El diablo va a la iglesia
Creámoslo o no, Satanás desempeña un papel destacadísimo en la religión y está muy interesado en lo que ocurre en las iglesias. A menudo pensamos que el diablo está ahí afuera, en alguna parte, quizá listo para atacar. Pero ¿nos damos cuenta de que puede estar mucho más cerca de lo que parece?
¿Se le ha ocurrido alguna vez considerar la posibilidad de que Satanás vaya a la iglesia? ¿Será posible que el diablo se haya colado en su iglesia?
La Palabra de Dios dice en Apocalipsis 12:9 que “fue lanzado fuera [del cielo] aquel gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, quien engaña a todo el mundo; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (énfasis nuestro en todo este artículo).
¿Cuántos seres humanos han sido engañados y estafados por el diablo? Aquí Dios dice que todo el mundo, y eso incluye a la religión; por tanto, si usted cree en la Biblia, ¡debería reconocer que Satanás ha engañado incluso a las iglesias! ¿Cuáles son las señales que debemos tomar en cuenta para saber si Satanás se ha infiltrado en nuestra iglesia?
Mezcla de verdad y error
La Biblia revela en sus primeras páginas algunos de los métodos de Satanás. Recuerde la historia del huerto de Edén, donde Satanás le dijo a Eva: “Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto?” (Génesis 3:1). A continuacón Satanás contradijo a Dios, diciendo: “No moriréis” (v. 4).
Pero esto era mentira. Y aunque podría considerarse parcialmente cierto en el sentido de que Adán y Eva no iban a caer muertos inmediatamente si desobedecían a Dios, su muerte inevitable como consecuencia de sucumbir al pecado estaba asegurada desde aquel mismo momento.
Y así fue como se puso en marcha el engaño. Ambos comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal, que representaba el decidir por sí mismos qué era bueno y qué era malo bajo la influencia de Satanás, lo que condujo a una mezcla moral de verdades y mentiras. A lo largo de la historia, y mediante muchas medias verdades, Satanás ha llevado a la gente a malinterpretar las palabras de Dios porque desea que tomemos decisiones que nos alejen de lo que es correcto.
Pero usted tal vez piense: “Yo no me dejaría engañar. No es posible que mi iglesia esté descarrilada”. Sin embargo, como es evidente en esta primera interacción de Satanás con la humanidad, él no se presenta como un ser absolutamente malvado todo el tiempo. Él tiene un plan, una estrategia, y en 1 Pedro 5:8 vemos otro aspecto de tal estrategia: “. . . vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
Probablemente haya visto documentales de la naturaleza en los que se pueden observar leones a la caza. Se esconden, se camuflan bien, esperan la oportunidad propicia y luego atacan. Del mismo modo, Satanás es malvado, pero no de manera obvia. Por el contrario, es insidioso, sutil y astuto.
Y con estas mismas tácticas trató de hacer tropezar a Jesucristo al comienzo de su ministerio terrenal. Puede que esté familiarizado con la historia de Mateo 4: Jesucristo había ayunado durante 40 días y 40 noches, y Satanás se le acercó para tentarlo.
Lo llevó desde el desierto hasta el imponente complejo del templo de Jerusalén, y luego hizo algo muy desconcertante: citó las Escrituras y le dijo a Cristo que saltara al vacío, usando como argumento el Salmo 91:11-12: “Pues a sus ángeles mandará [Dios] acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”.
Efectivamente, eso es lo que dicen las Escrituras. Pero ¿quería Dios Padre que Jesús saltara de un edificio únicamente para demostrar algo? Sí le había prometido protección angelical, pero no para que presumiera de ella.
En este ejemplo vemos cómo Satanás presenta la santa Palabra de Dios de una manera totalmente errónea y perversa, valiéndose de ella para hacer que Jesucristo tropiece. Tal es la estrategia de Satanás el diablo: tergiversa a propósito la Palabra de Dios y sabe cómo usar las Escrituras, pero las distorsiona, las saca de contexto y cambia su significado.
Por eso es importante que se pregunte: ¿Qué tan bien entiendo las Escrituras? ¿Las conozco suficientemente bien como para probar un punto? ¿Puedo justificar lo que creo y decir la verdad?
Cuando en una discusión sale a colación la Biblia, muchas veces la conversación es más o menos así: “Hmm . . . ¿No dice la Biblia algo sobre eso en alguna parte? ¿O algo parecido?” O: “Sí, me parece que eso se encuentra en la Biblia”. Con demasiada frecuencia, no obstante, el punto en discusión está fuera de contexto, parafraseado, mal citado o incluso en contradicción con lo que la Biblia claramente dice.
