#044 - Éxodo 15-17: En el Sinaí hasta el monte de Dios

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#044 - Éxodo 15-17

En el Sinaí hasta el monte de Dios

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A través del tiempo, el pueblo hebreo se ha caracterizado por sus sensibilidades poéticas y musicales, ejemplo predilecto de ello son los Salmos. Aquí tenemos el primer cántico o salmo de gratitud en la Biblia, y algunos dicen de la historia. Moisés y María, su hermana, dirigen un inmenso coro separado entre hombres y mujeres. (Noten que en Apocalipsis 15, antes de la venida de Cristo, los miembros cantarán un cántico “de Moisés” por la victoria final sobre esta sociedad “egipcia”).

“Este cántico es, por unos cien años, el poema más viejo del mundo. Hay una sublimidad y hermosura en el lenguaje que no tiene rival…Sus excelencias poéticas han evocado la admiración de los mejores jueces literarios…un pandero o tambor pequeño, en forma de aro cubierto con un pergamino estirado, corresponde al pandero moderno. v. 21, “María les respondía”, Moisés probablemente dirigía a los hombres y María a las mujeres, respondiendo las dos bandas por turno, y cantando la primera estrofa como un coro” (Comentario Exegético, p. 75).

A pesar de su júbilo, no salieron de Egipto para entrar de inmediato en la tierra prometida. Debían atravesar una tierra árida con muchas pruebas, tal como el cristiano después del bautismo, no entra en el Reino de Dios, sino debe atravesar el desierto de este mundo y perseverar hasta el fin.

¿Cómo era la península del Sinaí por donde pasarían los siguientes cuarenta años? Pues, por un lado, no es un desierto arenoso en su gran parte como muchos lo imaginan. Hay cuatro grandes áreas que uno debe familiarizarse para entender mejor lo que los israelitas pasaron.

  1. El desierto del Sur que abarca el norte del Sinaí, era seco y de tierra dura.
  2. El desierto de Sin, más debajo de Sur, que sí es arenoso y de difícil travesía.
  3. La cordillera de granito en el sur. Esta zona es fértil, bien regada y habitable. Aquí se encuentra el Monte Sinaí.
  4. El Araba o la región entre el Mar Muerto y el Golfo de Acaba. Es la sección mejor regada de toda la península.

“Entonces empieza la penosa marcha, la vida nómada en el árido paisaje de la estepa. Con asnos, cabras y ovejas sólo pueden realizarse jornadas diarias de unos 20 Km; el fin de la jornada está siempre en la próxima aguada… El itinerario seguido viene descrito en forma verídica y convincente en Números 33. Como es lógico, una comunidad formada por seres humanos y por animales no se aleja de los oasis ni de los pastizales. Desde el Nilo hasta las montañas de la península del Sinaí se desarrolla un antiquísimo camino angosto. Era la ruta por la que viajaban los innumerables trabajadores y de esclavos que desde el año 3000 A.C. extraían el cobre y las turquesas del Monte Sinaí” (Keller, p. 131-132)

Por este transitado camino viajan unos 48 Km. en tres días y llegan a las aguas de Mara. “Aún hoy día mana una fuente “Ain Hawarah” (el Wady Amarah). Los nómadas, cuando llevan sus rebaños, se detienen a disgusto en este lugar. El agua en realidad no invita a hacer un alto. Es salobre y sulfurosa, “amarga” dice la Biblia. Es la antigua Mara” (Ídem. P. 130).

Fue aquí donde Dios les prometió que si obedecían sus leyes, ninguna de las enfermedades de los egipcios caería sobre ellos y les reveló uno de sus atributos. El Dios Sanador (Yahweh-Rapha en el hebreo). Veamos lo que comenta un eminente médico sobre Éxodo 15 y las leyes de la salud:

“¡Vaya promesa! ¿Acaso no habían sido afligidos los egipcios y los israelitas por epidemias durante siglos? Los remedios registrados en los libros egipcios de medicina no habían logrado prácticamente nada, y a menudo el ‘remedio’ era peor que la enfermedad…Para salvar a las víctimas de mordeduras de serpientes venenosas, los médicos egipcios de entonces les daban a beber ‘agua mágica’, agua que había sido vertida sobre algún ídolo especial. A las astillas incrustadas en la piel les aplicaban sangre de gusanos y estiércol de asno. Ya que el estiércol está cargado de esporas de tétanos, o es de extrañar que el tétanos se cobrara un alto número de víctimas por astillas incrustadas.

