#124 - 1 Reyes 6-8
"El magnífico Templo de Dios"
Descargar
Descargar
#124 - 1 Reyes 6-8: "El magnífico Templo de Dios"
Descargar
Sobre la construcción misma del Templo, Halley escribe: “Durante 400 años, Israel había tenido solamente una tienda como morada de Dios entre ellos, y parece que Dios estuvo satisfecho con tal arreglo (2 Samuel 7:5-7). Sin embargo, cuando parecía conveniente que tuvieran un templo, Dios quiso tener voz acerca de qué clase de edificio había de ser, y dio a David planos de su propia mano (1 Crónicas 28:19) acomodándose al deseo de ellos de que fuera “magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras” (1 Crónicas 22:5).
"El Templo se hizo de grandes piedras y de vigas y tablas de cedro recubiertas de oro (1 Reyes 6:14-22; 1 Reyes 7:9-12). Los cálculos del oro la plata y demás materiales usados en su construcción (1 Crónicas 22:14-16; 1 Crónicas 29:2-9) varían desde 2 hasta 5 mil millones de dólares. Sin duda fue el edificio más costoso y lujoso de su tiempo" (Halley, p. 202).
¿Cómo se preparaban los metales para el Templo? La Biblia contesta: "Todo lo hizo fundir el rey en la llanura del Jordán, en tierra arcillosa, entre Sucot y Saretán. Y no inquirió Salomón el peso del bronce de todos los utensilios, por la gran cantidad de ellos" (1 Reyes 7:46-47).
Un historiador añade: "También en Akaba (Ezión-geber) había una refinería, principalmente de cobre (grandes cantidades de este metal se encuentran en las proximidades), pero también se utilizaba para el hierro… Se empleaba un sistema de corrientes forzadas para los hornos, que posteriormente se abandonó y olvidó, para ser descubierto de nuevo en tiempos modernos (se llama el sistema Bessemer, que hace un siglo atrás contribuyó a nuestro resurgimiento industrial) ... Aquí, sin duda, se refinó el cobre que utilizó en cantidades abundantes en los utensilios del templo" (Israel y las Naciones, Bruce, p. 44).
Miles de israelitas trabajaron durante siete años, bajo la dirección de los fenicios, en el templo de Salomón. Tal vez sea una exageración que no se emplearan “ni martillo, ni piqueta, ni ningún otro instrumento de hierro” (1 Reyes 6:7), pero los elementos del suelo, las vigas y las incrustaciones de marfil pudieron instalarse con ayuda de estacas y prepararse en otro lugar las piedras, que se ajustaban con precisión, sin argamasa alguna, colocándose a intervalos vigas de cedro.
Continua Halley: "El Templo tardó siete años en hacerse (1 Reyes 6:38). Cada parte se preparaba lejos del sitio, y se colocaba en su lugar sin sonido de martillo ni de herramienta alguna (1 Reyes 6:7).
“Fue hecho según el plan general del tabernáculo, pero duplicándose todas las dimensiones; es decir, 26.6 m. de largo, 9.2 m de ancho y 13.8 m de alto (1 Reyes 6:2). Daba frente al este. El tercio occidental formaba el Lugar Santísimo y los dos tercios orientales el Lugar Santo.
“En el lugar Santísimo estaba el Arca y sobre ella los dos querubines (1 Reyes 6:23-28). En el Lugar Santo, al centro, junto al velo, estaba el altar de oro para el incienso, 5 candeleros de oro al costado sur y 5 al norte, y 5 mesas con el pan de la proposición a cada costado (1 Reyes 7:8-49; 2 Crónicas 4:8). Al frente, del lado este, había un pórtico de 4.6 m. a todo el ancho del edificio. En este pórtico había dos columnas de bronce, como de 8.3 m. de alto y 1.8 m. de diámetro (1 Reyes 6:3; 1 Reyes 7:15-21) (se llamaban Jaquín “Dios establece” y Boaz “en él (Dios) hay fortaleza”.
"Enfrente del Templo estaba 'el gran altar de bronce de los holocaustos, de 9.2 m. en cuadro y 4.6 m. de alto (2 Crónicas 4:1). Se cree que haya estado sobre la roca en donde Abraham ofreció a Isaac, ahora llamada la Roca de la Cúpula, justamente debajo del centro de la actual mezquita mahometana. Cerca de él, al sur, estaba el gran lavacro o "mar" de bronce, de 4.6 m. de diámetro y 2.3 m. de alto, fundido de una sola pieza, para depósito de aguas en que se lavaran los sacerdotes… El Templo estaba rodeado de dos patios, el "atrio inferior" y el "gran atrio" (1 Reyes 6:36; 1 Reyes 7:12).
