Mi hija quiere abortar ¿qué debo hacer?
Sabiendo que el aborto viola la ley de Dios contra el asesinato, usted seguramente está angustiado o angustiada al ver que su hija se inclina a tomar una decisión equivocada. ¿Qué puede hacer? ¿Qué debería hacer?
Considere el consejo del apóstol Pablo. “si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad” (Gálatas 6:1 NTV)
Esto explica el enfoque que debería tener hacia su hija. Pese a que usted no debe condonar la decisión de un aborto, no condene a su hija. Cristo mismo dijo “Porque no envió Dios a su hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”.
Agradezca que su hija le comparta sus pensamientos. Aún hay esperanza de que decida no abortar. Ahora es su oportunidad para dejarla ver el carácter de Dios en usted; mientras trata de ayudarla -con humildad y gentileza- a decidirse por la elección correcta, la vida.
Éste es un buen momento para orar; para pedir ayuda a Dios y gracia para hablar con amor a su hija. Ore para que se dé una oportunidad de hacerle ver que esa elección no es la voluntad de Dios para ella.
Note que si su hija decidió compartirle sus planes, usted tiene su confianza. Ahora debe construir sobre esa confianza que ella depositó en usted. Dios no obliga a nadie a tomar las decisiones correctas, sino que nos conduce hacia su verdad a través de su Espíritu Santo. Como Jesús dijo, el Espíritu “los guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Del mismo modo, debe guiar a su hija a tomar la decisión correcta sin forzarla mediante su influencia.
Con eso en mente y con una actitud serena, trate de conocer de su propia boca, más acerca de su situación. Puede hacer preguntas como ¿cuándo descubriste que estabas embarazada? o ¿el padre lo sabe?. Bríndele su completa atención y deje que hable plenamente. No es el momento para decirle lo que debe de hacer. Es tiempo de hacer que su hija sepa que usted está ahí para ella y que entiende la seriedad de su elección. Ella necesita saber que usted la acompañará a través de esta crisis que experimenta.
Déjela contarle -dirigiéndola con sus preguntas- cómo es que ella llegó a pensar en la decisión de abortar a su bebé. Usted puede preguntarle también acerca de cómo se siente con la idea de practicarse un aborto. Incluso si ha considerado otras opciones.
Como su padre o madre, usted tiene un profundo interés en que su hija tenga a su bebé. Puede compartirle sus sentimientos acerca de esa vida que germina en su vientre, porque ese será su nieto. Pero recuerde, usted está ahí para ella, entonces no intente controlarla con sus emociones.
Seguramente ella está muy preocupada por su futuro, porque tener un niño tendrá un gran impacto en su vida. Hay otras opciones viables más allá del aborto, y usted puede animarla a explorarlas. Los Centros de Crisis del Embarazo pueden brindarle ayuda con esto. Ofrézcase para ayudarla a explorar otras opciones.
Su hija sabe que usted es una persona de fe, entonces cuando sea el tiempo apropiado puede ayudarle a vislumbrar el plano general del Plan de Dios para la humanidad. Sabemos que Dios nos creó, y que cada vida humana tiene el potencial para convertirse en un ser inmortal. Como David escribió elocuentemente acerca de la Creación de Dios, “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras” (Salmos 139:13-14). Sabemos que Dios es quien da la vida, y que la vida le pertenece a Dios: “él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:25). (Le recomendamos el siguiente artículo: El debate sobre el aborto: ¿qué nos dice Dios?).
Cuando su hija le diga que ha decidido abortar a su bebé, puede ser un momento perturbador y emocional. Usted sabrá que tomó una decisión equivocada y ella puede tener aún sus dudas acerca de tal decisión. Pero agradezca que ella acudió a usted para darle esa noticia. Esa es una oportunidad para dejar que el amor y la misericordia de Dios brillen en usted. Con oración y la ayuda de su Espíritu, usando una actitud gentil y humilde, usted puede ser un gran consuelo para su hija. Con una actitud de mansedumbre, usted puede ayudarla a ver que practicarse un aborto no es algo que Dios desee para ella.
No puede forzar a su hija a tomar la decisión correcta, a elegir la vida. Usted puede guiarla gentilmente, pero nunca tomar una decisión por ella. Cualquiera sea su elección, halle consuelo en el conocimiento de que Dios tiene en control todas las cosas. En su reino, Dios reparará todo lo que se encuentre dañado, y borrará toda lágrima de nuestros ojos (Apocalipsis 21:4). La pecaminosa práctica del aborto no tendrá cabida en ese mundo por venir. Todas las personas de la Tierra sabrán el gran valor que tiene la vida para Dios. ¡Que el Reino de Dios venga pronto!