¿Es hoy el único día de la salvación?

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¿Es hoy el único día de la salvación?

Es muy generalizada la creencia de que si las personas no se convierten sinceramente al cristianismo en esta vida antes del regreso de Jesucristo, están irremediablemente perdidas. Pero, ¿qué enseña en realidad la Biblia?

La verdad, que por lo general se desconoce, es que esta era no es el único momento en que Dios está tratando de salvar al mundo entero. No es el único día (o momento) de salvación. Se avecina un tiempo en el que todos los que han vivido tendrán la oportunidad de arrepentirse y recibir la vida eterna. Ese tiempo tiene relación directa con las fiestas de otoño que Dios describe en las Escrituras.

El reinado de Satanás en la era actual

Las Escrituras advierten claramente que Satanás, el diablo, es el dios de este mundo (o de esta era), que es el príncipe de la potestad del aire y que es el verdadero gobernante espiritual del mundo actual (2 Corintios 4:4; Efesios 2:2-3; Juan 12:31). ¡Él tiene el poder! Se lo ofreció a Jesús si tan solo lo adoraba (Mateo 4:9). Sin embargo, gracias a que resistió las tentaciones de Satanás, Jesús recibió de Dios Padre el derecho a ese poder: destronar y reemplazar a Satanás. Cuando Cristo venga a reinar, Satanás será despojado por completo de su poder. Pero mientras tanto, ¡él es quien lo ejerce!

Satanás conserva su poderío solo porque Dios expresamente se lo permite. Dios ha permitido que Satanás gobierne sobre la humanidad desde que en el huerto de Edén tomó la decisión de seguirlo a él en lugar de someterse al Gobierno de Dios. Y durante el lapso de su reinado, es evidente que no a todo el mundo se le ha concedido comprender la verdad de Dios (véase Lucas 8:10).

La obra de Satanás consiste en engañar a la humanidad, tergiversar la verdad de Dios y hacer que las personas sinceras acepten lo falso en lugar de lo auténtico, llevándolas así al pecado. Lamentablemente, ha tenido mucho éxito (Apocalipsis 12:9).

Estamos acercándonos al final del dominio de Satanás sobre la humanidad. Se aproxima el reinado milenario de Jesucristo, y por lo tanto él tendrá todo el poderío (Apocalipsis 11:15; 20:4, 6). Entonces Satanás será encadenado, restringido y arrojado al simbólico “abismo sin fondo” (vv. 1-4), y ya no podrá engañar a nadie. Será un periodo que no le pertenecerá, sino que será dominio exclusivo de Dios, quien gobernará a través de Cristo, ¡ofreciendo salvación a toda la humanidad!

Los que aún no han sido salvados no están perdidos

Históricamente, la enseñanza cristiana tradicional es que, al final de su vida física en esta era, todas las personas “se salvan” (son bendecidas eternamente con Dios) o “se pierden” (son condenadas al infierno). Se trata de un malentendido que ha provocado un sufrimiento inmenso y un dolor innecesario.

Esa idea sostiene que este es el único y singular momento en que Dios está tratando desesperadamente de salvar al mundo, y que la Iglesia tiene esa misión mientras aún hay tiempo.

Si esto es cierto, ¿qué de aquellos que vivieron y murieron antes de que Jesús naciera? ¿Qué de los que vivieron en tierras donde nunca se escuchó ni conoció el mensaje del evangelio de Jesucristo? ¿Qué hay de aquellos que crecieron en otras religiones o los que nunca llegaron a pisar una iglesia?

La Biblia dice claramente que no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en el que podamos ser salvos, sino el nombre de Jesucristo (Hechos 4:12). No hay otro camino a Dios sino a través de él (Juan 14:6). Sin embargo, ha habido multitudes que nunca oyeron hablar de Cristo ni de sus enseñanzas antes de morir. Según la doctrina cristiana típica, esas personas están perdidas para siempre. Nunca supieron que era necesario arrepentirse del pecado para el perdón y la salvación. Probablemente ni siquiera sabían lo que es el pecado, y mucho menos sus consecuencias. Además, nunca tuvieron acceso al evangelio de Jesucristo.

¿Tiene sentido creer que un Dios de amor haya traído a estas personas al mundo sin que lo supieran o consintieran, les haya permitido vivir y morir sin haber oído nunca el Evangelio, y aun así simplemente las haya condenado al castigo eterno sin haberles ofrecido alguna vez la oportunidad de salvarlas?

Dios “no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Y Jesús afirmó que los antiguos paganos se habrían arrepentido si hubieran experimentado sus milagros y enseñanzas (Lucas 10:13).

