¿Por qué Dios sana a unas personas y a otras no?

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Nuestro Creador puede sanar a las personas y, de hecho, lo hace. Sin embargo, esto no siempre ocurre. Muchas veces Dios decide no sanar.

¿Por qué decidiría Dios no sanar a alguien?

¿Acaso no desea que tengamos salud y bienestar en esta vida?

¿Se abstiene Dios de sanarnos porque no nos hemos arrepentido de algún pecado? ¿Será acaso porque nos falta fe o porque, sencillamente, no lo hemos pedido?

Cualquiera de las razones anteriores podría provocar que la sanidad se nos niegue, pero ¿qué decir de aquellas situaciones en las que no interviene ninguno de esos factores?

Meditemos en las oraciones de Pablo por su propia sanidad en 2 Corintios 12:7-10. Dios le dijo “no” y no fue por los pecados de Pablo o porque careciera de fe. Dios dijo “no” porque tenía algo mucho mejor en mente que solo se alcanzaría por medio de la perseverancia en el sufrimiento.

Para los creyentes, la meta que Dios tiene en mente es transformarlos en personas que piensen y actúen como el propio Jesucristo (Romanos 12:2, Efesios 4:12-15). Dicha transformación es lo que nos capacita para recibir el don de la vida eterna. Si lo recibiéramos sin haber transformado nuestra forma de pensar y actuar, la eternidad nos resultaría muy miserable.

El propósito de Dios era que Pablo avanzara hacia esa meta a través del sufrimiento físico. Aun sufriendo, Pablo estaba siguiendo el ejemplo de Jesucristo (Hebreos 2:10).

Al igual que Pablo, nuestras vidas terrenales con sus pruebas y sufrimientos, podrían compararse a un campo de entrenamiento. En él nos preparamos para un futuro que supera con creces cualquier experiencia de nuestra vida física.

¿Por qué, entonces, Dios decide sanar a algunas personas?

No podemos pretender conocer todas las razones por las que Dios decide sanar o no. Sin embargo, hay dos grandes categorías en las Escrituras que arrojan luz en la respuesta.

1.    Dios sana porque es compasivo. Decide actuar con bondad y amor hacia los seres humanos. En el mundo, la desobediencia, la indiferencia y la incredulidad interrumpen el flujo de su compasión.

2.    Dios sana para demostrar el poder que tiene para realizar obras en este mundo (Juan 9:2-3). Con frecuencia, Dios sana para construir y fortalecer los comienzos de la fe, ya sea en la persona que es sanada o en quienes lo observan

En el caso de Pablo, su fe fue probada y fortalecida al tener que perseverar en la prueba de no recibir la sanidad.

Solamente Dios, que conoce el corazón, puede evaluar con exactitud la vida de una persona. Solo él puede saber si sanarlos o no redundará en que pueda construir la mente de Cristo en ellos. Su ferviente anhelo es que confiemos siempre en él, incluyendo lo que tiene que ver con la sanidad

A fin de explorar con mayor profundidad lo que la palabra de Dios dice sobre el sufrimiento humano en el mundo, puede leer a nuestro folleto gratuito titulado “¿Por qué Dios permite el sufrimiento?”.