¿Qué hay detrás del flagelo de la trata de seres humanos?

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¿Qué hay detrás del flagelo de la trata de seres humanos?

Aunque la esclavitud fue prohibida hace muchísimo tiempo por la mayoría de los Gobiernos, esta despreciable práctica continúa hoy en día junto con una modalidad del tráfico de esclavos: el atroz delito de la trata de seres humanos. Este crimen implica el reclutamiento o captura (además del hacinamiento y traslado) de personas para someterlas a un control inhumano, abuso y explotación. Con frecuencia, las víctimas son literalmente compradas y vendidas. La práctica actual de la cruel esclavitud humana es un negocio criminal transnacional alimentado por la demanda de mano de obra barata y el comercio sexual. Genera más de 150 000 millones de dólares en ganancias cada año, y es una práctica de bajo riesgo para los explotadores y propietarios de esclavos debido al poco interés del público sobre el tema, la ineficacia de las leyes y la culpa social que a menudo recae sobre las propias víctimas esclavizadas. Este tipo de esclavitud se fomenta incluso entre los extremistas islámicos; el EIIS (Estado Islamico de Iraq y Siria) y Boko Haram se han hecho notorios en los últimos años por esclavizar a mujeres y niñas.

En julio de 2023, la empresa de medios de comunicación Angel Estudios estrenó la película Sound of Freedom (El sonido de la libertad), basada en una historia real sobre un agente retirado del Gobierno estadounidense que rescata a un grupo de niños de unos despiadados traficantes de menores. La película ha logrado aumentar la conciencia del público sobre el impacto mundial de la esclavitud sexual infantil, a pesar de que los medios de comunicación masivos mantienen un silencio virtual sobre el tema y sus males.

Kevin Bales, profesor de Esclavitud Contemporánea en el Instituto Wilberforce para el Estudio de la Esclavitud y la Emancipación de la Universidad de Hull (Reino Unido), es autor de 13 libros sobre el tema.

En su primer libro, Disposable People: New Slavery in the Global Economy (Gente desechable: la nueva esclavitud en la economía global), el profesor Bales hace esta impactante afirmación: “La esclavitud es un lucrativo negocio y la cifra de esclavos sigue en aumento. La gente se enriquece utilizando esclavos, y cuando ya no los necesita, sencillamente los desecha. Esta es la nueva esclavitud, basada en grandes beneficios y el poco valor de la vida. No se trata de ser dueños de personas en el sentido tradicional de la antigua esclavitud, sino de tener un absoluto control sobre ellas. Las personas se convierten en herramientas completamente desechables para hacer dinero” (2004, p. 4, énfasis nuestro en todo este artículo).

El robo de toda una vida

Las víctimas de la trata a menudo se ven obligadas a trabajar a cambio de una escasa o nula compensación económica y están bajo la constante amenaza de castigo. Bales hizo esta importante observación: “La esclavitud es una obscenidad. No es solo robar el trabajo de alguien, es robar completamente una vida. Tiene que ver mucho más con un campo de concentración que con problemas de malas condiciones laborales” (p. 7).

Escondidas, e incluso trabajando a la vista de todos, la mayoría de las víctimas subyugadas no encuentran la forma de escapar de su cautiverio. Pueden verse obligadas a trabajar en condiciones de abuso en labores agrícolas, en fábricas de ropa y textiles, en obras de construcción y en el servicio doméstico en casas particulares.

Muchas víctimas de la trata, tanto adultos como niños, sufren los horrores de la explotación sexual en negocios de prostitución y matrimonios forzados.  Algunos incluso pueden sufrir la pesadilla de la ineludible extirpación de sus órganos en quirófanos improvisados en residencias privadas.

Los traficantes de seres humanos suelen enfocarse, aunque no exclusivamente, en personas de bajo nivel socioeconómico, es decir, con escasos ingresos, posesiones u oportunidades. Esto incluye a personas de minorías culturales o étnicas, inmigrantes, quienes carecen de hogar,  han sufrido violencia doméstica o abusos sexuales, o han sido víctimas de disturbios políticos o económicos o conflictos armados.

