¿Es la Navidad realmente cristiana?
“¡No me importunes con los hechos, ya lo decidí!” Esta respuesta hipotética ejemplifica a alguien que ha sido cuestionado acerca de una creencia falsa muy arraigada. A veces, mucha gente se aferra obstinadamente a un elemento ficticio por sobre los hechos debido al “pensamiento grupal”.
¿Cuántos cristianos que observan esta celebración están dispuestos a investigar si está basada en las Escrituras? ¿Qué ocurre cuando las creencias cristianas de uno difieren de las enseñanzas bíblicas? ¿Ignoramos la Biblia y seguimos la corriente de las tradiciones religiosas, que son más cómodas? ¿Es la conformidad más importante para nosotros que vivir según las verdades eternas de Dios?
Si desea saber de dónde provino la Navidad, continúe leyendo. Aquí usted encontrará la respuesta a la pregunta del título: ¿Es la Navidad realmente cristiana? Y si no lo es, ¿cambiará y seguirá las verdades de Dios?
El cumpleaños de Jesús no era importante en los tiempos antiguos
Un artículo en el popular sitio web cristiano Crosswalk.com defiende el 25 de diciembre como una fecha establecida para celebrar el cumpleaños de Jesús desde tiempos antiguos. Sin embargo, contiene algunas admisiones significativas:
“La tradición del 25 de diciembre en realidad es muy antigua. Hipólito, en el siglo II d. C., argumentó que este era el día del nacimiento de Jesús [a pesar de que los escritos de este padre de la iglesia romana se remontan a varias generaciones después de Jesús y los apóstoles]. Mientras tanto, en la Iglesia de Oriente se celebraba el 6 de enero.
“Pero en el siglo iv, John Chrysostom [arzobispo católico de Constantinopla] argumentó que el 25 de diciembre era la fecha correcta y que, desde ese día hasta ahora, la Iglesia en Oriente, como también en Occidente, ha observado el 25 de diciembre como la fecha oficial del nacimiento de Cristo [a pesar de que muchos aún optan por el 6 de enero].
“Aunque los evangelios de Mateo y Lucas relatan el nacimiento de Cristo, ninguno provee una fecha para este gran acontecimiento. Y a pesar de lo extraño que esto pueda sonar a nuestras mentes modernas, es probable que los cristianos de antaño no le dieran importancia a los cumpleaños. Esto hace difícil concluir cuál es la verdadera fecha del nacimiento de Cristo.
“No fue hasta el siglo iii que varios grupos de cristianos comenzaron a interesarse en la fecha del nacimiento de Cristo, y transcurriría otro siglo antes de que la Iglesia comenzara a celebrarla con cierta uniformidad” (Angie Mosteller, “When Was Jesus Born and Why Do We Celebrate on December 25th?” [¿Cuándo nació Jesús y por qué celebramos el 25 de diciembre?], 6 de diciembre de 2011, énfasis nuestro en todo este artículo).
Cabe destacar que a la Navidad se le asignó el 25 de diciembre no por Dios o su Palabra, sino por el clero de la iglesia, mucho después de los tiempos apostólicos. El artículo además admite que el establecimiento del “Nacimiento del sol no conquistado” en un 25 de diciembre por el emperador romano Aureliano, en 274, pudo haber tenido una influencia secundaria en la aceptación de esta fecha como el nacimiento de Jesús por parte de la iglesia, pero afirma que Aureliano pudo haber adoptado una fecha que ya era significativa para los cristianos. Sin embargo, como veremos, la fecha de este festival para adorar al sol cerca del solsticio de invierno tenía un origen mucho más antiguo.
La tardía observancia de la Navidad
La Iglesia católica no fijó la fecha de la Navidad sino hasta el siglo iv. El mismo artículo indica que “el primer registro claro del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre no apareció sino hasta 336 d. C”.
