Israel: Una nación en constante peligro

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Israel

Una nación en constante peligro

Israel es un estado democrático muy pequeño, de 20 770 km cuadrados. Se encuentra rodeado de 22 naciones islámicas, muchas de las cuales son partidarias de su aniquilación total.

Un ejemplo de esta animadversión es la hostil declaración hecha recientemente por Khaled Meshaal, líder del grupo terrorista Hamas: “Palestina es nuestra, desde el río hasta el mar y desde el sur al norte. No cederemos ningún centímetro de terreno. Nunca reconoceremos la legitimidad de la ocupación israelí” (The Observer,[El observador], dic. 9, 2012).

“Desde el río hasta el mar” es una expresión usada por los musulmanes para referirse al territorio comprendido entre el río Jordán y el Mar Mediterráneo, y alude a toda la extensión de tierra que ocupa el Estado de Israel.  ¡Una solución “que deje conforme a los dos estados” no parece ser una alternativa viable!

Pero ha habido declaraciones aún más hostiles. El mismo presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, periódicamente ha amenazado a Israel con su aniquilación total. El recientemente elegido presidente de Egipto, Mohamed Morsi, también se ha adherido a estas declaraciones hostiles. En julio de 2012, adjudicándose el papel de árbitro en el acuerdo de cese al fuego entre Israel y Gaza, zona dominada por Hamas, se refirió al presidente israelí Shimon Peres como a “un muy buen y gran amigo”.

Sin embargo, un par de años antes, en una entrevista realizada en 2010 y difundida por video, describió a los israelíes como “sanguijuelas” y “descendientes de monos y cerdos”. También se mostró partidario de emprender una “resistencia militar” de los musulmanes contra Israel y definió las negociaciones palestino-israelíes como “una pérdida de tiempo”. Además, declaró firmemente: “No hay lugar para ellos en la tierra de Palestina”, agregando que los israelíes “son hostiles por naturaleza y a través de la historia siempre han sido los responsables de avivar el fuego de los conflictos civiles, dondequiera que se encuentren. También debemos iniciar una resistencia política y económica mediante un boicot, y apoyar a los militantes de la resistencia.

“Todos los musulmanes y árabes que se encuentran fuera de Palestina deben unirse a esta causa. Se les debe negar [a los israelíes] cualquier oportunidad de establecerse en territorios árabes o islámicos. Deben ser expulsados de nuestros países” (The Jewish Chronicle [Crónica judía], ene. 11, 2013, énfasis nuestro).

Morsi también afirmó en otro video en 2010: “Queridos hermanos, no debemos olvidar que tenemos que criar a nuestros hijos y a nuestros nietos con odio hacia los judíos y sionistas y todos aquellos que los apoyan. Debemos alimentar a nuestros hijos con odio, y traspasarlo de generación en generación” (publicado en Middle East Media Research Institute, oMEMRI [Instituto de Investigaciones de Medios de Comunicación del Medio Oriente], ene. 10, 2013).

¿Habrá mejorado la opinión del presidente Morsi respecto a Israel después de que asumió como presidente del estado egipcio? Solo el tiempo lo dirá, pero sus acciones hasta la fecha no ofrecen grandes esperanzas.

La Biblia nos dice que el Estado judío ha sido y seguirá siendo un punto neurálgico de odio y conflicto global. ¿Qué significado tiene todo esto para Israel, y qué le depara su futuro?

¿Qué nos revela la Biblia?

La Biblia sigue siendo un libro actualizado y contemporáneo, cuyos comentarios sobre asuntos o temas de actualidad son de una exactitud impresionante.

Tal vez le sorprenda saber que hace aproximadamente 3 000 años, un salmo de “Asaf el vidente” (2 Crónicas 29:30) predijo lo que le sucedería a Israel al final de los tiempos: “Oh Dios . . . rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza. Contra tu pueblo han consultado astuta y secretamente, y han entrado en consejo contra tus protegidos.

“Han dicho: ‘Venid, y destruyámoslos para que no sean nación, y no haya más memoria del nombre de Israel’.Porque se confabulan de corazón a una, contra ti han hecho alianza” (Salmos 83:1-5).