Los traficantes pueden operar de forma independiente, pero a menudo forman parte de redes delictuales como contrabandistas, bandas, e incluso agentes comerciales aparentemente legítimos que sirven de fachada. Quienes se dedican al reclutamiento se aprovechan de personas incautas atrayéndolas con falsas promesas de un empleo lucrativo, oportunidades educativas  e incluso romances. Anti-Slavery International, la organización de derechos humanos más antigua del mundo, afirma en su página web:

“Muchas personas que son víctimas de la trata quieren escapar de la pobreza, mejorar sus vidas y mantener a sus familias. A menudo reciben una oferta de empleo bien remunerado en el extranjero u otra región. A veces piden dinero prestado por adelantado a sus victimarios para pagar los trámites del trabajo, el viaje y el alojamiento, pero cuando llegan se encuentran con que el trabajo que solicitaron no existe o las condiciones son completamente diferentes. Pero ya es demasiado tarde, y a menudo les quitan los documentos y las obligan a trabajar hasta saldar su deuda”.

Según el informe Forced Labour, Modern Slavery and Human Trafficking (Trabajo forzado, esclavitud moderna y trata de seres humanos, septiembre de 2017), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra, declaró: “Se calcula que en 2016, 40.3 millones de personas eran víctimas de la esclavitud moderna . . . Una de cada cuatro víctimas de la esclavitud moderna eran niños . . .  Los niños representaban el 18 por ciento de las personas sometidas a explotación laboral forzada” (pp. 9-10).

Además: “Las mujeres y las niñas se ven afectadas de forma desproporcionada por la esclavitud moderna, ya que representan 28.7 millones, es decir, el 71 por ciento del total. Más concretamente, las mujeres y las niñas representan el 99 por ciento de las víctimas de trabajo forzado en la industria del comercio sexual y el 58 por ciento en otros sectores” (p. 10).

Víctimas de tráfico sexual

El artículo “Cómo identificar a las víctimas y a los autores del tráfico sexual”, del sitio web Focus on the Family (Enfoque en la familia) afirma: “Las víctimas del tráfico sexual suelen ser jovencitas que han huido de situaciones de maltrato en su hogar y son rápidamente reclutadas por traficantes que las obligan a prostituirse prometiéndoles comida, techo o ropa. Otros métodos de reclutamiento incluyen entablar amistad con chicas de aspecto vulnerable en centros comerciales, cines e incluso escuelas.

“El reclutador puede ser un joven que finge ser un novio cariñoso u otra chica que aparenta ser amistosa. Según el FBI, los traficantes utilizan la fuerza, las drogas, tácticas emocionales y métodos financieros para controlar a sus víctimas. A menudo, los reclutadores encuentran formas de crear un vínculo fuerte con las jóvenes; por ejemplo, pueden prometerles matrimonio o un estilo de vida que no han tenido en sus familias de origen” (Dawn McBane, 1 de enero de 2014).

Aunque la gente suele pensar que la trata de seres humanos consiste en el secuestro y transporte de las víctimas a través de fronteras estatales o nacionales, como de hecho ocurre, muchas víctimas permanecen en sus zonas de origen. La doctora Megan Letson, directora del programa de becas de pediatría especializada en maltrato infantil del hospital Nationwide Children’s, de Columbus, Ohio, dice:

“Las víctimas de la trata humana no siempre se ven, actúan o piensan como se supondría. No todas las víctimas de la explotación sexual de seres humanos son secuestradas y encerradas. Muchas asisten a la escuela, pero con frecuencia faltan a clases. Es posible que le teman a su captor o que lo ‘amen’. Y, por último, puede que se sientan avergonzadas. La vergüenza es un sentimiento muy abrumador que las mantiene en silencio e impide que busquen ayuda” (Human Trafficking: What Parents Need to Know [Trata de seres humanos: Lo que los padres deben saber], NationwideChildrens.org, 23 de octubre de 2017).

