¿Qué haría Jesús?
“¿Qué haría Jesús?” Esta es una gran pregunta, y una que nos deberíamos hacer a menudo. Un amigo mío tiene una versión distinta, que quizás sea más incisiva: “Qué hizo Jesús?”
Me gusta más esta pregunta, porque si bien cualquiera de nosotros puede especular sobre lo que Jesús pudo haber hecho o no en determinada situación, es un poco más difícil racionalizar nuestra respuesta cuando tenemos un relato sólido y basado en los hechos de lo que él realmente hizo, según registran los evangelios y otras partes de la Biblia.
Como dije, me gusta más esta pregunta porque los hechos concretos son más contundentes que la especulación.
Todos los años alrededor de la temporada de la Pascua medito sobre estas dos preguntas, porque la Biblia registra claramente la orden específica que Jesús entregó a sus discípulos: “Haced esto”, y luego les mostró con su ejemplo qué quería que hicieran.
Sin embargo, a pesar de su ejemplo e instrucción, muchos de los que aseguraban seguirlo no hicieron lo que él les dijo que hicieran, o lo hicieron de otra manera, o hicieron algo absolutamente distinto de lo que él les ordenó. ¿Por qué?
Lucas 22 describe lo que Jesús hizo en su última noche en la Tierra con sus apóstoles: “Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que no la comeré más, hasta que se cumpla en el reino de Dios” (vv. 14-16).
Note cómo se refiere Jesús a esta observancia: era la Pascua, la fiesta anual que Dios había revelado a los israelitas unos quince siglos antes. Y aunque Cristo ahora le añadiría un nuevo significado y dimensión, no era una institución completamente nueva, ni debía observarse cuándo o cómo a uno le diera la gana; debía guardarse en una noche específica del año, siguiendo las instrucciones que había dado a sus seguidores.
Continuemos con el relato de Lucas acerca de aquella noche: “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (vv. 19-20).
Por mucho tiempo el pan sin levadura y el vino habían sido parte acostumbrada de la celebración de la Pascua, pero ahora Jesús les estaba dando un nuevo significado y alcance como símbolos de su sacrificio y sufrimiento.
Más de veinte años después, el apóstol Pablo repitió estas palabras cuando le escribió a la Iglesia de Corinto (un grupo que, a propósito, parece haber estado compuesto de muchos más gentiles que judíos):
“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí” (1 Corintios 11:23-25).
Así que Jesús instruyó a sus apóstoles en cuanto a lo que debían hacer una vez al año en esta noche, y unas dos décadas más tarde el apóstol Pablo reiteró estas instrucciones a una congregación mayormente gentil. Ambos relatos afirman claramente que Jesús dijo “haced esto”, y que los cristianos deben hacerlo como conmemoración de su increíble sacrificio.
¿Por qué, entonces, la gente actualmente no hace esto en observancia de la Pascua? ¿Por qué cambian las instrucciones de Jesús? ¿Por qué sustituyen la Pascua por otras prácticas y costumbres que la Biblia en ninguna parte ordena (tales como servicios religiosos al amanecer, cacería de huevos de Pascua y conejos de peluche en coloridos canastos) en vez de seguir las órdenes que Jesús entregó a sus discípulos?
Jesús jamás ordenó hacer tales cosas, ni tampoco la Iglesia primitiva. Él jamás les dijo a sus discípulos que hicieran una celebración especial de su resurrección, pero claramente les ordenó conmemorar anualmente su muerte sacrificial con el pan y el vino de la Pascua.
Le animo a que el próximo año se haga estas dos preguntas fundamentales: ¿Qué haría Jesús, y qué hizo Jesús?
Los artículos incluidos en esta edición le ayudarán a comprender lo que Jesucristo hizo, y cómo espera que sigamos sus instrucciones y ejemplo. Siéntase en libertad de contactar a uno de nuestros ministros en una de las oficinas más cercanas a su domicilio. ¡Esperamos escuchar de usted! BN