Según The Catholic Encyclopedia [Enciclopedia católica], “El año litúrgico [adoración ceremonial pública] en el rito romano, como se conoce hoy en día, surgió solo gradualmente una vez que las fiestas de la Pascua Florida y la Navidad fueron establecidas . . . La conmemoración del nacimiento del Señor el 25 de diciembre fue propagada desde Roma por medio de la Iglesia Occidental del siglo iv d. C, y Epifanía [el 6 de enero] permaneció como la conmemoración del relato de los reyes magos en Mateo 2:1-12” (“Early Christian Feasts” [Fiestas cristianas de la antigüedad], 1967, vol. 5, p. 868).
La misma enciclopedia dice en otra parte: “La celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre. El nombre [en inglés, Christmas] se deriva del inglés antiguo Cristes Maesse o Cristes-messe, que significa la Misa de Cristo [irónico, ya que la misa es un rito católico que conmemora la muerte de Cristo en vez de su nacimiento].
“Aunque parezca inexplicable, la fecha del nacimiento de Cristo es desconocida. Los evangelios no indican ni el día ni el mes; y a pesar de que Lucas (2:1-3) establece la Natividad bajo una perspectiva histórica, el año no puede ser determinado con exactitud” (“Christmas and Its Cycle” [La Navidad y su ciclo], vol. 3, p. 656).
También vemos en The Catholic Encyclopedia la increíble admisión de que Jesús, los apóstoles y la Iglesia primitiva del Nuevo Testamento continuaron observando el sábado de Dios en el séptimo día (desde la puesta de sol del viernes a la puesta de sol del sábado) y los festivales anuales ordenados en la ley de Dios:
“Los cristianos de antaño no se desasociaron inmediatamente de la observancia de las fiestas judías [o sea, las fiestas de Dios, como él dice en Levítico 23:2]. Muchas referencias en el Nuevo testamento indican que Jesús y sus discípulos, como también las comunidades cristianas . . . de la antigüedad, observaban el sábado y las principales fiestas anuales [aquellas descritas en Levítico 23]” (“Early Christian Feasts”, vol. 5, p. 867).
En este caso se plantea la idea de que aunque la Iglesia primitiva inicialmente continuó celebrando el mismo sábado semanal y las fiestas anuales que el pueblo judío, lo que de por sí es una admisión notable, finalmente despertó y se desvinculó de estas “fiestas judías” adoptando un cristianismo más “gentil”. La observancia del domingo y otras fiestas no bíblicas sustituyeron al sábado y las fiestas anuales del Antiguo Testamento, que ahora se consideraban arcaicos.
No obstante, Cristo condenó la negación de la ley de Dios refiriéndose así a quienes tergiversan su verdad: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres” (Marcos 7:7). ¡Aquí vemos un claro ejemplo de cómo opera el caprichoso pensamiento grupal en el rechazo de la práctica bíblica y la adopción de la tradición de la Navidad!
Ausencia de una conexión real con el nacimiento de Jesús
Hoy en día la Navidad se promociona como una conmemoración del nacimiento de Jesucristo, y es indudable que la historia de su nacimiento es bíblica. Pero, ¿cómo encaja esto con la observancia de la Navidad?
¿Cuál fue el propósito del nacimiento de Jesús? La mayoría de los cristianos respondería rápidamente que nació para ser nuestro Salvador. Eso es cierto, pero hay más. También nació para convertirse en nuestro Gobernante Soberano (Daniel 2:44), Líder (Colosenses 1:18) y Maestro (Juan 3:2).
Si él es nuestro Maestro, ¿dónde están entonces sus instrucciones para observar la Navidad? Jesús preguntó a los que profesan seguirlo, “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor [que significa Maestro Supremo], y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46).
Algunos pueden argumentar que los relatos del nacimiento de Cristo en los evangelios de Mateo y Lucas y su anuncio en estos demuestra la validez de observar la Navidad hoy en día. Pero no hay ningún mandamiento de tal observancia para nosotros (y por el contrario, los días que sí se nos dice que observemos han sido completamente rechazados).
