El bautismo bíblico es uno solo. A través de él, una persona que se arrepiente de su vida pasada, recibe el perdón de Dios, cuando entierra, “simbólicamente” a la “vieja” persona para ser engendrada por Dios, con la promesa de una vida nueva, mediante la imposición de manos de un ministro ordenado, para que esa persona reciba las “arras” del Espíritu Santo, sellando el compromiso de Dios hacia una vida futura plena, la cual será consumada a la segunda venida gloriosa de Jesucristo. De modo que el bautizo bíblico es solamente el inicio de una vida nueva enfocada en la obediencia a Dios y sus santas leyes, a través de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras.

A veces algunas personas creen que un bautizo realizado en otras iglesias, es válido y que si uno cambia de iglesia, tal bautizo es válido. Lamentablemente eso no es lo que Dios enseña. El bautizo bíblico, es uno solo (Efesios 4:1-6).

Tampoco debe existir discriminación espiritual entre los miembros de la Iglesia, sencillamente porque Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34; Romanos 2:11; Gálatas 2:6; Efesios 6:9).

Si usted se siente discriminada cuando va a su iglesia, quiere decir que usted no se encuentra en la iglesia que fundó Jesucristo. La verdadera iglesia se conoce por sus frutos, cuando hay amor entre los hermanos sin importar su condición social. Por algo Jesús dijo que debemos amarnos los unos a los otros (Romanos 12:10; 1 Pedro 1:22).