¿Honramos realmente a Cristo con la Navidad?
Imagine a una mujer que le da a su esposo un obsequio de cumpleaños. Solo que no es la fecha de su cumpleaños, sino la de un antiguo novio. Y el obsequio es algo que ella solía regalarle a esa otra persona. ¡Naturalmente, el marido tendría derecho a dudar de la autenticidad de ese amor!
Si alguien lo amara de verdad y estuviera tratando de hacer algo agradable por usted, ¡no tendría sentido que él, o ella, le recordara a un viejo amor!
Pero eso es exactamente lo que sucede con Jesús y la Navidad, que supuestamente lo honra a él; no obstante, ¡ese aniversario y la forma de celebrarlo ya existían antes de su nacimiento para honrar a dioses falsos!
¿Por qué celebra usted la Navidad?
Si usted es como la mayoría de la gente, dirá que celebra la Navidad porque es una manera de demostrarle amor a Jesucristo. Tal vez usted asiste a la misa de medianoche (o Misa del Gallo) o al servicio de la iglesia en la mañana de Navidad. Quizá sus hijos participen en una dramatización teatral personificando a María y José rumbo a Belén, y tal vez haya una escena navideña o un enorme Papá Noel adornando su jardín.
Para muchos, Navidad es el momento de compartir con familiares y amigos, de fragantes galletas recién horneadas, y de niños emocionados abriendo sus regalos alrededor de un árbol decorado.
Pero ¿hay algo más en esta historia? Echemos un vistazo a la otra cara de la Navidad en la página de Internet
Witchology.com, que se autoproclama “un agente investigador y de enseñanza especializada en las áreas de la brujería, ouija, paganismo, magia y ocultismo”. Con respecto a la Navidad, dice:
“¿Cuál es el secreto pagano que el cristianismo ha tratado de ocultarle? La verdad sobre la Navidad es que realmente no es tal, sino que se trata del solsticio de invierno, un día santo pagano observado en todo el mundo y desde tiempos inmemoriales por las tribus nativas americanas, los escandinavos, los antiguos romanos y en la actualidad por los modernos paganos, brujos y ouijanos”.
El hecho sorprendente es que la información acerca del origen de la Navidad en este sitio de Internet, que promociona la brujería, ¡es realmente cierta! Las costumbres navideñas tienen sus raíces en el paganismo, y Jesucristo no nació en una fecha siquiera cercana al 25 de diciembre.
Sin embargo, la mayoría de la gente responde a esta información con algo como: “Sí, si sabemos que hay algunas costumbres paganas y no religiosas incorporadas en la Navidad, pero ya han sido cristianizadas, y esa es la forma en que demostramos amor a Jesús”. No obstante, es el momento de hacer una pregunta realmente difícil y que pocos quieren responder: ¿podríamos estar deshonrando a Jesús al celebrar la Navidad?
Una advertencia a los cristianos en Corinto
Remontémonos en el tiempo hasta los primeros cristianos que vivían en la antigua ciudad de Corinto. Como la mayoría de los puertos marítimos antiguos, Corinto era conocido por su multiculturalismo, lucrativas oportunidades de negocios, diversidad religiosa y placeres sórdidos. El nombre de la ciudad dio lugar a un verbo griego que significa “practicar la fornicación”. Corinto era una potencia económica de aproximadamente medio millón de personas, una megametrópolis para ese entonces.
La mayoría de la gente en Corinto era pagana. Adoraban a los legendarios dioses y diosas de los griegos y romanos, o sacrificaban en los templos de una de una de sus tantas “religiones misteriosas”. Uno de los más bellos templos corintios se asentaba sobre una alta colina que dominaba la ciudad. Era el templo de Afrodita, la diosa del amor, en el que se empleaba a mil prostitutas.
A medida que algunas de estas personas con antecedentes pagano-griegos se convertían al cristianismo, naturalmente continuaron practicando sus viejas costumbres; para ellos debe haber sido fácil considerar estos ritos paganos como celebraciones llenas de un nuevo espíritu cristiano en honor a Jesús.
El apóstol Pablo escribió a estos primeros cristianos en 1 Corintios 10:20-21: “Lo que los gentiles [naciones paganas] sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”.
Medite por un momento en lo que está diciendo Pablo. Usted quiere ser un seguidor de Jesucristo, cree en la Biblia como la Palabra inspirada de Dios, pero ¿está dispuesto a dejarse guiar por ella?
Satanás y sus demonios no son personajes de cuentos de hadas. Son reales. Los demonios son ángeles que se rebelaron contra Dios y después de su rebelión pasaron a encarnar todo lo que es la maldad. En otra carta, Pablo escribió que Satanás es “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). No podemos escapar a la lógica de Pablo. El paganismo no es inofensivo — ¡es adorar a los demonios y al falso dios de este siglo!
