#323 - Efesios 5-6: "Consejos matrimoniales; el soldado de Cristo"

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#323 - Efesios 5-6

"Consejos matrimoniales; el soldado de Cristo"

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Comienza: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados” (Efesios 5:1). Esto se refiere principalmente al perdón que, en la sección anterior, Pablo había dicho: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:32). La palabra “imitar” en el griego es mimetai, de donde viene nuestra palabra mimo o un actor que imita a otro. Por eso, Dios es nuestro ejemplo y modelo perfecto. ¿Cómo lo podemos imitar? Pues, al seguir su ejemplo tal como nos lo mostró Cristo. Muchos dicen seguir su ejemplo, pero como dijo Juan: “El que dice: Yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:4-6). Esto significa guardar los mandamientos que Cristo cumplió tal como el sábado, las Fiestas, el diezmo, y comer los alimentos limpios.

¿Con qué actitud debemos obedecer? Pablo responde: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante” (Efesios 5:2). Al andar, o caminar, diariamente en esta actitud, no importa lo difícil que a veces sea, es otra manera de imitar a Dios. Cristo mostró el máximo amor por nosotros, y ahora es nuestro turno al imitarlo, manifestando ese espíritu de entrega y sacrificio, que es un olor grato ante Dios.

Pablo ahora contrasta ese amor con las obras negativas de la carne que no debemos de imitar, sino evitar. “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:3-5). “Súbitamente”, explica El Comentario Tyndale del Nuevo Testamento, “de contemplar el amor desinteresado y sacrificado de Cristo, Pablo introduce las perversiones del amor como el adulterio y el abuso sexual. Él sabía de los peligros que sus lectores estaban expuestos al vivir en esa sociedad, y así habló francamente de ellos". El término "fornicación" viene de porneia en el griego y significa toda inmoralidad y perversión sexual que va en contra de la unión sagrada del matrimonio. Tal inmoralidad conlleva a la impureza y la avaricia. Es inmunda puesto que la pureza implica el control y la dirección de los poderes e impulsos sexuales de acuerdo con la ley y los propósitos de Dios. El término en griego para avaricia es pleonexia, ya usado en Efesios 4:19, y tiene que ver con el deseo de conseguir más de lo que corresponde, y la pasión para poseerlo sin tomar en cuenta lo que es correcto o lo bueno para la otra persona. La avaricia es también una forma de idolatría, puesto que la pasión, si es hacia el dinero o hacia el sexo ilícito, es en efecto, poner un ídolo ante Dios, y es amar eso más que a él. Él dice que no debemos disfrutar, aprobar ni contar tales temas para conseguir el estímulo sexual.

Relacionado con lo anterior, Pablo exhorta que debemos evitar palabras deshonestas, el término del griego es aischrologia, que significa "palabras sucias" – las que deberían avergonzar a una persona moralmente sensible. También prohíbe conversaciones necias, del griego morología, y Plutarco usó este mismo término para describir las palabras de un hombre borracho que no tienen ni sentido ni provecho. Además, Pablo dice evitar truhanerías. Esta palabra significa: "una persona sin vergüenza, que engaña, hace bufonadas y chistes groseros". Pablo hace un juego de palabras entre esta truhanería, o eutrapelia en el griego, y la eucaristía, que significa palabras que dan, gracias y edifican y muestran una persona agradecida.

El Comentario Tyndale aclara: "Pablo aquí no prohíbe hablar sobre el sexo, ni cambiar el sentido de humor por la austeridad, sino más bien evitar las conversaciones atrevidas y groseras que dañan la vida espiritual. En vez insiste que, si se habla sobre el sexo, o posesiones, o personas, debe ser hecho con un espíritu de agradecimiento y alabanza, al ver y reconocer lo bueno y bello de los dones de Dios. Si este es el caso, entonces las conversaciones se mantendrán puras y edificantes". Luego Pablo advierte sobre las consecuencias de esos pecados, pues si uno no se arrepiente y cambia de ellas, sencillamente no entrará en el reino de Dios.

