¿Por qué algunos cristianos NO celebran la Navidad?
Un día, hace años, alguien me preguntó por qué celebraba la Navidad. “Porque la Biblia lo dice”, respondí. “En algún lugar del Evangelio de Lucas, habla de la escena de la Navidad. Un ángel les dijo a unos pastores que cuidaban sus ovejas en el campo durante la noche que el niño Jesús había nacido en Belén. Creo que fueron a ver a Jesús en ese momento.
“¡Esa fue la primera Navidad! Y por eso la celebro, porque la Biblia la respalda: es el cumpleaños de Jesucristo”.
“Eso no es cierto, y aquí está el por qué”, contestó mi amigo. Pronto aprendí que la Biblia no respaldaba la Navidad. También descubrí que sus orígenes no tienen nada que ver con la Biblia. Fue una lección importante sobre cosas que durante mucho tiempo supuse que eran ciertas.
¿Acaso el simple hecho de que unos dos mil millones de personas (aproximadamente mil millones de católicos y otros mil millones de protestantes) observen la Navidad, la hace válida? ¿Importa realmente si se celebra o no?
¿Por qué tanta gente celebra esta festividad?
Si le preguntaran: “¿Por qué celebra la Navidad?”, ¿qué respondería? Muchos dirían que la Navidad conmemora el cumpleaños de Jesús. Otros creen que la Navidad es una buena ocasión para que las familias cristianas se reúnan, y muchos lo hacen simplemente porque siempre lo han hecho.
La Navidad puede ser atractiva para los sentidos. La gente se muestra alegre, generosa, llena de buen ánimo. Luces titilantes adornan las casas. Las decoraciones muestran a Papá Noel y sus renos como listos para despegar desde los pórticos o los tejados cubiertos de nieve, aunque en el hemisferio sur y en los trópicos no hay nieve en diciembre. La pintoresca y pacífica escena navideña puede ser cautivadora y adictiva.
Los compradores invaden las tiendas buscando regalos que esperan adquirir a precios rebajados. Por todas partes se oyen los villancicos “Blanca Navidad”, “Noche de paz” o “Rodolfo, el reno”.
El clima de diciembre en el hemisferio norte puede ser inclemente fuera de las casas, pero en el interior el ambiente y la calidez son una delicia.
Los árboles de Navidad, llenos de luces de colores y adornos hermosos y brillantes, crean un ambiente místico y deslumbrante. Familias enteras quieren experimentar el misterio especial que solo ocurre en la temporada navideña. No hay otra fiesta religiosa como esta para las grandes multitudes que la celebran en todas partes.
¿Realmente nació Jesús el 25 de diciembre?
Pero deténgase un momento y pregúntese: ¿realmente nació Cristo en el día de Navidad? Después de todo, la Biblia en ninguna parte registra la fecha de su nacimiento.
De hecho, la mayoría de los escritos históricos seculares confiables nos dicen que la Navidad, a más de doscientos años después de la muerte de Jesús, era considerada pecaminosa: “Incluso en el 245 d. C. [el antiguo teólogo católico] Orígenes . . . repudia como pecaminosa la sola idea de observar el cumpleaños de Cristo” (Enciclopedia Británica, 11ª edición, 1910, vol. 6, p. 293, “Navidad”).
En el año 354 d. C., un cronólogo latino mencionó la Navidad, pero incluso en ese entonces no escribió sobre ella como un festival que debía observarse (ibíd.).
No hay evidencia bíblica de que el 25 de diciembre haya sido la fecha del nacimiento de Jesús. De hecho, el registro bíblico muestra sólidamente que Jesús no pudo haber nacido en esa fecha.
Por ejemplo, Lucas nos dice que los pastores estaban cuidando a sus ovejas en los campos por la noche cuando nació Jesús. “Y [María] dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre . . . Había pastores en la misma región, que velaban guardando las vigilias de la noche sobre su rebaño” (Lucas 2:7-8, énfasis nuestro a menos que se indique lo contrario).
