¿Previsión o evolución ciega?
El año recién pasado, 2019, se cumplieron 160 años de la publicación del famoso libro “El origen de las especies” de Carlos Darwin, que nos entregó la popular teoría de la evolución. Esta teoría ha sido enseñada desde hace mucho en casi todas las escuelas y universidades alrededor del mundo, en la mayoría incluso como dogma. Sin embargo, hay una creciente inquietud y preocupación entre muchos científicos. La evidencia en contra de la teoría continúa acumulándose, como por ejemplo, el mayor entendimiento sobre la increíble complejidad de la vida, desde el nivel molecular en adelante.
Actualmente hay dos teorías principales para explicar la vida en la Tierra. Una requiere de un Diseñador o Creador inteligente; la otra insiste en que las leyes naturales y fuerzas sin dirección del universo, incluyendo la selección natural y la mutación, son suficientes para producir cosas vivas que parecen ser diseñadas, pero que en realidad son el resultado de una secuencia de sucesos ciegos, al azar y sin propósito.
Darwin, un naturalista británico del siglo xix, promovió la idea de que toda la vida evolucionó a partir de una o varias formas simples. Introdujo la noción de que la naturaleza no necesita un Creador divino y que, más bien, todas las especies de la Tierra surgieron a partir de la selección natural y la variación fortuita.
Pero a pesar de lo enraizada que está dicha teoría en la academia moderna, hay una creciente resistencia en contra de esta teoría. El diseño inteligente está ganando terreno a través de varias avenidas, incluyendo la evidencia cada vez mayor de previsión en el diseño, tal como veremos.
¿Un diseño puramente ilusorio?
Richard Dawkins, famoso zoólogo y ateo evolutivo, ha definido la biología según la evolución darwiniana como “el estudio de cosas complejas que dan la impresión de haber sido diseñadas con un fin” (The Blind Watchmaker [El relojero ciego], 1986, p. 1, énfasis nuestro en todo este artículo). Hasta el día de hoy, él niega que las cosas vivas fueron diseñadas con un fin e insiste en que solo dan esa impresión ya que esta es solo una ilusión. En otras palabras, rechaza la idea de que hubo previsión y planificación en la formación de los sistemas vivos.
No obstante, más y más científicos están comenzando a dudar de la eficacia de esta teoría. De hecho, en 2016 numerosos líderes científicos se reunieron en la Real Sociedad de Londres, una de las academias científicas más antiguas del mundo, para discutir “el llamado a reevaluar la teoría de la evolución convencional”, reconociendo que “los temas involucrados siguen siendo altamente controversiales” (“New Trends in Evolutionary Biology” [“Nuevas tendencias en la biología evolutiva”], RoyalSociety.org, noviembre de 2016). El solo hecho de que tal reunión se haya llevado a cabo fue todo un hito científico, ¡ya que mostró la creciente preocupación en cuanto a los puntos débiles de la teoría!
Pero no solo hay fuerte evidencia de un diseño, sino también una evidencia cada vez mayor de que en tal diseño se anticiparon varios desafíos. Marcos Eberlin, uno de los químicos más destacados del mundo, recientemente se atrevió a expresar la verdad acerca de varios defectos en la teoría de la evolución señalando:
“Desde este punto de vista, la evolución proveyó diseño sin un diseñador. Vemos evidencia de un diseño con propósito en el universo y en nosotros, pero se espera que creamos que esto es solo una ilusión, y que en realidad es un proceso guiado únicamente por las leyes y constantes de la naturaleza que formaron lentamente todo lo que conocemos — el universo, las estrellas, el océano, el cielo y las nubes, el ARN y ADN, los ribosomas, bacterias, peces, aves, chimpancés, y nosotros. Eso es lo que se nos dice”.
“Lamentablemente, este relato ha limitado a la ciencia, reducido nuestros horizontes, y atenuado nuestra curiosidad. Pero, afortunadamente, por fin ha entrado aire fresco en la escena. La evidencia de previsión y diseño en la naturaleza está haciéndose progresivamente más aparente a medida que avanza el descubrimiento científico. Y al contrario de la filosofía materialista, la bienvenida a la evidencia del diseño inteligente amplía los horizontes de la ciencia” (Foresight: How the Chemistry of Life Reveals Planning and Purpose [Previsión: Cómo la química de la vida revela planificación y propósito], 2019, p. 145).
La importancia de la previsión
Uno de los descubrimientos que está revolucionando los campos de la biología y la bioquímica es la creciente evidencia de una previsión y planificación involucrada en la composición de las cosas vivas.
Tiene que haber habido previsión –contemplación anticipada– para producir las ingeniosas soluciones con las que están equipados los organismos para resolver todo tipo de problemas. Estas soluciones ya existían cuando surgieron estos problemas, o las especies no hubieran sobrevivido ni sido perpetuadas.