Ciertamente Dios anunció el nacimiento de Jesús, y este fue honrado por una delegación de sabios del oriente que llevaron obsequios al futuro Rey de reyes (Mateo 2:1-12). Sin embargo, su llegada con estos obsequios evidentemente se produjo mucho tiempo después de su nacimiento, no en “la primera Navidad”, como muchos tratan de explicarlo.
No había árboles de Navidad, coronas, troncos de Navidad, renos, duendes, medias colgadas en la chimenea o intercambio de regalos. No había ningún apego al 25 de diciembre. Jesús ni siquiera nació en invierno.
Si los relatos del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas no tienen nada que ver con la observancia de la Navidad como la conocemos, ¿dónde se originó esta tradición religiosa?
Perpetuación de un festival de invierno pagano
The Oxford Dictionary of the Christian Church [Diccionario Oxford de la iglesia cristiana] dice al comienzo de “Christmas” [Navidad]: “La observancia popular de la fiesta siempre ha estado marcada por el gozo y la alegría que eran características de la Saturnalia romana y los otros festivales paganos que reemplazó” (1958, p. 277). Esta celebración estaba llena de promiscuidad, deleite y borracheras.
The Catholic Encyclopedia muestra que la temporada de la Navidad se originó en el antiguo festival de invierno que celebraba al dios sol en los días que se alargaban después del solsticio de invierno. Orígenes, padre de la Iglesia católica primitiva, al escribir a comienzos de 200 a. C. nunca mencionó la Navidad, y de hecho dijo que los cristianos ni siquiera observaban el nacimiento de Cristo.
Tertuliano, otro elocuente teólogo católico de ese tiempo, amonestó así a los cristianos transigentes que participaban en el festival pagano de invierno del cual deriva la Navidad: “Nosotros, que desconocíamos los sábados y las lunas nuevas y las otras fiestas en otro tiempo aceptables para Dios [como se encuentra en Levítico 23, ya que habían dejado de celebrarlas], ahora concurrimos a la Saturnalia [es decir, el festival de invierno que junto a otros llegó a convertirse en la temporada de Navidad], a las fiestas de enero, a la Brumalia, a la Matronalia; las ofrendas son llevadas de acá para allá, los regalos de día de año nuevo se hacen con estrépito, y los deportes y los banquetes se celebran con alboroto; ¡oh, cuánto más fieles son los paganos a su religión, pues tienen cuidado especial para no adoptar ninguna solemnidad de los cristianos!” (Tertuliano en De Idolatria [De idolatría], citado por Alexander Hislop, The Two Babylons [Las dos babilonias], p. 93).
A pesar de la advertencia, tal celebración finalmente se hizo parte de la adoración “cristiana”. El árbol de Navidad y otros elementos de la temporada navideña fueron adoptados junto con el antiguo festival pagano, que tenía sus raíces en la idolatría del antiguo rey babilónico Nimrod, un tirano que se rebeló contra Dios (ver Génesis 10:8-11).
Según indican ciertas tradiciones paganas, al parecer Nimrod terminó asesinado por su libertinaje y rebelión contra Dios. Sin embargo, su culto se difundió a través de muchas y variadas tradiciones paganas, de modo que es él quien es representado fundamentalmente en el tronco navideño que se quema en Nochebuena: aquel que fue cortado y murió y, como el Sol que regresó al cielo, se convirtió en el hijo divino renacido, el árbol de Navidad, en el día de Navidad. “Ahora el tronco de Navidad es la cepa muerta de Nimrod, deificada como el dios-sol, pero cortada por sus enemigos; el árbol de Navidad es Nimrod redivivus [es decir, renacido]: el dios asesinado vuelve a la vida” (Hislop, p. 98).
