Reino de mentiras: El asalto demoniaco a la realidad

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Reino de mentiras

El asalto demoniaco a la realidad

El Festival de la Canción de Eurovisión 2024 fue un espectáculo alarmante. Entre los artistas, Bambi Thug, una “bruja queer” [alguien que no se identifica con categorías tradicionales con respecto a la sexualidad] autodenominada “no binaria” [que no es mujer ni hombre], representó a Irlanda interpretando una canción que incluyó hechizos, maleficios, muñecos de vudú y símbolos satánicos. Una cantante israelí, más normal y tradicional y favorita de los fans, tuvo que enfrentarse a la hostilidad antisemita. Y el ganador del concurso fue un hombre biológico de Suiza con un vestido de plumas, que también afirma ser no binario y que rechaza la delineación binaria del género. En reacción a su triunfo, la bruja irlandesa declaró, llena de euforia: “¡Vienen los homosexuales!”.

La canción del ganador suizo, “El código”, presuntamente describe el proceso de descubrimiento del cantante. La letra dice: “Yo, yo pasé por el infierno [sufrí mucho] hasta descubrir lo que debía hacer / Rompí el código [genético], wow-oh-oh / Como las amonitas [moluscos primitivos], solo le di un poco de tiempo [para evolucionar] / Ahora encontré el paraíso / Rompí el código, wow-oh-oh . . .”

Y entonces se revela el meollo del asunto: “En algún lugar [entre hombre y mujer] / Fue donde encontré mi reino venidero . . .”

El intérprete está describiendo su lucha personal y cómo aprendió el secreto del éxito mediante la evolución hacia la fluidez de género no binario, para descubrir el paraíso y la propia realización personal del “reino venidero”, una alusión al Reino de Dios de los últimos tiempos en la Biblia, aunque ese reino ciertamente no vendrá en los términos descritos en “El Código”.

La canción supuestamente pretende ser un llamado para que todo el mundo “rompa su propio código y entre en el reino de la autenticidad (“I’m Done Playing the Game”-Nemo Shares Their Non–Binary Journey Through ‘The Code’ Lyrics” [“Me cansé de jugar el juego” – Nemo habla de su experiencia no binaria mediante las letra de ‘El código’], wiwibloggs, 1 de mayo de 2024, énfasis añadido).

Hay mucho que desentrañar aquí. Esta idea de romper el código para encontrar el paraíso es una forma de gnosticismo, que incluye el concepto de alcanzar el conocimiento secreto para llegar al cielo más alto y a la experiencia suprema de la espiritualidad. El código que se rompe aquí es, por un lado, el de la realidad biológica fijada en el ADN de cada uno, que se rompe al reivindicar una identidad de género no binaria. En un sentido más amplio, el código es la clave para definir la existencia, ya que se considera que las personas pueden cambiar su propia realidad junto con la realidad del universo.

Este pensamiento ilusorio y mágico es la base de la anarquía, la falsa religión y el utopismo sin Dios que persiguen la ideología progresista o woke y el marxismo despótico que acaba oprimiendo al prójimo. Porque no basta con que algunos vivan en su propia realidad: tienen que hacer que todos los demás vivan en ella, para que no parezca falsa.

En esto no hay tal cosa como un reino de autenticidad. En realidad es un reino de mentiras, gobernado por el autoengaño inducido por el engaño demoniaco.  Pero al final esto no puede perdurar, porque cuando todo se reduce a un fraude, negar la realidad no produce ninguna recompensa: lo que nos hace libres es la verdad.

Imposición de la fantasía

Hoy en día, a menudo oímos hablar de personas que supuestamente expresan o encuentran su verdad, como si fueran los árbitros de ella.  Sin embargo, podríamos preguntarnos, tal como Poncio Pilato célebremente respondió a Jesucristo: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38). En términos más sencillos, la verdad es la realidad: cómo son verdaderamente las cosas. Y eso no depende de una decisión individual sino de la decisión del Autor de la realidad, el Dios Creador.