Aunque Israel se ha enfrentado a innumerables enemigos a lo largo de toda su turbulenta historia, esta descripción tan reveladora y detallada puede aplicarse aún más ahora. En la actualidad las naciones árabes están divididas parcialmente entre ellas, pero todas están de acuerdo en un punto: su ferviente deseo de ver a Israel destruido. Hoy día, esta funesta amenaza ha escalado a niveles altísimos, amenazando todas las fronteras israelíes.

Sin ninguna duda, la nación moderna de Israel representa el fiel cumplimiento de Ezequiel 5:5: “Así ha dicho el Señor: ‘Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella’”. Este pasaje posee un significado mucho más profundo de lo que podría indicar su contexto histórico. A lo largo de la historia de Israel, Dios siempre ha entendido su delicada posición en medio de un mundo hostil.

Israel en medio de un mundo libre, pero antagónico

La escritora británica Melanie Phillips, columnista del periódico en línea británico Daily Mail (Correo diario) y contribuyente de The Jewish Chronicle, escribió un artículo —recientemente publicado en Internet— con descarnadas afirmaciones sobre el estado actual del mundo, y especialmente de Occidente:

“Ustedes están presenciando el surgimiento de un nuevo orden mundial: la caída de Occidente, ocasionada por la nefasta alianza entre la administración de Obama y las pesimistas Gran Bretaña y Europa, que está dejando a Israel como el único representante de Occidente en el Medio Oriente y convirtiéndolo en cambio en un defensor aislado y solitario de la libertad, a punto de enfrentar la formación de una tormenta islámica” (“Into the Abyss” [Hacia el abismo], dic. 12, 2012).

Europa Occidental y Gran Bretaña tienen un historial de frecuente favoritismo a los países árabes, en detrimento de Israel. Sin embargo, Estados Unidos ha sido por muchísimo tiempo un partidario leal y aliado incondicional de este diminuto estado democrático. Pero esta situación amenaza con cambiar, tal vez más radicalmente de lo que jamás pudiéramos imaginarnos.

Muchos observadores han señalado que las personas designadas recientemente por el presidente Barack Obama para las dos posiciones claves de su gabinete, tanto de Estado como de Defensa, noposeen antecedentes muy alentadores de apoyo al Estado de Israel. Melanie Phillips, quien es también comentarista en radios y programas de televisión británicos, observó: “John Kerry, con altas probabilidades de convertirse en el Secretario de Estado, es un pacifista e idealista de izquierda”.

Como Director del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Kerry advirtió en contra de “prejuzgar” a la Hermandad Musulmana mientras ésta se preparaba para asumir el poder en Egipto, y aseguró que el presidente de Egipto está comprometido con la libertad y las buenas relaciones con Israel y los Estados Unidos, a pesar de la abrumadora evidencia que indica exactamente lo contrario. (“Exclusive: Muslim Brotherhood Preaching Israel Destruction After Election”[Exclusiva: La Hermandad Musulmana predica la destrucción de Israel después de las elecciones], News, jun. 27, 2012).

Además, Phillips observó: “Los antecedentes de Chuck Hagel son aún más preocupantes . . . Él ha votado consistentemente en contra de las sanciones a Irán que intentan detener su desarrollo de armas nucleares; también votó en contra de declarar a la Guardia Revolucionaria de Irán como una organización terrorista, y además, se abstuvo de firmar una carta que pedía a la Unión Europea hacer lo mismo con Hezbolá, responsable de la muerte de innumerables estadounidenses, y que la proclamara una organización terrorista. Por el contrario, él aboga por asociarse con Irán”.

Un editorial del periódico estadounidense Wall Street Journalagrega que Hagel “por largo tiempo ha defendido al dictador de Siria [Bashar al-Assad] y al grupo terrorista Hamas” (“A Hagel Education” [Educación sobre Hagel], ene. 9, 2013).

The Economist(El economista) citó a Lindsey Graham, senadora republicana de Estados Unidos por Carolina del Sur y miembro del Comité de Servicios Armados, quien dijo que Hagel está “bastante alejado de la ‘corriente principal’ en cuestiones de política exterior”, y que si esto se confirma, se convertiría en “el secretario de Defensa más antagónico del Estado de Israel en la historia de nuestra nación” (“Obama Picks His Soldiers” [Obama elige a sus soldados], ene. 12, 2013).

