¿Quedaron abolidas las leyes de las carnes inmundas?
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¿Quedaron abolidas las leyes de las carnes inmundas?
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Muchos creen que en Romanos 14 se dice que los cristianos ya son libres de las antiguas restricciones con respecto a las carnes que pueden comer. Como prueba de ello citan el versículo 14, en el que Pablo escribió: “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es”.
Pero este enfoque no tiene en cuenta el contexto de la carta que escribió Pablo ni las palabras griegas que utilizó.
Muchas fuentes de consulta concuerdan en que Pablo escribió 1 Corintios alrededor del año 55 d.C., y que escribió su Epístola a los Romanos, desde la ciudad de Corinto, en el año 56 ó 57. La controversia acerca de los alimentos en Corinto (algo que se ve reflejado en los capítulos 8 y 10), tenía que ver con la carne sacrificada a los ídolos.
Ya que Pablo estaba escribiendo a los romanos desde Corinto, en donde esto era un asunto importante, el tema estaba muy fresco en su mente, y esta es una forma lógica, sostenida bíblicamente, de explicar los comentarios que hizo en Romanos 14.
La intención de Pablo
Aquellos que suponen que el tema de Romanos 14 es una revocación de las leyes relativas a los animales limpios e inmundos, deben forzar un poco su interpretación porque no tiene respaldo bíblico. El capítulo muestra por sí mismo que el tema era la carne sacrificada a los ídolos.
El versículo 2 establece un contraste entre la persona que sólo “come legumbres” y aquel que cree que “se ha de comer de todo” (es decir, carne y legumbres). El versículo 6 se menciona el comer y el no comer, y hay varias interpretaciones al respecto: que se refiere al ayuno (no comer ni beber), al vegetarianismo (comer sólo legumbres) o a comer o no comer de la carne sacrificada a los ídolos.
El versículo 21 nos muestra que la carne ofrecida a los ídolos era el tema subyacente de este capítulo: “Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite”. Los romanos de aquella época comúnmente ofrecían carne y vino a los ídolos, y después, en el mercado vendían porciones de las ofrendas.
Con respecto al versículo 2, una glosa en la Life Application Bible (“Biblia del diario vivir”) anota: “El antiguo sistema de sacrificios era el centro de la vida religiosa, social y doméstica del mundo romano. Después que se presentaba el sacrificio a un dios en un templo pagano, sólo se quemaba una parte de él. Con frecuencia, lo que quedaba se enviaba al mercado para la venta. Así, un cristiano podía fácilmente comprar esta carne, aun sin darse cuenta, o comerla en la casa de un amigo.
”¿Debía un cristiano preguntar acerca del origen de esta carne? Algunos pensaban que no había nada malo en comer carne que había sido ofrecida a los ídolos, ya que por ser dioses falsos no eran nada. Otros, para evitar una conciencia de culpa, con cuidado averiguaban el origen de la carne o simplemente no la consumían”.
Pablo explica en 1 Corintios 8 que la principal preocupación del cristiano debe ser no contaminar su conciencia o la conciencia de otro cristiano. Los judíos cristianos debían sentirse especialmente inclinados a sentirse contaminados por cualquier cosa que estuviera relacionada con la idolatría. Pero como un ídolo no puede por sí mismo hacer algo puro o contaminarlo, el verdadero meollo de todo es la conciencia, no el ídolo.
Entonces, ¿cuál es la enseñanza fundamental que Pablo imparte en Romanos 14 acerca de comer o no comer? Dependiendo de sus conciencias, los primeros creyentes tenían varias opciones. Aquellos que querían estar seguros y evitar las carnes sacrificadas a los ídolos, podían ayunar (evitar todos los alimentos) o seguir un régimen vegetariano cuando se enfrentaban a la posibilidad de consumir alimentos con un antecedente sospechoso.
