Cinco herramientas para enfrentar las pruebas

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Cinco herramientas para enfrentar las pruebas

Me encontraba en Malaui, África, a más de 12 000 kilómetros de mi casa en Estados Unidos, cuando recibí un mensaje de texto de mi padre: “Cada día escuchamos sobre nuevos cambios relacionados con las restricciones de viaje. Creemos que deberían empacar sus cosas y buscar la manera más rápida de volver a casa. Las cosas empeoran cada hora”. Le respondí: “Nos vemos el viernes”.

Mi esposa Megan y yo nos habíamos ofrecido como voluntarios para servir a los miembros de la Iglesia allí, y llevábamos un año viviendo en la zona. Fue una experiencia maravillosa, y nuestra intención era regresar a los Estados Unidos el 30 de marzo de 2020. Pero de repente, a finales de febrero, el mundo pareció ponerse al revés con la explosiva propagación del covid-19. Al principio no estábamos muy preocupados y pensábamos que ya veríamos de qué se trataba el tal coronavirus cuando volviéramos a Estados Unidos, a finales de marzo. Sin embargo, con el correr de los días nos dimos cuenta de que teníamos que empezar a tomar decisiones muy específicas, y pronto.

Sin duda usted también ha experimentado algunas sorpresas no muy agradables en la vida. De hecho, esta ha sido la experiencia de la mayor parte del mundo en la reciente crisis, y algunos han pasado por circunstancias mucho peores. Por supuesto, enfrentar las dificultades no es un fenómeno nuevo y todos debemos hacerlo de vez en cuando.

No obstante, como seres humanos es fácil perder la perspectiva. Aunque nos sintamos abrumados por lo que parece ser una gigantesca ola de problemas, debemos mantener en mente que estamos bajo el cuidado de nuestro Padre Todopoderoso. Cuando nos sentimos abrumados, a menudo sacamos de proporción incluso las cosas más minúsculas y le preguntamos a Dios: “¿Por qué permites que me pasen estas cosas?” Recuerde que ni siquiera los asuntos más graves escapan al poder y el consuelo que Dios puede brindarnos.

Dios, el Creador y Sustentador de toda forma de vida, tiene el control absoluto de lo que ocurre en la Tierra, aunque no siempre estemos conscientes de ello. Además, ha prometido protegernos y proveernos lo necesario si confiamos en él.

Cuando nos hallamos en circunstancias difíciles, es vital que acudamos a Dios para que nos dirija y proporcione una forma de lidiar con ellas. ¿Cómo podemos hacerlo? ¿Qué podemos y debemos hacer a través de este proceso? Dios nos ha dado cinco herramientas básicas: la oración, el estudio de la Biblia, el compañerismo, la meditación y el ayuno, para ayudarnos a enfrentar las situaciones difíciles de la vida como en la que Megan y yo nos encontrábamos. Y estas herramientas no son solo para los tiempos difíciles: ¡son cruciales para el crecimiento diario como cristianos!

Herramienta #1: Oración

Un día antes de que mi padre me enviara su mensaje de texto, Megan y yo recibimos una llamada de la oficina central de nuestro empleador, la Iglesia de Dios Unida (editora de la revista Las Buenas Noticias). La persona que llamó nos expresó cuán preocupado estaba por nuestra situación y recomendó que consideráramos adelantar diez días nuestra partida.

En África hay tres grandes aeropuertos internacionales: Johannesburgo (Sudáfrica), Nairobi (Kenya) y Addis Abeba (Etiopía). Unos días antes de esta llamada, tanto Johannesburgo como Nairobi habían cancelado todos sus vuelos a Estados Unidos, así que Addis Abeba era nuestra única opción para volar a casa, vía Irlanda. Sin embargo, con el correr de los días notamos que muchas aerolíneas cancelaban sus vuelos hacia y desde Irlanda. Nos preguntábamos qué debíamos hacer y le llevamos el problema a Dios.

El apóstol Pablo nos dice: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias; y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7). Al darnos cuenta de que nuestros planes podrían verse alterados debido a las inestables circunstancias que escapaban a nuestro control, sabíamos que era crucial involucrar a Dios en todas nuestras decisiones.

Mi esposa y yo le pedimos a Dios que nos dirigiera y participara en nuestra decisión. Le rogamos que nos diera sabiduría para tomar la mejor resolución.

Después de hablar con los líderes de la iglesia local y con amigos, familiares y algunos ministros residentes en los Estados Unidos, la respuesta parecía clara: era hora de volver a casa lo antes posible.

Herramienta #2: Estudio de la Biblia

Recibimos la llamada ya mencionada un domingo. El lunes tomamos la decisión de partir el jueves, ¡solo tres días más tarde! ¡Es todo un lío empacar a último momento! Pero es interesante ver cómo en una situación estresante nuestro instinto natural es descartar inmediatamente todo lo que consideramos no esencial y concentrarnos en la autopreservación. La escritura favorita de Megan es Mateo 16:26: “Porque, ¿qué le aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

Muchas personas que diezman (es decir, le dan un décimo de sus ganancias a Dios) reconocen que Dios bendice sus finanzas de una manera que parece imposible, y que el dinero restante parece estirarse mucho más del 100 % que hubiésemos tenido de no haber diezmado. Mi esposa y yo hemos aprendido que este concepto también se aplica a nuestro tiempo. “Tenemos mucho que hacer”, le dije a Megan, “pero asegurémonos de no descuidar nuestro estudio de la Biblia solo porque estamos ocupados y apurados”.

Hubiera sido fácil aplazarlo, pero a menudo, si aplazamos algo nunca se hace. Además, ¿qué es más importante que la Palabra de Dios? Por supuesto, uno nunca debe descuidar una tarea inmediata y crucial como atender a un niño que llora o tiene hambre o una cañería de agua rota, pero debemos tener cuidado de no inventar excusas para postergar el estudio de la Biblia.