Otras variaciones del festival idólatra de invierno se propagaron por todo el Medio Oriente y acompañaron también a los pueblos que emigraron a Europa. Entre los romanos se convirtió en la Saturnalia y la Brumalia y el Año Nuevo, como hemos visto. En el norte de Europa se convirtió en el ya mencionado tronco navideño [Yule] y, en última instancia, en la Navidad que conocemos hoy en día. La definición de Wikipedia para “Winter Solstice” [Solsticio de invierno] nos dice:
“Los pueblos paganos escandinavos y germánicos del norte de Europa celebraban un “medio invierno” (solsticio de invierno) de doce días con una fiesta llamada Yule . . . Muchas tradiciones navideñas modernas como el árbol de Navidad, la corona de Navidad, el tronco navideño y otros, son descendientes directos de las costumbres de Yule. Los escandinavos todavía llaman a la Navidad ‘Jul’. En inglés, la palabra ‘Yule’ se utiliza a menudo en combinación con la temporada “yuletide”, un uso registrado por primera vez en el año 900. Se cree que la celebración de este era un culto de estos peculiares días, interpretado como el despertar de la naturaleza . . .
“Julblot [o sacrificio de Yule] es la fiesta de sacrificio más solemne. En el Yule blot, se ofrecían sacrificios a los dioses para obtener bendiciones en las próximas cosechas germinales. El Yule blot finalmente se integró a la Navidad cristiana”.
En resumen, el festival de invierno pagano del mundo antiguo se cambió de ropa para finalmente agregar el título de Cristo y reaparecer como Navidad. La celebración fue acogida por una cristiandad cada vez más descarriada, para atraer y mantener a los nuevos conversos que se rehusaban a renunciar a sus frivolidades, borracheras y libertinaje durante el festival pagano de invierno.
¿Qué le parece a Dios esta festividad?
Los miembros de la Iglesia primitiva se habrían sorprendido de saber que las costumbres y prácticas que asociamos con la Navidad (y que ellos vieron en el corrupto mundo pagano romano que los rodeaba) se incorporarían a la celebración del nacimiento de Cristo. No obstante, después de varios siglos, el nombre de Cristo fue añadido a esta fiesta popular romana cuyas raíces se remontan a Babilonia.
Sorprendentemente, cuando se ven enfrentados a los hechos del verdadero origen de la Navidad, muchos cristianos se preguntan: “¿Cuál es el problema? ¡Igual sigo honrando a Jesucristo!” Pero, ¿es así en realidad?
Las Escrituras mismas son claras en cuanto a que no debemos usar prácticas de religiones paganas en la adoración del verdadero Dios, ya que él considera esto una abominación (Deuteronomio 12:29-32). Así que la Navidad de ninguna manera es un festival de Cristo o del verdadero Dios.
Dios condena tales festivales paganos. Estos lamentablemente ciegan a la gente para que no vea su grandioso plan revelado por medio de sus verdaderas fiestas sagradas y que sirven como mapa simbólico de la salvación de la humanidad. El bien intencionado y sincero llamamiento de muchos a poner a Cristo de vuelta en la Navidad es inútil. Cristo nunca estuvo en la Navidad. Si la hubiese observado o les hubiese dicho a otros que la observaran, habría quebrantado sus propias leyes, lo cual es pecado (1 Juan 3:4-5), y no tendríamos un Salvador. No habría liberación de la paga del pecado, que es la muerte (Romanos 6:23).
¿Esperaremos hasta que Cristo regrese para honrarlo? ¿Debemos verlo y tocarlo para creerle? Jesús habló de esto: “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29). ¿Le cree usted a Dios el Padre y a Jesucristo? ¿Y no solo cree en ellos, sino también en lo que ambos han dicho a través de las Escrituras?
¿Le dicen ellos en las Escrituras que observe la Navidad, o que no la observe? ¿Es la Navidad realmente cristiana? ¿Cómo puede serlo? Dios nunca la instituyó, y nunca enseñó que fuese observada. Muy por el contrario, nos dice que no lo adoremos con prácticas paganas. Sin embargo, Dios sí nos dio sus fiestas y días santos a fin de mostrarnos paso a paso su plan para la salvación de la humanidad. Con todo esto en mente, ¿qué elegirá hacer? BN