Dios y Satanás: Verdad y vida frente a mentiras y muerte

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Jesús dijo acerca de Satanás: “. . . el príncipe de este mundo . . . nada tiene en mí” (Juan 14:30). Las Escrituras establecen un marcado contraste entre Dios y Satanás que nos ayuda a entender mejor las profundas diferencias que existen entre el carácter, motivaciones, metas y acciones de ambos.

Mucho de lo que sabemos acerca de Satanás está resumido en su nombre, que significa adversario. Pedro lo llama “vuestro adversario el diablo” (1 Pedro 5:8). Las acciones y motivaciones de Satanás son las de un enemigo. El carácter de Dios, en contraste, está resumido por la palabra amor: “Dios es amor” (1 Juan 4:8, 1 Juan 4:16).

En Juan 8:43-44 Jesús dijo que Satanás es homicida y mentiroso. De sí mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). Como engañador y homicida, Satanás es exactamente lo opuesto de “la verdad y la vida”. Jesucristo es la verdad; Satanás es mentiroso. Cristo es la vida; Satanás es homicida, alguien que quita la vida.

Como podemos ver, las Escrituras nos muestran que Satanás es totalmente lo opuesto de Dios y de Jesucristo en sus intenciones, motivaciones y carácter.

Haciendo énfasis en los contrastes, Pablo hace una serie de preguntas en 2 Corintios 6:14-15: “. . . ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial?” Hace énfasis en que los caminos de Cristo y Satanás son completamente opuestos, como el día y la noche, la luz y las tinieblas (comparar Juan 3:19-21; Juan 8:12; Efesios 6:12).

La esencia del carácter de Cristo está revelada en su oración en el huerto de Getsemaní: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). La actitud de Satanás es diametralmente opuesta. En lugar de someterse a la voluntad perfecta de Dios, se convirtió en alguien que sólo quería hacer su propia voluntad y estaba decidido a hacer lo que quería a toda costa. Esa actitud hizo que se rebelara en contra de su Creador, tal como está descrito en Isaías 14 y Ezequiel 28. Desgraciadamente, Satanás ha tenido un éxito increíble al infundir en la humanidad esta misma actitud rebelde, egoísta y voluntariosa, con la única excepción de Jesús, quien lo resistió perfectamente.

En Apocalipsis 9:11 encontramos otro marcado contraste. Leemos acerca de un poderoso ejército que, como langostas, va a atormentar a la humanidad. “Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión”, nombres que significan “destrucción” y “destructor”, respectivamente.

Podríamos decir que “destructor” es lo que es, y “destrucción” es lo que hace. Estos nombres resumen el carácter de Satanás, sus metas y propósito; resumen el resultado de todo aquello que él busca y por lo cual lucha: destrucción absoluta. Si el diablo no puede tenerlo todo, entonces trata de destruirlo todo.

Nuevamente vemos un contraste fundamental. Comparemos a Satanás, el destructor, con Dios, cuyo mayor atributo es que es el gran Creador. Dios es aquel que crea, construye, hace y da tantas cosas maravillosas. En cambio, Satanás es aquel que destruye.

¿Qué destruye? Destruye básicamente todo lo que puede. Leamos Apocalipsis 9 y Apocalipsis 12:7-12; dondequiera que es mencionado, Satanás está destruyendo, tratando de matar al pueblo de Dios, luchando contra Jesucristo, lleno de ira porque sabe que su tiempo casi se ha acabado.

Aun después de perder la guerra y de estar encadenado por mil años, ¿acaso aprende la lección? En absoluto. En Apocalipsis 20:7-10 leemos que tan pronto es soltado de su prisión se va a engañar a las naciones nuevamente y a reunirlos para luchar contra Jerusalén. Pero él y todos aquellos que lo sigan serán aplastados. Finalmente, será aprisionado para siempre sin poder ejercer ninguna influencia sobre la humanidad. Todos sus esfuerzos habrán sido inútiles.

Al final, toda cosa destructiva que Satanás haya tratado de lograr en la historia, será revertida y destruida. Dios llevará a cabo su propósito. Esto es muy claro en las Escrituras. Dios tiene el control absoluto de su creación y Satanás no puede hacer sino lo que Dios le permite. (No deje de leer “¿Por qué permite Dios que Satanás influya en la humanidad?”, p. 14.)