Pero finales de diciembre es la estación fría y lluviosa de Judea. ¿Acaso era posible que los pastores tuvieran sus delicados rebaños a campo abierto en una fría noche de diciembre cerca de Belén?
Ningún pastor responsable hubiera sometido a sus ovejas a los rigores de esa época del año, cuando las lluvias frías y la nieve esporádica son comunes en esa región.
“Sin duda, el clima de Palestina no es tan riguroso como el de este país [Inglaterra]; pero aun allí, aunque el calor del día sea considerable, el frío de la noche de diciembre a febrero es muy penetrante, y no se acostumbraba que los pastores de Judea cuidaran sus rebaños a campo abierto desde fines de octubre” (Alexander Hislop, 1998, p. 158, edición en línea, énfasis en el original).
Lucas también nos dice que Jesús nació durante la época de un censo decretado por el emperador romano (Lucas 2:1-3). Los romanos fueron brillantes administradores; sin duda, no habrían ordenado que las personas viajaran para ser censadas en una época del año en que las carreteras estaban llenas de barro, haciendo muy difíciles las condiciones de viaje. Tal decisión hubiera sido contraproducente para ellos mismos.
La creencia de que Jesús nació el 25 de diciembre, o alrededor de esa fecha, simplemente no tiene ninguna base, a pesar de que, en efecto, millones de personas la han aceptado sin cuestionarla. Como dijo el famoso dramaturgo George Bernard Shaw: “Si cincuenta millones de personas creen en una tontería, sigue siendo una tontería”.
¿Realmente honra a Cristo la Navidad?
Si la festividad navideña es una celebración importante para honrar el nacimiento de Jesucristo, ¿por qué no se menciona en ninguna parte de la Biblia? ¿Por qué Cristo no instruyó a sus seguidores más cercanos, a los doce apóstoles que él eligió, para que la observaran? ¿Por qué no la instituyó o enseñó la Iglesia primitiva?
Antes de responder, considere que Jesús dio gran autoridad a sus doce apóstoles, asegurándoles que ocuparían cargos de gran importancia y responsabilidad en su reino (Mateo 18:18; Mateo 19:28; Lucas 22:29-30). Pero como Jesús nunca enseñó a sus apóstoles a guardar la Navidad y tampoco ellos jamás la enseñaron alguna vez a la Iglesia, aunque tuvieron tiempo suficiente para haberlo hecho, ¿no debería eso hacernos cuestionar si la Navidad es algo que Jesús realmente quiere o le agrada?
Entonces, ¿cómo se convirtió la Navidad en una práctica tan difundida si la Biblia no la respalda y si Cristo no la guardó ni tampoco enseñó a sus discípulos ni a la Iglesia primitiva a celebrarla?
Los verdaderos orígenes de la Navidad
La mayoría de las personas nunca se detienen a preguntarse qué tienen que ver los principales símbolos de la Navidad: Papá Noel, renos, árboles decorados, acebo, muérdago, etc., con el nacimiento del Salvador de la humanidad. ¡En el clima veraniego de diciembre en el hemisferio sur, pocas personas se preguntan por qué observan una Navidad con paisajes invernales del hemisferio norte!
El hecho es, y lo puede verificar en cualquier cantidad de libros y enciclopedias, que todas estas prácticas proceden de antiguos festivales paganos.
Aun la fecha, el 25 de diciembre, viene de un festival que celebraba el cumpleaños del antiguo dios sol Mitra.
Jesús nunca les dijo a sus seguidores que celebraran la Navidad, pero sí nos advierte que no tengamos nada que ver con doctrinas religiosas falsas hechas por el hombre: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Marcos 7:7). La verdad es que la Navidad y otras fiestas religiosas no bíblicas con origen en prácticas de religiones paganas constituyen una adoración vana o vacía.
