El maravilloso girasol desafía la teoría de la evolución de Darwin

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El maravilloso girasol desafía la teoría de la evolución de Darwin

Pocas cosas en la vida me impresionan más que contemplar un hermoso campo de radiantes girasoles mirando al Sol. Pareciera ser que todos, muy obedientemente y al unísono, siguen la misma orden silenciosa de mirar al astro luminoso.

Tal vez usted nunca se haya preguntado cómo lo hacen, pero definitivamente es algo que bordea lo milagroso. De hecho, esta simple planta representa un tremendo desafío a lo que, de acuerdo a Carlos Darwin, puede hacer el proceso la evolución.

Darwin declaró: “Si se pudiese demostrar que existió un órgano complejo que no pudo haber sido formado por modificaciones pequeñas, numerosas y sucesivas, mi teoría se destruiría por completo; pero no puedo encontrar ningún caso de esta clase” (El origen de las especies, Tomo II, p. 19-20,
Madrid, 1921).

Aunque él no pudo encontrar ningún ejemplo, podemos ver uno en las características del girasol. Esta planta tiene atributos que no parecen haber evolucionado de una forma paulatina o gradual. Revisemos tres de ellos.

La secuencia Fibonacci en las espirales permite un óptimo almacenamiento de las semillas

Primero, veamos cómo están organizadas las semillas del girasol. Ellas son un producto de los órganos reproductivos de la planta, llamados flósculos del disco.

Dentro de la cabeza del girasol, las semillas están dispuestas en una hermosa espiral. Increíblemente, estas semillas forman un elaborado diseño basado en una fórmula que utiliza los números Fibonacci. Los números Fibonacci fueron formulados en el año 1202 por el gran matemático italiano Leonardo Fibonacci. En el patrón, cada número de la secuencia es la suma de los dos números anteriores. Una secuencia de números Fibonacci se vería así: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, etc. En la cabeza de un girasol, esto significa que cada semilla está posicionada en lo que los científicos llaman “el ángulo de oro”, es decir, el ángulo que permite que en el espacio más pequeño se ubique la máxima cantidad de semillas posible.

Así lo explica el Instituto de Biomimética: “La disposición de las semillas en espirales de números de Fibonacci permite la máxima cantidad de semillas en una cabeza de girasol, comprimidas uniformemente y sin que se produzca un apiñamiento en el centro ni ‘espacios vacíos’ en las orillas. La secuencia Fibonacci funciona perfectamente en el caso del girasol debido a una característica fundamental: el crecimiento. En una cabeza con semillas de girasol, las semillas individuales crecen mientras que el centro de la cabeza continúa agregando nuevas semillas y empujando hacia afuera las que se encuentran en la periferia. Esta sucesión asegura el crecimiento de forma indefinida. En otras palabras, a medida que la cabeza de semillas va creciendo, estas siempre se disponen de manera uniforme y con máxima compactación” (“Helianthus Sunflower”, Encyclopedia of Life, 2012 [“El girasol”, Enciclopedia de la vida], 2012).

Debemos preguntarles a los evolucionistas darvinianos lo siguiente: ¿Cómo es posible que el girasol haya adoptado la fórmula matemática Fibonacci para almacenar de forma tan eficiente sus semillas? ¿Qué proceso gradual y escalonado condujo a esto? Como es de esperarse, los evolucionistas todavía no han propuesto ningún proceso para explicar este elaborado diseño.

Entonces, según la evolución, ¿quiere decir que el girasol se convirtió en el equivalente de un experto matemático para organizar sus semillas de la forma más eficiente? ¿Cómo puede ser posible tal cosa a través de la mutación y la selección natural, los dos mecanismos de la evolución?

Por el contrario, ¿no tendría más sentido postular que el girasol ha sido cuidadosamente diseñado por un Gran Matemático que creó esta fórmula matemática precisa como parte del sello característico de la flor? Note lo que afirma Salmos 19:1: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.

