Aprendamos “de toda palabra de Dios”
“No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios”, dijo Jesucristo (Lucas 4:4; Mateo 4:4). ¿Por qué, entonces, no hay más gente que cree en esta afirmación, especialmente entre aquellos que aseguran seguir a Cristo?
Muchos de los que se consideran seguidores de Jesucristo ignoran lo que hoy día comúnmente se conoce como Antiguo Testamento, aun cuando éste constituía la única “Palabra de Dios” que la gente conocía cuando Jesús hizo esta declaración. De hecho, él estaba citando precisamente el Antiguo Testamento (vea Deuteronomio 8:3).
Más aún, el Antiguo Testamento tiene muchísimo que enseñarnos acerca de nuestro Salvador. Cuando los seres humanos no viven según sus palabras (¡que componen casi tres cuartas partes de nuestra Biblia!) y las desechan por irrelevantes y obsoletas, se pierden mucho de lo que Dios revela en cuanto al rol y la misión de Jesucristo y el tipo de relación que él desea desarrollar con nosotros.
Hace poco, millones de creyentes celebraron la Pascua Florida (o Pascua de Resurrección), uno de los festivales religiosos más populares del mundo. Curiosamente, este festival no se encuentra en ninguna parte de la Biblia.
Mientras tanto, un grupo relativamente pequeño de personas participó en una observancia que sí se encuentra en la Biblia: la Pascua.
¿Sabía usted que la Pascua es mencionada más de 70 veces en la Biblia, y que la Pascua Florida no aparece ni una sola vez? ¿Acaso los cristianos que observan la Pascua saben algo que los demás ignoran?
En primer lugar, saben lo que Juan el Bautista —cuya misión consistía en preparar el camino para la llegada del Mesías— exclamó cuando vio a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”(Juan 1:29, énfasis nuestro en todo este artículo).
Además, saben que Jesús mismo, al observar la Pascua con sus apóstoles la noche antes de ser crucificado, les dejó (y también a sus seguidores posteriores a través de los siglos) el pan y el vino como símbolos de su sacrificio, ordenándoles que los comieran y bebieran “en memoria de mí” (1 Corintios 11:24-25).
También saben que más de 20 años después de que Jesucristo muriera y ascendiera al cielo, el apóstol Pablo nos dijo en sus escritos que “nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”(1 Corintios 5:7).
Y en el versículo siguiente les dice a los miembros de la Iglesia en Corinto —incluyendo a muchos que eran gentiles y no judíos— que guarden la Fiesta de los Panes sin Levadura, otra fiesta bíblica estrechamente asociada a la Pascua, y menciona varias lecciones espirituales que los cristianos deben aprender mediante la observancia de esta fiesta, siempre que lo hagan de la manera apropiada y con la actitud espiritual correcta.
¿Suena esto como un conjunto de instrucciones arcaicas, pasadas de moda y carentes de importancia para los cristianos actuales? ¡Más vale que examinemos cuidadosamente nuestras suposiciones!
En esta edición le ayudaremos a descubrir lo mucho que estos festivales bíblicos tan incomprendidos nos enseñan acerca de Jesucristo, nuestro Salvador y Rey venidero. Estas fiestas santas nos explican por qué tuvo él que venir, por qué se ofreció a sí mismo como sacrificio, y lo que espera de nosotros a cambio.
No hay nada más importante que este conocimiento para aprender cómo desarrollar una verdadera relación con Cristo — una relación basada en el entendimiento que Dios nos ha revelado mediante estos festivales, cuya observancia él nos ordena en su Palabra, la Biblia.
¿Está usted preparado para comenzar a vivir “de toda palabra de Dios”, como Jesucristo nos dice? ¡Esperamos que así sea, porque lo que aprenderá en este número de Las Buenas Noticiases un excelente comienzo!