¿Está usted postergando su salvación?
Una vez hablé con un señor que afirmó haber esperado varios años para ser bautizado, porque ciertas circunstancias lo habían hecho desviarse de sus intenciones. Ahora estaba finalmente listo para considerar seriamente la posibilidad de tomar este paso vital hacia la conversión.
Si para usted la verdad de Dios es algo nuevo, debe estudiar y recibir instrucción acerca de los mandamientos y las verdades bíblicas fundamentales. Junto con aprender, llegará al punto en que podrá tomar una decisión bien informada sobre el compromiso eterno con Dios.
No obstante, algunos asisten a los servicios de su iglesia por años y, pese a tener el deseo de bautizarse guardado en alguna parte de su mente, no se atreven a dar el paso y titubean frente a la idea de hacer este compromiso de por vida.
Para muchos, parte del problema radica en la falta de perspectiva bíblica sobre el tema. Una buena manera de adquirir esa perspectiva es estudiar en la Biblia los ejemplos de personas que se enfrentaron a la necesidad de bautizarse.
La experiencia de Pablo
El apóstol Pablo no creció como cristiano. ¡Todo lo contrario! De hecho, en su adultez persiguió encarnizadamente a los verdaderos seguidores de Cristo (Hechos 22:4-5; 26:9-11). Espiritualmente, él se encontraba en un viaje sin retorno. Pero cierta vez que iba camino a Damasco (irónicamente, con la misión de perseguir a más cristianos), Dios intervino misericordiosamente,deteniéndolo abruptamente y otorgándole la oportunidad de arrepentirse. Poco después, Cristo envió a un hombre llamado Ananías para darle al futuro apóstol instrucciones acerca del camino correcto a seguir.
Al darse cuenta del arrepentimiento de Pablo, Ananías le preguntó: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16, énfasis nuestro en todo este artículo). Pablo había transgredido flagrantemente la ley de Dios, ¡incluso al punto de ser parcialmente responsable de haber matado a muchos cristianos! Pero un Dios misericordioso le dio la oportunidad de dejar atrás sus pecados y lavarlos con el agua del bautismo.
Cuando se dio cuenta de la profundidad de sus pecados, Pablo se arrepintió y fue perdonado. Más tarde, reflexionando sobre sus crímenes, dijo “más fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad” (1 Timoteo 1:13).
Dios puede hacer lo mismo por usted. Sin importar las cosas malas que haya hecho en el pasado, puede dejarlas atrás y deshacerse de la culpa.
¿Qué necesita hacer? Los únicos requisitos son tener fe y un verdadero arrepentimiento— estar genuinamente arrepentido de sus pecados y firmemente decidido a seguir el camino de vida de Dios según está resumido en los Diez Mandamientos. El apóstol Pedro llamó a este tipo de congoja “arrepentimiento para vida” (Hechos 11:18). El resultado es una vida abundante como nunca antes (Juan 10:10), y también el primer paso de importancia hacia la vida eterna en el Reino de Dios.
Desde luego, el proceso de salvación requiere hacer “obras dignas de arrepentimiento”. Esto significa abandonar aquellos hábitos que de acuerdo a la Biblia son nocivos, mientras que nos comprometemos a una vida de obediencia a la ley de Dios. (Para entender mejor qué es el arrepentimiento, solicite una copia impresa de las guías de estudio gratuitas que se ofrecen al final de este artículo, o descárguelas de nuestro portal de Internet).
El camino a la vida eterna
Muchas personas, y ojalá esto lo incluya a usted como lector de Las Buenas Noticias, ya han abandonado muchos de sus hábitos antiguos. Han comenzado el proceso de arrepentimiento deshaciéndose de las prácticas paganas en el camino, y han leído la Biblia y otras publicaciones y guías de estudio bíblico.
Sin embargo, tienen dudas en cuanto a dar el indispensable paso del bautismo, que es su pasaporte para la vida eterna en el Reino de Dios. El apóstol Juan escribió: “El que tiene al hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”
(1 Juan 5:12). Puede que estas palabras nos atemoricen un poco y nos impulsen a actuar.
El libro de los Hechos es una ventana a la vida de la Iglesia primitiva, y uno de sus temas más relevantes es el arrepentimiento y el bautismo. ¿Acaso el registro histórico habla de retrasos y postergación sin fin, o nos muestra que lo habitual era el arrepentimiento seguido del bautismo?
Después del histórico día de Pentecostés, cuando la Iglesia fue fundada, el primer sermón de Pedro condenó los pecados de los presentes. Estos inmediatamente buscaron la manera de solucionar su dilema, y Dios misericordiosamente les proveyó la salida: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del espíritu santo” (Hechos 2:38).
El rol del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es la semilla de la vida eterna que nos lleva a la salvación. Otros pasajes muestran que Dios le da su Espíritu a la persona arrepentida después del bautismo mediante la imposición de manos, la cual es llevada a cabo por sus verdaderos siervos (Hechos 8:14-18). Luego, a través de ese Espíritu, Jesucristo comienza a vivir su vida en nosotros (vea Gálatas 2:20).
La Biblia muestra que “los que recibieron su palabra [la de Pedro] fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:41-42).
Aquellos que fueron bautizados continuaron su vida cristiana, obedeciendo a Dios y compartiendo con otros en el día sábado.
Continuando con el relato, ¿cómo reaccionaron esos primeros oyentes ante la predicación del verdadero evangelio? “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12).
El eunuco de Etiopía
Luego Felipe encontró al etíope eunuco (encargado del tesoro en el gobierno de la reina de Etiopía) leyendo el libro de Isaías en las Escrituras. Después de que Felipe le explicara profundamente la verdad de Dios, este alto funcionario le preguntó “¿qué impide que yo sea bautizado?” (v. 36). Puede que muchos hoy en día se hagan esta misma pregunta.