La idea de que otros puedan remodelar la naturaleza de la realidad para convertirla en lo que ellos quieren que sea, es falsa: no es más que una mentira atroz y destructiva. Esta mentira fue iniciada por el mismísimo padre de la mentira, Satanás el diablo (Juan 8:44). Y él y sus secuaces demoniacos la han estado utilizando para corromper al mundo durante toda la existencia del hombre, prometiendo libertad y un mundo feliz mediante la reformulación de todo para lograr su objetivo.

Esta retorcida imaginación conduce al totalitarismo estatista, a la vigilancia del pensamiento y al control mental en aras de un supuesto bien mayor. Conduce a la locura de intentar una y otra vez las mismas prácticas fracasadas y esperar un resultado diferente. Conduce a llamar bueno a lo malo y malo a lo bueno, y creerlo (Isaías 5:20). Y ahora vemos que se utiliza para redefinir la sexualidad humana y fomentar la enajenación mental como parte del plan general de destruir a la familia, colapsar la civilización y rehacer la realidad.

El marxismo y otras formas de utopismo tratan de hacer realidad la maravillosa hermandad del hombre, la paz mundial y un paraíso (como en la canción de Eurovisión). Tras la Segunda Guerra Mundial, el filósofo político Eric Voegelin calificó dichos esfuerzos como intentos de establecer la visión cristiana del tiempo del fin en el mundo actual. Explicó esto como una forma moderna de gnosticismo, junto con la idea de que el caos mundial puede superarse mediante un discernimiento o conocimiento especiales (The New Science of Politics [La nueva ciencia de la política],1952).

Pero estos movimientos utópicos operan trastocando cualquier armonía que ya exista y dividiendo la sociedad en opresores y oprimidos, procurando avivar el conflicto para derrumbar el sistema y hacer surgir una nueva realidad con la destrucción de la antigua.

Además, vemos en la historia de estos movimientos que los mismos principios gubernativos, económicos y morales se imponen reiteradamente, a pesar de la evidencia de que son irrealizables. Por ejemplo, cuando el socialismo se desmorona y no funciona, los progresistas que lo promueven recurren a dar excusas sobre su aplicación, sin admitir jamás el fracaso de sus fundamentos. “Funcionará”, dicen ellos, “solo tenemos que hacer que funcione: hay que encajar la clavija cuadrada en el agujero redondo”. La respuesta consiste en remodelar la realidad para hacer que funcione por pura fuerza de voluntad, y fingir hasta que se manifieste el deseo, todo ello mientras se miente afirmando que los principios propugnados están teniendo éxito. (Para saber más sobre esto, véase “Un razonamiento utópico que pretende trastornar la realidad” en la página 22).

En el campo gnóstico, existe al respecto una especie de manipulación mágica o ejercicio de la magia  simpática [conjunto de prácticas basadas en las creencias metafísicas].  Según dicho concepto, ciertas acciones simbólicas pueden obligar al mundo natural a comportarse como uno desea; por ejemplo, una danza de la lluvia con determinadas sacudidas y sonidos puede producir una tormenta. También puede incluir intentos de conjuro: la invocación de espíritus o dioses para que hagan lo que uno quiere. Lo vemos hoy en día en lo que se denomina “la ley de la atracción”, que aboga por tener los pensamientos adecuados para que las cosas sucedan, y “decirlo al universo” para que este actúe en consecuencia.  Sin embargo, nadie tiene tal poder. De hecho, esto es un intento de doblegar a Dios, lo cual es el colmo de la arrogancia y la insensatez.

En cuanto al comunismo, el resultado en términos de imponer a la fuerza lo imposible ha sido catastrófico y ha generado muchos más problemas que los que ha resuelto, incluyendo la muerte de incontables millones de personas. Y muchos otros millones han sufrido de maneras inimaginables.

2 + 2 =¿5?

