¿Te he dicho últimamente que te quiero?

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¿Te he dicho últimamente que te quiero?

Cuando Emma era niña, su familia se trasladó de California al valle de Willamette, en Oregón. Corría la década de 1910, y ella recuerda que su carromato tirado por caballos se quedaba atascado en el camino fangoso.

Alrededor de los 20 años Emma conoció a un hombre llamado Larry, y salieron juntos durante uno o dos años antes de casarse. Pero no pasó mucho tiempo antes de que Larry empezara a maltratar a Emma y a abusar de ella. Gran parte de los abusos eran verbales, y el matrimonio era muy desdichado. En aquella época el divorcio era poco común, así que Emma aguantó todo lo que pudo. Pero finalmente, después de 23 miserables e infelices años, no pudo soportar más los malos tratos y se divorció.

Unos años más tarde, cuando ya tenía unos 40 años, conoció a un hombre llamado Charles. Salieron durante un tiempo, y pronto se enamoraron y se casaron.

¡Qué matrimonio tan distinto fue aquel para Emma! Charles era tierno y amable –un verdadero caballero– y por primera vez en su vida de casada ella se sintió verdaderamente feliz. ¡Qué contraste con su matrimonio con Larry! Por el contrario, Charles realmente la amaba y apreciaba, y se lo expresaba diariamente de numerosas maneras. Con él Emma por fin conoció la tierna relación de un matrimonio feliz. Pero lamentablemente, tras 17 años de matrimonio, Charles murió de forma repentina. Qué duro fue esto para Emma, que se quedó viuda poco después de cumplir los 60 años.

Larry aparece nuevamente

¡Pero adivinen qué! Cuando Larry se enteró de que el segundo marido de Emma había muerto, le pidió una cita. Emma al principio se mostró escéptica, pero Larry acabó convenciéndola de que las cosas serían muy distintas. Efectivamente, Larry había cambiado; era un hombre diferente, y al poco tiempo le rogó a Emma que se casara de nuevo con él y le diera una segunda oportunidad. Ella aceptó, y se casaron. Y efectivamente, todo fue diferente: Larry había madurado y ahora era amable, cariñoso y se preocupaba de ella, y cada día le expresaba verbalmente su tierno amor y aprecio. Este segundo matrimonio con Larry duró hasta que él falleció, 13 años después.

Mi esposa y yo conocimos a Emma en Salem, Oregón en 1980, unos años después de la muerte de Larry. Emma tenía ahora unos 80 años. La visitamos en numerosas ocasiones y siempre nos contaba “su historia”. Le complacía mucho hablarnos de sus tres matrimonios con dos hombres diferentes, y especialmente del segundo con Larry.

Siempre le brillaban los ojos cuando nos contaba que todos los días, en esa segunda ronda, Larry se volvía hacia ella y le decía: “¿Te he dicho últimamente que te quiero?”, palabras tomadas de una  popular canción. Emma estaba encantada de escuchar a diario estas palabras de Larry. En efecto, él había cambiado y volvió a ganarse el corazón de Emma, y pasaron juntos 13 años muy felices.

Expresión de amor y aprecio

Qué diferente podría haber sido la primera vez, si Larry se hubiera dado cuenta de que el matrimonio es una cita para toda la vida, una relación romántica y amorosa. Dios pretendía que el hombre y la mujer se sintieran atraídos el uno por el otro, y que la ternura de las citas y el cortejo se trasladara al matrimonio y durara toda una vida de amor, compromiso y fidelidad mutuos. Cuando el esposo y la esposa mantienen una relación tierna y cariñosa para toda la vida (a menudo acompañados de sus hijos y nietos), el matrimonio y la vida familiar son hermosos. Esa es la intención de Dios. Pero para que esta cita de por vida sea realmente feliz, ambos cónyuges deben expresar su amor y aprecio cada día, verbalmente y con acciones. Si no expresan su amor y aprecio, ¿cómo va a saberlo su pareja?

Es importante pasar suficiente tiempo todos los días con nuestra pareja, hablando, comiendo juntos o saliendo de vez en cuando a hacer algo especial. El matrimonio es una cita para toda la vida que hace que los esposos se acerquen cada vez más y se conviertan en uno en propósito y mente.

Recuerde “la historia de Emma”. Asegurémonos de expresar nuestro amor y aprecio a nuestra pareja cada día, verbalmente y con acciones. Y, como Larry, quizá también queramos añadir: “¿Te he dicho últimamente que te quiero?” EC