Entonces, ¿salvará Dios a esas personas por otras razones, tal vez por haber vivido lo mejor que pudieron, aunque no hayan conocido ni aceptado a Cristo? No encontramos tal enseñanza en la Biblia, y ya hemos visto que no hay otro camino que lleve a Dios.

Escrituras malinterpretadas

Algunos se han confundido con 2 Corintios 6:2, que dice “he aquí ahora el día de la salvación”. Observe que no dice “el único día”. Además, en este pasaje el apóstol Pablo cita Isaías 49:8, pero el texto hebreo no tiene un artículo definido (“el” en español). Tampoco lo tiene el texto griego de 2 Corintios 6:2. Por lo tanto, es “un día de salvación”, un tiempo de liberación. Incluso si se incluyera el artículo “el”, solo estaría refiriéndose al tiempo de salvación para los seguidores de Dios en esta era.

Este es el día de la salvación para aquellos que han sido llamados y cuyas mentes han sido abiertas a la verdad de Dios. Ahora es su oportunidad de arrepentirse y vencer para ser parte del Reino de Dios. Pero no es el día de la salvación para la gran mayoría de las personas, que recibirán su primera y única oportunidad en un momento posterior.

Consideremos también que, si el único día de salvación fue en la época de Pablo, hoy estaríamos condenados. Pero Pablo estaba citando una escritura cientos de años más antigua. ¿Fue aquella época, en los días de Isaías, el único día de salvación? Obviamente no. Hoy, como en la época de Pablo, es un tiempo de liberación entre otros.

No todos son llamados ahora

Dios no le negará a nadie la oportunidad de la salvación. La gran mayoría de la humanidad simplemente no está siendo llamada ahora, en este tiempo del dominio de Satanás. El diablo está trabajando para alejar a las personas de la salvación pero, sencillamente, este no es el momento en que Dios está tratando de salvar a todos.

Si ese fuera el caso, entonces claramente Satanás estaría ganando la contienda, ya que la mayor parte del mundo ni siquiera ha sido cristiana de nombre. Pero en realidad no hay una lucha entre Dios y Satanás. Dios gobierna sobre toda la creación. Él permite que, por ahora, el dominio de Satanás continúe, ya que esto es útil para los sabios propósitos de Dios, como por ejemplo, ayudar a la humanidad para que vea y experimente los terribles resultados de las mentiras y el engaño de Satanás.

También debemos darnos cuenta de que Dios hace las cosas según su designio y en su tiempo , y en sus planes no todos están siendo llamados ahora. Miles de millones de personas que han muerto sin tener la oportunidad de recibir la salvación serán resucitadas y se les dará una oportunidad plena, sin la presencia de Satanás para tentarlas. La Biblia habla de esta segunda resurrección, o resurrección general, después de mil años del reinado de Cristo, en Apocalipsis 20:5 y 11-12, entre otros pasajes.

Los que participan en la primera resurrección (véanse los versículos 4-6) son los fieles seguidores de Cristo en esta era actual, que se esfuerzan por perseverar en los caminos de Dios hasta el final. Serán transformados en seres espirituales inmortales al regreso de Cristo para heredar el Reino (véase 1 Corintios 15:45, 49-54). Entonces gobernarán con Cristo y enseñarán a las naciones (Apocalipsis 2:27; 3:21).

Pero ellos serán solo el inicio.

Incluso la mayoría de los que han profesado seguir a Cristo en esta era no han comprendido realmente la verdad. En el futuro, Dios les dará a ellos y a todos los seres humanos una oportunidad real de arrepentirse y seguirlo.

No es una segunda oportunidad

Pero algunos dirán: ¿No es esta la doctrina de una segunda oportunidad? No, no lo es.

Los capítulos 6 y 10 de Hebreos son claros al respecto. Los que no han sido llamados ahora no han recibido el conocimiento de la verdad. Por lo tanto, no han recibido el juicio final para la salvación.

La mayoría realmente no comprende esto. La verdad es conocimiento espiritual, y el conocimiento espiritual no puede transmitirse de forma natural a la mente humana mortal. La verdad espiritual es revelada (1 Corintios 2:14) y nadie la comprende plenamente, excepto cuando Dios abre el entendimiento y la revela por verdad a través de su Espíritu.

Pero si alguien que ha sido genuinamente llamado por Dios y persuadido por su Espíritu, y cuya mente ha sido abierta para entender el precioso conocimiento espiritual de la verdad, más tarde peca voluntariamente y rechaza a Dios deliberadamente, será condenado a la muerte eterna (Hebreos 6:4-8; 10:26-27; Gálatas 5:19-21). Esa persona ya ha tenido su oportunidad.

Los que en un futuro recibirán su llamamiento a la salvación son los que hasta entonces no hayan sido llamados y nunca tuvieron una oportunidad. Según el plan de Dios, todos tendrán su oportunidad.