En el PAPIRO EBERS se aconsejan varios cientos de remedios médicos…para impedir que el pelo se vuelva gris, lavarse el mismo con la sangre de un ternero negro que haya sido hervido en aceite, o con grasa de serpiente…Cuando la persona está perdiendo el cabello, uno de los remedios consiste en aplicar una mezcla de seis tipos de grasa; a saber; grasa de caballo, de hipopótamo, de cocodrilo, de gato, de serpiente o de íbice. Para fortalecerlo, untarlo con el diente de asno machacado en miel…

¿Tendía Moisés, quien había sido instruido en las universidades reales para postgraduados, la fe suficiente como para aceptar aquellas innovaciones divinas sin añadir a las mismas algunas de las cosas que le habían enseñado en Egipto? Por el relato de Éxodo, descubrimos que moisés tenía tanta fe en las ordenanzas de Dios que no incorporó ni un solo concepto médico erróneo a que las instrucciones inspiradas. Si él hubiera cedido a la inclinación natural de añadir, aunque sólo fuera un poco de su enseñanza universitaria moderna, leeríamos recetas tales como ‘el talón de el galgo abisinio’, o ‘el diente de un asno machacado en miel’; por no hablar de las drogas que los médicos eminentes preparaban a partir de excrementos, cargados de bacterias, de perros, gatos y moscas.

Las instrucciones divinas no sólo estaban desprovistas de prácticas nocivas, sino que presentaban además muchas recomendaciones positivas detalladas. Las leyes de Levítico 13, contra la lepra pueden considerarse como el “primer modelo de la legislación sanitaria” (Ninguna Enfermedad, Dr. McMillen, p. 18-21)

De esta forma, Dios comienza a “educar” a su pueblo con las leyes más grandiosas que conoce la humanidad pero que no la aplican por la ceguera espiritual que Satanás tiene al mundo y por no haber encontrado la verdadera iglesia que ha sido la fiel receptora y hacedora de estos preceptos.

De Mara, viajan unos 24 Km. al sur hasta llegar a elim., “donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras” (Éxodo 15:27). “Se supone que sea lo que ahora se llama Wady-Garandel, la corriente de agua más extensa en el desierto occidental, oasis adornado con gran variedad de árboles, entre los cuales la palmera es todavía sobresaliente…Después de una caminata fatigante por el desierto, éste habría parecido un campamento muy delicioso por su sombra y verdor, como también por su abundante agua dulce para la multitud sedienta. La palmera se llama ‘el árbol del desierto’ pues su presencia es siempre señal de agua” (Comentario Exegético, p. 76).

Más al sur, los israelitas se internan en una gran llanura seca, el desierto de Sin. “Como los israelitas habían estado más de un mes en el viaje (Éxodo 16:1), su provisión de grano y otros elementos estaban, casi si no del todo, agotada…hubo fuertes quejas contra los dirigentes” (Ídem, p. 76). Esta sería la segunda queja, la primera fue en Mara.

Dios otra vez aprovecha para instruirlos sobre la importancia ahora en delante de guardar el día sábado, dado en Génesis 2:3 y olvidado por la humanidad. “Mañana es sábado, día de descanso consagrado a Yahvéh” (Éxodo 16:23, versión Biblia de Jerusalén). Por medio del maná, Dios le enseñaría a Israel como guardar el sábado y así guardar sus leyes (Éxodo 16:4).

La tarde antes de que descendiera el maná, Dios envía una bandada de codornices para alimentarlos. Esas aves son oriundas de esa región.

Codorniz: “Ave del orden de las gallináceas, menor que perdiz y de parecida coloración. La especie más conocida es emigratoria. Abandona Europa en grandes bandadas durante el otoño, atraviesa Israel y la península del Sinaí, y se establece en África, de donde vuelve en el mes de marzo” (Diccionario Ilustrado, p.121).

