías son una profecía acerca de los acontecimientos que preceden e incluyen la segunda venida de Jesús. El foco central de ella es una Jerusalén controlada por judíos.
Poco antes de Zacarías, otro profeta judío, llamado Daniel, vivió durante el tiempo del cautiverio de los judíos en Babilonia. Su libro afirma que en los tiempos del fin serán quitados los sacrificios diarios de los judíos (Daniel 12:11; vea versículos 1-13). Este evento tuvo un predecesor: la profanación del templo bajo el gobernador sirio Antíoco Epífanes en el siglo II a. C.
Sin embargo, Jesucristo confirmó que este evento es futuro y precederá su regreso (compárese con Daniel 11:31; Mateo 24:15). Esto significa que estos sacrificios primeramente deben ser reinstaurados, para lo cual será necesario que Jerusalén se encuentre bajo el control de los judíos.
Cien años atrás tal cosa hubiera sido inimaginable, por la simple razón de que no existía una entidad política judía independiente en el Medio Oriente.
Después de rebelarse contra los romanos en el año 66 d. C. y nuevamente en 132 d. C., Judea fue aplastada. La mayor parte de los judíos que quedaron se dispersaron por todo el Imperio romano y más allá de sus fronteras. Solo en 1948 volvió a existir una nación judía, cuando se estableció la nación moderna de Israel.
Hace un siglo, una nación judía independiente no era más que un sueño acariciado por un grupo de fanáticos. Este sueño dio un paso adelante durante la Primera Guerra Mundial cuando las fuerzas de la Mancomunidad Británica se apoderaron de Jerusalén, que estaba bajo control de los turcos, en diciembre de 1916. Unos meses más tarde el gobierno británico se comprometió al establecimiento de una nación judía independiente en las antiguas tierras que los judíos habían habitado por siglos.
Pero pasarían otros 30 años antes de que el sueño se hiciera realidad, en 1948. Sin embargo, desde ese entonces el diminuto Israel ha tenido que librar varias guerras por su supervivencia: en 1948, 1967 y 1973. Hasta nuestros días ha sufrido innumerables ataques terroristas y amenazas de aniquilación por parte de vecinos hostiles determinados a eliminar al estado judío.
Como vemos, esta es una profecía que sí puede cumplirse durante nuestra era.
3- El “rey del norte” y el “rey del sur” se alzarán como poderes regionales.
En Daniel 11 encontramos una increíble profecía acerca de dos líderes (los reyes del norte y del sur), gobernantes de las regiones que geográficamente estaban ubicadas al norte y al sur de la Tierra Santa. Para comprender esta profecía tenemos que remontarnos hasta el tiempo de Alejandro Magno, quien vivió a finales del siglo IV a. C., 200 años después de Daniel.
Alejandro figura prominentemente a lo largo del libro de Daniel, a pesar de que éste no sabía su nombre ni nunca lo conoció personalmente. Esto hubiese sido imposible, ya que Daniel murió casi dos siglos antes de que Alejandro apareciera en la escena mundial.
Pero Dios le reveló a Daniel que después de Babilonia, Persia se alzaría como el poder más grande de la región, para luego ser seguido por Grecia. No es sorprendente que las profecías relativas al ascenso de Grecia estén centradas en Alejandro Magno, uno de los mayores conquistadores de la historia.
Daniel 8 entrega un vívido relato acerca del enfrentamiento entre Persia y Grecia. Al leerlo, debemos recordar que el cuerno simboliza poder y autoridad real. Persia tuvo “dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después”. Esto se refiere al Imperio medo-persa, y a la unión de dos naciones o pueblos. Como fue vaticinado aquí en Daniel 8:3, los persas alcanzarían gran auge después de los medos.
En Daniel 8:5 leemos acerca de la posterior derrota de Persia bajo Alejandro Magno: “Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos”.
El “cuerno notable” o líder monárquico era Alejandro Magno. La profecía acerca de que su ejército ni siquiera tocaría el suelo se refiere a la increíble velocidad con la que conquistó grandes territorios. Alejandro logró todo esto en muy poco tiempo y murió en 323 a. C., cuando tenía solo 33 años.