Durante esos acelerados días en que hacíamos nuestras maletas, escuché algunas de nuestras clases en línea del Instituto Bíblico Ambassador y pausaba de vez en cuando para escribir unas cuantas notas nuevas en mi Biblia. Aprendí de la manera más dura la lección de que estar ocupado jamás es una buena excusa para descuidar el estudio de la Biblia. ¡Una relación con el Padre y el Hijo es en realidad una conversación con ellos! Tenemos que hablar con Dios por medio de la oración, pero también tenemos que estar dispuestos a escuchar. ¡Y lo que la Biblia dice es lo que Dios quiere comunicarnos!

Herramienta #3: Compañerismo

Aunque al final la decisión de regresar diez días antes fue mía, no la tomé solo. La Biblia nos advierte que busquemos el consejo sabio, así que eso fue lo que hice. Muchas personas con las que hablé pudieron ofrecerme puntos de vista y sabiduría basados en sus propias experiencias y formas de pensar. Pero la comunión cristiana no solo sirve para discutir los problemas que se nos presentan, sino también para pasar tiempo con el pueblo de Dios. Cuando nos encontramos en una situación estresante o aterradora puede ser útil reflexionar sobre Eclesiastés 4:9-10, que nos recuerda que no estamos luchando solos.

En ocasiones puede parecernos que nadie entiende por lo que estamos pasando (¡hubo un tiempo en el que el profeta Elías creyó ser la única persona que quedaba que seguía obedeciendo a Dios!) y este sentimiento puede ser realmente desalentador. Así que mientras nos apresurábamos a empacar todo el departamento en unas cuantas cajas y atar los cabos sueltos, fue muy beneficioso para nuestra estabilidad mental hablar por teléfono con amigos y familiares.

Es muy reconfortante saber que hay gente orando por nuestro éxito y que muchos se presentan ante el trono de Dios Todopoderoso para pedirle por uno. ¡Es tan alentador!

Pablo compara al pueblo de Dios con un cuerpo en el que cada miembro hace su parte para que todo el organismo esté saludable y espiritualmente fuerte (Efesios 4:15-16). Hebreos 10:25 nos dice: “Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca” (Nueva Traducción Viviente). ¡Dios sabe que la comunión periódica con otros creyentes es importante!

Cuando las circunstancias impiden que nos reunamos, como nos ha sucedido recientemente, es fundamental mantener el contacto por otros medios.

Herramienta #4: Meditación

Una de las herramientas que Dios nos da y que menos valoramos es la meditación. Vivimos en un mundo que se acelera constantemente. ¿Con qué frecuencia dedicamos tiempo a sentarnos y pensar en Dios, en su Palabra y en su forma de vida? Si somos honestos con nosotros mismos, ¡probablemente no la suficiente!

En nuestro vuelo de 17 horas a casa pasé muchas horas pensando y meditando sobre el año recién pasado. Pensé en todas las oraciones que Dios había respondido, y en lo que habíamos y no habíamos logrado. Pensé en todas las maravillosas amistades que habíamos hecho en Malaui, que solo fueron posibles como resultado directo de la compasión de Dios, quien derrama bendiciones sobre sus hijos. Dediqué un tiempo a considerar lo que el futuro podría depararnos.

Dios está llevando a cabo su propósito en usted y en mí. Deberíamos apartar tiempo para meditar en todo lo que Dios ha hecho por nosotros y analizar cómo está cumpliendo su propósito en nuestras vidas. Deberíamos pensar en cómo aplicar los principios de las Escrituras a diario (Josué 1:8; Salmos 1:1-2), considerando cómo vivir realmente por cada palabra de Dios (Mateo 4:4). La meditación es crucial para crecer y llegar a ser la clase de persona que Dios quiere que seamos.

Herramienta #5: Ayuno

Como la mayoría de nuestros lectores tal vez sepan, hay ciertas pruebas que no pueden ser resueltas mediante nuestras propias fuerzas o solo con oración. Jesucristo claramente espera que sus seguidores ayunen (que se abstengan de comer y beber por un tiempo), diciéndonos: “Cuando ayunes [no si ayunas]. . .” (Mateo 6:16-17, NTV). El ayuno debiera ser una parte regular de la vida de un cristiano porque nos enseña a confiar en Dios y darle prioridad a nuestra vida espiritual por sobre los deseos físicos.

¿Qué debemos hacer frente a la actual pandemia y las dificultades económicas que sin duda le seguirán? ¿A dónde debemos dirigirnos? ¿Deberíamos esperar ayuda del gobierno? ¿Buscar la rápida producción de una vacuna u otros tratamientos? ¿Confiar en nuestro prójimo para resolver estos problemas? No, al menos no de acuerdo a lo que afirma la Biblia (Jeremías 17:5). Más bien deberíamos humillarnos ante el Creador del universo y pedirle que, si es posible, sane a las naciones según su voluntad.

Él nos dice en Isaías 59:1: “He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír”. Todos debemos humillarnos y orar para que otros hagan lo mismo, intercediendo por ellos.

Tómese un tiempo para leer el capítulo anterior, Isaías 58, que conduce a la declaración que acabamos de citar. En este capítulo Isaías se inspiró para explicar cómo una persona puede realizar un ayuno eficaz. Nos dice lo que tenemos que hacer, y también la actitud correcta que debemos tener cuando ayunamos.

En estos tiempos turbulentos esforcémonos por poner en práctica estas cinco herramientas: oración, estudio de la Biblia, compañerismo, meditación y ayuno. ¡Aprendamos a confiar en Dios, no en el hombre! BN