¿Encender fuego en sábado viola la ley de Dios?

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A veces, cuando la gente lee Éxodo 35:1-3, se confunde con respecto a cómo Dios quiere que obedezcamos su mandamiento del sábado. Sus instrucciones son descansar del trabajo, asistir a una asamblea o reunión de adoración, santificar el día y no buscar nuestro propio placer desde el atardecer hasta el atardecer.

Pero ¿qué hay de este versículo sobre no encender fuego en sábado? ¿Agrega una regla que indique que no se nos permite calentar nuestras casas en el invierno, ni calentar comida, ni cocinar para sustentar nuestro cuerpo, ni encender una lámpara en la oscuridad durante el sábado? ¿Qué pasa con el motor de combustión interna que hace funcionar nuestros automóviles? Esa chispa en el cilindro es también una forma de fuego. ¿Debería dejar de conducir hacia los servicios el sábado?

La declaración sobre encender fuego en sábado no fue una adición a los principios básicos de la observancia del sábado. Fue un recordatorio del mandato de descansar de nuestro trabajo el séptimo día, en un contexto específicamente relacionado con realizar el arduo trabajo de construir los implementos para el tabernáculo.

Acerca de esto, los sinceros observadores del sábado se preocupan por estar violando los mandatos de Dios. Mientras que los burladores (o escépticos) lo usan como un ejemplo para criticar los mandamientos de Dios, llamándolos arcaicos, obsoletos y no destinados a ser aplicados en el siglo XXI. Aquellos que predican en contra del mandamiento del sábado preguntan: “¿Por qué no cumple esta parte de la ley? ¿Está discriminando y eligiendo seguir solo las leyes que le gustan?"

Entonces ¿cómo debemos entender Éxodo 35:1-3?

Echemos un vistazo al contexto

Este versículo sobre no encender fuego se inserta en medio de una extensa sección de 14 capítulos en el Éxodo, compuesta de instrucciones sobre la construcción del tabernáculo, su mobiliario, utensilios, etc. Los capítulos 25-34 de Éxodo relatan cómo Moisés recibió estas instrucciones de Dios mientras estuvo en el Monte Sinaí durante 40 días. Luego, una vez que recibió dichas instrucciones, Moisés bajó de la montaña y las entregó al pueblo. Los capítulos 36-40 siguen con el relato de cómo el pueblo procedió a construir el tabernáculo y su mobiliario de acuerdo con las instrucciones que Moisés había recibido de Dios.

La construcción del tabernáculo fue un proyecto enorme. Requeriría una enorme cantidad de trabajo. Se necesitaba hacer costura, bordado, carpintería y sobre todo trabajo en metal, o herrería. Cuando leemos las instrucciones que Israel recibió, notará que una gran cantidad de oro, plata y bronce tendría que fundirse y moldearse en todo tipo de utensilios, estructuras y enchapados.

En Éxodo 25:12 y Éxodo 26:37, tenemos dos versículos que contienen instrucciones de Dios refiriéndose específicamente al vaciado, es decir, a la elaboración de utensilios mediante el vertido de metal fundido en moldes o sobre otros materiales.

Aquí hay algunos versículos adicionales que describen cómo las personas maniobraron metal fundido al trabajar en el proyecto: Éxodo 36:36, Éxodo 37:3, Éxodo 38:5, Éxodo 38:27.

Éxodo 38:28-29 nos dice que se usaron 3.4 toneladas métricas. Fundir y trabajar tanto metal, significa el uso de muchos hornos y fundiciones de herrería.

Moisés le recuerda a la gente sobre el sábado

El capítulo 35:1-3 registra un evento que sucede después de que Moisés trae las instrucciones de Dios desde la montaña y antes de que comiencen a hacer el trabajo. Primero, Moisés les recuerda las reglas básicas: tienes seis días de la semana para hacer este trabajo, pero el séptimo día es un descanso sabático para el Señor.

Y luego agrega una advertencia adicional: “No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas en el día de reposo”, que, cuando se ve en contexto, es una advertencia de no hacer ninguna de estas obras de construcción en sábado.

El resto del capítulo 35 es un relato de la gente contribuyendo alegremente con metales preciosos, gemas, pieles, telas, aceite, incienso y todos los demás materiales necesarios para el proyecto (Éxodo 35:22). También describe la selección de los maestros artesanos Bazaleel y Aholiab, quienes fueron inspirados por el Espíritu Santo de Dios con habilidad en diseños artísticos para el oro, plata y bronce (Éxodo 35:32).

La gente estaba entusiasmada con el proyecto del tabernáculo. De hecho, estaban trayendo tanto material como ofrendas, que Moisés tuvo que pedirles que se detuvieran. Su entusiasmo fue algo bueno, y seguramente a Dios le agradó verlo. Pero ese entusiasmo no debía convertirse en una excusa para trabajar en sábado, ni siquiera con el objetivo de construir el tabernáculo.

No es una adición a los mandatos sabáticos existentes

Dios no les prohibió encender un fuego para calentar sus hogares en una fría noche de sábado, ni uno para cocinar, ni el encendido de una lámpara para alumbrarse en la oscuridad. La declaración sobre encender fuego en sábado no fue una adición a los principios básicos de la observancia del sábado. Fue un recordatorio del mandato de descansar de nuestro trabajo el séptimo día, en un contexto específicamente relacionado con realizar el arduo trabajo de construir los implementos para el tabernáculo.

Éxodo 35:3 es solo una fuente de confusión cuando se extrae de la historia circundante y se usa fuera de contexto. Con el contexto adecuado, la intención se vuelve clara.