En este sentido, todos los padres deben cultivar una relación afectuosa con sus hijos adolescentes al tiempo que los educan y les advierten sobre estos peligros. Esto es indispensable, ya que los traficantes pueden atraerlos por Internet mediante las redes sociales y, con el tiempo, llegar a conocerlos en persona. Los jóvenes de cualquier grupo socioeconómico de cualquier país pueden caer en estas y otras trampas. De hecho, las redadas policiales en operaciones de tráfico sexual han rescatado a chicas adolescentes de hogares acomodados en barrios supuestamente “seguros”.

Un artículo útil que vale la pena leer es “Cómo hablar con los jóvenes sobre la trata de personas” que ofrece el programa Blue Campaign. Según se explica en su sitio web, esta organización “trabaja de cerca con los componentes del Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. para crear capacitación y materiales de concientización general para las autoridades del orden público y otros, para aumentar la detección de la trata de personas y para identificar víctimas”. Su sitio web y la información mencionada es la siguiente: https://www.dhs.gov/sites/default/files/publications/blue_campaign_spani....

En muchos países hay organizaciones que informan a los ciudadanos sobre los males de la trata de seres humanos y colaboran activamente con las fuerzas del orden para combatirla. En Estados Unidos, estos grupos animan a cualquiera que sospeche sobre estos sucesos entre sus conocidos a que llamen a la línea directa nacional contra la trata de seres humanos al 1-888-373-7888 o a su policía local. En  muchos otros países, los números de teléfono para hacer denuncias pueden obtenerse fácilmente con una búsqueda en Google. Escriba en la barra buscadora “Teléfono para denunciar trata de personas en . . .  (nombre del país)”

Un mundo cautivo

Por causa de la malvada trata de seres humanos, muchas personas son llevadas cruelmente a la ruina y luego desechadas como basura. Sin embargo, ¡la verdad absoluta es que ningún ser humano es desechable! En la Biblia, el Creador deja bien claro que todas las personas son valiosas, ya que las hizo a su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27; 5:1-2). Como resultado, él ordena a todos que amen a su prójimo como a sí mismos (Levítico 19:18) y que traten a los demás como ellos mismos quisieran ser tratados (Lucas 6:31).

Entonces, ¿por qué la gente no actúa así? ¿Por qué el mundo tiene que sufrir no solo la práctica criminal de la trata de seres humanos, sino  también otras numerosas formas de maldad? ¿Qué le pasa a nuestro mundo?

Parte de la respuesta tiene que ver con el hecho de que Dios creó a los seres humanos con libre albedrío. A cada persona se le concede libertad moral, que es la opción de elegir entre el bien y el mal. Pero también es fundamental comprender la influencia siniestra y no obstante invisible de Satanás el diablo, el poderoso espíritu descrito en la Biblia como “el príncipe de este mundo” y “el dios de este siglo” (Juan 12:31; 2 Corintios 4:4). (Para saber más sobre este importante tema, descargue o solicite nuestra guía de estudio gratuita  ¿Existe realmente el Diablo?)

La maldad de la que somos testigos en la sociedad es el resultado directo de la influencia de Satanás sobre la mente de los seres humanos: sobre sus pensamientos, emociones y deseos. El resultado de esta influencia constante es que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19).

En pocas palabras, la sociedad humana es esclava del diablo. En efecto, este ha secuestrado a la humanidad y el mundo ha caído en “la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad” (2 Timoteo 2:26, Nueva Versión Internacional).

Por eso el mundo está lleno de tanta iniquidad, incluida la del contrabando y trata de seres humanos.

La influencia del explotador de personas

El objetivo de Satanás es mantener a los seres humanos separados de Dios para impedirles que desarrollen una relación estrecha con él y que finalmente alcancen su destino espiritual de convertirse en hijos divinos en su reino (2 Corintios 6:18).  Satanás también fomenta la errónea noción de que la autopromoción, la rivalidad y las represalias contra los demás son una meta buena, ingeniosa y digna de esforzarse por alcanzar. Los induce a poner la satisfacción de sus propias necesidades y deseos muy por encima de la humilde preocupación por los demás y de la ayuda que merecen (Gálatas 5:13; 6:2; Filipenses 2:3).

