¿Son iguales todos los días de adoración?

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¿Son iguales todos los días de adoración?

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En Romanos 14:5-6 Pablo escribió: “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios”.

Al leer este pasaje muchas personas suponen que Pablo está diciendo que no importa el día que uno escoge para descansar y adorar, con tal de que uno “esté plenamente convencido en su propia mente” y lo haga “para el Señor”.

¿Significa esto acaso que el cuatro mandamiento, que nos ordena recordar el día séptimo, el sábado, para santificarlo, no es necesario ya para los cristianos? ¿Acaso Pablo enseñó que el sábado no es diferente de los demás días y que tenemos libertad para escoger qué día queremos celebrar?

Para llegar a esta conclusión, debemos agregar algo a este versículo porque —notémoslo cuidadosamente— el sábado no se menciona en absoluto. De hecho, en toda la Epístola a los Romanos no aparece la palabra sábado ni referencias a su celebración. La referencia aquí es simplemente a “día(s)”, no al sábado ni a ningún otro día de descanso y adoración ordenado por Dios.

Es necesario recordar que anteriormente en esta misma epístola Pablo había escrito: “De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12); “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados” (2:13); y “me deleito en la ley de Dios” (7:22). Si él estuviera diciendo que guardar el sábado de Dios ya no tiene importancia, estaría completamente en contra de otras declaraciones hechas en la misma carta. Además, ningún escritor del Nuevo Testamento se refiere al sábado con una expresión tan ambigua como “día”.

El contexto nos muestra el significado de “días”

¿Qué son, pues, los “días” que Pablo menciona aquí? Debemos analizar el contexto para poder entender.

Veamos primero que en este capítulo Pablo da varias exhortaciones acerca de “contender sobre opiniones” (v. 1). Si se trataba de opiniones, entonces Pablo no está hablando de temas claramente definidos en las Escrituras, tales como cuándo y cómo se debe guardar el sábado.

El pasaje que estamos analizando se encuentra en los versículos 5 y 6, en medio de referencias acerca de la carne, el vegetarianismo y el ayuno (vv. 2, 3, 6). No hay conexión bíblica entre la celebración del sábado y ninguno de estos tres temas, por lo cual sería necesario sacar estos versículos de su contexto para suponer que Pablo se estaba refiriendo al sábado.

El comentarista Everett Harrison explica: “Esta asociación contextual con el acto de comer nos sugiere que lo que Pablo tenía en mente era un día especial para guardar como un día de banquete o un día de ayuno” (Expositor’s Bible Commentary [“Comentario bíblico del expositor”], 1976, 10:146). Todo indica que Pablo no se estaba refiriendo al sábado, sino a otros días en los cuales se ayunaba o se abstenía de ciertos alimentos.

Las palabras de Pablo estaban dirigidas a una iglesia compuesta por creyentes judíos y gentiles en Roma (Romanos 1:13; Romanos 2:17). Ciertas prácticas personales de alimentación y de ayuno que no se trataban específicamente en las Escrituras se habían vuelto un punto de discusión para algunos.

El Talmud nos informa que en aquella época muchos judíos ayunaban los lunes y los jueves. También tenían otros días en los cuales por tradición ayunaban (comparar con Zacarías 7:3-5). Ya que algunos miembros judíos de la iglesia en Roma criticaban a los demás (Romanos 2:17-24), tal vez ellos se habían vuelto como los fariseos que se ufanaban: “ayuno dos veces a la semana” (Lucas 18:12) y se creían más justos que aquellos que no ayunaban en esas ocasiones.

Posiblemente los miembros de la iglesia en Roma estaban tratando de obligar a ayunar en ciertos días a los demás cristianos, y por eso Pablo les preguntó: “¿Tú quien eres, que juzgas al criado ajeno?” (Romanos 14:4). Parece que Pablo estuviera tratando de dejar en claro que el ayuno es un acto de adoración voluntario que no se limita a un día específico. Por lo tanto, el ayuno que una persona haga en un día en que los demás están comiendo normalmente, no lo hace más justo que ellos.

¿Por qué algunos evitaban la carne?

En Romanos 14:2-3 Pablo habla acerca del vegetarianismo (“come legumbres”) y continúa con este tema en el versículo 6 (“El que come . . . y el que no come”).

El contexto nos muestra que algunos miembros de la congregación comían carne, en tanto que otros se abstenían de comerla. Es lógico suponer que los vegetarianos eran miembros que “estaban tan temerosos de que (sin saberlo) pudieran comer carne que había sido sacrificada a los ídolos, o que de otra forma fuera ceremonialmente impura (algo que podía suceder muy fácilmente en un lugar como Roma), que dejaban por completo de comer carne” (W.J. Conybeare y J.S. Howson, The Life and Epistles of St. Paul (“La vida y epístolas de San Pablo”), 1974, p. 530).

En 1 Corintios 8 y 10 Pablo trató el tema de comer carne que había sido sacrificada a los ídolos y que por ello podía ser considerada por algunos miembros como no propia para comer. Lo que Pablo explicó en esos capítulos era que la asociación desconocida entre la comida y la actividad idolátrica no hacía que la comida ya no fuera propia para comer.

Pablo estaba tratando el mismo tema con los romanos y los corintios, esto es, si los miembros debían evitar comer las carnes que habían sido ofrecidas en una actividad idolátrica. Esto lo da a entender la referencia que hace a lo “inmundo” en Romanos 14:14. En lugar de utilizar la palabra griega para describir las carnes señaladas como impuras en el Antiguo Testamento, utilizó una palabra que significa “común” o “contaminada”, que sería la forma apropiada de describir una carne que había sido sacrificada a los ídolos. (Si desea más detalles al respecto, no deje de leer el recuadro de la página 80: “¿Quedaron abolidas las leyes de las carnes inmundas?”)


El consejo de Pablo en 1 Corintios 8 fue el mismo que dio en Romanos 14:15: ser especialmente cuidadoso para no ofender a un hermano miembro, haciendo que tropiece o que su fe se debilite por el asunto de las carnes.

Esto de ninguna forma estaba relacionado con la santificación del sábado, porque el sábado de Dios es un día de “fiesta” (Levítico 23:1-3), y no un día en el cual uno debiera abstenerse de comer carne. El sábado no se menciona en la Epístola a los Romanos; simplemente no era el tema que se estaba tratando. (Si desea profundizar más acerca de esto, no vacile en solicitar nuestro folleto El día de reposo cristiano.)

Aquellos que buscan en Romanos la justificación de su perspectiva de que Pablo había abrogado las leyes del Antiguo Testamento, tienen que afrontar la carga adicional de explicar por qué si supuestamente estas leyes han sido abolidas, Pablo cita textualmente del Antiguo Testamento más de 80 veces en esta misma epístola con el fin de demostrar la autoridad de sus enseñanzas. Este solo hecho confirma la posición de Pablo de que “la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12).