La importancia del arrepentimiento

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La importancia del arrepentimiento

Ya hemos aprendido que el arrepentimiento consiste en volvernos del pecado y rendir nuestras vidas a Dios. El arrepentimiento comienza con el llamado de Dios, cuando nos abre la mente para que podamos entender correctamente las Sagradas Escrituras. Luego debemos pedirle su ayuda y comenzar a estudiarlas para darnos cuenta de qué es lo que necesitamos cambiar. Hacemos esto al comparar nuestras creencias, conducta, tradiciones y pensamientos con la Santa Biblia. La palabra de Dios es el único parámetro confiable por el que podemos medir nuestras actitudes y comportamiento.

Es necesario que nos examinemos a nosotros mismos para que nuestro arrepentimiento sea genuino, y eso puede tomar bastante tiempo, especialmente si no estamos familiarizados con las Escrituras. Veamos lo que la Biblia dice acerca del verdadero arrepentimiento y su importancia en nuestra relación con Dios.


¿Enfatizó Jesús la importancia del arrepentimiento?

“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32).

“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:14-15; comparar con Mateo 4:17).

Jesús enseñó que lo más importante para nosotros debe ser entrar en el Reino de Dios (Mateo 6:33). Desde el principio de su ministerio hizo énfasis en que el arrepentimiento es indispensable para alcanzar esta meta.


¿Predicaron el arrepentimiento los antiguos profetas de Dios?

“Y envió el Eterno a vosotros todos sus siervos los profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras . . .”(Jeremías 25:4-5).


¿Debe seguirse predicando este mismo mensaje al mundo entero?

“Y les dijo . . . era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos . . . Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:44-47).

Las Escrituras muestran que desde el principio Dios ha enviado a sus siervos con el mismo mensaje: “Convertíos, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo” (Ezequiel 18:30-31).

¿Debemos arrepentirnos todos?

“Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis . . .”(Lucas 13:3; comparar con Hechos 17:30 y 2 Pedro 3:9).

¡La vida eterna en el Reino de Dios sólo está disponible para aquellos que se arrepientan de sus pecados! No hay excepciones, porque “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).