Los orígenes de la Navidad no tienen nada que ver con Cristo
Vamos a leer un poco más en Witchology.comacerca de los orígenes de la Navidad:
“Uno de los ocho Sabbats [festivales paganos] de la brujería, temporada conocida como Yule o gran fiesta anual de las saturnales de la Roma pagana . . . el solsticio de invierno es un tiempo sagrado en el calendario pagano” (énfasis nuestro en todo este artículo).
“¿Cuál es el secreto de la Navidad? ¿Cuáles son los hechos que los cristianos preferirían que usted no supiera? Regimos nuestros relojes con base en ella, celebramos un milenio por su causa, pero la sorprendente verdad es que no ocurrió como se cree. El nacimiento de un niño de padres humildes, bajo circunstancias extraordinarias en un establo en Belén, no ocurrió un 25 de diciembre del año 1 d.C.”
Esta página de Internet una vez más está en lo cierto. La verdad es que el Mesías profetizado, Jesucristo, nació de una virgen llamada María, tal como predijeron los profetas del Antiguo Testamento. Sin embargo, reiteramos, su nacimiento no ocurrió ni siquiera cerca del 25 de diciembre, fecha que en aquel entonces ya marcaba una gran celebración pagana en varias culturas antiguas.
El problema con la moderna celebración de la Navidad es que sus orígenes tienen poco que ver con el verdadero Jesucristo, y esto no es ningún misterio. Con un poco de investigación en Internet o en una buena enciclopedia, cualquiera puede comprobar que cosas como las hojas de muérdago, el árbol de Navidad, e incluso la fecha en que ésta se celebra, tienen sus raíces en el paganismo y no en la Biblia.
¿Respondería usted a lo anterior algo como “no importa, pues el árbol de Navidad no es para adorar a dioses escandinavos, sino para mostrar mi amor por Jesucristo?”
Volvamos a lo que Pablo escribió en 1 Corintios 10:20: “Lo que los gentiles [naciones paganas] sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”.
Estamos obligados, de acuerdo a las Escrituras, a hacerle una pregunta difícil: ¿qué tan dispuesto está usted a beber la copa de la mesa del Señor y la copa de la mesa de los demonios e insistir en que eso no le importa a Cristo?
Al principio de este artículo me referí a una mujer hipotética que celebraba el cumpleaños de su esposo en una fecha que no correspondía, y que en realidad era la fecha del cumpleaños de su antiguo novio.Aparentar que se celebra el cumpleaños de alguien cuando en realidad se está recordando una fracasada relación anterior con otra persona no es mostrar amor o respeto, ¿cierto?
Del mismo modo, ¿por qué cree usted que está mostrando amor y respeto a Jesús al celebrarle su supuesto cumpleaños con una fiesta originada en el paganismo?
Debemos adorar en espíritu y en verdad
El evangelio de Lucas relata una conversación entre Jesús y una mujer samaritana. Los samaritanos eran gente singular: se jactaban de adorar al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, pero rechazaban muchas de las enseñanzas del Antiguo Testamento. Se negaban a adorar en el templo de Jerusalén y mezclaban costumbres paganas con la adoración al Dios verdadero.
Cuando los discípulos de Jesús volvieron a Samaria a predicar el evangelio, según registra Hechos 8, hallaron a un hombre llamado Simón. Él era un mago que supuestamente adoraba a Dios, pero a través de ritos y prácticas de adoración a los demonios.
Cuando Jesús confrontó a la mujer samaritana con la realidad de quién era él, le dijo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4:23).
Reiteramos: el mismo Jesús dijo que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”. Meditemos en la profundidad de estas palabras.
La verdad que las Escrituras revelan es que no debemos tratar de honrar a Dios de la misma forma en que se honraba a dioses falsos (Deuteronomio 12:29-32). Para el Eterno, eso es inaceptable.
¿No será hora de que usted cuestione la legitimidad del cristianismo paganizado? ¿No será hora de dejar de involucrar a Jesús con la antigua y pagana fiesta de las saturnales, con Mitra y los dioses de la antigua Escandinavia y, en cambio, procurar adorarlo a él y al Padre en espíritu y verdad?
Nunca será fácil poner en tela de juicio las creencias y prácticas que usted ha aceptado toda su vida, pero debe cuestionarse acerca de lo que Dios quiere que cambie en su relación con él.
Dios está tratando de llegar a usted para que le adore en espíritu y en verdad. ¡Es necesario despojarse de las costumbres paganas en la adoración al gran Dios y a su Hijo Jesucristo, honrándolos como ellos nos lo enseñan en la Biblia!