El senador republicano de Texas, Ted Cruz, se hace eco de esta declaración, afirmando: “Sus antecedentes respecto a Israel sugieren claramente que él no considera a Israel como un amigo, sino como una molestia. La alianza estadounidense-israelí es fundamental para nuestra seguridad nacional, pero Hagel ha estado demasiado dispuesto a socavar dicha alianza” (“Why I Expect to Oppose Hagel”[Por qué me opondré a Hagel], USA Today, ene. 9, 2013).

Debemos también reconocer que la política externa del presidente Obama ha favorecido a los islamistas, enconados enemigos del Estado de Israel, en las recientes revueltas en el Medio Oriente.

La larga historia del confinamiento de Israel

Douglas Murray afirmó en su artículo “Israel Under Siege” (Israel en estado de sitio), publicado en la revista The Spectator (El espectador): “Desde 1973, Israel ha soportado una situación estable, con una combinación de enemigos calmados y amigos aún más calmados. Sin embargo, hoy en día está rodeada de amigos que desaparecieron y de enemigos mucho más agresivos” (nov. 24, 2012).

Israel ha enfrentado muchos enemigos desde que salió de Egipto hace 3 500 años. El fallecido teólogo e historiador británico F. F. Bruce nos dice: “La salida del pueblo de Israel de Egipto marca su nacimiento como nación” (Israel and the Nations[Israel y las naciones], 1969, p. 13). Con anterioridad había dicho: “No obstante, la historia nacional de Israel no se hizo realidad en aislamiento de otros pueblos. Los israelitas estaban rodeados por naciones más grandes y más poderosas, las cuales invadían la vida de Israel de muchas maneras” (p. 11).

Durante los primeros días de Israel como nación, “no solo las ciudades cananeas trataban de subyugarlo, sino que además, cada cierto tiempo sufría invasiones desde más allá del Jordán, incluso de sus mismos parientes: Moab y Amón (descendientes de Lot, sobrino de Abraham) y Edom (descendientes de Esaú, hermano de Jacob); pero las más aterradoras eran las perpetradas por los beduinos, habitantes de las tierras más remotas de Arabia, que montados sobre sus camellos, año tras año arrasaban con todo en la época de cosecha, destruyendo por completo sus campos” (pp. 19-20).

Sin embargo, el antiguo Israel tuvo su cuota de héroes y líderes nacionales: Josué, Gedeón, el rey Ezequías y el rey David, quien conquista la ciudad de Jerusalén y la funda como capital de la nación. En tiempos más recientes podemos nombrar al fundador moderno de Israel, David Ben-Gurión (1948), a Moshe Dayan (de la guerra de 1967), a Ariel Sharon y a Benjamín Netanyahu.

A lo largo de gran parte de su historia, Israel ha estado en cautiverio o en peligro de estarlo. En el siglo VIII a.C., las 10 tribus norteñas del reino de Israel fueron sometidas y llevadas en cautiverio a Asiria, y luego, en el siglo VI a.C., le sucedió lo mismo al reino sureño de Judá, que fue invadido y enviado al exilio por el rey Nabucodonosor de Babilonia. En los días de Jesucristo, sus apóstoles y la Iglesia primitiva, los judíos estaban bajo la ocupación romana.

Tras dos revoluciones fallidas contra el Imperio romano, la nación judía fue abatida, y su población, esparcida. Varios siglos después, con la trágica experiencia del Holocausto (que terminó con las vidas de 6 millones de judíos) se cumplió la profecía de que muchos judíos retornarían a su tierra natal.

Estos recios sobrevivientes estaban decididos a no ser esclavos nuevamente. Por esta razón, el moderno Estado de Israel ha logrado desarrollar una gran capacidad de resistencia y hoy nuevamente se ve amenazado por una multitud de países enemigos, situación que se agrava por las débiles relaciones amistosas que tiene ahora con ciertas naciones simpatizantes, claves para su protección.

La fallecida historiadora Bárbara Tuchman escribió en su libro “Practicing History” (Experimentando la historia): “A pesar de todos sus problemas, Israel posee una ventaja abrumadora, un sentido de propósito: sobrevivir. Ha regresado. Ha enfrentado la persecución y sobrevivido el exilio para convertirse en la única nación del mundo que sigue gobernándose en el mismo territorio, bajo el mismo nombre, con la misma religión, con el mismo idioma y de la misma forma que lo hacía hace tres mil años. Está consciente del cumplimiento de su destino.Sabe que no debe ocultarse ahora, que debe resistir” (“Israel: Land of Unlimited Impossibilities” [Israel, una tierra de imposibilidades ilimitadas], 1981, p. 134).