"El Templo de Salomón estuvo en pie unos 400 años, desde 959-586 a.C." (Halley, p. 203, 204). Sin embargo, por el lujo de tanto oro, despertó la codicia de otras naciones, y 5 años después de la muerte de Salomón, fue saqueado por los egipcios.
Luego de siete años de ardua labor, el Templo está listo para su inauguración. El relato se encuentra en 1 Reyes 8 y 2 Crónicas 5. Esto ocurre en "el mes séptimo, en el día de la fiesta solemne" (1 Reyes 8:2). En otras palabras ¡la dedicación del Templo ocurrió durante la Fiesta de los Tabernáculos!
"Entonces hizo Salomón fiesta siete días, y con todo Israel, una gran congregación, desde la entrada de Hamat hasta el arroyo de Egipto. Al octavo día (el Último Gran Día) hicieron solemne asamblea, porque habían hecho la dedicación del altar en siete días, y habían celebrado la fiesta" solemne por siete días. Y a los veintitrés días del mes séptimo (la Fiesta de los Tabernáculos y el Último Gran Día son cada año del 15 al 22 del mes séptimo) envió al pueblo a sus hogares, alegres y gozosos de corazón por los beneficios que el Eterno había hecho a David y a Salomón, y a su pueblo Israel" (2 Crónicas 7:8-10).
Cuando comenzó la Fiesta de los Tabernáculos, al poner el Arca en su lugar, "la nube llenó la casa del Eterno. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria del Eterno había llenado la casa del Eterno" (1 Reyes 8:10-11).
Esto es similar a lo que sucedió cuando Moisés inauguró el Tabernáculo casi 500 años antes: "Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria del Eterno llenó el tabernáculo. Y no podía Moisés entrar en 'el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria del Eterno lo llenaba" (Éxodo 40:34-35).
Esta nube era la señal de la presencia de Dios que entraba en el Lugar Santísimo, justo encima del Arca y en medio de los dos querubines que lo cubrían. Este es el modelo terrestre de lo que hay en el tercer cielo, donde Dios mora en su trono con los querubines alrededor que lo cubren (Ezequiel 10:1-4; Apocalipsis 4:2-6; Hebreos 8:5). Recuerden que el Tabernáculo anterior y ahora el Templo siguieron el diseño que Dios entregó sus siervos Moisés y David.
¡Qué increíble escena debe haber sido! La nube resplandeciente dentro... del Lugar Santísimo y todo Israel a su alrededor. Salomón se arrodilló ante Dios y oró fervientemente para que Dios estuviera siempre con su pueblo. El esquema de la oración tiene muchos puntos que nos pueden ayudar en nuestras oraciones:
- Primero bendice a Dios, como Cristo nos enseñó en Lucas 11.
- Resume la promesa de Dios de habitar entre su pueblo.
- Humildemente se dirige sabiendo que no somos nada ante él. "Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos no te pueden contener: ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado? Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo y a su plegaria" (1 Reyes 8:27-28).
- Ruega por los demás, que perdone los pecados de su pueblo cuando se arrepientan. Aún incluye a los extranjeros que sinceramente acepten al Dios verdadero (1 Reyes 8:41).
- Pide a Dios que ayude a su pueblo para que "sea, pues, perfecto vuestro corazón para con el Eterno nuestro Dios, andando en sus estatutos y guardando sus mandamientos" (1 Reyes 8:61).
- Al finalizar la oración, vemos una de las formas de orar: "Cuando acabó Salomón de hacer al Eterno toda esta oración y súplica se levantó de estar de rodillas, delante del altar del Eterno con sus manos extendidas al cielo" (1 Reyes 8:54).
Para dedicar el Templo, que era un momento histórico para Israel, Salomón sacrificó 22,000 bueyes y 120,000 ovejas (1 Reyes 8:63).
Hasta el momento había dos maneras que Dios había morado con el hombre, la primera fue por el Tabernáculo y ahora por el Templo. Pero no terminaría así. Luego vendría el Segundo Templo, construido sobre las ruinas del primero. Este fue amplificado por el rey Herodes en los tiempos de Cristo. Lamentablemente fue destruido en el año 70 d.C. por los romanos.
Sin embargo, Cristo habló del tiempo en que Dios no habitaría en los templos y en vez moraría dentro de la persona bautizada. "El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él" (Juan 14:23).
Pablo menciona lo mismo: "El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas” (Hechos 17:24). En vez, morará dentro del hombre, cuyo cuerpo será el nuevo templo. “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu santo, el cual está en vosotros?” (1 Corintios 6:19).