Para los regímenes marxistas es fundamental que todos vivan dentro de la versión autorizada de la realidad, sin que se les permita resistirse a ella o cuestionarla. Lo mismo ha sucedido en términos de adoctrinamiento izquierdista en toda la sociedad occidental actual, donde las personas son anotadas en listas negras y “canceladas” por no defender las posiciones sociopolíticas e ideológicas que se fomentan ampliamente, incluido el reciente cambio del transgenerismo: de ser un trastorno mental, pasó a convertirse en una expresión de liberación sexual que debe celebrarse.

Pero ¿cómo se consigue que la gente se conforme con lo que es manifiestamente falso? Mediante  propaganda, reeducación, omisión de hechos, compulsión, manipulación psicológica (entregar a la gente información falsa para conseguir que cuestione sus percepciones o su cordura), lavado de cerebro y silenciamiento.

En la famosa novela distópica “1984”, de George Orwell, el protagonista Winston se enfrenta al Partido gobernante, que le ordena rechazar la evidencia de sus ojos y oídos. Pero él decide aferrarse a los truismos (verdades obvias y triviales): el mundo existe, las piedras son duras, el agua es húmeda. Y escribe en su diario: “La libertad es la libertad de decir que dos más dos son cuatro. Si se admite esto, todo lo demás viene por añadidura”.

Sin embargo, el régimen totalitario contradice precisamente este punto. El inquisidor de Winston, O’Brien, le dice que la realidad no es externa sino que está en la mente humana, pero no individualmente sino solo según la mente colectiva e inmortal del Partido, que Winston debe reaprender para volverse cuerdo. O’Brien tortura entonces a Winston, levantando cuatro dedos y preguntándole cuántos ve, a lo que Winston responde que cuatro. “Pero si el Partido dice cinco”, pregunta O’Brien, “¿entonces cuántos?”.  Winston sigue diciendo cuatro. A medida que avanza la tortura, Winston acaba diciendo cinco, pero O’Brien le dice que está mintiendo, ya que Winston no se lo cree.

“‘¿Cómo puedo evitarlo?’, balbuceó. ‘¿Cómo puedo evitar ver lo que tengo ante mis ojos? Dos y dos son cuatro’”.

“A veces, Winston. A veces son cinco. A veces son tres. A veces son todos a la vez. Debes esforzarte más. No es fácil volverse cuerdo”.

Una vez que la mente de una persona se desestabiliza al punto de cuestionar la realidad básica, está dispuesta a aceptar sin resistencia una realidad falsa. Nuestros sistemas educativos y los medios de comunicación actuales aún no han llegado a tal extremo, pero se han convertido en bastiones de la manipulación psicológica y el lavado de cerebro.

Ahora incluso vemos cómo algunos profesores rechazan la idea de las matemáticas como algo neutral y objetivo, afirmando que 2+2=4 “hiede a patriarcado supremacista blanco”, y que los métodos y resultados de esta disciplina racista, sexista, definidora de género y, por tanto, opresora, no deberían aceptarse como realidad (William Dembski, “The War on 2+2=4” [“La guerra contra el 2+2=4”], Evolution News, 8 de abril de 2024).

Sin embargo, las matemáticas forman parte de la lógica del universo inventada por el Creador. Por tanto, desechar la realidad de las matemáticas es rechazar a Dios y sus designios y reglas. Y lo mismo ocurre con el género, del que hay dos, masculino y femenino. Sin embargo, en sus recientes audiencias de confirmación, ¡una jueza liberal del Tribunal Supremo de EE. UU. no fue capaz de definir lo que es una mujer! ¡Cuán bajo hemos caído!

Las leyes espirituales de Dios que regulan la conducta humana nos fueron dadas no solo como instrucción básica, sino también para traer bendiciones a nuestras vidas, protegiéndonos a nosotros y a los demás de posibles daños. El dolor y la angustia invaden al mundo cuando se niega esta realidad y se opta por estilos de vida alternativos, pensando que pueden producir alegría y satisfacción.

Auge y caída del padre de la mentira

Todo esto ha sido endosado a la humanidad por Satanás el diablo. Como ya se ha mencionado, él es el mismísimo padre de la mentira (Juan 8:44) y ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9).

