Cómo dejar de lado su teléfono y tomar su Biblia

Usted está aquí

Cómo dejar de lado su teléfono y tomar su Biblia

Últimamente se me ha hecho más difícil leer la Biblia. No es que no quiera hacerlo, o que no me parezca necesario. Simplemente me ha costado más concentrarme en sus palabras y entenderlas, y me da la impresión de que mi cerebro es como nieve blanda. Me demoro varios minutos en leer el mismo pasaje una y otra vez antes de sentirme “en onda bíblica” para  leer como es debido.

Le echo la culpa a mi teléfono inteligente, o, más específicamente, a mis hábitos respecto a este.

La verdad es que actualmente mi mente está demasiado ocupada. Cuando me levanto, reviso mi teléfono para ver qué ha ocurrido desde la noche anterior. Chequeo mis mensajes de texto, Facebook, Pinterest, Instagram y mi aplicación de ejercicios, además de otras.

En un instante mi mente se inunda de información, de ideas y de las poderosas imágenes, tanto buenas como malas,  de las vidas de otras personas. ¡Y después de cada bocadillo  interesante sigo bajando rápidamente la pantalla para ver cuál es la siguiente cosa que me llamará la atención! Creo que ni siquiera logro procesar completamente lo que veo antes de sucumbir a la necesidad de desplazar la página hasta la siguiente imagen. Casi puedo comparar esta necesidad con el hambre — hambre de más entretenimiento, información, o afirmación.

La rutina de revisar todas estas aplicaciones puede llegar a repetirse varias veces en un mismo día. Parece ser algo satisfactorio e importante, pero estoy empezando a preguntarme si tal vez tengo un problema serio. Es difícil dejar este hábito cuando es hora de orar y leer la Palabra de Dios. ¡Es difícil mantenerme suficientemente concentrada para leer la Biblia sin que mi mano inconscientemente desbloquee mi teléfono! Hasta me da vergüenza escribir esto, pero tengo la impresión de que no soy la única que está batallando con este problema.

Tengo una teoría: mi mente se ha vuelto dependiente del constante influjo de nueva información. Ahora, cuando hay un momento de aburrimiento (o un pasaje bíblico que me es difícil entender), busco alivio en las distracciones que están siempre a mano en mi teléfono inteligente. Me siento muy cómoda  haciéndolo, pero ¿es esta realmente la manera en que Dios desea que yo viva mi vida? 

Lo físico contra lo espiritual

En Salmos 19:14 el rey David escribe: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Eterno, roca mía, y redentor mío”. La meditación de nuestros corazones no es otra cosa que lo que ocupa continuamente nuestras mentes a lo largo del día. Si Dios desea que tengamos pensamientos puros, entonces ¿cómo nos ayuda o daña el chequear constantemente los medios de comunicación social y las noticias?

A mí me parece que los medios de comunicación social me hacen pensar más en mi vida física que en la espiritual. El hecho de ver los logros físicos de otros –su ropa, vacaciones, rutinas de ejercicio, opiniones políticas, comida, familias y actividades– me hace enfocar en ese tipo de cosas.

Esto no quiere decir que pienso que es incorrecto publicar en los medios de comunicación social. Puede tener usos muy buenos, como ver qué tal siguen mis amigos enfermos, o mantenerse en contacto con amigos o familia que viven en otra ciudad. Pero cuando paso muchas horas de mi tiempo libre absorta y pensando en el lado físico de la vida, no me queda mucho tiempo para pensar en el lado espiritual. “La meditación de mi corazón” se vuelve un ejercicio inútil que solo aumenta nuestra mundanalidad.

Puede que la raíz del problema de que los medios de comunicación sociales nos distraigan de la Palabra de Dios resida en que es mucho más fácil ver fotos y leer las ideas de otros en comparación con sentarse, concentrarse y estudiar la Biblia. Leer la Biblia requiere que nuestra mente esté tranquila y en silencio.

Requiere que pensemos y meditemos en el significado de un pasaje, y que oremos para pedir guía. En realidad toma mucho tiempo indagar seriamente. Si su capacidad de atención ha sido totalmente sobrepasada por todas las distracciones instantáneas del Internet, ¡puede ser muy difícil estudiar la Biblia adecuadamente!

Salmos 46:10 dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”. Siento que el hecho de revisar constantemente nuestros teléfonos nos roba la tranquilidad y la paz mental, y que no hay tiempo para que el Espíritu Santo nos guíe.

Realmente deseo mejorar en esta área. ¡Es aterrador pensar en lo difícil que se ha vuelto mantenernos enfocados en la Palabra de Dios!

¿Qué puedo hacer, entonces?

Quiero equilibrar apropiadamente mi vida, de manera que mi meditación sea grata para Dios, mi mente no esté vagando constantemente, y pueda utilizar los aspectos positivos de los medios de comunicación social. Aquí hay algunas ideas que he comenzado a poner en práctica:

• Lo más importante primero

Me compré un reloj normal para poder guardar mi teléfono en la noche (en vez de usarlo como alarma). Estoy tratando de no revisar mi teléfono hasta que haya pasado un tiempo orando y leyendo mi Biblia en la mañana.

• Borre ciertas aplicaciones

No hay necesidad de tener acceso instantáneo a ciertas aplicaciones. Por ejemplo, puedo revisar Facebook o Pinterest en mi computador. No hay problema si la gente no se puede contactar conmigo instantáneamente. ¡Mi conexión con Dios es mucho más importante!

• Utilice un cronómetro

Encontré una herramienta que puedo añadir a mi navegador de Internet para limitar mi tiempo en Facebook. Cuando el tiempo se acaba, ya no puedo acceder nuevamente a ese programa. Esto me hace chequear rápidamente los eventos o la gente que necesito, y luego me salgo del programa lo más rápidamente posible. También instalé una aplicación en mi teléfono que lleva la cuenta de cuánto tiempo paso usándolo y me notifica si es que es demasiado.

• Tómese un descanso

Planifiqué tomar un par de días “libres de pantallas” a la semana para mí misma. Estoy segura que igual tendré que revisar mi teléfono algunas veces, pero la esperanza es que en vez de pasar mi tiempo libre en el Internet, pueda salir, leer un libro o simplemente pensar.

•¡Pídale a Dios que le ayude!

Tuve que admitir ante Dios que estaba pecando al hacer un ídolo de mi teléfono y de todo lo que este me ofrece. Incluso ahora, todavía me siento sumamente tentada a utilizar demasiado mi teléfono. ¡Oro para que Dios me ayude a superar esto a través de su Espíritu!

En Mateo 4:4 Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Nosotros tampoco podemos subsistir solo con las distracciones diarias del Internet, que sí tiene algunas cosas positivas, pero jamás puede satisfacer nuestra hambre profunda de la Palabra de Dios. Debemos hacer espacio en nuestras mentes y buscar un sitio tranquilo donde podamos alimentarnos de su Palabra, para que él pueda obrar en nuestras vidas.