El resultado de seguir la siniestra campaña del diablo, la de exaltar el egocentrismo por encima del autosacrificio, se ve reflejado en horrendos y monumentales males que no dan tregua. Entre otros, la pobreza crónica, la guerra, el caos, la inmoralidad, la enfermedad y otros traumas innumerables y espantosos, incluido el de la trata de seres humanos (Isaías 59:7-8)

De hecho, bajo la influencia constante y depravada del diablo como dueño de esclavos, las personas permanecen encerradas en una condición espiritual estéril e inútil (Romanos 3:10-13).

¿Qué sucede a los seres humanos cuando intentan determinar cómo vivir sin la guía de su Creador? El profeta Jeremías explicó que “no está en el hombre que camina dirigir sus propios pasos” (Jeremías 10:23). Generación tras generación, la humanidad ha demostrado el crudo impacto de estas poderosas palabras por medio de sufrimientos y aflicciones abrumadores e implacables.

El camino hacia la libertad

¿Existe acaso una solución para esta situación aparentemente sin remedio? Sí, y curiosamente Pablo proporciona la respuesta empleando la analogía de la esclavitud.

Él escribe: “No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Romanos 6:16-18).

Para liberarse del cautiverio del diablo que conduce al  mal y la corrupción, las personas deben convertirse de manera efectiva, diferente y positiva en esclavos de una “santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3:11). Este es el único camino para poder avanzar.

Aquellos que son llamados por Dios a salir de esta sociedad esclavizada y desposeída tienen la maravillosa oportunidad de escapar de la esclavitud de la seducción de Satanás que lleva al pecado y la rebelión. Aunque Dios no está llamando a todos a salir del cautiverio del diablo en este momento, puede que lo esté llamando a usted.

Si es así, ¿qué debe hacer? El primer paso para responder positivamente a la invitación de Dios es permitirle que limpie su mente y su corazón de la influencia de Satanás reconociendo y admitiendo sus pecados, arrepintiéndose de ellos y esforzándose diligentemente por obedecer sus mandamientos.

Cuando uno entrega su vida a Dios ejercitando su fe en el sacrificio de Jesucristo para el perdón de los pecados y recibiendo después el don de Dios de su Espíritu Santo, comienza el proceso espiritualmente iluminador de la conversión. (Para más información al respecto, descargue o solicite nuestra guía de estudio gratuita Transforme su vida: la verdadera conversión cristiana).

Aunque algunas personas se volverán a Dios ahora, muchas otras no lo harán pues el engaño de Satanás es muy grande, como lo demuestran todas las conductas malévolas que asolan a la sociedad, incluida la del contrabando de seres humanos.

A pesar de los mejores esfuerzos de los Gobiernos y organizaciones actuales para combatir la esclavitud moderna, esta no solo continuará sino que empeorará en los años venideros. La profecía bíblica advierte que en el futuro surgirá un poderoso imperio mundial que utilizará la esclavitud humana como uno entre muchos métodos para mantener su supremacía. Como explica Apocalipsis 18:13, traficará con “los cuerpos y las almas de los hombres”.

No obstante, debemos agradecer que este imperio maligno dominado por Satanás no va a durar mucho, ya que será destruido totalmente por Jesucristo en su segunda venida, cuando establezca el Reino de Dios en la Tierra (véase Apocalipsis 11:15). Cristo acabará entonces con la abominable influencia de Satanás y los demonios, quienes serán desterrados.

Cuando se produzca ese gran acontecimiento, el terrible flagelo de la trata de seres humanos y todos los demás males del mundo finalmente acabarán. ¡Quiera Dios que ese día maravilloso y espectacular llegue muy pronto! BN