Además, añade: "Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos" (Efesios 5:6-7). Les advierte que no se dejen engañar por personas que toman con ligereza estos tipos de pecados, y se burlan de las supuestas consecuencias, no creyendo en ellas.

A los miembros que han cambiado sus vidas, Pablo les recuerda: "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad), comprobando lo que es agradable al Señor" (Efesios 5:8-10). 

Ellos habían salido de esa mundanalidad, y ahora, la luz de la verdad refleja la majestad y gloria de Dios (1 Timoteo 6:16) y su perfecta santidad. Esos que aceptan esa luz para guiar sus vidas son transferidos del reino de tinieblas al reino de luz y verdad (Hechos 24:18; Colosenses 1:13).

Pablo explica los resultados de estar en esa luz, que son "bondad, justicia y verdad". Bondad significa buscar todo lo que es bueno en la vida, justicia representa la rectitud moral y la integridad de carácter. Luego viene la verdad, la luz que proviene de la Palabra de Dios (Salmos 119:105).

Luego advierte de nuevo: "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto" (Efesios 5:11-13). Está aquí contrastando los frutos del Espíritu con las obras infructuosas de este tenebroso mundo. Siempre existe el peligro de caer nuevamente en ellas, como menciona Pedro: "Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su primer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado" (2 Pedro 2:20-21).

Les recuerda: "Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo… Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (Efesios 5:13-17).

La secuencia de la conversión es: primero estamos en las tinieblas del mundo, luego la luz de la verdad en la Palabra de Dios, como un espejo espiritual, nos muestra nuestros pecados y errores. Si nos arrepentimos, seremos bautizados y recibiremos el Espíritu Santo y nos convertimos por la luz de la verdad en personas luminosas. Pablo lo describe así: "[Son] hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15). Para lograrlo, debemos estar alertas y no descuidarnos en nuestro diario andar. Debemos ocupar bien nuestro tiempo, aprovechando las oportunidades para desarrollar el carácter espiritual. Finalmente, Pablo usa una última analogía: "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5:18-20).

Explica el Comentario Tyndale: "Una manifestación común de la vida antigua era el exceso del alcohol. Las escrituras jamás enseñan la abstinencia total del alcohol, pero si condenan terminantemente la borrachera. Pero de nuevo, el apóstol no se enfoca solo en lo negativo, sino entrega un sustituto mejor para reemplazar lo negativo. El cristiano sabe una mejor forma para contrarrestar la depresión y la triste monotonía de la vida, y es estar lleno del Espíritu Santo y cantar con gozo los himnos que alaban a Dios. A veces nos olvidamos de sentir esto al cantarlos en los servicios.

Luego Pablo nos entrega el principio clave para el compañerismo cristiano que le agrada a Dios. Dice: "Someteos unos a otros en el temor de Dios" (Efesios 5:21). Esto significa que, en la Iglesia, debemos estar dispuestos a aprender de todos, y de ser corregidos cuando estamos equivocados sea por quien sea. ¿Por qué? Porque tememos a Dios y estamos sujetos a él.

Esto es particularmente importante para la pareja cristiana. Dice Pablo: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo" (Efesios 5:22-24).

Es interesante que en esta sección se mencionen los deberes de los casados, y no sus derechos. El deber de la esposa es someterse al esposo, y el deber del hombre es amar a su esposa. Esa es la base del pacto matrimonial. Ahora bien, con esos cimientos en su lugar, se comienza a edificar la casa familiar. Ambos luego aprenden a amarse más, respetarse y someterse el uno al otro, pero cada uno tiene su rol que cumplir. Explica el Comentario Tyndale: "En muchas religiones, la mujer tiene un papel muy inferior al del hombre, pero el Nuevo Testamento enseña que hay una perfecta igualdad espiritual entre el hombre y la mujer. Además, existe una responsabilidad mutua en la relación sexual. No obstante, en la familia tiene que haber un liderazgo para alcanzar la unidad y el orden, y el esposo y padre debe cumplir ese papel y su autoridad debe ser respetada".

Tal como Cristo es la cabeza de la iglesia y la ama completamente, así el esposo es cabeza de la familia y la debe amar totalmente. Pablo les dice a los esposos: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificada, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra [de Dios], a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia" (Efesios 5:25-30).

