Impostores religiosos
Lecciones de un antiguo rey
¿Podría usted caer en la trampa de un impostor? Los estafadores están por todas partes intentando robarle su dinero, buscando su información personal, haciendo todo tipo de falsas promesas; y la religión también puede pecar de esto. El engañador por excelencia es Satanás el diablo, el mayor estafador de todos, que “engaña al mundo entero” (Apocalipsis 12:9). Este consumado farsante y falsificador se concentra en atacar la religión, pero quizá no de la forma que uno tal vez piense.
Él utiliza la religión corrupta para burlarse de Dios y destruir vidas. A lo largo de los siglos, ha convencido a miles de millones de personas para que adoren al sol, la astrología, los animales, e incluso a los antepasados difuntos. A veces su intención es que adopten el ateísmo, que en sí mismo es otra forma de adoración falsa. Y no solo eso, sino que Satanás está incluso detrás de las muchas variedades del cristianismo tradicional. Los adeptos están divididos, y no se ponen de acuerdo sobre quién y qué es Dios, cuál es su propósito, y cómo quiere que lo adoremos y vivamos nuestras vidas.
Jesús advirtió: “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24). La mención de falsos Cristos y profetas apunta al hecho de que el diablo ha reunido a una multitud de ayudantes humanos: falsos maestros que sirven a los propósitos del diablo, normalmente sin saberlo, pero a veces como absolutos impostores.
El apóstol Pablo escribió: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:13-15). Así que debemos tener cuidado y estar en guardia. Abundan los maestros fraudulentos que proclaman ideas populares y tradicionales que son falsas.
El hecho es que los maestros equivocados se encuentran entre las herramientas de engaño más influyentes de Satanás. Si tomamos esto en consideración, ¿han caído acaso nuestros líderes religiosos en la estafa del diablo? ¿Ha sido corrompida por Satanás la verdadera creencia? Después de todo, ¿cómo se puede detectar a un impostor religioso?
Innovación religiosa para mantener el control
Volviendo a la historia bíblica, consideremos lo que sucedió poco después del reinado de Salomón, hijo del rey David, cuando la Tierra Prometida se dividió en dos: el reino de Judá en el sur, bajo el hijo de Salomón, Roboam, y las tribus del norte en el norte, que formaron el reino de Israel bajo el liderazgo de un hombre llamado Jeroboam. El diablo aprovechó esta oportunidad para montar una gran falsificación.
Dios mismo nombró a Jeroboam rey en el norte, diciéndole: “Y si prestares oído a todas las cosas que te mandare, y anduvieres en mis caminos, e hicieres lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David mi siervo, yo estaré contigo y te edificaré casa [o dinastía] firme, como la edifiqué a David, y yo te entregaré a Israel” (1 Reyes 11:38). Estas instrucciones indican cómo no ser un falsificador.
Pero a Jeroboam le preocupaba que la lealtad de sus súbditos cambiara si seguían asistiendo a las fiestas de Dios en el sur, y pensó: “Si el pueblo va a ofrecer sacrificios al templo de Dios que está en Jerusalén, va a encariñarse con Roboam, el rey de Judá, y luego me matarán y lo nombrarán rey” (1 Reyes 12:27, Traducción en Lenguaje Actual).
En lugar de confiar en Dios, a Jeroboam le preocupaba perder el control. Y bajo el influjo del diablo, cediendo al miedo y a la duda, este astuto político ideó una falsificación que, según creía, le ayudaría a consolidar su poder y posición.
Según se nos dice, “Jeroboam les preguntó a sus consejeros qué podía hacer, y después decidió hacer dos toros de oro. Entonces le dijo al pueblo: Israelitas, ustedes ya han ido bastante a Jerusalén. Aquí tienen a sus dioses que los sacaron de Egipto. Jeroboam puso uno de los toros en la ciudad de Betel y el otro, en la ciudad de Dan. Y levantó uno en Betel, y el otro lo puso en Dan” (vv. 28-29, TLA). Así, estableció falsos lugares de culto que no estaban en Jerusalén, e ídolos (becerros de oro) en reemplazo de la adoración al único Dios verdadero.
La mayoría de la gente sabe que Dios prohíbe hacer estatuas para adorarlas como ídolos. Pero la realidad es que hoy vemos muchas religiones que adoran ídolos, como es muy evidente en el budismo y el hinduismo. Sin embargo, ¿cuántas denominaciones cristianas ignoran el mandamiento de Dios?
Uno podría intentar justificar tal cosa diciendo que solo se trata de símbolos, pero no nos engañemos. En el segundo de los Diez Mandamientos, Dios dice que no debemos hacer imágenes esculpidas que representen lo que adoramos (Éxodo 20:4). Por supuesto, los ídolos no se limitan a objetos esculpidos: pueden ser cualquier cosa que desvíe nuestra atención de Dios y nos haga dudar de su Palabra.
