¿Por qué Dios permite el sufrimiento?

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¿Por qué Dios permite el sufrimiento?

¿Por qué gente inocente tiene que sufrir situaciones traumáticas? ¿Por qué algunas personas mueren tan jóvenes? ¿Por qué nuestro mundo está tan lleno de maldad, muerte y sufrimiento?

Este mini-estudio examina las interrogantes relacionadas con el sufrimiento que ha afligido al ser humano a lo largo de la historia. Dios no ignora nuestras sentidas plegarias para entender este tema. Sus respuestas son reales, esperanzadoras y capaces de cambiar nuestra vida.

Una perspectiva general

Para comenzar, necesitamos darnos cuenta de lo que Dios quiere para nosotros y de que existe otro ser espiritual que no nos desea el bien.

Qué quiere nuestro amoroso Dios para sus hijos, los seres humanos?

“Yo [Jesucristo, como representante del Padre] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18).

“Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).

¡Muchas escrituras muestran que Dios quiere solo lo mejor para nosotros y desea que disfrutemos el beneficio de ser sus hijos para siempre!

Por el contrario,¿Cómo describe la Biblia las intenciones del enemigo de Dios?

“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo . . . y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo” (Isaías 14:12-15).

“Vosotros [los que querían matar a Jesucristo] sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).

“Fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero . . . ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:9-12).

La Biblia describe a uno de los ángeles de Dios, Lucifer, levantándose en arrogante rebelión contra Dios y escogiendo hacer el mal y no el bien. Desde el momento en que Satanás hace su elección, comienza el mal y el sufrimiento que éste conlleva. El pecado es la principal causa del sufrimiento. En la actualidad, Satanás desea fervientemente desbaratar el plan de Dios y destruir nuestra confianza en él.

El dilema de las opciones

El sufrimiento que hoy existe en el mundo es el resultado de las malas decisiones que hemos tomado.

¿Cómo influenció Satanás a nuestros primeros padres humanos?

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el eterno Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que
no muráis.

“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:1-6).

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).

Satanás ha estado engañando a la humanidad desde el principio e influenció a Adán y a Eva para que siguieran su mismo camino. Cuando ellos optaron por decidir por cuenta propia lo que era el bien y el mal, estaban ignorando la única fuente verdadera de conocimiento.

Satanás ha contribuido a desarrollar una sociedad que a menudo redefine el pecado como aceptable. Sin embargo, incluso cuando no nos damos cuenta de que algo es malo, igual se producen las consecuencias automáticas del sufrimiento y la muerte.

A pesar de que Dios nos da libre albedrío, ¿Nos dice cuál opción desea Él que tomemos?

“Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames al Eterno tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y el Eterno tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión
de ella.

“Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra . . . a los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:15-19).

Al darnos libertad para escoger, Dios nos da la oportunidad de desarrollar su carácter justo, algo que no lograríamos si él nos obligara a tomar las decisiones correctas. Una de las grandes lecciones que deberíamos aprender en la vida es que las opciones apropiadas producen buenos resultados, y las malas, tristeza y sufrimiento.

Considerando que el pecado causa sufrimiento, ¿Significa esto que la persona que sufre es la responsable de su dolor?

“Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.

“O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:2-5).

Lamentablemente, el pecado a menudo trae consecuencias que afectan no solo al pecador sino también a los que lo rodean (Deuteronomio 28:15-20). En un mundo que ha escogido rechazar a Dios (Mateo 23:37), Satanás está manipulando los hilos, permitiendo que pruebas y sufrimientos afecten a las personas sin importar su grado de culpabilidad. Por lo tanto, no debemos nunca juzgar a la víctima, sino que debemos estar atentos a nuestra responsabilidad personal de arrepentirnos y volvernos a Dios. Además, la Biblia se refiere a ciertos problemas como hechos fortuitos de “tiempo y oportunidad” (Eclesiastés 9:11).

Mirando hacia adelante

Dios permite el sufrimiento en esta era como parte del gran plan que está llevando a cabo, ayudándonos a crecer y a mirar hacia un futuro mejor.

¿Trae consigo el sufrimiento algún resultado positivo?

“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6-7).

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:2-4).

Muchas escrituras señalan el resultado de confiar en Dios y de soportar las dificultades. Tal como el proceso de refinamiento de los materiales preciosos, el calor de las pruebas produce un carácter hermoso y piadoso que solo puede ser alcanzado de esta forma. La Biblia nos dice que Jesucristo aprendió a través de las cosas que sufrió (Hebreos 5:8-9).

¿Qué promete Dios a su pueblo?

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13).

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29).

“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse . . . Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:18, 28).

Lea y medite sobre estas fantásticas promesas y presénteselas a Dios en oración. Pídale que le muestre una salida, le dé descanso y le aligere la carga, y háblele sobre la perspectiva que él promete. El Eterno tiene todo el poder, y su pensamiento es infinitamente superior al nuestro, por lo tanto puede hacer que las situaciones que parecen más desesperanzadoras en el largo plazo se transformen en algo bueno para nosotros.

¿Qué quiere Dios que hagamos por los que sufren?

“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” (Gálatas 6:2).

Jesucristo estaba dispuesto a sufrir las pruebas en su condición humana con tal de ayudarnos (Hebreos 2:17-18). Él quiere que sigamos su ejemplo de servicio amoroso para enfrentar las pruebas.

¿Terminarán  algún día los sufrimientos?

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).

¡Qué maravilloso tiempo aquel que está por venir!

Aplicación de lo aprendido

Dios es el “Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4). Dios no quiere que seamos solo empáticos con otros sino también que los confortemos. Por ejemplo, Santiago nos dice que debemos “visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones” (Santiago 1:27).

¿Qué podemos hacer hoy para aliviar la carga de alguien, para confortarlo y animarlo? Tal vez una visita, una llamada, una tarjeta o un regalo podrían ayudar. O quizás llevar alguna comida o cortar el pasto podría servir como muestra de preocupación y al mismo tiempo aliviar una necesidad. Escoja al menos una de estas opciones y comience hoy mismo a trabajar en ella.

Aprenda más sobre el tema del sufrimiento

Las Escrituras contienen muchos más ejemplos y pasajes relevantes que se refieren al importante tema del sufrimiento y la causa detrás de él, Satanás el demonio. Asegúrese de descargar o solicitar los folletos gratuitos ¿Por qué Dios permite el sufrimiento?y ¿Existe realmente el Diablo?para un estudio más detallado sobre estos tópicos tan cruciales.

BN