No se equivoque: el diablo conoce la Biblia, pero la utiliza con engaño. Lo hizo con Jesús y lo hace con las iglesias. Y más vale que usted la conozca bien y sea capaz de aplicarla correctamente, a riesgo de ser engañado y confundido. Una posibilidad bastante aterradora, ¿verdad?
Satanás enseña un evangelio diferente
Lo interesante es que Satanás también asistía a la iglesia en la época de los apóstoles. El apóstol Pablo escribió a las congregaciones de la iglesia en Galacia: “Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo” (Gálatas 1:6-7).
Aquí, el apóstol Pablo sabía que Satanás estaba en la iglesia para presentar un evangelio totalmente diferente, un mensaje fraudulento. ¿Qué puede decir usted de su iglesia? ¿Enseña el verdadero mensaje de Jesucristo?
¿Qué es exactamente el mensaje de Cristo? Es el mensaje de Dios a la humanidad, la buena nueva de su propósito y su plan. Comprende la necesidad de salvación de la humanidad y la exigencia de Dios de que nos arrepintamos del pecado, aceptemos el sacrificio de Jesucristo y obedezcamos sus mandamientos. Y además, que creamos y confiemos en la promesa de que Cristo va a regresar para establecer su reino en la Tierra y así podamos nacer en la familia de Dios.
Mientras tanto, Satanás sigue haciéndose presente en las iglesias para difundir su influencia y mezclar las cosas. Y, tristemente, la mayor parte del así llamado cristianismo se construye en torno a un mensaje falso.
¿Ha escuchado este pasaje en su iglesia? Es muy significativo: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide el Eterno tu Dios de ti, sino que temas al Eterno tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas al Eterno tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos del Eterno y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” (Deuteronomio 10:12-13, Nueva Versión Internacional).
En su iglesia, ¿se habla mucho de la obediencia a las leyes de Dios? Jesucristo ciertamente pensaba que tal cosa era muy importante. Dijo: “¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” (Lucas 6:46; compare con Mateo 5:19; 7:21; 19:17). El hecho es que la verdadera religión requiere obediencia a los mandamientos de Dios, que fueron dados para nuestro bien.
Satanás se aprovecha de la emoción y los sentimientos mal encauzados
Sí, Satanás va a la iglesia, pero uno tiene que estar alerta para detectar su influencia. Puede que usted piense: “Es muy divertido asistir a mi iglesia”. Y cuando sale, se siente bien consigo mismo, feliz de no haber tenido que soportar aburridas formalidades como en otras congregaciones.
Es comprensible. Ha sido una semana dura. Quiere tener una actitud positiva, sentirse animado emocionalmente, y eso es bueno. Pero ¿en qué consiste adorar verdaderamente a Dios? ¿Tal vez en la proyección de imágenes en pantallas gigantes, bandas de rock y cafeterías?
La verdadera adoración a Dios es mucho más que emoción y entretenimiento. A Satanás le encanta suscitar sentimientos mal dirigidos. ¿Es realmente bueno para usted todo aquello que lo hace sentirse bien? Recuerde que Satanás convenció a Adán y Eva de tomar del árbol del conocimiento del bien y del mal, haciendo que lo que era incorrecto pareciera la elección correcta (véase además Proverbios 14:12; 16:25). Actualmente él va a la iglesia para engañar, para tergiversar el mensaje de Jesús y para confundir, incluso pervirtiendo la forma de adorar a Dios.
Solo considere nuestras fiestas religiosas más populares, Navidad y Pascua de Resurrección. ¿Se encuentran en la Biblia esos días como festividades religiosas legítimas? No. ¿Qué días dice la Biblia que debemos observar? Los días santos de Dios mismo. Sí, a Dios le preocupa cuándo usted lo adora.
¿Le rinde usted culto a Dios cualquier día que le acomoda, o lo hace en el día de reposo ordenado por él (que en la Biblia él define como aquel que dura desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado)? Ese es el día al que se refirió Jesús cuando dijo que él es “Señor incluso del sábado” (Marcos 2:28, NVI).
Recuerde lo que les ocurrió a Adán y Eva: fueron desterrados y separados de Dios. Y recuerde también que la herramienta más eficaz de Satanás es el engaño.
Advertencias de Dios sobre los grandes engaños
El apóstol Pablo advirtió al joven ministro Timoteo: “. . . en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).
¿Ha escuchado a veces afirmaciones de algún ministro que no coinciden del todo con lo que dice la Biblia? ¿Cuál fue su reacción al respecto? ¿Las aceptó de buenas a primeras? ¿Las ignoró? ¿Qué hizo?