Santuarios, sacerdotes y festivales falsos
El plan de Jeroboam se convirtió en un pecado permanente para la nación (1 Reyes 12:30). Entre otras cosas, “edificó en las colinas pequeños templos, y nombró como sacerdotes a hombres que no pertenecían a la tribu de Leví” (v. 31, TLA). Por tanto, no solo había falsos lugares de culto, sino además falsos sacerdotes. Suena similar a lo que leemos de los obreros engañosos que se presentan como ministros de Dios.
Sin embargo, en la Biblia Dios habla de manera muy específica sobre cómo quiere que se le honre: no de la forma que nosotros pensamos que es mejor, sino de la que él ordena. Les dice a los impostores religiosos: “No harás así al Eterno tu Dios; porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás” (Deuteronomio 12:31-32, énfasis nuestro en todo este artículo).
Un componente importante del ardid de Jeroboam incluía cambiar los días designados para el culto. Falsificó la gran fiesta otoñal de Dios, trasladándola del séptimo mes, como Dios había ordenado (1 Reyes 12:32), al octavo. Ahora bien, incluso la mayoría de las personas que se consideran religiosas no están familiarizadas con las verdaderas “fiestas del Señor” mencionadas en Levítico 23. Dios las describe como “mis fiestas” y “santas convocaciones” (versículo 2); sin embargo, la mayoría del mundo cristiano moderno ignora eso y adora a Dios a su manera.
La primera festividad mencionada en Levítico 23 es el sábado semanal, el séptimo día de la semana (versículo 3). Tanto la Biblia como la historia revelan claramente que este día se extiende desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado. Usted puede buscar por toda la Palabra de Dios y no encontrará ningún lugar donde el sábado haya sido cambiado del séptimo día a cualquier otro día.
Pero las iglesias cristianas del mundo han sustituido las fiestas de Dios por sus propios días festivos, que no son bíblicos. Hemos visto que Satanás ha influido en la religión cristiana para que ignorara los días sagrados de Dios, es decir, los días que Jesús y la Iglesia de principios del primer siglo celebraban, y para que en su lugar creara sus propias fiestas, como hizo Jeroboam.
La Navidad, la Pascua de Resurrección y la observancia del domingo semanal son las principales fiestas no bíblicas, todas ellas tomadas de rituales paganos utilizados para adorar a falsos dioses.
Cómo ver a través de las mentiras de Satanás
Satanás, el dios de este siglo (2 Corintios 4:4), sigue tergiversando la verdad e influyendo en el cristianismo para pretender que eso es algo bueno. Al diablo le encanta convertir la religión en un sistema que le permite a uno hacer lo quiere o lo que es más fácil. Un ejemplo de ello es convencer a los seres humanos de que no tienen que guardar los mandamientos de Dios, que fueron abolidos, y que son demasiado gravosos para ellos. ¿No fue eso lo que dijo Jeroboam en 1 Reyes 12:28? “Ustedes ya han ido bastante a Jerusalén”. ¿Sabe cuánto más al sur estaba Jerusalén que Betel? ¡A unos escasos 16 kilómetros!
Hoy en día, el cristianismo no es tan diferente de la época de Jeroboam. ¿Sabe qué ídolo moderno tiene una potente influencia en el cristianismo? En una encuesta de Lifeway Research, la mayoría de los pastores religiosos dijeron que era la comodidad. ¿Qué le interesaba más a Cristo? ¿La comodidad o el sacrificio? Él nos dijo que nos esforzáramos en el camino difícil (Mateo 7:13; Lucas 13:24). El rey Jeroboam pretendía facilitar las cosas a los del reino del norte con un culto más adaptado a sus deseos personales, y el pueblo mordió el anzuelo.
Pablo advirtió que, en los últimos días, los hombres serían “amadores de los deleites más que de Dios”, y que “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella”, advirtiéndonos que nos alejáramos de quienes “se resisten a la verdad” (2 Timoteo 3:1-5, 8). Tenemos que evitar ser uno de ellos. Ojalá usted comience a ver cómo el cristianismo ha estado bajo el dominio de Satanás. No se deje convencer por una sola forma de virtud. ¡Usted necesita la verdadera!
La triste verdad es que muchísimos cultos falsos se disfrazan de cristianismo. No caiga en el engaño, ni en la comodidad de seguir la corriente. Vaya a su Biblia. Busque la auténtica enseñanza bíblica, pídale a Dios que le abra los ojos a su verdad, ¡y viva como él manda! BN