Cómo dejar de preocuparse por el fin del mundo
Para nuestros lectores jóvenes - Compass Check

Desde que comenzó el mundo, la gente se ha preguntado por su fin.
La literatura de todos los tiempos explora cómo podría ser el fin del mundo. Las películas más taquilleras pintan cuadros de destrucción causada por terremotos, invasiones alienígenas, guerras nucleares y colisiones de asteroides. Y aunque haya mucho que decir al respecto, el fin del mundo es una incógnita para mucha gente.
En la Iglesia de Dios hemos sido bendecidos con una comprensión significativa y poco común de cómo será realmente “el fin del mundo”. La Biblia incluso habla sobre el fin del mundo en sus primeras páginas, en un pasaje al que nos referiremos en breve.
Las profecías bíblicas sobre el tiempo del fin hablan de acontecimientos terribles y espantosos en el futuro. En Levítico 26:16, Dios jura que traerá “terror repentino, con enfermedades y con fiebre que los debilitarán” a la nación que no le obedezca (Nueva Versión Internacional). Otro ejemplo: en Apocalipsis 13, Dios habla de una poderosa bestia que pronto llegará. Esta tendrá un amplio control sobre las economías del mundo y asesinará brutalmente a quienes se le opongan o se nieguen a adorarla, especialmente a la Iglesia de Dios (versículos 15-18).
Para muchos, estos y otros eventos del tiempo del fin son inquietantes y preocupantes. ¿Qué puedes hacer para tener más valor y menos miedo? ¿Cómo puedes dejar de preocuparte por el fin del mundo?
RECUERDA QUIÉN CONTROLA TODO
Quizá lo más importante que debemos recordar respecto al tiempo del fin, y a las profecías en general, es que Dios es soberano y tiene el control de todas las cosas. Dios inspiró las palabras de la Biblia, y las profecías solo se cumplirán como parte de su calendario y su plan.
“Señor, Dios de nuestros antepasados, ¿no eres tú el Dios del cielo y el que gobierna a todas las naciones? ¡Es tal tu fuerza y tu poder que no hay quien pueda resistirte!” (2 Crónicas 20:6, NVI). Al fin y al cabo, Dios reina sobre todas las naciones que vemos hoy. Nada sucede sin que él lo haga o lo permita. Incluso en los momentos más aciagos de la humanidad, Dios trabaja entre bastidores.
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Salmo 46:1-3). Cuando se producen catástrofes naturales espantosas, como las del tiempo del fin, Dios es un protector seguro y una fuente de fortaleza.
Nuestro Dios soberano tiene garantizada la victoria y, asombrosamente, nos invita a ti y a mí a unirnos a él. Podemos tener la seguridad de que Jesucristo volverá y de que los fieles de Dios llegarán a ser semejantes a él (1 Juan 3:2). Por increíble que parezca, ¡este ha sido el plan de Dios desde el principio!
En las primeras páginas de la Biblia, Dios dice esto sobre Satanás y predice el fin de su engaño mundial: “Y pondré enemistad entre ti [hablando a Satanás] y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).
Esa “Simiente” es Jesucristo, quien volverá para erradicar la maldad de Satanás de la Tierra e instaurar la verdad y la justicia. El Mesías pondrá fin a la violencia, la destrucción y el sufrimiento de los tiempos del fin y establecerá una era de alegría y paz. “Y . . . entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15:54). Esta malvada era presente será sustituida por el glorioso Reino de Dios (Gálatas 1:3-5). Podemos estar absolutamente seguros de que esto sucederá, porque este es el plan de Dios, y él tiene el control.
Tú y yo también tenemos un papel que desempeñar en esto. Dios espera que perseveremos en su verdad hasta el final, ocurra lo que ocurra. Fíjate en lo que él dice de quienes hagan así en Apocalipsis 3:10: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero”. Dios, que dirige todo, es ciertamente capaz de proteger a su Iglesia en tiempos de crisis, y extiende una oferta de protección en los últimos tiempos a quienes lo sigan fielmente y de todo corazón (Sofonías 2:3).
PON ÉNFASIS EN LA ORACIÓN Y EL ESTUDIO
Si creemos que Dios tiene el control, debemos actuar en consecuencia. Veamos solo dos formas importantes en las que puedes actuar y fortalecerte mientras perseveras hasta el final.
Primero, ora para desarrollar una relación de confianza con Dios (1 Tesalonicenses 5:17). La oración es una forma de llegar a conocerlo y comprender más profundamente su voluntad para ti. Navegar por los altibajos de la vida puede ser difícil, así que acude a Dios tanto en los días buenos como en los malos, hablando con él cuando sea fácil y también cuando sea difícil.
Segundo, en el versículo 20 del mismo capítulo se nos dice: “No desprecien las profecías”. Otra medida importante que podemos tomar es dejar de ignorar la visión profética que Dios nos proporciona y familiarizarnos con ella. Las profecías sobre acontecimientos históricos demuestran el control y la influencia de Dios sobre los asuntos humanos, lo que realmente puede ayudar a edificar nuestra fe. Del mismo modo, podemos contemplar las profecías bíblicas sobre los tiempos del fin con el consuelo y la confianza de que se desarrollarán tal como Dios ha planeado, porque él está al timón.
Comprender bien las profecías sobre “el fin del mundo” puede ayudarte a dejar de preocuparte o temerlo. Si no estás seguro de por dónde empezar o qué buscar, la Iglesia de Dios Unida dispone de numerosos recursos para orientar tus estudios. Dios quiere que vivamos de acuerdo con cada una de sus palabras, y la profecía no es una excepción (Mateo 4:4).
El fin de esta era se acerca, y la Biblia no deja lugar a dudas al respecto. Pero Dios no quiere que nos preocupemos por este tiempo traicionero: quiere que recordemos que tanto en los momentos buenos como en los malos, él está a cargo. Dios está dispuesto a proteger y consolar a su pueblo, incluso en los angustiosos tiempos del fin. Debemos acercarnos a él a pesar de estas circunstancias difíciles en oración y confiando en su Palabra, esperando el momento en que establezca una nueva era de bondad, paz y alegría en la Tierra. En ese día, el mundo entero reconocerá la soberanía de Dios y se consolará con el hecho de que él está a cargo.
Ten presente lo que dijo Jesús en Mateo 6:31-34: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal”. BN