Observe que Pablo hizo otra poderosa advertencia en su siguiente carta a Timoteo: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (2 Timoteo 4:3-4). ¡Qué formidable recordatorio!
Satanás cuenta una historia muy convincente y perfectamente creíble, y que incluso puede contener algunos elementos verdaderos. Pero a él también le encanta confundir las cosas, tergiversarlas, mezcar el mal con el bien. Su historia puede parecer legítima, especialmente por el poder de engaño de quien la cuenta, pero en realidad no es más que ficción, una ficción mortal.
La frecuencia espiritual de Satanás
Efesios 2:2 dice: “[Ustedes] vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo—el líder de los poderes del mundo invisible—, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios” (Nueva Traducción Viviente). Satanás es un espíritu influyente y controlador que utiliza su poder sobre la humanidad para producir una atmósfera de maldad y rebelión contra Dios.
Este ser ha creado una especie de “red inalámbrica” espiritual que, al igual que el aire que nos rodea, impregna nuestro mundo. Tal como el aire que nos rodea, que está colmado de señales celulares y ondas de radio y televisión, el diablo quiere controlar nuestras mentes sintonizándonos a su red móvil, su red oscura, su frecuencia maligna.
Satanás satura el mundo con su perversa emisión espiritual de egoísmo, actitudes pecaminosas y estados de ánimo equivocados, y nuestras mentes son demasiado receptivas a ello.
¿Cuál es el resultado? Satanás influye en la humanidad, incluidas las iglesias, para que malinterprete y acabe rechazando a Dios y su ley. El apóstol Pablo advierte en 2 Corintios 11:14 que “el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz”. Le encanta la farsa, jugar, disfrazarse y pretender ser lo que no es. Efectivamente, algo puede parecer religioso, parecer bueno, parecer correcto, pero no serlo necesariamente. Las religiones del mundo, incluida la mayor parte del cristianismo, están construidas sobre los cimientos equivocados: los cimientos del engaño de Satanás.
Quizá no esté convencido aún de que Satanás asiste a la iglesia, pero piense en lo siguiente: ¿Qué tanto escucha hoy en las iglesias cristianas acerca del pecado? ¿O sobre sus consecuencias? Tal vez usted piense que no es tan gran cosa; pero su Biblia dice que el pecado es quebrantar la ley de Dios (1 Juan 3:4), es cruzar la línea que él nos ha prohibido cruzar.
Sin embargo, muchos enseñan que Jesús era solo amor y gracia. Pero esto no nos muestra el panorama completo. Cuando Cristo curó milagrosamente a un hombre, le dijo “toma tu lecho, y anda” (Juan 5:8). Pero ¿fue eso todo lo que le dijo? No. También añadió: “No peques más, para que no te venga alguna cosa peor” (v. 14).
Como vemos, el verdadero mensaje cuenta toda la historia. El pueblo de Dios debe ser como él y vivir a su manera. Y siempre que nos encontremos fuera de esa perspectiva y no vivamos a la manera de Dios, estamos en rebelión. Es pecado, e inaceptable para él. Sin embargo, eso es lo que produce la naturaleza humana debido a la influencia corruptora de Satanás.
¿Naturaleza de Dios o naturaleza humana?
Pablo escribió en Gálatas 5:19-21: “Las obras de la carne se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y hechicería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, desacuerdos, sectarismos y envidia; borracheras, orgías y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” (NVI).
Entonces, ¿qué dice Dios al respecto? Que el pecado es un gran problema. Y si usted es religioso, debería preguntarse si se está esforzando por superar esa naturaleza en su vida.
Existe una solución: el arrepentimiento. Pero uno tiene que entender lo que eso significa. El arrepentimiento comprende sentir un sincero pesar por haber quebrantado las leyes de Dios, y alejarse del pecado. Implica someter completamente su voluntad a Dios y cambiar realmente su forma de pensar para que cambien sus acciones. De esta manera, uno logra paulatinamente ver lo que hay de malo en el pecado y lo que hay de bueno en Dios, sus leyes y su forma de vida, y se siente agradecido por el extraordinario sacrificio que Jesucristo hizo por sus pecados.
¿Enseña su iglesia sobre el verdadero arrepentimiento? Esto es algo absolutamente necesario.
Hechos 26:20 nos dice que “todos tienen que arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y demostrar que han cambiado, por medio de las cosas buenas que hacen” (NTV). La Biblia dice que la obediencia es la prueba del arrepentimiento, por tanto, debemos demostrar que nuestro arrepentimiento es sincero obedeciendo a Dios.