Pero incluso esta repentina e inesperada muerte fue profetizada: “Y el macho cabrío se engrandeció sobremanera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo” (Daniel 8:8).
Cuando Alejandro murió, su imperio eventualmente fue dividido entre cuatro de sus generales – los cuatro “cuernos notables” mencionados aquí. Dos de éstos establecieron dinastías que tendrían un profundo impacto sobre el pueblo judío, el cual se encontró atrapado en medio de ambas. Estas dos dinastías fueron los descendientes de Seleuco, quien gobernó un vasto imperio desde Antioquía, en Siria, hasta el norte de Jerusalén, y Ptolomeo, quien gobernó Egipto desde Alejandría.
Daniel 11 es una profecía larga y detallada acerca de los conflictos dinásticos entre estos dos poderes, cuyos respectivos líderes son identificados como “el rey del norte” y “el rey del sur”. Es muy relevante que cada vez que se enfrentaban en guerras uno contra otro, pisoteaban a los judíos. Esto continuó desde el tiempo de Alejandro hasta mediados del siglo II a. C, un período de casi dos siglos.
Luego, repentinamente, la profecía salta al tiempo del fin.
En Daniel 11:40-41 leemos: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará.
“Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; mas éstas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón”.
La última parte de la profecía de Daniel acerca del conflicto entre el norte y el sur describe un choque de civilizaciones entre el líder de una superpotencia europea que está por venir (un Imperio romano resucitado, sucesor del antiguo reino sirio-seléucida), equivalente al rey del norte, y un sucesor del antiguo reino ptolomeico de Egipto (cuyo territorio es parte del mundo árabe-islámico) que representará al rey del sur. (Para aprender más, solicite o descargue nuestro folleto gratuito El Cercano Oriente en la profecía bíblica.)
En la actualidad vemos cómo se fraguan las condiciones geopolíticas para llegar a este inevitable choque futuro. ¡He aquí otra circunstancia que ha sido profetizada, y cuyo escenario ha sido preparado durante nuestra era!
4- Un sistema romano dominante subirá al poder.
En Daniel 2 y 7 vemos profecías acerca de cuatro grandes imperios gentiles que surgirían en el período comprendido entre el tiempo de Daniel y el establecimiento del futuro Reino de Dios (Daniel 2:44). Daniel mismo vivía en el primero de estos cuatro grandes imperios (Daniel 7:4), la antigua Babilonia, como judío en exilio.
Después de la caída de Babilonia en 539 a. C., Persia se convertiría en la más grande potencia, para ser seguida por Grecia (vv. 5-6). Después de Grecia vino el Imperio romano, descrito como espantoso, “terrible y en gran manera fuerte”. Este imperio tendría “diez cuernos” y continuaría existiendo de una forma u otra hasta el establecimiento del Reino de Dios al regreso de Cristo (vv. 7-9).
Como vimos en la sección anterior, los cuernos representan a líderes o gobiernos. Aquí, estos diez cuernos simbolizan diez intentos por restaurar el Imperio romano con el poder que tuvo en la Antigüedad. Desde la caída del Imperio romano de Occidente en 476 d. C. se han hecho varios intentos por restaurarlo, y se realizará un postrer intento poco antes del regreso de Cristo.
Apocalipsis 17 nos proporciona más detalles. Aquí leemos sobre un esfuerzo final para revivir el Imperio romano, llevado a cabo por “diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia” (vv. 12-13).
Ellos también “pelearán contra el Cordero [Jesucristo], y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles” (v. 14). Nuevamente, queda claro que el cumplimiento de esta profecía aún es algo futuro.
Todos los intentos pasados de consolidar un imperio europeo unido, desde Justiniano, en el siglo VI, hasta Carlomagno, Napoleón, Mussolini y Hitler, se valieron de la fuerza, pero la resurrección final del Imperio romano será diferente.
Apocalipsis 17 sugiere que esta unión será voluntaria. Cuando estos 10 gobernantes reciban poder, le darán su autoridad a un solo líder. Las Escrituras se refieren a este individuo y a la nueva superpotencia encabezada por él como “la bestia”, y los reconoce como la continuación de cuatro imperios gentiles profetizados en Daniel, cada uno de los cuales es representado por una bestia o animal salvaje.
