¿Hay diferentes evangelios?
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¿Hay diferentes evangelios?
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La Escritura se refiere al evangelio del Reino de Dios de varias maneras. Por ejemplo, encontramos las expresiones “el evangelio de Dios” y “el evangelio de Cristo” (Romanos 1:1; Romanos 15:19).
El término “evangelio de Dios” simplemente hace referencia a que el mensaje tiene su origen en Dios, quien lo envió a la tierra para que sus siervos lo anunciaran. El apóstol Pedro nos dice que Dios envió el evangelio por medio de Jesucristo, como lo podemos leer en Hechos 10:36-37: “Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan . . .”.
El evangelio de Dios son las buenas noticias que él tiene acerca de su reino venidero. El evangelio de Jesucristo son las mismas buenas noticias que él, como fiel mensajero de Dios, anunció. Hay un solo mensaje cuyos diferentes aspectos componen las maravillosas noticias de lo que Dios tiene reservado para la humanidad.
De la misma forma, el apóstol Pablo en algunas ocasiones hacía referencia a “mi evangelio” (Romanos 2:16; Romanos 16:25; 2 Timoteo 2:8). Esto no quiere decir que el evangelio se originó con Pablo ni que era un mensaje acerca de él. El mensaje que Pablo predicó lo recibió directamente de Jesucristo: “. . . el evangelio anunciado por mí [otra forma de decir ‘mi evangelio’] . . . yo ni lo recibí, ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” (Gálatas 1:11-12). Cuando Pablo decía “mi evangelio”, lo hacía en el sentido de que era él quien lo estaba proclamando. Él predicaba el mismo mensaje, cuyo autor es Dios.
En Hechos 20:24 leemos que las buenas noticias se llaman “el evangelio de la gracia de Dios”. Desde el principio somos llamados por gracia, justificados por gracia y salvos por gracia (Gálatas 1:6, Gálatas 1:15; Romanos 3:24; Efesios 2:8). “El evangelio de la gracia” es simplemente otro término correcto que hace énfasis en determinado aspecto del mismo evangelio que Jesús predicó: Dios expresa su inmenso amor hacia la humanidad por medio de la gracia.
Este mensaje también es llamado “el evangelio de vuestra salvación” (Efesios 1:13). Esto no plantea ninguna contradicción, ya que entrar en el Reino de Dios es sinónimo de recibir la salvación. El Reino de Dios y la salvación son términos que se complementan.
En Efesios 6:15 (ver también Romanos 10:15) encontramos que se le considera como “el evangelio de la paz”. El Reino de Dios traerá paz a la humanidad, pues la paz es uno de los resultados de creer y de actuar conforme a lo que el evangelio nos enseña. En Isaías 9:7, una profecía acerca del Reino de Dios, leemos: “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite”.
Todos estos términos describen el mismo evangelio —las buenas nuevas del Reino de Dios— aunque hacen énfasis en diferentes aspectos de este maravilloso mensaje. Jesús vino predicando el evangelio del Reino de Dios (Marcos 1:14-15), les dijo a sus discípulos que continuaran predicándolo (Mateo 10:7) y después de su crucifixión, cuando se apareció a sus discípulos, volvió a hablarles del Reino de Dios (Hechos 1:3). Los discípulos continuaron predicando el mismo evangelio después de la resurrección de Cristo, pero con el nuevo entendimiento acerca del significado del sacrificio y la resurrección del Salvador. Las formas de referirnos al tema pueden variar, pero el mensaje es el mismo.
La maravillosa verdad es que este extraordinario mensaje es el mismo evangelio que nunca cambia y “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16).