¿Existen varios tipos de ayuno que el cristiano puede practicar?

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¿Existen varios tipos de ayuno que el cristiano puede practicar?

Un tipo de ayuno es abstenerse de ingerir alimentos y líquidos por cierto tiempo. El apóstol Pablo ayunó de esta manera, luego de su encuentro con Cristo camino a Damasco. Estuvo ciego por tres días y no comió ni bebió nada hasta que su vista le fue restaurada milagrosamente (Hechos 9:8-9). La reina Ester les solicitó a sus compatriotas en la cautividad que ayunaran con ella sin alimentos ni bebida por tres días (Ester 4:15-16). Un cristiano que observa el Día de expiación hace este tipo de ayuno (Levítico 16:29).

Otro tipo de ayuno bíblico consiste en abstenerse de consumir ciertos alimentos. El profeta Daniel ayunó de esta manera. “En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino”. Uno puede abstenerse de ingerir alimentos, pero seguir bebiendo agua.

Existe igual número de razones para ayunar, dependiendo de las situaciones que atravesamos en la vida. Dichas razones suelen caer en cuatro categorías, según las Escrituras, a saber: ayunar en momentos de luto y pérdidas, ayunar para obtener fortaleza espiritual, ayunar para el arrepentimiento y ayunar antes de tomar una decisión importante.

Ayunar en momentos de luto y pérdida puede ayudar al cristiano a soportar la difícil prueba. Todos los cristianos deben pasar por muchas tribulaciones para entrar al reino de Dios (Hechos 14:22). En ocasiones, estas tribulaciones son difíciles, como cuando se disuelven las relaciones cercanas, cuando uno pierde su empleo o cuando fallece un ser querido. En momentos como esos, el ayuno puede ayudarle al cristiano a comprender el propósito de la prueba.

Todos los cristianos deben vencer al mundo, tal como lo hizo Jesús (Juan 16:33). Lo anterior se traduce en vivir en una lucha constante y espiritual (2 Corintios 10:4). Esa lucha requiere una fe fuerte en la palabra de Dios. Ayunar para adquirir fortaleza espiritual prepara al cristiano para pelear batallas espirituales y vencer. Luego de haber ayunado durante cuarenta días como preparación para su ministerio, Jesús fue tentado por el diablo y le resistió con éxito (Mateo 4:1-2).

En otras ocasiones, el cristiano se hace consciente del pecado que mora en él y comprende que ha pecado ante los ojos de Dios (Salmo 51:4). Para alguien que ama a Dios, estar consciente de su pecado debería motivarlo a arrepentirse. Un ayuno de arrepentimiento propicia una limpieza de corazón en la relación con Dios. Este es un ayuno que desata las “ligaduras de impiedad” y las “cargas de opresión” (Isaías 58:6).

A veces, una decisión importante afectará la vida del cristiano y quizás las de los demás. En momentos como esos, el ayuno le ayuda al cristiano discernir la voluntad de Dios y lo involucra en el proceso. Por ejemplo, Pablo y Bernabé oraron y solicitaron la guía de Dios antes de ordenar ancianos en la iglesia (Hechos 14:23).

El ayuno acerca al cristiano a Dios. Aunque el cuerpo padece, la mente se acerca a él. Mientras el hombre antiguo muere por medio del ayuno, el hombre interior, el hombre espiritual, se fortalece, tal como Pablo lo declara en 2 Corintios 4:16. Este es el resultado importante de los diferentes tipos de ayuno que puede hacer el cristiano.