Solo ahora, en nuestros días,es posible que esto se lleve a cabo.
En 1957, seis naciones europeas firmaron los Tratados de Roma, el primero de los cuales estableció la Comunidad Económica Europea. Hoy en día, la CEE ha pasado a llamarse Unión Europea (UE) y ya cuenta con 27 países miembros. Es muy probable que de entre ellos surjan los 10 reyes (o 10 líderes) que formarán la resurrección final del Imperio romano.
Algunos han especulado que los 10 reyes a los cuales se refiere esta profecía serán los líderes de 10 regiones de la UE, lo que redefinirá las fronteras en Europa y acabará con las naciones-estado actuales. La Biblia no especifica claramente cuáles regiones o naciones configurarán la resurrección de la superpotencia militar romana; solo dice que esta nueva superpotencia emergerá justo antes del regreso de Cristo.
5- Estados Unidos y Gran Bretaña caerán junto con el Estado de Israel.
“Israel” fue el nuevo nombre que Dios le dio al patriarca Jacob en Génesis 32. Las 12 tribus de Israel descendieron de sus 12 hijos, y posteriormente formaron un reino unido.
Han pasado casi 3 000 años desde que el reino de Israel se dividiera en dos. Diez de las 12 tribus de Israel se rebelaron en contra del rey Roboam, hijo del rey Salomón y nieto del rey David. La Biblia continúa refiriéndose a estas 10 tribus como Israel, mientras que las otras dos tribus (Judá y Benjamín), que permanecieron leales a los descendientes de David, se conocieron como el reino de Judá o simplemente Judá.
Algunas veces se le llama Israel al reino del norte, y Judáal reino del sur. Quienes dominaron entre las tribus del norte fueron los descendientes de José, el hijo de Jacob, a través de sus hijos Efraín y Manasés. José profetizó que de estas tribus saldrían las naciones líderes del mundo en los últimos días (Génesis 49:1, 22-26; compárese con Deuteronomio 33:13-17).
Aproximadamente 200 años después de que el reino se dividiera, las tribus que residían al norte de Israel cayeron bajo Asiria y fueron deportadas por los asirios a las regiones norteñas del imperio. Estas tribus, que actualmente se conocen como las tribus perdidas, posteriormente emigraron al noroeste y se establecieron en nuevas tierras, lejos del Oriente Medio.
El reino de Judá cayó bajo Babilonia más de un siglo después de la deportación de Israel, pero su pueblo no se perdió en la historia y hoy los conocemos como “judíos”.
Las Escrituras en ocasiones usan el nombre Efraín de forma representativa para referirse a todo el reino del norte, aunque también para describir exclusivamente a los descendientes del hijo de José que también se llamaba Efraín y que según la profecía se convertiría en una “multitud de naciones” (Génesis 48:19). Notablemente, esta promesa que se le hizo a Efraín fue cumplida con el Imperio británico y la Mancomunidad Británica.
De acuerdo a la profecía que se encuentra en el mismo versículo, Manasés, hermano mayor de Efraín, también estaría destinado a convertirse en una gran nación y se apartaría de la multitud de naciones. Esta profecía se cumpliría con la formación, desarrollo y apogeo de los Estados Unidos.
En una reveladora profecía acerca de los Estados Unidos y Gran Bretaña, Jacob (Israel) dijo: “. . . y sea perpetuado en ellos mi nombre” (Génesis 48:16). Las referencias a “Israel” en las profecías de los últimos tiempos generalmente se refieren a Estados Unidos o a los países de habla inglesa del Imperio británico, o a ambos. A veces, “Israel” puede aludir a las 12 tribus. Tenemos que leer los versículos específicos en su contexto para ver qué es lo que se quiere decir.
“Judá”, sin embargo, siempre se refiere a los judíos, los descendientes de la casa o el reino de Judá. Debemos entender también que la nación moderna llamada Israel es realmente Judá y que está compuesta de judíos.
