Cuidado con las artimañas de Satanás

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Cuidado con las artimañas de Satanás

La Fiesta de las Trompetas, ordenada en la Biblia, da inicio a la temporada de los días santos de otoño (Levítico 23:23-25) y representa el regreso de Jesucristo como Rey de reyes y Señor de señores, cuando librará las etapas finales de la guerra para reemplazar a Satanás el diablo como gobernante de este mundo. (Para saber más, lea “Los festivales de otoño: Mapa de nuestro futuro supremo” a partir de la página 8, así como nuestra guía de estudio gratuita Las Fiestas Santas de Dios: Esperanza segura para toda la humanidad).

El resultado de aquella guerra ya ha sido determinado: Jesucristo vencerá a Satanás, lo que asegurará la liberación y rescate de todos los que sirven a Dios como su pueblo: “Debido a que los hijos de Dios son seres humanos –hechos de carne y sangre– el Hijo también se hizo de carne y sangre. Pues solo como ser humano podía morir y solo mediante la muerte podía quebrantar el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte” (Hebreos 2:14, Nueva Traducción Viviente).

El Día de Expiación, que se celebra poco después (Levítico 23:26-32), nos recuerda la remoción de Satanás y finalmente la reconciliación de todo el mundo. Sin embargo, aunque la guerra de Cristo contra Satanás ya ha sido ganada, aún debemos librar nuestras batallas espirituales en esta vida y recordar quién es nuestro enemigo: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12, NTV).

En 2 Corintios 2:11 se dice de Satanás que “no ignoramos sus maquinaciones”, es decir, los métodos o medios que urde para desviarnos y hacernos daño (énfasis nuestro en todo este artículo). Sin embargo, aunque no seamos ignorantes, podemos ser olvidadizos. Vamos a utilizar la letra D para ayudarnos a recordar algunas de las cosas que enfrentamos cuando se trata de las tácticas de Satanás.

Incluso el título de Satanás, diablo (del griego diabolos, que significa calumniador o acusador), empieza con la letra D, y él y sus secuaces se llaman demonios.

Analicemos algunas tretas de Satanás de las que debemos cuidarnos, y la estrategia que necesitamos para evitarlas.

1. Decepción

Satanás es el mismísimo padre de la mentira (Juan 8:44). Apocalipsis 12:9 se refiere a él como “el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (NTV). El hecho de que Satanás sea un “engañador” muestra que es un peligro continuo.

“Satanás, quien es el dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son incapaces de ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de Cristo, quien es la imagen exacta de Dios” (2 Corintios 4:4, NTV).

El diablo está detrás de los “falsos Cristos, y falsos profetas, [que] harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24; compárese con 2 Corintios 11:13-15).

Algunos piensan que este párrafo significa que los verdaderos cristianos no pueden ser engañados por Satanás. Pero si así fuera, ¿qué sentido tendrían los versículos que advierten a los creyentes contra ello? (Véase Mateo 24:4; 1 Corintios 3:18; Efesios 5:6; 2 Tesalonicenses 2:3; 1 Juan 3:7).

Hebreos 3:13 nos amonesta: “ . . . exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado”. Seguimos siendo susceptibles al engaño en muchos ámbitos de la vida.

2. División

El diablo trata de aplicar la estrategia de “divide y vencerás” en un intento de abrir una brecha entre Dios y su pueblo, entre los miembros de la Iglesia y, especialmente, entre los miembros y su pastor u otros líderes de la Iglesia (véase 1 Corintios 3:3). Al igual que los que se dejan influir por él, este ser maligno “habla mentiras, y “siembra discordia entre hermanos” (Proverbios 6:18-19).

3. Desconfianza (especialmente en la autoridad)

Satanás busca desacreditar a los líderes mediante acusaciones (a menudo falsas). Esto comenzó en el huerto de Edén y continúa sin ningún freno hoy en día, especialmente en la política.

La primera generación de Israel que salió de Egipto acusaba constantemente a Moisés y a Dios de estar en su contra (sin duda inspirados por Satanás). Muchos en la congregación de Corinto desconfiaban de Pablo (1 Corintios 4:3-5).

4. Distracción

Debemos “servir mejor al Señor, con la menor cantidad de distracciones posibles” (1 Corintios 7:35, NTV).

Satanás quiere que nos desviemos, así que desvía nuestra atención en dos direcciones: placeres engañosamente atractivos y problemas desorientadores. Satanás utiliza los problemas para distraernos de aquello en lo que Dios pretende que nos enfoquemos y crezcamos.

Jesús dijo: “Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez [letargo físico y espiritual] y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día [del regreso de Cristo]. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:34-36).

La advertencia de “velad” significa estar vigilantes, permanecer alerta: “Manténganse siempre alerta” (Lucas 21:36, NTV).

Observar las fiestas santas de Dios, como se describe en la introducción, nos ayuda a mantenernos enfocados en el plan de Dios para nosotros y para toda la humanidad.

5. Desánimo, desesperación, desaliento, depresión

Las Escrituras advierten contra estos sentimientos negativos que afloran ante los desafíos y persecuciones (Deuteronomio 1:21; Hebreos 12:3). Esto sucede porque ponemos énfasis en el problema y no en la solución, en el pasado y no en el presente y el futuro. La solución es creer y reclamar las promesas de Dios y mirar hacia adelante con esperanza.

Aprenda del pasado, viva el presente y viva para el futuro.

6. Devastación y muerte

Estas son las armas de destrucción masiva de Satanás y su objetivo final para sus víctimas. Como vimos en Hebreos 2:14, él tiene “el poder sobre la muerte, pero ese poder es anulado por Dios a través de Cristo, cuya ayuda debemos buscar.

“¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. Manténganse firmes contra él y sean fuertes en su fe” (1 Pedro 5:8-9, NTV).

“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros” (Santiago 4:6-8).

El ayuno es una de las mejores formas de resistir al diablo, de humillarnos y permanecer cerca de Dios (lea nuestra guía de estudio gratuita Herramientas para el crecimiento espiritual para saber más). El Día de Expiación, que representa la remoción de Satanás, se observa mediante ayuno (Levítico 23:27; compare Isaías 58:3, 5).

“Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder . . . Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes . . . (Efesios 6:10-11, 13, NTV).

7. Dardos de destrucción

Una pieza fundamental de esa armadura es la siguiente: “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno” (Efesios 6:16), es decir, todas las tentaciones y problemas que Satanás nos lanza para destruirnos.

“La palabra griega traducida como ‘escudo’. . . hace referencia al gran escudo rectangular de madera del soldado romano . . . de unos 1.2 m de alto, cubierto de cuero por fuera. Antes de una batalla en la que podían dispararles flechas incendiarias, los soldados mojaban con agua la cubierta de cuero para apagar las flechas. Los legionarios romanos podían cerrar filas con estos escudos: la primera fila sujetaba los suyos borde con borde por delante, y las filas de atrás sujetaban los escudos por encima de sus cabezas. En esta formación eran prácticamente invulnerables a las flechas, las rocas e incluso las lanzas” (nota a pie de página de la versión en inglés New English Translation).

Satanás es el Destructor empeñado en nuestra ruina (Apocalipsis 9:11, NTV). Pero nuestra fe nos protegerá de sus dardos de fuego, y al permanecer unidos en la fe como pueblo de Dios se despliega la cúpula protectora.

Es fundamental que desconfíe de las tácticas de Satanás. Y en caso de que esté a punto de sucumbir, tengo otra palabra con D para usted: ¡desista! Elija en su lugar la palabra que comienza con D que Dios nos ofrece: el destino de la vida eterna en su reino.  bn