La gran cosecha de otoño

Cuando Jesucristo regrese en poder y gloria, los muertos en Cristo (los que aceptaron su llamado y han sido finalmente salvos) resucitarán como seres inmortales, y sus seguidores que aún estén vivos serán transformados (1 Corintios 15:50-53).

Se encontrarán con Jesucristo en las nubes y luego vendrán a reinar con él en la Tierra (1 Tesalonicenses 4:13-17; Apocalipsis 5:10). Entonces se establecerá el trono de Cristo en la Tierra, el trono de su antepasado David (Lucas 1:32). Ese es el trono en el que los santos, ya inmortales, se sentarán con él (Apocalipsis 3:21), y él reinará sobre las naciones durante mil años.

Durante ese tiempo habrá un proceso de separación entre los que responden al llamado de Dios y los que no (Mateo 25:31-34, 41). Tenga en cuenta que todos los llamados y salvados antes de la segunda aparición de Cristo en la Tierra serán separados de los no salvados antes de que él descienda a la Tierra y se siente en el trono de su gloria. Por lo tanto, la separación que tendrá lugar después de que él se siente en ese trono para gobernar sobre las naciones es una nueva fase del proceso.

Los seres humanos pasarán entonces por un proceso de evaluación de su vida según las decisiones que hayan tomado y las obras que hayan hecho. Aquellos que vivieron una vida de justicia serán colocados a la derecha. Serán convertidos y recibirán la inmortalidad, pues Cristo les dice, junto con sus seguidores de esta era: “Heredad el reino”, y la carne y la sangre mortales no pueden heredar ese Reino (1 Corintios 15:50).

Aquellos que hayan hecho el mal recibirán entonces el castigo de la ley: la muerte (Romanos 6:23). Serán condenados a la destrucción en el lago de fuego (Apocalipsis 20:15).

Estos pasajes, entonces, describen un proceso de salvación que continúa después del regreso de Cristo y durante su reinado de mil años y más allá. Esa es la gran “cosecha de personas” que se celebra en las fiestas santas de otoño (véase Levítico 23:23-41). La Fiesta de las Trompetas representa el regreso de Jesucristo. El Día de Expiación representa el destierro de Satanás para que nunca más tiente a la humanidad. La gran Fiesta de los Tabernáculos, de siete días de duración, simboliza el reinado de Cristo sobre el mundo. Y el Octavo Día final va más allá, representando la salvación que se ofrecerá a los de épocas pasadas que serán resucitados en ese  tiempo.

El hecho sorprendente es que la cosecha humana actual (compárese con Mateo 9:36-38; Juan 4:34-36) corresponde a la cosecha tardía de granos en Tierra Santa, que se celebraba en la Fiesta de Pentecostés. Así se representa en el ciclo anual de fiestas que Dios dio a Israel para que su pueblo mantuviera continuamente el entendimiento de su plan.

Esta era es la cosecha preliminar de seres humanos. Durante este tiempo de dominio de Satanás, Dios está llamando a un pueblo para su nombre, para que mediante su misericordia hacia los que ahora son llamados, la gran mayoría que ahora no es llamada pueda entonces obtener misericordia. Los llamados a la salvación ahora son los “primeros frutos” de la salvación de Dios (Santiago 1:18). Ahora son llamados a prepararse para convertirse en reyes y sacerdotes, el instrumento a través del cual Cristo realmente salvará al mundo cuando le llegue su hora. ¡Qué gloriosos son este plan y este evangelio!

Los que murieron sin ser salvos

Por tanto, se deduce que la mayoría de nuestros seres queridos que murieron sin ser salvos no murieron para perdición si no fueron llamados durante esta era. Su llamamiento ocurrirá más tarde. Serán resucitados y se les dará una oportunidad justa. Y usted, si está siendo llamado, si Dios le está revelando esta maravillosa verdad a su mente y dándole convicción en su corazón para actuar consecuentemente, está teniendo ahora su única oportunidad: ¡la oportunidad de prepararse para ser instrumento bajo Cristo en la amorosa labor de ayudar en la salvación del resto de la humanidad!

Qué gran significado comenzamos a ver en el llamado a ser seguidores de Cristo. Esta comprensión muestra el propósito de nuestra vida, por qué nacimos y cómo puede ser nuestra vida después de la muerte.  Como dice 2 Pedro 1:10, “hará [usted] firme su vocación y elección”?

Como dijimos, hoy no es el único día de salvación. La era actual no es un tiempo en el que Jesucristo lucha desesperadamente con Satanás por la salvación o la perdición de la humanidad. ¡Cristo volverá para reinar, enseñar y ofrecer la salvación a todos! Pero en el caso de usted, puede que este sea el momento para aceptar dicha oferta. BN