Una vez que entendemos esta parte de la historia bíblica, es más fácil comprender cierto pasaje de las Escrituras en el libro de Oseas que contiene una profecía acerca de Efraín: la multitud de naciones es Gran Bretaña y algunas de las naciones que se derivaron de ella, como Estados Unidos, Canadá, Australia, etc. Aquí se nos advierte acerca de la destrucción que vendrá después del apogeo de las naciones israelitas.
En Oseas 5 leemos una profecía que menciona a Israel, Efraín y Judá: “La soberbia de Israel le desmentirá en su cara; Israel y Efraín tropezarán en su pecado, y Judá tropezará también con ellos” (v. 5). La profecía continúa: “Además, el orgullo de Israel testifica contra él,e Israel y Efraín tropiezan en su iniquidad;también Judá ha tropezado con ellos. Irán con sus rebaños y sus ganados
en busca del Señor, pero no le encontrarán;se ha retirado de ellos. Han obrado perversamente contra el Señor,porque han engendrado hijos ilegítimos.Ahora los devorará la luna nueva junto con sus heredades. Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando al Eterno, y no le hallarán; se apartó de ellos. Contra el Eterno prevaricaron, porque han engendrado hijos extraños; ahora en un solo mes serán consumidos ellos y sus heredades” (vv. 6-7, La Biblia de las Américas).
Las lunas nuevas ocurren con un mes de diferencia. Una luna nueva que “los devorará” podría significar que tanto Israel como Efraín y Judá caerán en un periodo de un mes.
Esta profecía no fue cumplida en los tiempos antiguos. Como ya se mencionó, la antigua Judá cayó bajo Babilonia más de un siglo después de que Israel cayera bajo Asiria. Sin embargo, pareciera ser que en los tiempos del fin caerán juntas en un lapso de un mes. Esta profecía aún está por cumplirse.
Recuerde que Israel les dio su nombre a Efraín y a Manasés, los ancestros de los pueblos británico y estadounidense. Como Efraín está mencionado separadamente en esta profecía, la referencia a “Israel” debe aplicarse a Estados Unidos, que entre las dos naciones es la más dominante.
Durante dos siglos antes de la Segunda Guerra Mundial, el poderío de la multitud de naciones (el Imperio británico) y Estados Unidos estaba invertido: el Imperio británico en ese entonces era un poder mayor que los Estados Unidos, pero hoy en día éste es el poder principal.
“Judá” identifica al pueblo judío, particularmente a aquellos que actualmente constituyen la nación moderna del Medio Oriente que se llama a sí misma Israel.
Aquí vemos entonces una profecía acerca de las tres naciones – Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel (Judá). De acuerdo a esta profecía, pareciera ser que las tres caerán en el espacio de un mes. Oseas 5:5-6 muestra cómo estas naciones querrán regresar a Dios, solo para darse cuenta de que es demasiado tarde. Debido a sus pecados, el Eterno los dejará sufrir gran derrota y el consiguiente colapso.
Esta profecía no podía cumplirse sino después del surgimiento de Gran Bretaña y Estados Unidos como potencias mundiales en el siglo XIX y la formación del estado judío de Israel en el siglo XX.
También hay que tomar en cuenta que Israel y Estados Unidos son quizá las naciones más calumniadas y criticadas del mundo. Entre los extremistas musulmanes, Estados Unidos es comúnmente llamado “el gran Satanás”, e Israel y Gran Bretaña, “los pequeños Satanases”.
6- El evangelio del Reino será predicado en todo el mundo.
En su profecía más importante respecto al tiempo del fin, Jesús responde a la pregunta que le hicieron sus discípulos: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).
Después de describir algunas señales que anunciarán la inminencia de su retorno, él revela que “será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (v. 14).
El evangelio son las buenas noticias del Reino venidero de Dios, cuyo mensaje no podría predicarse alrededor del mundo sin la Biblia y la libertad de religión. Ambas se hicieron disponibles gradualmente gracias al ascenso de los pueblos de habla inglesa desde el siglo XVI hasta el presente.
Sin embargo, solo después de la Segunda Guerra Mundial y gracias a los avances tecnológicos de la televisión, la radio y otros medios de comunicación masivos (y su amplia aceptación), se hizo posible llegar a cientos de millones de seres humanos con el mensaje de la Biblia.
