¿Por qué los teólogos no pueden explicar la Trinidad?

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¿Por qué los teólogos no pueden explicar la Trinidad?

Mucha gente piensa que el Espíritu Santo es una persona, y que junto con Dios el Padre y su Hijo Jesucristo constituyen lo que se conoce como la Trinidad. La doctrina de la Trinidad es la creencia de que Dios existe en tres personas distintas pero iguales. ¿Es realmente el Espíritu Santo una tercera persona de la divinidad, junto con el Padre y Jesús?

A pesar de todo lo que digan quienes sostienen tal creencia, la palabra trinidad ni siquiera aparece en la Biblia. De hecho, esta palabra vino a ser conocida como un término religioso siglos después de que fueran escritos los últimos libros de la Biblia. Según una fuente de información bíblica, “el término ‘Trinidad’ no se encuentra en la Biblia. Tertuliano lo usó por primera vez al final del siglo segundo, pero no fue explicado formalmente ni conocido popularmente hasta los siglos cuarto y quinto” (New Bible Dictionary [“Nuevo diccionario bíblico”], 1996).

Este diccionario explica además que “la doctrina formal de la Trinidad fue el resultado de varios intentos fallidos al tratar de explicar qué y quién era el Dios cristiano . . . A fin de resolver estos problemas, los padres de la iglesia se reunieron en el concilio de Nicea en el año 325 para elaborar una definición bíblica ortodoxa de la identidad divina”. No obstante, no fue hasta el año 381, “en el concilio de Constantinopla, [que] la divinidad del Espíritu fue confirmada . . .” (ibídem).

Vemos, pues, que la doctrina de la Trinidad fue formalmente establecida mucho tiempo después de la muerte de los apóstoles y de que la Biblia ya estuviera completa. A otros teólogos posteriores les tomó siglos explicar lo que creían con respecto al Espíritu Santo.

Y las explicaciones de los teólogos acerca de la doctrina de la Trinidad no son claras en absoluto. El escritor A.W. Tozer expone que la Trinidad es un “misterio incomprensible” y que los intentos para entenderlo serán “por siempre inútiles” (The Knowledge of the Holy [“El conocimiento de lo santo”], 1961, pp. 17-18). Él reconoce que las iglesias han continuado enseñando esta doctrina a pesar de que no la comprenden.

En su artículo sobre la Trinidad, otro diccionario confiesa que el concepto trinitario es humanamente incomprensible: “Todos los que con diligencia han tratado este asunto reconocen que la revelación en la Escritura nos conduce a un profundo misterio, y que todos los esfuerzos humanos por lograr explicarlo son por necesidad imperfectos” (Unger’s Bible Dictionary [“Diccionario bíblico de Unger”], 1966, p. 1118).

¿Por qué aun aquellos que creen en la doctrina de que el Espíritu Santo es la tercera persona que junto con Dios y su Hijo Jesucristo forman una divinidad supuestamente trina, no pueden explicarla?

Simplemente ¡porque la Biblia no la enseña! ¡Uno no puede presentar como bíblico algo que no está en la Biblia! La Biblia es nuestra única fuente confiable de la revelación divina y la verdad, y la doctrina de la Trinidad no forma parte de la revelación de Dios para la humanidad.

En la Biblia, el Espíritu Santo no se describe como una persona, sino como el poder divino de Dios (ver el recuadro “¿Es el Espíritu Santo una persona?”, pp. 46-47).