La profecía bíblica y sus revelaciones

¿Qué nos dice la profecía bíblica sobre lo que les sucederá a Israel y a Jerusalén en el futuro? Cierto pasaje profético de la Biblia adquiere suma importancia al final de esta era de malos gobiernos humanos, que será reemplazada por el reinado milenario y utópico de Jesucristo y sus santos (Apocalipsis 20:4-6). Esta escritura clave se basa en Zacarías 12:2-3, donde Dios dice:

“He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día [el día en que Dios intervenga] yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella”.

Aunque Jerusalén (cuya mención no se refiere necesariamente a la ciudad misma, sino a la nación de Israel como un todo) ha sido causa de contienda a lo largo de gran parte de su historia, este pasaje profético habla principalmente del tiempo de Armagedón (ver Apocalipsis 16:14-16). Esto acontece justo antes de la segunda venida de Jesucristo.

¿Cuáles son los cruciales eventos geopolíticos que conducen directamente a este trascendental suceso que determinará el futuro del mundo? Para resumirlo en pocas palabras, diremos que una nueva superpotencia europea tomará el control de Egipto y de la Tierra Santa. La profecía bíblica identifica a este poder como “el rey del norte”.

El otro líder del fin de los tiempos es “el rey del sur” (quien probablemente liderará una alianza de naciones islámicas del Medio Oriente, posiblemente un califato islámico restaurado), que “contenderá” con el rey del norte, y éste se levantará como tempestad e invadirá Egipto y las naciones vecinas y entrará también a la “tierra gloriosa”, la Tierra Santa (Daniel 11:40-42).

¿Qué sucede con estos invasores? Zacarías 14:3-4 nos responde usando una conocida profecía acerca del regreso de Cristo a la Tierra: “Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones. . . y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente”. Estas naciones se reunirán en Armagedón para pelear contra el Mesías, Jesucristo, a su regreso.

Un poco antes de ese momento, “la mitad de la ciudad [de Jerusalén] irá en cautiverio” (v. 2). Esto muestra claramente que Israel será ocupada nuevamente por ejércitos enemigos y estará controlada por gentiles durante tres años y medio, hasta justo antes de la segunda venida de Jesucristo (Apocalipsis 11:2).

Como se mencionó al principio de este artículo, varios países están ya empeñados en destruir a Israel. Sin embargo, la profecía bíblica indica que estas naciones del Medio Oriente no podrán destruir al Estado judío, a pesar de todos los problemas que puedan ocasionarle.

A fin de cuentas, la cautividad y ocupación de Israel están destinadas a surgir de una fuente inesperada: la superpotencia europea que mencionamos anteriormente. El pueblo de Israel finalmente aprenderá cuánto depende de Dios para su seguridad y bienestar (esto no solo incluye a los judíos; ver ¿Dónde se encuentran las “10 tribus perdidas” en la actualidad?).Luego darán la bienvenida al Ungido, a su Mesías largamente esperado.

Cristo rescatará a Israel

Hay una profecía muy alentadora acerca del regreso de Jesucristo al final de los tiempos y que aún está por cumplirse, la cual nos dice: “He aquí que vienen días, dice el Eterno, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Eterno, justicia nuestra” (Jeremías 23:5-6).

El cumplimiento de esta profecía es tan importante para el futuro de Israel, que se repite en Jeremías 33:15-16.

El contexto de esta particular profecía la hace todavía más fascinante. Estas maravillosas e inspiradoras palabras son pronunciadas por Jeremías en medio de una serie de profecías que advierten a la nación de Judá de su terrible e inminente cautiverio a manos de los babilonios en aquel tiempo.

Incluso en las circunstancias más desalentadoras, Dios pone en plena acción su plan de rescate y liberación final.

Cualesquiera sean los problemas que la pequeña nación de Israel tenga que soportar hasta el final, tenemos la certeza de que Dios mismo vendrá al rescate de ella mediante la directa intervención de Jesucristo. Nuestro Creador mantiene sus ojos sobre Jerusalén e Israel. ¡Y también debemos hacerlo nosotros!