¿Qué dice la Biblia acerca del acoso sexual, el abuso y la violación?
En la actualidad, muchas personas viven con temor por su seguridad sexual, especialmente las mujeres. Vivimos en un mundo inseguro. La violación y la agresión sexual han sido problemas a lo largo de la historia. Sin embargo, la Biblia revela un Dios amoroso y afectuoso que intervendrá para regular esta condición. A lo largo de su Palabra, Dios muestra especial preocupación por los oprimidos, desprotegidos y victimizados. Ningún relato de agresión sexual o violación mencionado en la Biblia es ocultado debajo de la alfombra, sino considerado como una tragedia severa que exige acción.
Dios promete administrar justicia a todos los que han sido maltratados o abusados (Éxodo 22: 22-24) y definitivamente les ofrece confort eterno y completa sanidad emocional (Apocalipsis 21:4). Dios promete un futuro libre de asalto sexual, violación y acoso cuando, al decir de Miqueas 4:4, "no habrá quien los amedrente".
Desde el principio hasta el fin, la Biblia condena el acoso sexual, el asalto y la violación, y los incluye en una lista de "obras de la carne" (Gálatas 5:19-21). La carta de Pablo a los efesios demuestra que el acoso sexual, incluso en forma de "bromas" lascivas o sugestivas, no puede tener cabida en la vida de un cristiano y está totalmente prohibido: "Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias” (Efesios 5:3-4, énfasis añadido). Pablo continúa escribiendo en el versículo 5 que aquellos que practican, dicen o incluso piensan tales cosas, y se rehúsan a cambiar su forma de ser, no pueden tener parte en el Reino de Dios (Efesios 5:5).
En contraste con las falencias de los tribunales e instituciones humanas, la Ley de Dios brindaba protección y respeto a las víctimas, con castigos severos para los infractores. Lo anterior para promover una cultura que permitiera a las víctimas comparecer sin sentirse culpables ni avergonzados, y sin el temor de que no se les creyera o que no se hiciera nada.
La ley primaria con respecto a la violación se encuentra en Deuteronomio 22:25-26, donde se describe una situación en la que un hombre "hallare en el campo a la joven desposada, y la forzare aquel hombre, acostándose con ella". El uso gramatical del verbo "forzar" conlleva un claro significado de violación que distingue este pasaje de los circundantes que presentan una estructura similar. Un examen cuidadoso muestra que los versos 23-24 mencionan un caso de adulterio consentido, mientras que en 28-29 se hace referencia al sexo consensentido antes del matrimonio. Ninguno de estos últimos versículos describe a un hombre usando la "fuerza".
Según Deuteronomio 22:25-26, un hombre declarado culpable de violación debía ser ejecutado, porque un acto tan terrible equivalía al asesinato:
“Mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa de muerte; pues como cuando alguno se levanta contra su prójimo y le quita la vida, así es en este caso” (Deuteronomio 22:26).
No solo el hombre era castigado, sino que la mujer era declarada completamente inocente.
Un examen de cerca a las circunstancias presentadas en la ley revela una gran deferencia hacia la víctima. Describe a una joven "en el campo" que "gritó, pero no había nadie allí para salvarla" (Deuteronomio 22:27). Al "gritar", la mujer advirtió a su atacante que este acto sexual era sin consentimiento y le recordó la penalización de la ley. A pesar de la naturaleza horrible del asalto, al menos podía confiar en su plena protección bajo la Ley de Dios y en que se haría justicia. La ley le daba a la mujer el beneficio de la duda y que, cuando se investigara el caso, su testimonio sería seriamente considerado.
Por las fallas cada vez más evidentes del sistema actual, es difícil pretender ignorar la importancia de este último punto: la ley de Dios se ubica del lado de la mujer, incluso cuando ella es la única testigo del crimen cometido en su contra. Ella sabía que la tomarían en serio y se administraría justicia.
En toda la Biblia, la violencia sexual; incluida la violación, el asalto y el acoso a mujeres u hombres, está proscrita y condenada. Nuestro amoroso Padre traerá un Reino futuro libre de estos actos malignos. Entonces él también sanará y restaurará a aquellos que han sido víctimas, como lo expresa Apocalipsis 21:4: "Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”. Pero para las víctimas de agresión sexual, el proceso de curación puede comenzar ahora.
En cada país existen asociaciones especializadas en la atención de víctimas de abuso. Si es su caso, puede solicitar apoyo e información en los siguientes medios:
USA: www.rainn.org/es
MX: https://www.gob.mx/inmujeres/acciones-y-programas/vida-sin-violencia
GT: https://www.svet.gob.gt/
CH: https://amparoyjusticia.cl/apoyo/ayuda-profesional
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