Por ejemplo, considere los sistemas inmunológicos y de coagulación sanguínea: sin estos, innumerables criaturas habrían muerto por infección o lesiones antes de haber vivido lo suficiente para traspasar sus genes. No obstante, tal previsión en el diseño es también mucho más fundamental: tiene que ver con la información misma de los sistemas de vida.
Examinemos otros cuantos ejemplos de esta aparente previsión y planificación para que usted pueda juzgar por sí mismo si esto puede ser explicado como una simple ilusión, ¡o algo que apunta a un Diseñador!
Chaperonas en la formación de proteínas
A medida que los científicos han indagado más profundamente en la célula, han descubierto finalmente uno de los problemas de ingeniería más complejos a nivel fundamental: cómo las proteínas, los elementos constitutivos de la estructura biológica, logran plegarse en su forma precisa y programada para funcionar correctamente.
Los investigadores descubrieron una proteína especializada llamada chaperona, que en cierto sentido actúa como un chaperón humano, es decir, una persona encargada de cuidar o supervisar a otros, como lo es un adulto con un grupo de niños o cuando alguien acompaña a una pareja en una cita romántica para que todo se haga de forma apropiada. Una proteína chaperona supervisa a la proteína para que se pliegue correctamente y adopte su forma tridimensional. Esta es una de las coreografías más complejas de la naturaleza.
El profesor Eberlin explica: “Muchas proteínas requieren de chaperonas para que se plieguen rápida y correctamente. En vez de un autoensamblaje espontáneo, vemos un ensamblaje asistido. E incluso después de que las proteínas se pliegan correctamente, las chaperonas las ayudan a mantener su estado funcional . . . Tal labor es indispensable. Las proteínas plegadas incorrectamente no solo son inútiles para la célula, sino también dañinas . . . sin ellas [las chaperonas], no hay vida. Y, sin embargo, las chaperonas en sí están hechas de proteínas que deben plegarse correctamente y ser mantenidas por otros tipos de chaperonas. Para quienes están comprometidos con los escenarios del origen de la vida que no requieren previsión ni planificación, este es un problema endiabladamente difícil, parecido al del huevo o la gallina . . .
“La probabilidad de que cientos de proteínas esenciales se plieguen de la forma correcta a la velocidad apropiada por sí mismas y sin errores es difícil de creer . . . sin chaperonas, no habría células viables” (pp. 72-76).
¿Qué apareció primero, entonces? ¿La proteína o la chaperona? Se necesita que ambas existan al mismo tiempo para que muchas proteínas grandes sean funcionales. ¿Cómo podría haber proteínas sin chaperonas? ¿Y cómo se desarrollaron las proteínas chaperonas sin otras proteínas chaperonas que las guiaran?
¿Y cuál es el uso de una chaperona sin otra proteína que guiar? ¿Por qué habría optado el proceso de selección natural por estas chaperonas antes de ser necesitadas? ¿Cómo pudo todo esto haber evolucionado al azar?
La mejor explicación –y de hecho la única lógica– es que una mente magistral estuvo involucrada en anticipar el problema complejo de plegamiento y creó tanto a la proteína como a la chaperona al mismo tiempo ¡para que ambas pudiesen hacer su trabajo efectivamente!
La milagrosa cáscara de huevo
Hablando de la pregunta de la gallina y el huevo, otro gran ejemplo de previsión en la naturaleza es la humilde cáscara de huevo. Desde el mismo comienzo, hay muchos problemas que resolver para que el polluelo en desarrollo sobreviva las tres semanas de incubación dentro del huevo.
Un desafío no menor en este proceso es cómo respirar dentro del huevo. Si el huevo estuviese perfectamente sellado, el polluelo se sofocaría rápidamente. No obstante, si la cáscara fuese porosa, su contenido podrían filtrarse.
La respuesta es una cáscara semiporosa que permite que el oxígeno puede ingresar sin dejar que el valioso contenido en su interior se filtre. La cáscara tiene 7000 poros de un tamaño y ubicación ideal para permitir que el oxígeno entre y el dióxido de carbono salga. Si los poros fuesen más grandes o más pequeños o espaciados incorrectamente, la efectividad de todo el sistema se deterioraría y el polluelo moriría.
Este delicado equilibrio, de proveer oxígeno y eliminar el dióxido de carbono manteniendo la integridad de la cáscara, tuvo que ser resuelto antes de que se desarrollara el primer polluelo– y esto se aplica a cualquier tipo de ave, no solo a los pollos. El diseño de estos miles de poros del tamaño correcto y en la posición precisa en el tiempo necesario para cumplir su rol exigió previsión y planificación.
