Ministerio… ¿pagado?

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Ministerio… ¿pagado?

La Iglesia de Dios Unida ha dedicado mucho estudio de todos los aspectos sobre este tema. Los ministros sin paga son una gran contribución para el servicio de la Iglesia de Dios. Creemos que las escrituras nos enseñan que es de mucho interés tener pastores con sueldo cuando y donde sea posible.

Viendo los ejemplos y principios en el Nuevo Testamento, notamos que los Levitas se sostenían del primer diezmo (Números 18:20-21, 24), los gastos de los festivales del segundo diezmo (Deuteronomio 16:13-14) y su ingreso por concepto de retiro o una discapacidad provenía del tercer diezmo (Deuteronomio 14:27-29). Había beneficios adicionales para los Levitas en una forma de propiedad (Números 35:2-8), de modo que ellos habrían tenido su sustento para enseñar a todo Israel sobre los caminos de Dios.

Todo Israel sufría cuando faltaba la provisión para los Levitas, como Dios había instruido. El Antiguo Testamento recuerda dos instancias, ambas en los tiempos posteriores al exilio, en los libros de Nehemías y Malaquías.

El Nuevo Comentario Internacional en el Nuevo Testamento comenta: “Durante la ausencia de Nehemías el pueblo se rechazaba las contribuciones obligatorias para el apoyo del personal del Templo. Así que estas gentes fueron obligadas a abandonar el servicio del templo para poder sostenerse ellos mismos. Continúa explicando que “J.M.P. Smith enfatizaba correctamente que los diezmos y ofrendas juntas, constituían una parte importante para el mantenimiento del personal del templo, los sacerdotes y los Levitas. Los robos de Israel a Dios, por lo tanto, coinciden con las condiciones aludidas en 2 Crónicas 31 y Nehemías 13” (Hageo-Malaquías, pp. 304-305 énfasis añadido en todo el artículo).

Leemos los resultados de esto en Nehemías 13:10 “Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad (obligados por necesidad). Soncino agrega “ya sea a sus propios campos o al cultivo del cual él había dedicado tiempo que debería ser dedicado a los quehaceres de su templo, o, cualquier campo del cual él pudiera obtener la porción que le correspondía” (Nehemías, p. 264)

La historia de Malaquías es muy similar. El primer pasaje que tiene que ver con el tema del diezmo es muy familiar para la Iglesia de Dios (Malaquías 3:8). Dios le dice al pueblo, “Ustedes me han robado” (Nueva Versión Revisada Estandar). La redacción indica un proceso continuo. En respuesta a la inquietante pregunta del pueblo, "¿Cómo te hemos robado?” Dios responde, “¡En tus diezmos y tus ofrendas!” Según el Comentario Bíblico, “robar significa no solo tomar lo que no le pertenece, sino guardando para sí lo que le pertenece a alguien” (Vol. 7, p. 720)

La aplicación a nuestros tiempos modernos es en sí evidente. No debemos fallar de utilizar los diezmos y ofrendas para el adecuado apoyo del Ministerio del Nuevo Testamento, procurando que el Israel espiritual no disminuya a los maestros y consejeros que necesita.

Echemos una mirada a algunos puntos en el Nuevo Testamento. “Cada trabajador es digno de su salario”, dijo Jesucristo a los 70 que envió a hacer el trabajo de predicar el evangelio, Lucas 10:1, 7-8). Jesucristo muestra que la predicación del evangelio era un trabajo (“labor”) y que los que predicaban el evangelio (“los obreros”) tenían derecho a recibir salario (“digno”) o una remuneración (“alimento y bebida”).

Su instrucción fue similar a los 12 apóstoles que él envió “predicad, diciendo, ‘El reino de los cielos se ha acercado.’ Sana a los enfermos, limpia a los leprosos, levanta a los muertos, echa demonios“. Principalmente su trabajo era espiritual. Él les dijo a ellos no proveer para su propio apoyo, porque “un obrero es digno de su alimento” (Mateo 10:5-10).

Cristo enseñó que el trabajo espiritual del ministerio es digno de recibir cosas físicas como una compensación y que el diezmo era un requerimiento continuo en el Nuevo Testamento. Es lógico asumir que el diezmo era la base de esas cosas físicas usadas para compensar al ministerio del Nuevo Testamento, de la misma forma que era para los Levitas en el Antiguo Testamento. (Hebreos 7 corrobora esta conclusión).

La aseveración más fuerte y directa de Pablo sobre la compensación al ministerio es 1 Timoteo 5:17: “Los Ancianos con un don de liderazgo deberían ser considerados dignos de respeto y de un salario adecuado. Particularmente si ellos trabajan duro en la predicación y la enseñanza” (J. B. Phillips)

Una comparación de varios comentarios muestra que esta redacción refleja el sentido del Griego (El Expositor de la Biblia Volumen III, p. 359 El Nuevo Comentario Bíblico, p. 1,175; El Comentario Experimental Crítico de Jamieson, Fausset y Brown, Volumen VI, pp. 495-496; Comentario de Adam Clark, P. 1,227; Comentario Volumen uno de Matthew Henry, p. 1,891; Comentario sobre las Epístolas Pastorales de William Barclay);

En 1 Corintios 9:5-14, Pablo defiende sus derechos de recibir pago por sus servicios ministeriales, implicando que la Iglesia rutinariamente compensaba al ministerio. El apoyo que una congregación no podría proveer, lo hacía otra y Pablo no dudaba en aceptarlo (1 Corintios 16:17, Filipenses 4:16-17)

Debemos considerar Gálatas 6:6 “Dejemos a aquel que es enseñado en palabra que comparta…

El comentario de Mathew Henry dice: “Es el papel de aquellos a quienes es enseñada la palabra, apoyar a aquellos a quienes está destinada la enseñanza, porque ellos deben compartir lo bueno, en forma libre y con deleite, con todas las cosas con las que han sido bendecidos, lo cual es bueno para su subsistencia… Es apropiado y equitativo que los ministros muestren a otros estos aspectos espirituales, y que ellos cosechen también bendiciones físicas. Y este es el nombramiento del Dios mismo, porque, así como en la ley aquellos ministrados sobre las cosas santas vivían de las cosas del templo, así ha ordenado el Señor que quienes predican el evangelio vivan del evangelio (1 Corintios 9:11-14)” (vea en Gálatas 6).