Estas sabrosas aves vuelan hacia el sur todos los otoños desde Europa a Arabia, norte de África y Egipto, donde su presencia se ha reflejado en obras de arte, como el relieve a la izquierda durante milenios. En dos ocasiones, durante el Éxodo, los israelitas se reglaron con festines de codornices” (Cómo vivieron los grandes personajes, p.90).

La mañana siguiente, les llegó el maná milagroso. Hay algunos eruditos que desean darle una explicación natural al fenómeno, pues hay un árbol tamarisco, el Tamarix mannifera que produce una goma parecida pero no calza en el relato. “Hay una goma del mismo nombre exudada en esta región desierta por el tamarisco, que es muy estimada por los naturales…pero un examen reciente y prolijo ha probado que esta goma del árbol tarfa carece de todas las características del maná de las Escrituras. Sale en sólo cantidades pequeñas, y no todos los años; no puede ser cocida en horno o en olla como la bíblica. Aunque puede ser evaporada por el calor y más tarde cae como el roció, es una medicina y no un alimento. Es bien conocida por los habitantes del desierto, mientras que los israelitas desconocían el maná, pero en sabor como también en la producción de doble cantidad los viernes, y ninguna los sábados, y en el hecho que no cría gusanos, es esencialmente diferente del maná provisto a los israelitas. El mero hecho de que semejante multitud fuera alimentada durante cuarenta años en el desierto, donde no se obtiene comida de ninguna clase, muestra la absoluta imposibilidad de que subsistiesen con un producto natural de la clase y la cantidad de esa goma de tarfa” (Comentario Exegético, p. 76).

Aun con estos dos milagros, según se adentraban por el desierto de sin, la escasez de agua afligía a los israelitas. “El desierto de sin por el cual se acercaron a este valle, es muy estéril, y tiene un aspecto extremadamente seco y sediento, contiene muy poco agua y el único abrigo para los peregrinos jadeantes era bajo la sombra de los grandes peñascos salientes” (Ídem. p.76)

Fue aquí en Refidim, a un día de camino del Monte Sinaí, donde acampó el sediento pueblo y altercaron contra Moisés. Esta sería la tercera, de las diez pruebas donde se quejaron los israelitas (Vea Números 14:22).

“La falta de agua fue una privación, la severidad de la cual no podemos estimar, pero su conducta en esta nueva ocasión fue desenfrenada; era equivalente a ‘tentar a Dios’. Era una oposición a su ministro, una desconfianza en el cuidado de Dios, una indiferencia a su bondad, una incredulidad a su ayuda. No obstante Dios actuó con gran paciencia…La nube se paró sobre la peña particular, así como la estrella estuvo sobre la casa donde descansaba el Salvador. Y de la peña herida se lanzó una corriente de agua pura y refrescante” (Ídem, p.77).

“Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo…Entonces clamó Moisés al Eterno, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán. Y el Eterno dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. Y llamó el nombre de aquel lugar Masah (Prueba) y Meriba (Rencilla), por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron al Eterno, diciendo: ¿Está, pues, el Eterno entre nosotros, o no?” (Éxodo 17:3-7).

Debido a esas aguas milagrosas, “Refidim es el actual Feirán de los árabes, considerado como ‘la perla del Sinaí’. Resguardado en la soledad por las gigantescas montañas, aquel paraíso en miniatura ofrece el mismo aspecto que hace varios milenios. Un bosquecillo de palmeras procura una sombra bienhechora. Como en tiempos de sus milenarios antepasados, los nómadas conducen sus rebaños a este lugar para abrevarlos y para que descansen sobre la alfombra de menudo césped” (Keller, p. 141)

Lamentablemente, las noticias de este inmenso éxodo de israelitas había llegado a los habitantes del Sinaí, y ahora este pueblo de esclavos fugitivos se acercaba a los pastizales codiciados por los amalecitas, unos nómadas de esa región. Así se encuentra de repente Israel con su primer adversario del desierto. Veremos la próxima vez qué ocurre en esa contienda.