Para aquellos que no tenían inquietudes de conciencia al comer carne comprada en los mercados locales por temor a que hubiera sido ofrecida a los ídolos, esta opción estaba disponible pero con una restricción importante. Debían tener en cuenta (especialmente si estaban comiendo en un grupo, donde se podían ocasionar ofensas más fácilmente) primero que todo la conciencia de los otros que estaban presentes, para no causar ninguna ofensa.
Era dentro de este contexto que Pablo dijo: “Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente” (v. 5), porque “todo lo que no proviene de fe, es pecado” (v. 23).
Las palabras griegas aclaran el significado
Entender las palabras griegas que Pablo utilizó puede también ayudarnos a comprender lo que quiso decir.
Los escritores del Nuevo Testamento se refieren a dos conceptos de inmundo, utilizando palabras distintas en griego para aclarar los dos significados. Inmundo se puede referir a los animales que Dios pretendía que no fueran consumidos como alimentos (la lista aparece en Levítico 11 y Deuteronomio 14). Inmundo también puede referirse a la inmundicia ceremonial.
En Romanos 14 Pablo utiliza la palabra koinos, que significa “común” (W.E. Vine, Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, 1984, 1:284, 2:251). Además de los significados de “común” y “ordinario” (ver Hechos 2:44; Hechos 4:32; Tito 1:4; Hebreos 10:29), la palabra también se aplica a las cosas consideradas contaminadas o corruptas. Esta palabra y su forma verbal koinoo se usan en Marcos 7:2, 15-23, donde obviamente se refieren a la inmundicia ceremonial.
Koinos y koinoo aparecen en todo el Nuevo Testamento para referirse a esta clase de inmundicia ceremonial. Algo podría ser “común”, o sea inmundo desde el punto de vista ceremonial, aunque era una carne limpia según las Escrituras.
Una palabra completamente diferente, akathartos, se utiliza en el Nuevo Testamento para referirse a aquellos animales que las Escrituras declaran como inmundos. Ambas palabras, koinos y akathartos, se utilizan en Hechos 10, donde Pedro hace diferencia entre los dos conceptos de inmundicia utilizando ambas palabras en el versículo 14.
Cuando Pablo escribió en Romanos 14:14: “Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo [koinos, común] en sí mismo”, estaba aclarando lo mismo que había mencionado a los corintios: que aunque una carne considerada limpia según las instrucciones de Dios hubiera sido sacrificada a los ídolos, esto no quería decir que ya no era propia para el consumo humano. Como lo demuestra el contexto, Pablo no estaba refiriéndose a las restricciones alimentarias según la Biblia.
Pablo llega a afirmar en Romanos 14:20 que “Todas las cosas a la verdad son limpias”. La voz griega que así se traduce como “limpias” es katharos, que significa “libre de mezclas impuras, sin tacha” (Vine, ob. cit., 2:321).
Como el tema de las carnes limpias no se aborda en el Nuevo Testamento, no encontramos un término específico para describirlas. Katharos se utiliza para describir toda clase de limpieza y de pureza, incluso los platos limpios (Mateo 23:26), las personas (Juan 13:10), las vestiduras (Apocalipsis 15:6; Apocalipsis 19:8, Apocalipsis 19:14), la religión “pura” (Santiago 1:27), el oro y el cristal (Apocalipsis 21:18).
También debemos darnos cuenta de que en ambos versículos, Romanos 14:14 y 20, la palabra alimento o carne no aparece en el texto original. No se menciona ningún objeto específico en cuanto a la limpieza o inmundicia. El sentido de estos versículos es tan sólo que “nada es inmundo [koinos: común o ceremonialmente contaminado] en sí mismo” y “Todas las cosas a la verdad son limpias [katharos: libre de mezclas impuras, sin tacha]”.
Lo que Pablo quería dejar en claro era que el hecho de que alguna comida hubiera estado asociada con la actividad idolátrica no era lo que determinaba si era propia o no para alimento. Al entenderlo dentro de este contexto, Romanos 14 no nos da permiso para rechazar las leyes bíblicas acerca de las carnes limpias o inmundas. (Si desea más detalles al respecto, no vacile en solicitarnos nuestra publicación titulada ¿Es toda carne propia para alimento?)