¿Qué es el Arca del Pacto?

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¿Qué significado y función cumplía este implemento del templo? ¿Qué importancia tiene para nosotros hoy?


Después de que Dios instruyera la construcción del tabernáculo y sus elementos (Éxodo 36), a continuación también instruyó la construcción del mobiliario del tabernáculo, donde estaba incluido el arca de madera de acacia, el cual tenía que ser recubierto de oro puro por dentro y por fuera (Éxodo 37:1-5).

El arca iba a descansar sobre la mesa del propiciatorio, llamada también la mesa de misericordia, la cual también era de oro puro y, a ambos lados del propiciatorio se iban a ubicar dos querubines de oro (Éxodo 37:6-7). Estos elementos de oro puro se iban a ubicar en el lugar santísimo del tabernáculo.

Ningún israelita, ni sacerdote o levita, podía tener acceso directo al lugar santísimo, excepto una vez al año, en el día de Expiación. En este día, el sumo sacerdote lo hacía vestido totalmente de blanco, (Levítico 16:4), simbolizando así, la pureza y la santidad de Jesucristo, quien entró una vez y para siempre al tercer cielo, habiendo obtenido eterna redención, sentándose en el trono a la diestra del Padre (Hebreos 9:12).

En el interior de la urna de oro se encontraban tres elementos: a saber, el maná escondido, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto (Hebreos 9:4). Se trata de los diez mandamientos que Dios entregó a su pueblo, a través de Moisés, durante la Fiesta de las semanas, o lo que nosotros conocemos como la fiesta de Pentecostés.

Desde un principio, Dios había establecido que su pueblo sería un reino de sacerdotes, y gente santa, siempre y cuando ellos obedecieran y guardaran  sus mandamientos entregados en el Horeb, más comúnmente llamado monte Sinaí (Éxodo 19:6).

Cuando Moisés tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, éste dijo: Haremos todas las cosas que el Eterno ha dicho, y obedeceremos. El pacto que Dios hizo con su pueblo consiste en la obediencia a los diez mandamientos, además de sus estatutos, ordenanzas y leyes (Éxodo 24:7; Levítico 18:4-5). Una prueba de que Dios estableció un pacto con su pueblo a través de los diez mandamientos, se encuentra en Jeremías 31:31-33. 

Los tres objetos dentro del arca tienen un trascendental significado espiritual para la iglesia de Dios, pues simbolizan los tres inmensos milagros que Dios hará en nosotros cuando venga Jesucristo. Solamente los que entren en ese pacto matrimonial con Cristo en su venida, tendrán parte de estas magníficas bendiciones (Apocalipsis 19:7-9).

Primero, tenemos en la urna de oro el maná que representaba "el pan del cielo". Cristo nos aclaró su significado espiritual (Juan 6:48-51).

La segunda recompensa que Dios nos entregará en la venida de Cristo, será la vara de autoridad para poder así servir a todas las naciones (Apocalipsis 2:26-27).

El tercer elemento que entonces nos entregará Jesucristo, serán los Diez Mandamientos. Es decir que, inmediatamente después de habernos dado la vida eterna  (simbolizada por el maná), y la autoridad para servir a las naciones (representada por la vara de Aarón), nos pondrá también su ley en nuestras mentes y en nuestros corazones para no pecar nunca más (Hebreos 8:10).

Transcript

Después de que Dios instruyera la construcción del tabernáculo y sus elementos (Éxodo 36), a continuación también instruyó la construcción del mobiliario del tabernáculo, donde estaba incluido el arca de madera de acacia, el cual tenía que ser recubierto de oro puro por dentro y por fuera (Éxodo 37:1-5).

El arca iba a descansar sobre la mesa del propiciatorio, llamada también la mesa de misericordia, la cual también era de oro puro y, a ambos lados del propiciatorio se iban a ubicar dos querubines de oro (Éxodo 37:6-7). Estos elementos de oro puro se iban a ubicar en el lugar santísimo del tabernáculo.

Ningún israelita, ni sacerdote o levita, podía tener acceso directo al lugar santísimo, excepto una vez al año, en el día de Expiación. En este día, el sumo sacerdote lo hacía vestido totalmente de blanco, (Levítico 16:4), simbolizando así, la pureza y la santidad de Jesucristo, quien entró una vez y para siempre al tercer cielo, habiendo obtenido eterna redención, sentándose en el trono a la diestra del Padre (Hebreos 9:12).

En el interior de la urna de oro se encontraban tres elementos: a saber, el maná escondido, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto (Hebreos 9:4). Se trata de los diez mandamientos que Dios entregó a su pueblo, a través de Moisés, durante la Fiesta de las semanas, o lo que nosotros conocemos como la fiesta de Pentecostés.

Desde un principio, Dios había establecido que su pueblo sería un reino de sacerdotes, y gente santa, siempre y cuando ellos obedecieran y guardaran  sus mandamientos entregados en el Horeb, más comúnmente llamado monte Sinaí (Éxodo 19:6).

Cuando Moisés tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, éste dijo: Haremos todas las cosas que el Eterno ha dicho, y obedeceremos. El pacto que Dios hizo con su pueblo consiste en la obediencia a los diez mandamientos, además de sus estatutos, ordenanzas y leyes (Éxodo 24:7; Levítico 18:4-5). Una prueba de que Dios estableció un pacto con su pueblo a través de los diez mandamientos, se encuentra en Jeremías 31:31-33. 

Los tres objetos dentro del arca tienen un trascendental significado espiritual para la iglesia de Dios, pues simbolizan los tres inmensos milagros que Dios hará en nosotros cuando venga Jesucristo. Solamente los que entren en ese pacto matrimonial con Cristo en su venida, tendrán parte de estas magníficas bendiciones (Apocalipsis 19:7-9).

Primero, tenemos en la urna de oro el maná que representaba "el pan del cielo". Cristo nos aclaró su significado espiritual (Juan 6:48-51).

La segunda recompensa que Dios nos entregará en la venida de Cristo, será la vara de autoridad para poder así servir a todas las naciones (Apocalipsis 2:26-27).

El tercer elemento que entonces nos entregará Jesucristo, serán los Diez Mandamientos. Es decir que, inmediatamente después de habernos dado la vida eterna  (simbolizada por el maná), y la autoridad para servir a las naciones (representada por la vara de Aarón), nos pondrá también su ley en nuestras mentes y en nuestros corazones para no pecar nunca más (Hebreos 8:10).