Por supuesto, eso es lo último que Satanás quiere que usted haga, pues no quiere que usted cambie. Pero usted puede vencer su influencia y dejar de doblegarse ante su control.
¿Debemos seguir a Dios o la tradición humana?
Hechos 2:38 hace hincapié en ese punto y nos dice cómo podemos cambiar: “Cada uno de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo” (NTV).
¿Qué significa esto? Algunos piensan que uno recibe el Espíritu de Dios simplemente pidiéndole a Jesús que entre en su corazón. O tal vez usted confía en una sensación emocional como indicador de que tiene el Espíritu de Dios. Quizá cierto ministro le aseguró que el Espíritu de Dios mora en usted, o simplemente lo cree por fe.
O posiblemente respondió a un llamado al altar y se sintió tan embargado por la emoción, que quiso entregar su vida al Señor. O a lo mejor leyó un pequeño tratado bíblico, musitó la oración del pecador y se consideró salvo a partir de ese momento.
¿Son acaso todas estas ideas y experiencias abiertamente malas? A mucha gente le parecen buenas y justas; pero el diablo se inmiscuye incluso cuando se trata de los conceptos de recibir el Espíritu de Dios. ¿Cómo ásí? Comparemos estas ideas con lo que dice la Biblia.
Hechos 8:17 nos dice claramente cómo recibe una persona el Espíritu de Dios: “Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”. Aquí se describe a personas que creyeron y fueron bautizadas, pero para que recibieran el Espíritu de Dios había sido preciso que se les impusieran las manos.
Cuando un ministro de Jesucristo ora sobre un miembro recién bautizado y le impone las manos después del bautismo, significa que esa persona ha sido apartada por Dios. Esta ceremonia representa la manera y el momento apropiados de recibir el Espíritu Santo.
¿Es esto lo que le ha ocurrido a usted? ¿Sigue su iglesia esta práctica, o alguna otra tradición? Cristo fue tajante en lo que se refiere a las tradiciones humanas, diciendo: “Pues ustedes pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición” (Marcos 7:8, NTV).
Lea la historia y averigüe lo que realmente ocurrió con el transcurso del tiempo. Verá cómo la fusión de símbolos y fechas paganos con fiestas y rituales creados por el hombre en el cristianismo dio lugar a una religión antibíblica que sigue vigente hoy en día.
Piense en ello: falsas tradiciones en el cristianismo. Fiestas con nombres que suenan cristianos, pero que ignoran las instrucciones de Dios y sus días sagrados (véase “La Navidad: Su historia desconocida”, a partir de la página 11). Estos son más ejemplos de la mezcla que hace Satanás de la verdad y el error para que lo que está mal parezca correcto.
¿Ha investigado estas cosas? Fíjese en esta categórica afirmación en Isaías 8:20: “¡Busquen las instrucciones y las enseñanzas de Dios! Quienes contradicen su palabra están en completa oscuridad” (NTV).
¿Seguimos la tradición humana u obedecemos a Dios?
Es cierto: Satanás sí va a la iglesia. Espero que pueda empezar a ver cómo la religión ha sido engañada por el diablo y cómo la verdadera adoración debe basarse en lo que Dios realmente instruye.
¿Podría haberse visto afectada su manera de pensar? No deje que Satanás influya sobre usted para que transe con la verdadera creencia bíblica. Esté atento a las señales de advertencia y hágase estas preguntas: ¿Usted, o su iglesia, confían plenamente en toda la Biblia? Jesucristo dijo que debemos vivir “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4; Lucas 4:4).
¿Hace énfasis su iglesia en la importancia de obedecer a Dios y de seguir su voluntad y su camino? El apóstol Juan escribió: “Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (Juan 2:3-4).
¿Enseña su iglesia sobre el pecado y la necesidad de arrepentirse como requisito para cambiar? ¿Sigue su iglesia la práctica bíblica del bautismo y la imposición de manos para recibir el Espíritu de Dios? Vuelva a leer las escrituras anteriores que hablan específicamente de esto, y verá que no han cambiado.
Este es el momento de descubrir quién está empeñado en desviar su pensamiento de Dios. A Satanás le encanta imitar y presentar sus ideas como verdad, pero todo es para sus propios propósitos malvados de desafiar a Dios.
En cambio, permanezca entre el pueblo de Dios, definido en Apocalipsis 12:17 como “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.
Oramos para que usted procure, como dijo Jesús en Juan 4:23, “¡[adorar] al Padre en espíritu y en verdad!” BN