#075 - Números 5-10: "La prueba de la infidelidad; voto Nazareo; Pascua"

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#075 - Números 5-10

"La prueba de la infidelidad; voto Nazareo; Pascua"

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#075 - Números 5-10: "La prueba de la infidelidad; voto Nazareo; Pascua"

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En el último estudio vimos que Dios ordena el campamento de Israel con una precisión militar. Eran unos dos millones y medio de personas que debían movilizarse en forma expedita. Recuerden que debemos mirar todo lo que le sucedió a Israel como un ejemplo o modelo para aprender lecciones espirituales: "y estas cosas les acontecieron (a Israel) como ejemplo y están escritas para amonestarnos a nosotros a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" (1 Corintios 10:11-12).

Empecemos con la analogía de su viaje a la Tierra Prometida. Cuando marchaba Israel, tenía en la vanguardia y la retaguardia a las tribus más numerosas y poderosas para proteger a las demás tribus en el centro, que eran menos numerosas y más débiles. Así cuando los enemigos de Israel atacaban, por delante o por detrás, siempre estaban bien protegidos. En caso de atacar por los lados, el campamento sencillamente giraba para que la vanguardia estuviera delante de los enemigos.

En forma análoga, la Iglesia marcha hacia el Reino de Dios. Tiene a sus ministros, diáconos y personas veteranas para proteger a los demás de los embates contra la Iglesia por parte de Satanás y la sociedad mundana. En medio de la congregación estaba la nube durante el día y el pilar de fuego en la noche para mostrar la presencia de Dios entre ellos. Desde luego que esta protección sólo amparaba al pueblo dentro del campamento.

Si uno dejaba el campamento por algún disgusto contra Moisés o la congregación, también dejaba la protección de Dios. La nube no le seguía en su separación y pronto se encontraba a la merced de los adversarios de Israel. A veces, por desacuerdos y molestias que debilitan su estado espiritual o por arrogarse autoridad no recibida, uno puede alejarse del lugar que le corresponde en el campamento y marginarse hasta llegar al límite de la congregación. Un día, sin darse cuenta, toma el paso fatal y cruza el margen protector. Pronto se encuentra luchando sin cuartel contra el "príncipe de este mundo" (Juan 14:30) y sus poderosas huestes, que no tendrán piedad. Sin embargo, a veces Dios le concede a las personas alejadas "que se arrepientan para conocer la verdad (de su verdadero estado y engaño) y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él” (2 Timoteo 2:25-26).

Veremos en el libro de Números que el pecado más frecuente y que al final fue fatal para esa primera generación de israelitas fue el arrogarse la autoridad que Dios jamás les había dado.

Continuamos ahora con la preparación del campamento de Israel. En el capítulo 5, Dios ordena que las personas con enfermedades contagiosas como la lepra o con "flujo de semen" (generalmente la enfermedad de gonorrea) no estén en medio de la congregación para evitar que contagien a los demás. Los alimentos y otra ayuda se les entregaban afuera del campamento.

Aquí es importante introducirlos a un personaje que arroja bastante luz en los textos bíblicos y que nos va a acompañar especialmente en este libro de Números. Se llama Flavio Josefo, y fue un historiador judío del primer siglo poco después de la muerte de Cristo. Él fue un sacerdote y fariseo. Escribió un comentario sobre el Antiguo Testamento que en general es fidedigno. Hay muchos puntos que el pueblo hebreo preservó de su historia que no se encuentran en la Biblia y son detalles que sirven para iluminar el texto, aunque debemos ser cuidadosos, pues estos detalles no vienen inspirados por Dios, pero a veces ayudan.

Por ejemplo, aquí en la parte sobre lo que era el flujo de semen, Flavio Josefo comenta: "También (Dios, por medio de) Moisés ordenó que las personas afligidas con lepra y los que tenían gonorrea, no debían entrar en el campamento" La gonorrea ha sido una enfermedad venérea común en la historia de la humanidad y aquí vemos que algunos israelitas tenían este mal o algo similar. La gonorrea es una enfermedad venérea (relacionada con los órganos sexuales) y contagiosa. En general, después de una semana de ser contagiada, el hombre o la mujer experimentan un fuerte ardor al orinar y es común que sea acompañado de una descarga de pus (lo que se llama en la Biblia "el flujo de semen").

Ahora bien, esta enfermedad viene en general por la fornicación o el cometer adulterio. Una persona que no tiene relaciones sexuales antes del matrimonio y es fiel a su esposa no tiene que preocuparse de este tipo de enfermedades. Sin embargo, sí debe preocuparse de limpiar bien el asiento del inodoro en lugares públicos, pues si la persona anterior que usó el baño tiene esa enfermedad puede dejar algún flujo que lo contagie a uno.

Luego llegamos a la prueba de la infidelidad. Dios sabía que uno de los pecados más difíciles de comprobar era sobre el adulterio y sería una de las causas más contaminantes y destructivas que podía tener la congregación de Israel. "Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente ni hubiere testigo contra ellas ni ella hubiere sido sorprendida en el acto" (Números 5:12-13). Con este fin, Dios dio las siguientes instrucciones:

Si el esposo siente que ya no existe el mismo vínculo de unidad con su mujer que antes, y que hay actitudes, y acciones sospechosas que no se aclaran, por fin podía venir ante el sacerdote con su esposa para asegurarse. El sacerdote tomaba del agua de la fuente de purificación y mezclaba un poco de la tierra del Tabernáculo donde estaba la presencia de Dios. Si efectivamente ella había cometido adulterio, al tomar el agua se le hinchaba su estómago y la cadera se desplazaba, mostrando así Dios que era culpable, pues Dios lo ve todo. Entonces ella sería ejecutada como cualquier adúltera junto con el hombre responsable.