Felipe le contestó: “Si crees de todo corazón, bien puedes”. El eunuco respondió: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios” (v. 37). (Por supuesto, muchos otros pasajes de las Escrituras afirman claramente que la convicción verdadera siempre debe incluir el arrepentimiento y la obediencia).
Pero, ¿qué pasó entonces? ¿Le recomendó Felipe que postergara la ceremonia? Claro que no: “Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó”(v. 38).
Como el bautismo representa la muerte del viejo hombre de pecado (vea Romanos 6:3-6), el ejemplo bíblico más común de esta ceremonia consiste en una completa inmersión bajo el agua, lo cual toma solo uno o dos segundos. Considerando el simbolismo del bautismo (la muerte y entierro del viejo hombre en un sepulcro acuático), la práctica de rociar y bautizar a quienes son demasiado pequeños para comprender el significado del bautismo no está de acuerdo con el ejemplo ni la instrucción bíblica.
El día del bautismo
¿Cómo reaccionó el eunuco de Etiopía frente a su bautismo? Lucas nos dice que después de que Felipe salió de la escena, el etíope siguió gozoso su camino (v. 39). Probablemente fue el día más feliz de su vida. ¡Sus pecados pasados habían sido perdonados y olvidados para siempre! Ahora podía esperar con ansias una vida transformada, disfrutando del conocimiento de Dios mediante el estudio de las Escrituras y mejorando cada vez más su entendimiento a través del Espíritu Santo.
El día de su bautismo no debe ser un día de sufrimiento y tristeza. ¿Ha notado usted la expresión facial de una novia en el día de su boda? ¡Una gran sonrisa ilumina su rostro lleno de felicidad!
Tanto el matrimonio como el bautismo son ritos de iniciación con los que se pasa de una forma de vida a otra diferente y mucho mejor. El primero, a nivel humano, es para esta vida física, pero el segundo constituye un importante paso hacia una vida eterna en el Reino de Dios.
Sus circunstancias personales son importantes
Debemos enfatizar nuevamente que el bautismo no es para aquellos que no comprenden la ley de Dios. Como parte de este rito sagrado hacemos un pacto con Dios, mediante el cual prometemos esforzarnos por obedecer su ley durante el resto de nuestras vidas. Esto es el arrepentimiento:transformar nuestras vidas para obedecer a Dios. Pero primero debemos comprender lo que Dios requiere de nosotros antes de que nos comprometamos.
En los ejemplos anteriores, Pablo y los tres mil judíos que se bautizaron cuando comenzó la Iglesia del Nuevo Testamento estaban guardando la fiesta bíblica de Pentecostés. Todos tenían conocimientos en cuanto a los mandamientos de Dios. Ese fue también el caso del eunuco etíope, porque la religión judía (aunque esto pueda sorprender a algunos) era comúnmente practicada en su país natal.
La revista Las Buenas Noticias llega a lectores de muchos niveles. Algunos son cristianos verdaderamente convertidos que ya han emprendido el camino al Reino de Dios. Para ellos, este artículo será un repaso y un recordatorio oportuno.
Otros pueden haber recibido solo algunas ediciones, y es posible que gran parte de este conocimiento bíblico les sea desconocido, y hasta extraño, dependiendo de su entendimiento previo. Quizá estos lectores necesiten más tiempo antes de contemplar el bautismo — tiempo que será bien utilizado estudiando la Biblia. Para apoyarlo en su estudio, podemos proveerle no solo artículos de Las Buenas Noticias sino además muchas guías de estudio gratuitas, que son ofrecidas en cada edición.
Si usted es nuevo en este camino de la verdad de Dios, tiene que estudiar y recibir la instrucción de sus mandamientos y verdades esenciales. Con el tiempo, podrá tomar una decisión bien fundamentada en cuanto al compromiso con Dios.
Si aún no lo ha hecho, tal vez desee inscribirse en nuestro Curso Bíblico en nuestro sitio webiduai.org. Este curso consta de doce lecciones muy útiles, que describen el plan de Dios desde Génesis hasta Apocalipsis. Varias de ellas destacan la importancia de convertirse en cristiano, del arrepentimiento y del bautismo, y explican el rol crucial de la Iglesia en la vida de una persona.
Sin embargo, este artículo va dirigido principalmente a quienes están posponiendo el bautismo innecesariamente debido a ideas y sentimientos que las Escrituras no respaldan. Pablo le dijo a Timoteo “haz tuya la vida eterna” (1 Timoteo 6:12, NVI). Sin el bautismo, esto es imposible. El bautismo es un mandamiento de Dios y parte de su plan de salvación. Entonces, ¿por qué no dar el siguiente paso?
Consejería personal disponible
La falta de arrepentimiento o de fe es la única razón válida para retrasar el bautismo. No obstante, si usted busca y comprende la voluntad de Dios, él le entregará un arrepentimiento incluso más profundo. Entonces, ¿por qué posponer lo que la Biblia llama “el bautismo de arrepentimiento”? (Hechos 13:24). ¿Por qué demorar su inicio en el camino de la salvación eterna? De hecho, tal como Pablo nos dice en Hechos 17:30, Dios “ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”.
Si desea saber más sobre estos asuntos espirituales, podemos ayudarle a hacer una cita con un ministro de la Iglesia de Dios Unida. Él estará feliz de explicarle en privado y en mucho más detalle lo que es el arrepentimiento, el bautismo, y cualquier otro tema bíblico.
Recuerde lo que Ananías le dijo a Pablo hace casi dos mil años:“¿Por qué te detienes? Levántate y bautízate”. BN