Aun así, durante los últimos 50 años no ha sido posible alcanzar a todos los países. Las naciones que solían ser comunistas no permitían la libertad de religión. China, que cuenta con un cuarto de la población mundial, aún no lo permite. Otras naciones también tratan de suprimir la publicación de las verdades bíblicas e incluso de la Biblia misma. Muchas naciones islámicas no permiten la libertad de religión, y en algunos países la gente se arriesga a la pena de muerte por cambiar de religión.
Pero el Internet está cambiando todo esto, porque es mucho más difícil para los gobiernos controlarlo. El mensaje del evangelio del Reino venidero de Dios continúa divulgándose alrededor del mundo, y solo acabará cuando Dios decida que su obra está completa y el tiempo es el indicado para que los eventos de los últimos tiempos se lleven a cabo.
Esta es otra profecía que solo podía cumplirse en estos últimos tiempos.
7- La comunicación global instantánea será una realidad cuando aparezcan los dos testigos de Dios.
Hay otra profecía bíblica de los últimos tiempos que no podría haberse hecho realidad sino hasta esta era de comunicación global instantánea.
En la importante profecía acerca de los últimos tiempos que aparece en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21, Jesús entrega un bosquejo de los desastres que ocurrirán en la escena mundial con gran aumento de frecuencia y magnitud, al punto que el temor se apoderará de los pueblos (Lucas 21:26). Pero para poder discernir el aumento de la gravedad de estos eventos y reaccionar conforme a ello, debemos saber de qué se tratan.
En el momento histórico en que esta profecía fue entregada podían transcurrir muchos meses o años antes de que la gente se enterara de los desastres ocurridos en diferentes partes, si es que llegaba a enterarse. Mucho menos hubiese podido darse cuenta de que las catástrofes estaban aumentando globalmente.
Solo con la proliferación de los periódicos y otros medios de comunicación masiva esto se volvió remotamente factible. Sin embargo, el nivel de conocimiento y temor de tanta gente que Cristo menciona indica una disponibilidad de información incluso mayor, que solo ha sido posible con el desarrollo de veloces sistemas de comunicación electrónicos.
En cualquier caso, únicamente los avances tecnológicos de los últimos años permitirán que los eventos de Apocalipsis 11 se lleven a cabo, es decir, que las personas alrededor del mundo puedan ver el destino de los dos testigos finales de Dios.
Estos dos testigos, que nos recuerdan a otros profetas bíblicos como Elías y Eliseo, proclamarán la advertencia final que Dios le dará al mundo en los tres años y medio que conducirán al regreso de Jesucristo.
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días . . . Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.
“Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra” (Apocalipsis 11:3, 7-10).
Note que las personas alrededor del mundo podrán verlos cadáveres que se exhibirán durante esos tres días y medio en Jerusalén. Esto nunca hubiese sido posible antes de la televisión satelital, los dispositivos de comunicación portátiles y el Internet.
Desde luego, estos eventos aún están por suceder en el futuro, pero solo en los últimos años se han dado las condiciones para que esta profecía se cumpla.
¿Verá esta generación el Reino de Dios establecido en la Tierra?
Hemos visto por qué estas siete circunstancias bíblicas profetizadas no podían haberse llevado a cabo sino hasta hace poco tiempo. De hecho, el establecimiento del Estado de Israel en 1948 fue indudablemente un momento crucial en el cumplimiento de las profecías bíblicas, como también lo fue la adquisición de la bomba de hidrógeno por las dos superpotencias que dominaban el escenario mundial en la década de 1950, y que dio como resultado la certeza de la destrucción mutua.
Ahora todo es posible y, como consecuencia, aumenta la posibilidad de que nuestra generación viva para presenciar el regreso de Jesucristo y el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra. Después de todo, Jesús mismo dijo con respecto a la gente que esté viva en ese entonces, que una vez que estas cosas comiencen, “no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mateo 24:34).
Es aleccionador y alentador a la vez pensar que tal vez seamos parte de la generación que será testigo del evento más importante de la historia. Como Jesucristo les dice a sus seguidores en Lucas 21:28, “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.