Por eso, debe haber un paralelo entre el amor sacrificado de Cristo y el amor del marido hacia su esposa y familia. Si es así, el sometimiento de la mujer será fácil, y jamás se sentirá como si fuera una humillación o una carga. La mujer puede trabajar fuera del hogar, siempre que ella pueda seguir cumpliendo su principal deber, que es hacia su familia. Pablo usa aquí la palabra para el amor, ágape, el amor desinteresado, que no busca lo suyo, sino solo lo mejor para el bienestar del otro.

Pablo termina la sección explicando que, "Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia" (Efesios 5:31-32). Es decir, la lección del matrimonio es darnos una idea de la intimidad y del amor que tendremos un día con Cristo y Dios Padre. Somos la novia de Dios, esperando su llegada. Entonces vendrán las bodas del Cordero y de la iglesia, descrita en Apocalipsis 19:7.

Luego se enfoca en los deberes de los hijos con los padres. "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Efesios 6:1-3). ¡Noten que los 10 Mandamientos no han sido abolidos, pues aquí Pablo está citando uno de ellos! La obediencia debe empezar en el hogar y es la primera promesa de bienestar para el hijo. Muchos niños mueren al no obedecer a sus padres, sea al desobedecer y cruzar la calle, jugar con un enchufe, tragarse algo tóxico o una droga. Pero si uno teme y respeta a sus padres, lo más probable es vivirá una larga y próspera vida.

Después Pablo les advierte a los padres: "Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor" (Efesios 6:4). Es propio que los padres exijan la obediencia, pero no deben abusar de su autoridad. Debe haber disciplina, pero no reglas innecesarias ni interminables correcciones por pequeñeces que desaniman y provocan resentimientos en los hijos.

Respecto a los trabajadores, Pablo dice que deben obedecer a sus jefes, tal como si fuera hacia Cristo, no para impresionados, sino para agradar a Dios, que es quien dará la recompensa final A los jefes convertidos les dice Pablo: "Haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas" (Efesios 6:9). Dios los castigará si abusan de sus empleados.

En la última sección de esta epístola, Pablo entrega una amonestación a todos. Existe una permanente lucha espiritual y deben ser buenos soldados cristianos. Para eso, deben equiparse espiritualmente cada día para bregar la buena pelea de la fe. Dice que nuestra pelea no es contra enemigos físicos, que debemos orar por ellos y no hacerles violencia. Pero nuestro gran adversario es Satanás, que gobierna la sociedad que nos rodea.

Recuerden que Pablo estaba en prisión, y cada día había un soldado romano que lo vigilaba. Por eso es natural que use esta analogía entre el soldado romano y el soldado cristiano. La armadura romana consiste primero en la túnica que evitaba sentir lo abrasivo de la armadura. Cuando el soldado entraba en batalla, tenía que ceñirse la túnica alrededor de sus lomos, para dejar las piernas libres y no tropezar. La túnica espiritual del cristiano es la verdad, que debe ceñirse firmemente. Luego viene la coraza que protege los órganos vitales del torso. La coraza de justicia es el guardar los mandamientos de Dios, pues “todos tus mandamientos son justicia” (Salmos 119:172).

Después vienen las sandalias, que Pablo compara con el apresto del evangelio de paz, pues los pies dirigen al soldado a donde va, y esa es nuestra gran misión. El escudo protegía al soldado de los proyectiles, y el escudo de la fe sirve para "apagar los dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16), es decir los dardos de duda que nos lanza y que la fe apaga. Luego está el yelmo o el casco, que protege la cabeza y que se compara con las miras hacia la salvación. Esa es la meta, alcanzar el reino de Dios. Finalmente está la espada, que se compara con la espada de la Palabra de Dios, más cortante que cualquier cosa, descrita en Hebreos 4:12. La oración es la buena comunicación que tenemos con el cuartel principal en los cielos. Con estos elementos en primer lugar, estamos preparados para mantenernos firmes en la fe. Pablo termina la epístola con un saludo a todos los hermanos.