El difamado apéndice
El ejemplo que consideraremos, entre los muchos que hay, es el apéndice humano. Nuevamente, el omnipresente Darwin fue quien en su libro El Origen del Hombre concluyó que el apéndice humano es un órgano vestigial o remanente: una parte del cuerpo que supuestamente se mantuvo después de los cambios evolucionarios y que ya no tiene uso funcional.
No obstante, algunos investigadores han descubierto que el apéndice es un órgano muy útil y que revela previsión en su diseño. El apéndice tiene dos funciones principales. Primero, es una reserva de anticuerpos que fortalece el sistema inmune del cuerpo. Segundo, es un depósito de bacterias beneficiosas que repuebla el tracto digestivo después de haber sido eliminadas por un episodio de diarrea.
De la misma manera, la diarrea en sí es un mecanismo protector del cuerpo cuando ingresan al tracto digestivo substancias dañinas. El problema es que mientras este proceso líquido elimina elementos tóxicos, también elimina bacterias intestinales buenas que son esenciales para una digestión óptima.
Entonces, ¿cómo lo hace el sistema digestivo para reemplazar rápidamente estas buenas bacterias? Mediante el apéndice ubicado al final del intestino grueso. Es básicamente una calle sin salida posicionada de manera que sus buenas cepas bacterianas no sean eliminadas del tracto digestivo junto con el resto.
Esto señala el profesor Eberlin acerca del apéndice: “Su ubicación es perfecta desde el punto de vista de la ingeniería hidráulica: justo debajo del flujo normal de alimentos y gérmenes en el intestino grueso, donde ocupa una calle sin salida y se protege muy bien de ser perturbado por la diarrea . . . Por lo tanto, lo que es vestigial no es el apéndice sino el argumento (un remanente de la biología darviniana del siglo XIX) de que este es un órgano vestigial que apoya la teoría evolutiva. Ahora entendemos mejor esto” (p. 121).
Cinco conclusiones acerca de la previsión
Dondequiera que miremos vemos evidencia de una mente detrás del diseño de todas las cosas, una mente suprema que anticipó todos los desafíos a todo nivel del vasto universo y la vida en la Tierra y planificó cómo enfrentarlos.
Al considerar la evidencia frente a nosotros, vale la pena citar nuevamente el libro del Dr. Eberlin (¡que ha recibido el respaldo de tres recipientes del premio Nobel!) respecto a sus cinco conclusiones acerca de la previsión:
En el mundo natural vemos muchos ejemplos de una aparente previsión: problemas que fueron anticipados antes de que surgieran, y que son ingeniosamente resueltos con la entrega a tiempo de múltiples partes esenciales y bien orquestadas.
Debido a nuestra experiencia uniforme, sabemos que la habilidad para anticipar y resolver tales problemas es una característica de mentes inteligentes.
No hay ejemplos demostrados de procesos sin guía ni sentido que anticipen y resuelvan problemas que requieren una sofisticada orquestación de partes precisamente afinadas, que funcionan conjuntamente desde su mismo origen.
Por lo tanto, nuestra experiencia uniforme nos proporciona solo un tipo de causa con la capacidad demostrada de anticipar y resolver tales problemas: el diseño inteligente.
El diseño inteligente, por lo tanto, representa quizás la mejor (y en realidad, la única) explicación adecuada de la causa de los muchos ejemplos de aparente previsión en el mundo natural, de situaciones donde los problemas son ingeniosamente resueltos proveyendo oportunamente múltiples partes esenciales y bien orquestadas. La previsión no es solo aparente, sino real” (p. 143).
De hecho, la idea defectuosa de que las formas y componentes complejos de vida surgieron y se desarrollaron a partir de un proceso ciego y sin propósito de selección natural y mutación está siendo lentamente descartada a medida que científicos con mentes más abiertas siguen la evidencia hasta donde realmente conduce. (Vea también “Respetado profesor de Yale renuncia a la evolución”, en la página 10).
La Biblia se adelantó a su época cuando desafió a quienes intentarían enseñar la creación sin un Creador, o el diseño sin un Diseñador. Este libro nos ha dicho por muchos siglos que estudiemos las maneras ingeniosas que las cosas vivas utilizan para existir y sobrevivir a fin de que reconozcamos que algo inferior a ellas mismas no pudo haberlas creado — y que en cambio, solo algo inmensamente superior pudo haberlo hecho.
Como Job 12:7-10 dice: “Pero interroga a los animales, y ellos te darán una lección; pregunta a las aves del cielo, y ellas te lo contarán; habla con la tierra, y ella te enseñará; con los peces del mar, y te lo harán saber. ¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor ha hecho todo?” (Nueva Versión Internacional). BN