Tercer Mes: Sivan
Rahab, una horrible vida, luego redimida
En efecto, es presentada como “una ramera llamada Rahab” (Josué 2:1). Ella vivía en medio de una cultura pagana y se dedicaba en forma fanática a todo lo que Dios odia. La cultura misma estaba al borde del juicio. Su largo descenso en el abismo de la corrupción moral y espiritual había sido intencional y ahora era irreversible. Hasta donde sabemos, Rahab había sido una participante voluntaria del libertinaje típico de su civilización. Se había beneficiado personalmente con el mal que impregnaba a toda esa sociedad. Dios había decidido destruir totalmente esa cultura debido a su pecado y extrema perversidad ¿Acaso Rahab no iba a recibir una justa recompensa por su propio pecado?
Es difícil imaginar una candidata menos digna de merecer el honor divino. Sin embargo, en Hebreos 11:31, se la identifica como “la ramera Rahab”, ahí se destaca su nombre de manera muy especial por la grandeza de su fe. Incluso en el Nuevo Testamento ella aparece en la genealogía de Cristo (Mateo 1:5). ¿Acaso esto nos parece extraordinario? Es necesario recordar que, para Dios, nada es imposible. Rahab vivió en Jericó en la época de Josué. Su casa no estaba en algún callejón, sino sobre la famosa muralla (Josué 2:15). La pared debe haber sido lo suficientemente espaciosa como para poner sobre ella algunas construcciones. Casi con seguridad esta era una ubicación en la zona comercial más cara. Entonces podemos asumir que Rahab disfrutaba de éxito financiero gracias al comercio personal que practicaba.
Empezarían a poseer esa región tan pronto se eliminara la perversidad de los amorreos (Génesis 15:16). Aquella nación malvada había llegado al máximo nivel de tolerancia de Dios.
Tal como Moisés lo había hecho antes, Josué envía dos espías para recoger información. La Escritura dice “Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí” (Josué 2:1). Así, Rahab es la primera persona que la Biblia nos presenta en la tierra prometida. Por la providencia generosa de Dios, ella iba a ser uno de los ejes del triunfo militar de Israel. Toda su vida, su carrera y su futuro iban a cambiar por su encuentro inesperado con los dos espías. La colaboración de Rahab fue el comienzo de la caída de Jericó. Su derrota fue la primera conquista dramática en una de las más grandes historias de las campañas militares. Israel había llegado a un camino sin salida y esto les había costado casi cuarenta años. Josué estaba asumiendo la función de un comandante. La conquista de Jericó le daría a Israel un importante punto de apoyo para poner el pie en toda la tierra prometida. No les preocupaba que Jericó estuviera fuertemente fortificada. La tarea de los espías fue la de evaluar esas fortificaciones e informar a Josué. Una persona sobre la pared, con una larga soga podía salir fácilmente. Por la providencia suprema de Dios, todo lo que ellos necesitaban se encontraba allí. También, por los designios de Dios, el corazón de Rahab estaba listo para creer en el Eterno. Aquí es donde Rahab nos sorprende completamente. Ella puso su vida en riesgo para proteger a los espías y ellos hicieron un acuerdo para proteger la familia de Rahab. Por lo que hizo, Rahab es un ejemplo positivo de fe. Confió todo su futuro al Dios de ellos, se jugó el todo por el todo por el Dios de Israel.
Y de esa manera en forma milagrosa Israel pudo conquistar la ciudad de Jericó con la ayuda de Dios.