Su engaño a la humanidad comenzó cuando se le apareció a Eva como la serpiente en el huerto de Edén y le dijo la gran mentira: que ella era inmortal y que esencialmente podía ser su propio dios (Génesis 3:3-6). Pero en realidad quería que aceptara su falsa realidad y también a él, como su dios. Y Satanás, como el dios de esta era, ha continuado cegando a la gente a la realidad (2 Corintios 4:4). Él y sus demonios operan como los verdaderos escalones de poder en este mundo (véase Efesios 6:12).

Antes de engañar a los seres humanos, Satanás difundió sus mentiras entre los ángeles, y los que decidieron seguirlo se convirtieron en demonios. Pero su engaño no comenzó con ellos, sino con él mismo. Leemos en Ezequiel 28 e Isaías 14 sobre lo orgulloso que estaba de su belleza y sobre su decisión de rebelarse contra Dios. Pero lo que en realidad ocurrió aquí fue que él negó su propia realidad: rechazó el puesto de Dios y el de sí mismo con respecto a los demás, imaginando que podía crear su propia realidad.

Además, es posible que Satanás incluso haya creído que estaba en lo correcto y Dios en lo incorrecto, cosa que determinó por sí mismo. Leemos en 2 Corintios 11:13-15 que Satanás se transforma en ángel de luz, mientras que sus siervos se transforman en ministros de justicia. Normalmente pensamos que esto es solo un disfraz; pero en la retorcida realidad de Satanás, quizá se ha convencido a sí mismo de que él es el bueno, de que es el héroe de su historia, de que hizo bien liderando la rebelión liberadora contra la Autoridad maligna.  Quienes lo siguen, a menudo consideran estar en el lado correcto.

Satanás quiere crear su propia realidad y tiene al mundo cautivo para que se niegue a ver la realidad que Dios ha establecido, pero eso es mentira. Y creer que podemos ir en contra del Autor de la realidad con sus leyes inmutables acarrea todo tipo de horribles consecuencias. Vivir en contra del Creador no trae nada bueno y puede destruir a todos los que siguen ese camino, que a veces, en diversos grados, hemos sido todos nosotros. Lo que necesitamos es alinearnos con la Verdad suprema de Dios, tanto en la forma en que entendemos como en la forma en que vivimos: sometiéndonos a Dios y resistiendo al diablo (Santiago 4:7; lea “Cuidado con las artimañas de Satanás”, a partir de la pág. 18).

En 1974, el disidente soviético Aleksandr Solzhenitsyn escribió un poderoso ensayo titulado “Vivir sin mentira” (una lectura recomendada que puede encontrar en Internet). En medio de la aplastante inundación de mentiras en la sociedad, dice que “la salida más simple y más accesible a la liberación de la mentira descansa precisamente en esto: ninguna colaboración personal con la mentira. Aunque la mentira lo oculte todo y todo lo abarque, no será con mi ayuda . . . Nuestro camino es hablar fuera de ese corrompido límite” (énfasis en el original). En su lugar, como él muestra, debemos defender lo que sabemos que es verdadero y correcto: “vivir de acuerdo con la verdad”.

Los días más tenebrosos bajo el dominio del diablo aún están por llegar. Sus mentiras no conducirán a la humanidad al paraíso y a un reino de autenticidad que traiga satisfacción, sino a una guerra descomunal, destructora de civilizaciones, que llevará a la humanidad al borde de la extinción.

Pero finalmente amanecerá un nuevo día con el regreso de Jesucristo para gobernar al mundo. Él desterrará al diablo, cuyos engaños por fin cesarán (Apocalipsis 20:1-3). Y bajo el reinado de Cristo y sus seguidores de esta era, el mundo aprenderá la verdad de Dios y cómo vivir de acuerdo con ella (versículos 4-6; Isaías 11:9). (Asegúrese de leer “Proclamación de los Diez Mandamientos: Una ley para el futuro”, que comienza en la pág. 4).

Como Jesús prometió a los que aceptaran y siguieran sus enseñanzas, “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

Un día la mentira dejará de existir; pero el Reino de Dios de la verdad florecerá para siempre.