La Enciclopedia Católica muestra que la temporada navideña viene de un antiguo festival que tenía lugar durante el solsticio de invierno. Curiosamente Orígenes, mencionado anteriormente, a pesar de la época temprana en que vivió (ca. 182-251), ni siquiera la mencionó (Nueva Enciclopedia Católica, 1967, vol. 3, 1967, y “La Navidad y su ciclo”, Enciclopedia Católica, 1913, vol. 3, “Navidad”).
Tertuliano, otro teólogo católico que vivió casi al mismo tiempo (ca. 155-230), se refirió a los cristianos que estaban comenzando a transigir y a participar en el festival pagano de invierno celebrado en el Imperio romano, que eventualmente se convertiría en lo que hoy es Navidad: “Ahora concurrimos a la Saturnalia, a las fiestas de enero, a la Brumalia, a la Matronalia; las ofrendas son llevadas de allá para acá, los regalos del día de año nuevo se hacen con estrépito, y los deportes y los banquetes se celebran con alboroto; ¡oh, cuánto más fieles son los paganos a su religión, pues tienen cuidado especial para no adoptar solemnidades de los cristianos!” (citado por Hislop, pág. 154).
Con el tiempo, los líderes religiosos católicos formalizaron esta festividad precristiana al agregarle la Misa de Cristo, lo que finalmente se llegó a conocer comúnmente como “Navidad”.
Una cuestión de obediencia, no de libre elección
El propósito de la revista Las Buenas Noticias es compartir con ustedes la verdad viva de Jesucristo. Un verdadero cristiano no puede decidir qué es lo que quiere obedecer, solo puede decidir si va a obedecer o no la verdad de Dios.
Nos esforzamos por publicar la verdad legítima de Dios; las personas que lean esa verdad tienen que decidir qué hacer al respecto y si la respetarán. La comisión que nos encargó Jesucristo es enseñar la verdad de Dios y aceptar como discípulos y colegas a quienes escuchen y obedezcan esa verdad. Esperamos que la evidencia sobre la Navidad lo encamine hacia la verdadera felicidad y el propósito de Dios para usted.
La historia muestra que la Navidad no representa a Cristo. En realidad, tergiversa las enseñanzas bíblicas y se opone a la verdad de Dios. Él quiere que lo adoremos en verdad (Juan 4:23-24), no con fábulas.
En Deuteronomio 12:28-32, Dios le dijo a su pueblo que lo adorara solo como él les había ordenado, advirtiéndole: “Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás”. Explícitamente les ordenó que no copiaran ni adoptaran las prácticas religiosas de los paganos, a las que llamó “[abominaciones] . . . que él aborrece”.
Sin embargo, cientos de millones de hombres, mujeres y niños observan la Navidad sin conocer su origen ni preocuparse por él.
Suponen que dos mil millones de cristianos no pueden estar equivocados o que no importa cómo adoremos a Dios mientras nuestras intenciones sean buenas. Pero, ¿cómo podríamos pensar que honramos a Dios o le agradamos cuando lo adoramos en contra de sus mandamientos?
Preguntas cruciales que solo usted puede contestar
La pregunta crucial es: ¿nos preocupamos más por lo que piensan los demás o por lo que Dios exige? Además, ¿pueden otros seres humanos darnos la salvación? Si honrar la verdad de Dios determina nuestra salvación, ¿por qué honrar a los hombres y no a Dios?
Jesucristo les dijo a quienes parecían religiosos, pero negaban el poder de su verdadera enseñanza: “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46; comparar con Mateo 7:21). Puesto que Cristo se opone a la Navidad, ¿por qué un cristiano dedicado la celebra? Seguir los pasos de Jesús en un mundo que no lo hace nunca es fácil. Pero es mucho mejor y definitivamente más gratificante que seguir los caminos vacíos del mundo.
Dios nos dice en 1 Juan 2:15-17: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. BN