Desde luego que si el hombre era el que estaba cometiendo el adulterio, también recibiría el mismo castigo.

Hoy día tenemos algo que no tenían en ese entonces el sacerdote y el pueblo de Israel – el Espíritu Santo. Dios igual se encarga de que las cosas se conozcan en su Iglesia, o por los frutos o por el arrepentimiento. “Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas” (1 Timoteo 5:25).

No obstante, tal como nos mostró Cristo, debemos cuidarnos de no humillar, al pecador sino sólo aborrecer el pecado. Cristo le dijo a la mujer adúltera: "Vete y no peques más" (Juan 8:11). El principio lo entrega el Apóstol Pablo: "Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, (maduros en la fe), restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo no sea que tú también seas tentado (al envanecerse, o enfurecerse demasiado)" (Gálatas 6:1). A veces la reacción descontrolada de la persona hacia el pecador produce un pecado mayor.

En el Cap. 6 tenemos el famoso voto del nazareo. Personas como Sansón en el Antiguo Testamento y Juan el Bautista en el Nuevo Testamento fueron nazareos. Incluso el apóstol Pablo hizo un voto de unos meses al respecto.

Primero debemos entender que muchos grupos confunden la palabra con “nazareno”. Cristo fue nazareno porque venía de Nazaret, pero nunca fue nazareo. Son dos palabras completamente distintas. Esta confusión ha producido el craso error en el cristianismo tradicional de pintar a Cristo con el cabello largo.

"Nazareo – significa "uno separado". Se usaba para designar una clase de personas que, deseosa de dedicarse más a fondo en el servicio a Dios, renunciaba sus ocupaciones normales. El voto podía ser tomado por personas de ambos sexos, con tal que tuviesen la disposición de hacerlo (Números 30:4), y para tiempo limitado, generalmente un mes, pero podía ser por toda la vida (Jueces 13:5; Jueces 16:17). Tal vez no sabemos toda la extensión de la abstinencia que ellos practicaban, pero ellos se separaban de tres cosas físicas en particular: del vino, de la aplicación de la navaja a sus cabellos, y de contaminación de cuerpos muertos."

"Los motivos de estas limitaciones son obvios. El uso del vino podía en exceso llevar a inflamar las pasiones e intoxicar el cerebro y llevarlo ante un medio ambiente mundano y acciones vergonzosas. El dejar de cortar el pelo debía ser un símbolo de humillación y de la pureza que se profesaba. Además, como el contacto con cuerpos muertos inhabilitaba para el servicio divino, el nazareo cuidadosamente evitaba tales causas de ineptitud. Como el sumo sacerdote, no asistía a los ritos fúnebres de sus parientes más cercanos, prefiriendo su deber para con Dios a la indulgencia de su más fuertes afectos naturales" (Comentario Exegético, p. 125).

Luego viene la bendición que hacía el sumo sacerdote al pueblo y la consagración de los sacerdotes que ya hemos tratado en Éxodo y Levítico.

Llegamos a la Pascua del segundo año en el Cap. 9. Todo se desarrolló en forma normal salvo por un detalle – algunos que estaban inmundos a causa de muerto, y no pudieron celebra la pascua aquel día (Números 9:6).

En vez de murmurar esta vez hicieron lo correcto y "vinieron ante Moisés y Aarón aquel día, y le dijeron aquellos hombres: Nosotros estamos inmundos por causa de muerto; ¿por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda al Eterno a su tiempo entre los hijos de Israel?" (Números 9:7).

También Moisés hizo lo correcto y no trató de "improvisar". Él dijo: "Esperad, y oiré lo que ordena el Eterno acerca de vosotros. Y el Eterno habló a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera de vosotros o de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa de muerto o estuviere de viaje lejos, celebrará la pascua al Eterno. En el mes segundo, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, la celebrarán… mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo… tal hombre llevará su pecado”.

Aquí vemos que Dios considera tan importante a ceremonia de la Pascua que si uno tiene una razón legítima que le impide celebrar la Pascua en el primer mes, entonces, un mes más tarde se llevará a cabo la ceremonia para los que no pudieron estar presentes en la primera. Esta es una ley de Dios y es una doctrina en nuestra Iglesia.

Cada año, la iglesia lleva a cabo una ceremonia para las personas que no pudieron asistir a la primera siempre que sea una razón legítima. Es pecado para un miembro de la iglesia no celebrar la Pascua, como dice aquí si no es por razones mayores. Si no lo hace, “tal persona llevará su pecado”.

Para finalizar, tenemos el relato de la nube de día y el pilar de fuego en medio del campamento y localizado encima del Tabernáculo de Dios. "El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo, como una apariencia de fuego, hasta la mañana. Así era continuamente: la nube lo cubría de día y de noche la apariencia de fuego. Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. Al mandato del Eterno partían y al mandato del Eterno acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el tabernáculo permanecían acampados… O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían” (Números 9:15-22).

La nube y el pilar de fuego representaban la presencia de Dios en el campamento. Así también hoy día tenemos la protección de Dios mientras estemos en el campamento, en nuestros puestos dentro de la congregación. Lamentablemente algunos se olvidan de esto y salen del campamento por diversas excusas y quejas sólo para encontrarse ante las poderosas fuerzas de este mundo.

"Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube… pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrado en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros" (1 Corintios 10:1,5-6). Abajo tenemos una representación artística de la nube.