Los increíbles movimientos del girasol

Una de las habilidades más extraordinarias del girasol es la forma en que durante gran parte de su vida sigue al Sol y su travesía por el cielo. Este fenómeno se llama heliotropismo, o el seguimiento del trayecto del Sol por parte de una planta.

¿Cómo puede el girasol hacer tal cosa? Increíblemente, porque cuenta con un sistema hidráulico orgánico (llamado pulvino) que cambia la presión del agua en la base del tallo según el ángulo de la luz solar. Así, durante el día el tallo del girasol usa sus células motoras para elongar el lado más alejado del Sol, inclinando las hojas y las flores inmaduras hacia el astro,  para terminar mirando hacia el oeste al caer la tarde.

Entonces, durante la noche, el otro lado del tallo se expande y empuja las hojas y las flores de nuevo hacia el este para que enfrenten el Sol al amanecer. Debido a que las hojas y las flores inmaduras son verdes y son las que llevan a cabo activamente la fotosíntesis, el heliotropismo les permite obtener entre 10 y 15% más de luz solar que si se quedaran fijas en una sola posición. Cuando el girasol se pone demasiado pesado y sus semillas maduran, se queda fijo mirando en dirección al este.

Nuevamente, ¿cómo es posible que un sistema hidráulico tan elaborado use células motoras que han ido evolucionado gradualmente? Si la presión del agua no fuera exacta en la base del tallo, o si el mecanismo de rotación no estuviera ajustado en las células motoras, la planta no obtendría ningún beneficio. Sin embargo, todos estos mecanismos tuvieron que ser ensamblados a la perfección para que pudieran funcionar apropiadamente. Ningún proceso gradual podría lograrlo.

Sensores de luz móviles

Para que el girasol rote hacia la luz del Sol como lo hace, necesita sensores sensibles a la luz que no solo determinan en qué dirección se está moviendo el Sol en el cielo sino también la hora del día y la estación del año. De hecho, los sensores de luz son tan sofisticados que pueden distinguir entre los rayos de sol y las sombras, enviando así las señales correctas a la planta para que esta gire en la dirección apropiada.

Estos sensores de luz en los órganos de la planta son capaces también de determinar la duración del día, cuánta disponibilidad de luz hay y la dirección desde donde brilla la luz. En su complejo sistema está incluido un reloj molecular que automáticamente se ajusta al paso del Sol y lleva la cuenta de la hora del día y la estación del año. Por esta razón es que los girasoles no confunden el día y la noche.

Además, el girasol también es capaz de percibir la calidad de la luz y ajustar su productividad según esta. Por ejemplo, en condiciones de poca luz, puede producir más pigmentos fotosintéticos; por el contrario, si la luz es muy brillante y los niveles dañinos de luz ultravioleta aumentan, puede producir más pigmentos protectores que actúen como pantalla solar.

¿Cree usted que todas estas características pudieron simplemente haber evolucionado por sí mismas o, por el contrario, que fueron creadas por un Arquitecto Todopoderoso y Omnipotente?

El girasol fue diseñado para beneficiar a la humanidad

El alegre girasol tiene más razones para sonreír. Más allá de su compleja cabeza de semillas y su habilidad de seguir al Sol, posee otras maravillosas características que benefician a los seres humanos.

El girasol, una de las plantas económicamente más importantes para la humanidad, puede proveer:

• Semillas comestibles

• Aceite saludable para cocinar

• Forraje para los animales

• Papel 

• Látex

• Purificación medioambiental

Las semillas son capaces de extraer elementos tóxicos del terreno, como plomo, arsénico y uranio. Después de la explosión de la planta nuclear de Chernóbil, se utilizaron girasoles para eliminar el cesio-137 y el estroncio-90 de una laguna cercana, y una campaña similar se llevó a cabo en respuesta al desastre nuclear de Fukushima Daiichi en Japón.

Por tanto, debemos agradecer y dar gloria a Dios, quien con gran inteligencia y amor creó el increíblemente complejo y productivo girasol. “Porque más grande que los cielos es tu misericordia, y hasta los cielos tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios, y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria” (Salmos 108:4-5).  BN